TIEMPO DE ADMINISTRAR, NO DE DERROCHAR

El libro de la sabiduría perfecta lo advierte y los sensatos ponen atención: “Todo tiene su tiempo… y tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Hagamos un recuento: aunque la mayoría de los mexicanos han vivido con carestía y estrechez y otros de plano no han logrado salir de la pobreza desde la devaluación de 1975 (y sucesivas); sectores más favorecidos de la sociedad han vivido de manera desahogada o de plano disfrutando tiempos de lujos y derroches.

     Estamos sin embargo próximos a entrar en una etapa donde esta situación de privilegio si bien no se extinguirá, en buena medida sí obligara a reducir los excesos de muchos (si es que no se quiere caer en quiebra o de plano en pobreza). Y si en los ricos la situación va a afectar, de las clases medias hacia abajo la situación que se avecina será por demás complicada.

El tema no es para alarmar a nadie, es para estar advertidos y prepararse para lo que viene y lo que viene es justamente una severa crisis económica mundial en la que México padecerá su propia dosis de acuerdo a su problemática interna y lazos comerciales con el exterior, pues no podemos ignorar que somos parte de la llamada Aldea Global a la que desde los años ochenta nuestro país le apostó con la apertura de sus fronteras y participación decidida en los negocios mundiales. Como era previsible ha habido de todo, logros y retrocesos, aunque en todo caso las ganancias han sido mal repartidas y unos pocos han vivido en los excesos mientras los muchos han padecido escases.

El origen o punto principal en este cataclismo que se avecina es el petróleo y México es productor e importante exportador. Valga pues repetir que durante los años 2000 a 2012 nuestro país vendió la mayor cantidad de petróleo de toda su historia y a los precios más altos (incluso alrededor de 100 dólares por barril). Por desgracia corrupción, incapacidad y ambición desbordada no permitieron que el país saneara sus finanzas, que pagara su deuda pública y modernizara Pemex, entregando el país en bancarrota total al gobierno actual, con una megadeuda y Pemex a manera de chatarra en muchas de sus instalaciones. Ni qué decir de sus pasivos laborales que en los últimos 11 años han crecido económicamente un 371% a causa de la caída de los precios y el aumento de pensionados, ya que mientras que en 2003 Pemex tenía 184,716 pensionados, en 2014 aumentó a 233,364, con erogación el presente año por $54 mil millones de pesos  (El Mañana, Nuevo Laredo  6/Ago/2015).

Ahora bien, inútiles en el ejercicio de gobierno y buenos únicamente para controlar su imagen mediática, Fox y Calderón, a pesar de sus enormes y trascendentes yerros no han sido tocados ni hechos responsables del saqueo y condiciones en las que entregaron el país.El Presidente Enrique Peña Nieto cometió un grave error al no anunciar al pueblo mexicano las condiciones reales en que recibía la administración pública federal; situación que se le ha revertido y ahora se le pretende culpar de absolutamente todo.

Esta situación debe ser revertida o neutralizada de inmediato, entendidos de que la crisis que avecina no permite divisiones sociales (a menos que alguien desee llegar al poder por medios ilícitos y violentos). Si la crisis por la caída de los precios del petróleo no nos ha derribado a los mexicanos, es justamente porque el Presidente Peña nieto adquirió a tiempo una póliza que garantizara el precio del barril de petróleo en caso de una eventual baja (lo cual sucedió). Previsión que nos ha permitido salir adelante sin brusquedades sociales, pero ya viene enero de 2016 y ya no habrá esta póliza y los efectos sobre la economía del ciudadano en México invitan a poner orden en la economía de todo mundo, empezando con el gobierno y continuando con la clase empresarial y los ricos. De clase media hacia abajo no se diga.

El panorama no puede ser menos adverso. Incluso los Estados en la actualidad tienen una deuda de $ 511,719 millones de pesos que hace algunas décadas no existía, pero que agrega estrés y compromisos que reduce atenciones y beneficios para la población.

El fin de semana pasado se reunieron la Secretaría de Hacienda con el sector empresarial. La primera representada por Luis Videgaray y el segundo por Gutiérrez Candiani del CCE, en un intento de anticiparse a la crisis que se avecina, lo cual es bueno y plausible, sin embargo falta que los mexicanos abran los ojos y se enteren realmente de lo que está pasando y de lo que viene, ya que por desgracia ni el gobierno ni los empresarios son buenos comunicadores. Entre otras cosas en esa reunión se dijo:

―”El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se reunió ayer en privado con integrantes del Consejo Coordinador Empresarial, que preside Gerardo Gutiérrez Candiani, quienes le expresaron su preocupación por los impactos de la nueva caída de los precios del petróleo, así como de la volatilidad financiera internacional y la devaluación del yuan, en la depreciación del peso y su posible traspaso hacia los precios. Las partes coincidieron en que la coyuntura económica es generada por factores externos, no internos, por lo cual el gobierno debe actuar con mucha prudencia y responsabilidad para prevenir y evitar desequilibrios que pongan en riesgo las variables económicas del país… Por su parte, los empresarios asumieron el compromiso de “aminorar” la repercusión de la depreciación del peso y tratar de repercutirla lo menos posible en los precios al consumidor…  ‘Coincidimos en que hay que ser cuidadosos, tener paciencia, en enviar un mensaje positivo de que es un tema externo y que hoy más que nunca tenemos que tener prudencia y eso lo compartimos. Al final, pues, también el sector empresarial y el sector industrial que pueda absorber el impacto de la depreciación lo van a absorber, y los que no, obviamente, lo tendrán que trasladar, cuidando su mercado, afectando lo menos posible a sus clientes y a los consumidores’, dijo Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del CCE” (Excelsior, 15/Ago/2’15).

En otras palabras, vienen tiempos económicos muy difíciles para el país, y sería estúpido buscar culpables de algo que no los hay y si los hay son ajenos a los mexicanos. En todo caso nuestro deber es exigir al gobierno y éste acatar la voluntad popular, de iniciar una serie de medidas de austeridad en todos los órdenes (efectiva). Fuera derroches, gastos innecesarios y superfluos, boletos de avión, viáticos, rentas, mega sueldos, bonos, compensaciones, flotillas de vehículos (no necesarios que  muchas veces son pretexto para transas), giras presidenciales, estatales y municipales derrochadoras. Hechos y palabras deben sustituir foros faraónicos y retóricas estériles.

Revisión de proyectos para evitar obras innecesarias o de poco beneficio social, que se eliminen moches y por supuesto ¡QUE SE META A LA CARCEL A TODO FUNCIONARIO CORRUPTO Y CÓMPLICES EN LA INICIATIVA PRIVADA!. La crisis que se avecina no es cosa menor, de ahí que la sociedad en todas sus clases, que las hay, debe atender lo que espera y pide del gobierno y aplicarlo para sí, pues no cabe pedir la voluntad de Dios en los bueyes del compadre.

A propósito de Dios, en el último libro de la Biblia se advierte a todos los moradores de la Tierra, es decir, terrícolas como usted y yo, del gobierno de un dictador mundial que además de ofrecer paz y seguridad, tendrá control sobre la economía mundial en la que “ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia (Anticristo), o el numero de su nombre” (Ap 13:17).

Creer en Dios y en su Palabra es una sabia decisión, pero muy personal. Sin embargo estar advertidos de los tiempos que se viven y avecinan y tomar las precauciones necesarias es deber de todos ¿No lo cree usted?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com