UNA BANDA EN VIALIDAD

Cuando se observan ese tipo de delitos, organizados y cometidos desde el poder público, la pregunta inmediata es, si ciertos funcionarios entienden en verdad lo que están haciendo. Si son conscientes de la responsabilidad social que se les ha encomendado, o se trata simplemente de individuos incivilizados con visión de mafiosos, que lograron colarse al poder público para dar rienda suelta a sus instintos cavernícolas.

En un momento tan delicado, no solamente para la sociedad mexicana, sino a nivel mundial, en que la muerte, la enfermedad y la pobreza son azote y sufrimiento para casi todos —que en el caso de México se agrava a causa de tantas bandas de asesinos, secuestradores, asaltantes y ladrones de todo tipo—; lo esperado por los ciudadanos es contar cuando menos con gobiernos sensibles y a la altura de las circunstancias.

Lamentablemente no ha sido así. En lo federal y como ya se dijo la semana anterior, EN MÉXICO NO HAY PRESIDENTE. El problema es que en lo local, para ser exactos en lo estatal y municipal, hay muchos temas y asuntos que afectan de manera grave a la sociedad que no están siendo atendidos, que la autoridad está no solo permitiendo, sino tal parece alentando, irritando a los ciudadanos afectados a causa de la injusticia y atraco venidos desde el gobierno.

     Tal es el caso de un grupo, mejor dicho, de una banda integrada por algunos agentes de la Secretaría de Vialidad, que acompañados de grúas y al mejor estilo de las pandillas, andan por la zona metropolitana de Guadalajara cometiendo toda clase de fechorías y tropelías sin que hasta ahora el titular de esa dependencia haga algo o ponga un alto a semejantes abusos, que no solo son delitos, sino que al venir del poder público y en un momento tan delicado, agravan su comisión y denigran al estado.

     Es de dudar que Diego Monraz Villaseñor (secretario del ramo) desconozca de tales ‘operativos’ por decirlo de manera suave a semejantes atracos; no se mandan solos los agentes ¿o sí? Y para poner las cosas en su sitio, mejor dicho, aclarando los delitos cometidos por esta banda que debiendo ser protectora de los ciudadanos está actuando como simples vándalos, como depredadores sociales. En el párrafo siguiente se señalan parte de sus delitos y su modus operandi.

Bien, sucede que el jueves 15 del presente mes de octubre, estando mi auto perfectamente estacionado en una calle de la colonia Chapalita (obviamente que en lugar permitido), pasadas las 5 de la tarde, una vecina avisa a mi esposa “que los de tránsito se estaban llevando el carro de su esposo en una grúa”. Yo no me encontraba en casa, de manera que mi mujer (enferma del corazón) tuvo que acudir de inmediato a detener semejante abuso. Un hombre con el uniforme de vialidad (con que facilidad le ponen el uniforme a cualquier energúmeno y enemigo social) ya tenía el auto en la grúa (y otro más), mientras que sus compinches aseguraban el atraco (el resto no traía uniforme).

Mi mujer, indignada y enojada ante semejante atrocidad, le reclamó al bandolero que se llevaba el auto por lo que hacía, el cual, lejos de avergonzarse de su ilícita acción se engalló, trató de inventar una infracción que no existía ¿De cuando acá es infracción estacionarse en lugar permitido y en una calle de dos cuadras solamente, que utilizamos casi solamente los vecinos? Incluso, y si hubiera alguna falta administrativa, que no la hubo ¿No era suficiente con levantar un folio de infracción y dejarlo en el parabrisas?

Pero no, se trataba de un atraco, y para abreviar la historia, el atracador uniformado le cobró a mi esposa la cantidad de $960.00 (novecientos sesenta pesos M.N.) para que la grúa no se llevara mi auto. Es decir: la placa del agente de Vialidad se convirtió en patente de corzo, en licencia para delinquir al amparo del gobierno de Jalisco.

Cuando mi esposa me contó lo sucedido (y los efectos sobre su salud, alta presión, etcétera) llegué a considerar que podía tratarse de algún fulano con el uniforme de vialidad, que en complicidad con alguna grúa anduvieran atracando a ciudadanos. La cuestión es que a la siguiente semana me enteré por la radio que el atraco sí estaba organizado por una banda de la Secretaría de Vialidad. Que los colonos de la colonia Jardines de la Cruz y López de Legaspi estaban desde un poco tiempo atrás siendo objeto de los atracos de esta misma banda y con los mismos métodos (grúa incluida), por lo que los afectados denunciaron los hechos a Notisistema que cumpliendo con su labor periodística difundió la irritación e indignación de los ciudadanos afectados por estos indignos servidores públicos, que por lo visto no saben que existe una pandemia que ha ocasionado muerte, enfermedades, desempleo y pobreza. Pero, ¿qué saben de pobreza los funcionarios y empleados públicos si ellos siempre tienen aseguradas sus quincenas? ¿qué saben del dolor y de sensibilidad social los que viven pensando en la siguiente elección y cómo hacerse de más dinero? ¿dónde están estos falsos celosos de su deber cuando se roban las piezas o los autos completos?

La banda, al verse denunciada de manera pública, le bajó al atraco, pero no a su labor ilícita e insensible. Es así que la misma cadena Notisistema (21/Oct/2020) denunció otro ‘operativo’ en el que la policía de Vialidad se dio el quien vive infraccionando a LAS TRES DE LA MAÑANA a los ciudadanos afuera de sus casas en la colonia Las Aguilas de Zapopan (Av. 18 de marzo). Ya no se los llevó la grúa, ahora fueron las infracciones, lo que conduce a pensar que en dicha Secretaría los atracos no eran desconocidos y que la ambición recaudatoria les ha estado llevando a cometer ilícitos, rompiendo con el orden legal y ofendiendo a la sociedad —para la que se supone existen y están para servir (no para servirse de ella)—, pero sobre todo, exhibiéndose como individuos sin un ápice se sensibilidad y empatía con el ciudadano en un momento tan crítico como el actual.

Así que, lo menos que se espera, es que el titular de Vialidad ponga orden en casa y someta a estos malos servidores a su cargo no solo al imperio de la ley, sino que a través de algún curso les enseñen la ley de vialidad así como reglas elementales de cómo conducirse ante y con los ciudadanos. Se les recuerda que eso somos, ciudadanos. No súbditos. Como también se les recuerda el hartazgo social ante los abusos y los actos fuera de la ley; no se diga en un momento tan difícil como el que vivimos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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