ACAPULCO: ¡UNA EXTRAÑA PETICIÓN!

Doce años de indiferencia e incapacidad, precedidos por seis de mediocridad, permitieron que varias zonas del país fueran debilitadas por la delincuencia hasta caer totalmente en manos de los criminales, con o sin organizar. Es el caso de Acapulco, ciudad costera dedicada al turismo nacional (el extranjero hace años que se ausentó de esas playas), cuya población vive aterrorizada a causa de la fauna criminal que le agobia todos los días y de diversas maneras.

El Presidente Peña Nieto ha intentado de diversas formas recuperar esa ciudad en la que sus casi 700 mil habitantes viven directamente del turismo. Le vimos visitar de manera inmediata Acapulco y otras partes del Estado de Guerrero luego que el huracán Manuel hiciera tremendos destrozos, en los que además de salir a la luz los trafiques de la banda delincuencial que controlaba ese Estado encabezada por Angel Aguirre Rivero (obras mal hechas, a precio mega inflado, autorización de fraccionamientos en zonas de riesgo y márgenes de ríos, etcétera), los mexicanos nos enteramos del caos total en esa zona del país.

Un dizque gobernador atrapado en los vicios y la ambición material desmedida, secundado por una cauda de parientes, amigos y cómplices, hicieron de Guerrero y de la ciudad Acapulco un simple negocio personal. Y como sucede entre animales de la selva, ya que los grandes felinos terminan su banquete, a su alrededor hienas y buitres se pelean por los despojos. Ni más ni menos.

Igual sucedió en Acapulco y el resto del Estado de Guerrero ante la ausencia de un verdadero gobierno. Bandas de delincuentes crecieron o nacieron hasta hacer de la famosa e internacional Acapulco una simple guarida de forajidos, para los que empresarios y la clase trabajadora en su perfecta expresión, se convertirían en simples esclavos de los delincuentes.

Y aunque el Presidente ha luchado con todo su empeño por recuperar Acapulco y los sitios de mayor conflicto en Guerrero, los anarquistas (maistros de la CNTE, morenos del Peje, etcétera) y cierto sector de la prensa se han opuesto reiteradamente ―lo que lleva a pensar qué tan metidos están en este asunto― los resultados no han sido los que se esperaban. Carreteras destruidas, puentes caídos, colonias completas inundadas e inservibles, fueron transformados casi de inmediato en tramos nuevos, puentes mejores y con nuevo trazo, colonias nuevas en sitios seguros ¿Y qué hemos visto? Invasores sin duda azuzados por los anarquistas ocupando las casas de los damnificados, mientras que Aguirre Rivero y su banda se llevaban cuanto podían de los recursos federales enviados para rescatar Acapulco y las zonas afectadas.

Baste recordar que el gobierno federal tan sólo por el huracán Manuel le invirtió a ese Estado $ 14,273 millones de pesos (CNN México, 14/Sep/2014), a cambio de recibir solo insultos y dolores de cabeza, pues la recaudación fiscal en esa zona ha mermado en gran manera. Y no se puede olvidar que los impuestos son los que sostienen al país y sin ellos nos derrumbaríamos de inmediato.

    Sucede sin embargo que esta semana un sector del comercio y empresariado de Acapulco, hizo al gobierno una petición tan atrevida como absurda. Veamos lo que piden: “…Hacemos un llamado a los tres órdenes de Gobierno para que se condonen impuestos, el total de los impuestos, para que así todos los guerrerenses podamos pagar la cuota que la delincuencia organizada nos está pidiendo” (Mural, 10/Mar/2016).

El planteamiento y petición además de absurdo levanta de inmediato sospechas. En primer lugar, quiérase o no vivimos en un estado de derecho y reconocer a la fauna criminal como estado paralelo (efectivo) es claudicar, traición a la patria pues. El simple hecho de preferir pagar a los criminales la extorsión y dejar de pagar al estado ―del que piden todo: protección, seguridad social, infraestructura, entiéndase carreteras, aeropuertos, vialidades, luz, agua, electricidad, comunicaciones, educación, etcétera―, suena entre absurdo, ridículo y cómplice.

¿Por qué no pedir mejor que se aplique la ley como lo hicieron en Nueva York hace algunos años? Tolerancia cero fue el lema. En un país de leyes e instituciones las primeras deben aplicarse y las segundas abocarse a que se cumplan con todo rigor. No hay de otra «la ley es dura, pero es la ley» reza la máxima jurídica.

     Causa sospecha también que la petición la hayan hecho a través de los medios justo el día que el Presidente hablaba en Acapulco en la reunión de los banqueros de México, ya que cuando menos denota dos cosas: una, que pidieron mal y fuera de la ley; y dos, que lo hicieron como les gusta a los delincuentes actuales; ¡utilizando a los medios de comunicación que se prestan!

Ampliando la reflexión, no se puede olvidar que gran parte de los moradores de esa zona del país siempre han sido belicosos. Morelos encontró en ellos el apoyo que necesitaba, Juárez también, ya que con el menor pretexto dejan salir su lado violento y la situación actual del país derivada de malos e ineficaces gobiernos, agravada por la corrupción gubernamental y social a causa del uso y tráfico de drogas (que hace inútiles y alérgicos al trabajo a ambos), incluso por gobiernos perredistas dedicados al narcotráfico como sucedió en Iguala con el presidente municipal que mandó matar a los 43 ayotzinapos revoltosos, y tendremos como resultado lo que sucede en este tramo costero del sur.

Acapulco y Guerrero en general requieren que se ponga orden total, y la ley es la única que mediante su cumplimiento cabal puede concederlo. Han corrido ríos de sangre y la angustia entre la población es real, pero no se puede pervertir ni la ley ni la realidad para comodidad de algunos. El futuro de México estaría en juego.

Si en verdad quieren orden y paz en Acapulco y zonas de Guerrero afectadas por la delincuencia, el camino de la legalidad es el correcto. Que se permita al poder público hacer uso de la fuerza para poner orden a quien viole la ley; los criminales es el único lenguaje que conocen (y temen), y no aceptar que los defensores y promotores oficiosos de la violencia se cubran con las máscaras de los “derechos humanos”, o de una prensa ignorante ¿o comprometida? que acuse de represor al estado cuando simplemente está haciendo cumplir la ley, que como ya se dijo, es dura, pero es la ley.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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