CENTRO DE GUADALAJARA DESHABITADO (CAUSAS)

El pasado lunes 28 de julio, conocido diario local publicaba como nota principal el problema de las fincas deshabitadas en la zona metropolitana de Guadalajara, ciudad en la que 44,252 casas carecen de moradores, en particular el centro. De hecho caminar después de las ocho de la noche en ciertas calles del centro produce de miedo a pavor, aunque en otras la indignación y el repudio son manifiestos.

Los factores del abandono son múltiples. De entrada se ha de señalar que la antigüedad de la mayoría de las fincas en el centro es causa de su deterioro. Un círculo vicioso que los diversos gobiernos municipales no han podido romper ni resolver (sin distingo de partido político).

Diseñado por burócratas con neuronas cuadradas, el plan para cuidar las fincas se convirtió desde hace más de dos décadas en un fórceps que impide todo movimiento. Por un lado los dueños no pueden hacer remodelación alguna si no cuentan con una serie de permisos que ni los astronautas que realizaron el primer viaje a la luna serían capaces de vencer; si bien muchas de estas fincas lo piden a gritos o están de plano al borde del colapso. Esto por un lado.

Por otro, un buen porcentaje de los dueños no tienen dinero para arreglar las añejas casonas, lo que hace que las casas se deterioren aun más; incluso los hay que tapan los bajantes para que las fincas se caigan con las tempestades que suelen caer por estas tierras de Dios.

¿Y el gobierno municipal de Guadalajara? ¡Bien, celoso de su deber, de cuidar los reglamentos hasta el fariseísmo, apoltronándose en la cerrazón y olvidando que los ciudadanos son personas con problemas y sentimientos, no fichas de tablero para ser movidas cada tres o seis años; asociándose con otras dependencias que en la entendible búsqueda de proteger el patrimonio histórico urbano, por lo general lo destruyen con su cerrazón!

     ¿Cómo le hacen en la ciudad de Guanajuato, en Zacatecas, en Querétaro, San Miguel Allende o San Luis Potosí para proteger su patrimonio? ¿Por qué allá no abandona la gente sus fincas y las protege? ¿Será muy difícil ir a preguntarles a los gobiernos locales como lo lograron o nomás son buenos para viajar a Las Vegas, Europa o Asia?

Pero sobre todo hay otro problema, y grave, que nadie se atreve a tocar por aquello de los derechos humanos, lo políticamente correcto y demás imposturas de la farsa política (entendiendo y respetando la buena política, la que concilia y resuelve). Sucede al efecto que varias secciones del centro de Guadalajara han sido tomadas por grupos de homosexuales. Ahí viven y en las noches exhiben su modo de vida, que en lo personal no se me hace nada de respetable ni edificante, pero es su vida.

     Hay zonas como el callejon de Coronilla, Morelos, 8 de julio y Pedro Moreno, que en las noches son sucursal de Sodoma, aunque su hermana Gomorra se ha asentado por el rumbo del antiguo restaurante Astoria (de hecho desde Corona y Colón hasta 8 de julio, y de Madero hasta Libertad). Este quizá es uno de los principales factores que mantienen al centro de la ciudad sin habitantes.

¿Qué padre de familia formado en los valores cristianos en los que fuimos instruidos la mayoría de los tapatíos se llevaría a su familia a vivir al centro, a convivir con personas opuestas totalmente a su cosmovisión? Afirmar que son asuntos y visiones compatibles es simplemente dar la contra, cerrarse ante una realidad. Esta manera desordenada y antinatural de vivir la vida, no se veía antaño ni en las zonas de tolerancia, pues aunque el pecado nos ha acompañado a los humanos desde la expulsión de Gan-Edén (Jardín de Edén), los hombres de entonces entendían de límites. Hoy se han roto todas las barreras y todos los límites.

Las autoridades municipales disimulan o juegan al tío Lolo al preguntarse el porqué nadie quiere vivir en el centro. Nadie que no sea de ese grupo se atrevería a invertir en una zona donde además de las trabas burocráticas sin fin, al final del día tendría que convivir con personas con las cuales no tiene en nada en común, ni qué decir que para deshacerse de una finca en esa zona es verdaderamente difícil. No hay compradores.

Así que si no sabían los sapientes señores del Ayuntamiento de Guadalajara las causas del abandono del centro de la ciudad, tomen esta modesta contribución para su archivo, que por los resultados vistos, debe estar repleto de denuncias y problemas ciudadanos no resueltos.

¿PERDÓN PARA EMILIO?

     Ver para creer. El gobierno se queja de la incredulidad ciudadana, y cómo no ha de ser así, si el bribón del auditor Alonso Godoy ya le perdonó al ex gobernador Emilio González Márquez 234 millones de pesos de irregularidades detectadas (año 2011) y no obstante la responsabilidad fincada por el Congreso local ¿Este hombre está por encima de la ley?

¿Tendremos que esperar a que el gobierno federal venga a poner orden como lo hizo en Tabasco y Aguascalientes o el de Jalisco hará valido el estado de derecho? No se olvide que el tal Emilio se gastó además $74,000 millones de pesos de manera discrecional y hasta el momento no ha rendido cuentas a nadie de semejante cantidad (única en la historia de México). Se le podrán perdonar sus pecados, pero está obligado a restituir los dineros malgastados o desviados, pues los ciudadanos no sabemos que hizo con semejante fortuna. Eso marca la ley y él protestó cumplirla.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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