ACIERTOS, ERRORES, Y LA PRENSA

El trabajo de los medios de comunicación no debe limitarse a señalar yerros y deficiencias del gobierno. Como toda actividad profesional el periodismo conlleva responsabilidad social, su poder y la ética le obligan por doble partida a señalar lo negativo en la forma adecuada, como aplaudir también cuando haya acciones que lo merezcan. En México por lo general se sabe señalar, pero no reconocer (a no ser que se trate de un medio de los que saben vivir del chantaje o de la publicidad oficial, que por razones obvias le hacen perder libertad).

Como pueblo tenemos muchos siglos viviendo y padeciendo un maniqueísmo horrendo que nos impide madurar como sociedad. Solo se ven los aciertos en los amigos y seres queridos, pero en los enemigos (y en el gobierno, por supuesto) solo se encuentra maldad y daño. La vida no es así. Las personas maduras saben reconocer los yerros y los aciertos incluso de sus enemigos o de sus contrarios, es parte de su crecimiento interior.

Una sociedad no se puede desarrollar adecuadamente con esta visión reducida y dañina cuyo lente solo puede ver en rosa o en negro, cuando la gama de colores de la vida es inmensa, incluso con matices. Si un gobierno actuara negativamente en todo tiempo no existiría pueblo alguno que lo soportara.

ACIERTO DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA

     La anterior reflexión obedece al anuncio de la Procuraduría General de la República de la detención de una poderosa y dañina banda dedicada al robo de gasolinas y combustibles de Pemex. La investigación duró varios meses hasta llegar al origen del mal. Un trabajo de inteligencia que demuestra que las cosas comienzan a hacerse bien, apoyadas en la ley y en los mecanismos técnicos al alcance. Que las “chiripadas” y “ocurrencias” quedaron atrás, que la capacidad jurídica y la inteligencia de nuevo están en la PGR.

Inexplicablemente la prensa casi ni mencionó la detención de esta banda (pero sí reclama los robos con indignación). Cubrieron marchas, reclamos de ciclistas y cosas que medidas en su importancia y daño social, no merecen el espacio y tiempo dedicados cuando hay un éxito del gobierno que merece ser valorado y aplaudido. Dígalo usted si no. La banda delincuencial comandada por un empresario (dueño de Petrobajío, en Salamanca), robaba 4 millones de litros de hidrocarburos mensualmente a Pemex que luego vendía a empresas tequileras, papeleras y fundidoras en Jalisco, así como a empresas de San Luis Potosí y Guanajuato; parte de los 10 mil barriles que se roban a diario, lo que afecta de manera terrible las finanzas públicas.

¿Dónde estuvieron las voces de los que reclaman el petróleo como suyo, que durante años han visto que se roban su “patrimonio” y han guardado silencio? Ahora que el gobierno recuperó parte de los muchos millones que les estaban robando y que ayudará sin duda a frenar este delito que está lesionando gravemente el patrimonio nacional, ni siquiera han dado las gracias ¡No sean así, cuiden lo suyo!

EL CASO TLATLAYA

     La difusión que han dado al caso Tlatlaya, en el que murieron 22 delincuentes en un enfrentamiento con el Ejército, pero que ahora se dice varios de ellos no murieron realmente en el enfrentamiento ha tomado otro sesgo. El linchamiento mediático (que obviamente busca el social) está lesionando la imagen de las fuerzas armadas de México. El maniqueísmo señalado al principio del comentario ha estado presente en este affaire lo cual además de injusto mancha el trabajo de décadas del Ejército. Ciclones, huracanes, terremotos y demás tragedias han visto a estos hombres trabajar por el bienestar de los mexicanos en desgracia sin pedir nada y ofreciendo mucho, desde alimentos y refugio, hasta salvamentos heroicos. El periodismo obliga ética y si hay ilícito(s) alguno(s) en el caso Tlatlaya que sean las personas las que respondan, no la Institución. A ninguna familia se le juzga por los delitos de alguno de sus miembros ¿o sí?

EL ASUNTO DEL POLITECNICO ¿ACIERTO O ERROR?

     La aparición del secretario de gobernación Osorio Chong en el templete con los muchachos del Politécnico (el martes) tiene varias aristas. Los medios electrónicos le aplaudieron, exaltaron su valor y muchas cosas más, que lo tiene, no se niega. Lo que no se comparte es que su salida y disposición para concederles todo lo que pedían sea cosa plausible.

De entrada se habrá de señalar que sienta un precedente negativo, pues las nuevas generaciones alérgicas al esfuerzo, al trabajo y acostumbradas a recibir todo por medio del berrinche (cuando crecen lo hacen a través de marchas, manifestaciones y demás chantajes propios de la turba); creerán haber encontrado el camino para conseguir lo que se les antoje.

Al rato los estudiantes, bueno, los matriculados a las universidades, normales, preparatorias y demás, saldrán a la calle a fastidiar a los que sostienen este país para exigir algo, lo que sea, como si ser jóvenes y muchos les concediera un status superior a los demás ciudadanos. Lo peor es que el viernes 3 de octubre Osorio Chong subió de nuevo al templete con los muchachos, quienes luego de escuchar que el gobierno les concedía todo ¡todo!, lo desairaron. Nunca ha sido bueno inflar egos y menos de mentes en formación. Es probable que en ese templete varios monstruos sociales se gestaron, el tiempo lo dirá.

En otro tema semejante, el de la turba de anarquistas aparecidos el 2 de octubre que año con año destruyen vitrinas y saquean negocios en la ciudad de México ya hablaremos. El periodismo está obligado a analizar todos estos fenómenos sociales y tener la capacidad de criticarlos con la justeza necesaria conforme a los hechos y tomando en cuenta el estado de derecho. Si no se consideran estos extremos no hay equilibrio, se carece de objetividad y valor en la opinión vertida, agitando más las aguas turbias con el color amarillo en lugar de aportar claridad a los hechos que agobian o alegran a una sociedad.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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