EL PRESIDENTE DEBE SER ENJUICIADO

Andrés Manuel López Obrador ha ido demasiado lejos. Queda claro que ni conoce los deberes presidenciales, ni tampoco desea conocerlos. Su personalidad ególatra enfermiza, más inclinada a monarca bananero que a un gobernante republicano, su inclinación patológica a mentir a toda hora y todos los días, su carácter violento, rencoroso, vengativo y berrinchudo, malformado en todos los sentidos, incapaz de responder como presidente en sus acciones y palabras, día tras día, mañana tras mañana, se levanta a dividir a los mexicanos y a destruir alguna institución pública, una secretaría, dañar la salud, educación o seguridad de los ciudadanos, para luego terminar su labor de calamitoso huracán ofendiendo a todo aquel que se atreva a criticarle o señalar su muchos y cotidianos yerros, que dicho sea de paso, cada vez son más graves y trascendentes.

     Esta semana se ha dedicado (utilizando toda la fuerza del estado) a intentar destruir el INE, utilizando como simples chalanes y golpeadores a diputados, senadores, ministros de la SCJN, y hasta la misma CNDH. Al saber este maestro en elecciones que en el 2023 y 2024 lo más probable es que pierda Morena, en su perversa obsesión de poder pretende aniquilar al INE, utilizando, una vez más, su viejo método de mentiras y engaño a sus fanáticos incondicionales, como también a ese sector de la población que vive ajeno a la vida política nacional, a los que este malvado sabe cómo engañar, torciendo la realidad de formas que los mismísimos Maquiavelo y Goebbels envidiarían.

     Con el pretexto de que el INE nos cuesta al año 13,000 millones de pesos, que cierto, es mucho dinero pero que no es nada comparado con los derroches y decisiones del presidente, como cancelar el NAIM, o construir la refinería Dos Bocas, etc.; no podemos olvidar que los mexicanos tenemos entre nuestros pecados la inclinación a la corrupción, se tuvieron que poner una serie de candados y seguros para que las elecciones fueran limpias en lo sucesivo y confiables (lo cual cuesta). Con el INE actual tenemos la certeza que el que gana es el que triunfó en las urnas.

     Y esto es precisamente lo que le incomoda al dictador de Macuspana. El quiere desaparecer el INE y sustituirlo por un mamotreto(así como lo hizo con el Seguro Popular al sustituirlo por el INSABI, o el NAIM por al AIFA) para poner en lo sucesivo a un títere que él pueda mangonear. Y que a su fallecimiento su pandilla quede al frente. Como sucedió con Chávez y Maduro en Venezuela.

     A tal grado ja llegado su insania mental política que el viernes 4 de diciembre nos enteramos los mexicanos, que, entre sus perversos y macabros planes, además de apropiarse del INE y hacerlo un ente para manejar en lo sucesivo las elecciones a su antojo, pretende que el patrimonio del INE pase a ser parte del INDEP; esa cueva de forajidos que desaparecen lo quitado a criminales y decomisos varios. Y no solo esto; que es gravísimo. Pretende también hacerle recortes presupuestales que impedirían al INE realizar labores esenciales como expedir credenciales para votar, fiscalización de partidos o monitoreo de campañas (El Universal, 5/Nov/2022).

      Ya, es demasiado. Detuvo la construcción del Nuevo Aeropuerto de la ciudad de México cuya cancelación costó solo de manera inicial $ 331 mil 996 millones de pesos (El Financiero, 22/Feb/2021) más lo que se acumule por ser deuda pública; desapareció las Guarderías Infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo; la compra de medicinas para el sector salud ocasionando con ello cientos de miles de muertes, no solo por cáncer, sino por causas diversas; desapareció la atención de tratamientos y cirugías que IMSS e ISSSTE brindaban; desapareció en buena medida las policías estatales y municipales al quitarles el presupuesto, ocasionando con ello el aumento terrible de asesinatos y crecimiento desbordado de las bandas criminales con y sin organizar.

     Se ha olvidado de la obra pública, es decir, de resolver las necesidades urgentes de los mexicanos en las diversas áreas, utilizando todo ese dinero para regalarlo a los futuros votantes, que cegados por su necesidad no pueden ver que sus necesidades urgentes precisamente por eso no les están siendo suplidas, porque el dictador está comprando sus conciencias y desatendiendo las necesidades colectivas.

     Ha entregado el país, si no en complicidad, sí voluntariamente (a causa de su inmovilidad) a la enorme fauna delincuencial que aflige, asesina, secuestra y extorsiona a los mexicanos. Su renuncia tácita a gobernar le hace reo de culpa de conformidad al artículo 89 constitucional, fracción I, que dice textualmente: “..ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia”. Nada de esto ha hecho, en su desgobierno reina la impunidad total.

     Es demasiado: Senadores, diputados (los que todavía tengan la conciencia limpia y compromiso de ser representantes de sus votantes), así como líderes empresariales, universitarios, intelectuales, tienen el deber civil y moral de promover la destitución y enjuiciamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador. No se trata, de ninguna manera, de preferencias políticas. Ganó legítimamente las elecciones (el INE las organizó y le reconoció), eso no se discute. Lo que ahora se señala es que en la presidencia no ha cumplido con sus deberes y funciones. Al contrario, de ha dedicado de manera sistemática a destruir como ya se dijo al principio, a dividir a los mexicanos, haciendo daños terribles al erario que en décadas deberán ser pagados, apoyando a empresas corruptas e ineficientes como Pemex y la CFE, desatendiendo además casi todos sus deberes y funciones a favor de la población mexicana. Que lo somos todos. No solo sus adeptos.   

     Pretender destruir al INE es en esencia un GOLPE DE ESTADO (muy poco discreto) mediante la destrucción de la democracia para instaurar una dictadura maquillada de lo que nunca sería (democracia). Ante todas estas acciones y elementos de reflexión republicana, Andrés Manuel López Obrador debe ser destituido y enjuiciado no sólo por las terribles decisiones que ha tomado y su inactividad (o complicidad con narcotraficantes y delincuentes en general), sino por su intentona golpista contra el país, contra la democracia y las instituciones públicas. Sus acciones apartadas de la ley y la Constitución merecen ser atendidas de inmediato como lo establece la Carta Magna. No es un asunto de opiniones periodísticas. Es la suerte y destino de los mexicanos los que están de por medio.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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