NO PODEMOS VIAJAR POR LAS CARRETERAS

A la larga lista de fracasos e incumplimiento de sus deberes, López Obrador (acompañado por muchos gobernadores), le ha agregado otro grave y pernicioso, síntoma inequívoco de un estado al borde del colapso: ¡la imposibilidad de los mexicanos a viajar por las carreteras del país!

Primero fue una amplia zona de Michoacán y Guerrero, luego se sumaron varios Estados del Pacífico y el norte del país: Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Zacatecas y Coahuila, lista a la que se sumaron regiones de Veracruz, Puebla, Morelos, San Luis Potosí y últimamente Jalisco.

Respecto a éste último Estado, el gobernador actúa de manera semejante al presidente, molestándose por cualquier crítica a su cuestionable labor, la cual también se ha visto terriblemente empañada por la violencia. Los asesinatos son cosa de todos los días, ni qué decir de los cientos de desaparecidos, cuya ausencia es dolor continuo para las familias, lo peor que sin visos de resolver.

    A este clima de violencia se debe agregar la inutilidad de un poder judicial que en materia penal lleva años de degradación hasta convertirse en un costoso ornamento. Fuera de algunos jueces y funcionarios probos en la Fiscalía (los menos), la justicia ha quedado fuera del alcance del pueblo, es decir, DE TODOS LOS CIUDADANOS, DE TODOS (y no solo de poderosos e influyentes; o los que en el caso del tabasqueño confunde con sus fanáticos incondicionales).

La justicia en Jalisco (y muchos otros Estados del país) es letra muerta. Pero de eso ya hablaremos en otra ocasión, por hoy nos avocamos al derecho de los mexicanos a transitar libremente por las carreteras y caminos del país; derecho que ha sido eliminado por las bandas de asesinos que tienen ya casi todo México bajo su control ¿En qué quedó entonces el artículo 11º constitucional? En letra muerta.

Cada vez son más las carreteras del país que ya no pueden ser utilizadas por los mexicanos. Por ejemplo: la ruta Monterrey-Nuevo Laredo, a la que se le puso el nombre de “La carretera de la muerte”. Nadie puede circular por ella que no sean los criminales o los vehículos del gobierno ¿qué raro, no cree usted lector? Algo debe haber que a los vehículos del gobierno sí les permiten pasar ¿Será que los abrazos son devueltos al estado mexicano por los criminales por no tirarles balazos durante sus interminables asesinatos y delitos?

En el caso de Jalisco, el problema comenzó cuando ya no se podía viajar a la zona de Teocaltiche (en poder de las bandas de asesinos), luego se agregó la zona norte del Estado, en la que no hace mucho fueron asesinados un médico y otros viajeros en diversos hechos. Y aunque pareciera no creíble, el gobernador, lejos de poner remedio a esta anomalía (que es parte fundamental de sus deberes) se enfurece a la vista de todos, al grado de negar los hechos.

En días recientes el cardenal de Jalisco fue detenido por un retén de los criminales, hecho que fue publicado en los medios, y negado por el titular del ejecutivo estatal. Luego se juntaron para ‘dialogar’; como si hacer valer el estado de derecho requiriera de diálogos. Y por si le quedaran dudas al gobernador de quien gobierna realmente en ciertas regiones de Jalisco, en la semana anterior un viaje del obispo de Autlán (rumbo a Aguascalientes) fue asaltado y despojado de su vehículo entre San Juan de los Lagos y Encarnación de Díaz.

En la misma situación se encuentran los ciudadanos de todos los Estados ya mencionados, y por consecuencia, los mexicanos que queremos o necesitan transitar por esas carreteras; hoy bajo control absoluto de las bandas criminales, nos resulta imposible hacerlo. Queda claro que las bandas de “Los plateados” que describiera Ignacio M. Altamirano en “El Zarco”, o las múltiples bandas señaladas por Don Manuel Payno en “Los Bandidos de Río Frío”, eran meros aprendices frente a las organizadas y fuertemente armadas bandas criminales que se han adueñado de las carreteras y grandes zonas del país.

      Y se han adueñado simple y sencillamente porque el actual gobierno de López Obrador se los ha permitido. Les ha entregado el territorio nacional a las bandas de asesinos. Y no se trata de manera alguna de una “estrategia” para abatir los índices de criminalidad. Eso es un mero pretexto para engañar ingenuos. Es parte de un plan, tengámoslo por seguro, un plan en el que todas las fuerzas enemigas del orden y la legalidad se han aliado para que la auto llamada 4-T retenga el poder y ya no lo suelte. Utilizaron la democracia y sus reglas benignas de convivencia y armonía social para hacerse del mismo.

Solo la desmemoria y la ignorancia puede desestimar la conducta de un anarquista que siempre aborreció el orden y las instituciones, que ya en la presidencia se atrevió a declarar dominado por la ira (de la que es presa a diario) y para intimidar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación… “¡Y que no me vengan con esa de que la ley es la ley!”. Pues sí presidente, LA LEY ES LA LEY, LE GUSTE A USTED O NO.

En todo país civilizado sólo el imperio de la ley puede garantizar el orden, la armonía social y la supervivencia. Valores y garantes que hemos perdido en un corto tiempo al grado que ya ni siquiera podemos viajar por nuestras carreteras. ¿Y las televisoras, y los periódicos, y las estaciones de radio por que callan ante semejante pérdida de libertades básicas y fundamentales?

A causa de esto es que ahora los viajes en avión van saturados y los aeropuertos hacen las veces de central camionera (excepto el de “Santa Lucía” que nadie quiere, ni los fanáticos). Los mexicanos temen con horror viajar por muchas, pero muchas carreteras del país, de ahí que viajen en avión no por gusto, sino a causa del peligro que corren sus vidas viajando por tierra.

En síntesis: es deber ineludible del presidente López Obrador (y de los gobiernos estatales involucrados), que las carreteras del país sean recuperadas de inmediato para uso de los mexicanos. De lo contrario y como le dijera el Sr. Alejandro Martí en Palacio Nacional a las autoridades de seguridad del gobierno de Felipe Calderón: “¡Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, que eso también es corrupción…!” (21/Ago/2008).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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