UN FANTASMA RECORRE MÉXICO

Parafraseando el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, cuyo inicio decía “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, su advertencia bien puede aplicarse a nuestro país, aunque con otro sentido: “Un fantasma recorre México, el fantasma de Hugo Chávez”. Del comunismo ni pensar, su impracticable sistema cayó con el Muro de Berlín (ni qué decir de su complicada doctrina, ajena a las huestes morenistas, cuyas mentes más preclaras apenas dan para albures y expresiones vulgares, como las del español que fue premiado con dirigir el FCE). El problema entonces es otro, muy otro.

     La cancelación definitiva del NAIM (3/Ene/2019), ofrece una instantánea de cuerpo entero de López Obrador. Digámoslo con claridad. No es un asunto de partidos políticos, es un tema de personalidad, de falta de capacidad para un cargo que requiere de una inteligencia, sabiduría y conocimientos muy por arriba del promedio nacional, como tampoco es de popularidad, de ser el caso AMLO la tiene. Así que la cancelación del Aeropuerto de Texcoco le retrata sin retoques, mostrando varias cosas del actual presidente: su testarudez, su incapacidad para aceptar los yerros, la carencia absoluta de autocrítica, insensibilidad para ver y reconocer el daño que causan sus decisiones (daños multimillonarios), desconocimiento pleno de la situación económica mundial y el papel de México para no decaer, sino mejorar, visión corta y sectaria al marginar a la mayoría de los mexicanos (sin darse por enterado siquiera), así como la falta de un equipo verdaderamente calificado en muchas de las área de gobierno.

     Para el nuevo presidente su visión personal de las cosas justifica sus decisiones, aun cuando carezca de razón y verdad, contando para ello con huestes de incondicionales dispuestos a apoyarle en todo, por descabellada que sea su acción. La periodista argentina Olga Wornat, mucho antes de que llegara al poder en Venezuela, entrevistó a Hugo Chávez y una vez que se hizo de él le describió con precisión:

“El fin justifica los medios”, es sin duda la máxima preferida del comandante Hugo Chávez, que no le hizo asco a nada ni a nadie con tal de llegar al poder y perpetuarse en él como un monarca. Cuando lo alcanzó, además de los desposeídos de siempre, le acompañó una nutrida corte de militares supuestamente progresistas, un rejunte de políticos desahuciados de los partidos tradicionales, compinches… y los infaltables y numerosos parientes propios y políticos” (Crónicas Malditas, pág. 161).

     Este venezolano, como todos los populistas, de inmediato se dio a la tarea de acallar los medios de comunicación. Wornat dejó testimonio al respecto: “Amenaza, doblega y extorsiona a periodistas, medios y opositores, con el argumento único que ‘mienten, atacan y difaman a la revolución bolivariana, porque están pagados por la CIA” (pág. 162).

     AMLO va por el mismo camino. Su rechazo a la crítica (que cuando es cierta, puede resultar medicina para enmendar yerros) fue exhibida a nivel nacional el jueves por la mañana al refutar a la cadena de diarios integrada por REFORMA, MURAL, EL NORTE etcétera; el aumento de un 65 por ciento en asesinatos (ejecuciones) durante el mes de diciembre de 2018 comparándolo con el mes anterior con Peña Nieto. Su falta de templanza, su carácter malformado, aunque no se deseé, recuerda al fantasma del venezolano Hugo Chávez.

     Pero no solo es la incapacidad para recibir la crítica de los medios, el fantasma de Chávez se puede ver también en sus decisiones, como es el caso de dar dinero a los ninis ¿Está comprando a los ociosos para que le apoyen incondicionalmente? El viejo refrán de no hacer cosas buenas que parezcan malas parece ajustarse a casi todas las decisiones de López Obrador.

      Con la cancelación del NAIM cuyas pérdidas serán cuando menos de $145,000 millones de dólares, se ha perdido además la confianza de los inversionistas extranjeros y nacionales, pues no se trata solamente de una obra indispensable y emblemática, sino la desconfianza que conlleva y provoca su arbitraria y extraña decisión.

     Una decisión que agrega otros yerros ¿Cuál es el objeto de acabar con el mejor aeropuerto y con las mejores instalaciones militares del país (Santa Lucía), sobre todo cuando se conoce su enorme espacio, edificios, universidad, museo, fábricas de armamentos, laboratorios, etcétera? ¿No se estaría haciendo el trabajo sucio al narcotráfico al destruir semejantes instalaciones?

     Apenas lleva un mes y días en el poder y sus decisiones lejos de traer beneficios están provocando caos, desunión, atraso y enormes pérdidas. En el caso de Jalisco estando ya la Línea 3 del Metro local con un avance de más del 95 por ciento, apenas entró el tabasqueño y paró el dinero para terminar una obra que además de indispensable beneficiará a millones de ciudadanos, de ese pueblo al que todos los días dice deberse ¿o será que para López Obrador ‘pueblo’ solo son sus seguidores incondicionales?

     No es animadversión a su persona, son las decisiones y las limitaciones las que son criticadas. Redujo el presupuesto para las universidades públicas (aunque ante el airado reclamo tuvo que enmendar, allí sí) para crear según su cosmovisión un centenar de nuevas universidades ¿Para qué, porque no mejorar y aprovechar lo que se tiene? Además, es iluso que pretenda dar carrera a todos. No todas las personas son para el estudio, de ser así ¿quién trabajaría de obrero, de campesino, de plomero, cartero, albañil, etcétera?

     Su populismo día con día se radicaliza sin que nadie a su alrededor le ayude. No hay nadie que le diga que solo ganó las elecciones, que el INE no le entregó el país en propiedad (con todo y ciudadanos), que solamente fue electo por el poco menos del 30 por ciento de los ciudadanos, no para enseñorearse de todos, sino para buscar las mejores soluciones a los problemas nacionales e implementar programas para mejorar la vida de todos. ¡De todos, no solo de los de Morena!

     En el año 2005, Enrique Krauze escribió con tino y sapiencia si vale también la expresión, con vaticinioel decálogo de los líderes populistas. En el tercero dice: “El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino vox populi, vox Dei. Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno ‘popular’ interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial, y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan la libertad de expresión” (Reforma, 23/Oct/2005). ¿Acaso la consulta acerca del NAIM no se ajusta al tercer mandamiento populista?

     Urge en verdad que el presidente López Obrador haga un alto y escuche a todos los mexicanos y no solo a los suyos. Respecto al dictador venezolano, Olga Wornat escribió en el año 2004: “Hugo Chávez Frías ya tiene su lugar en la historia. El tiempo se encargará de escribir su epitafio.Esperemos que el presidente López escuche y atienda a todos, que logre vencerse a sí mismo y conjure al espíritu de Chávez, ya que, de no ser así, un epitafio de ignominia le será asignado como al malvado dictador sudamericano.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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