VIDEGARAY: INSENSIBLE, EN OTRA FRECUENCIA

El Presidente Enrique Peña Nieto una y otra vez ha mostrado su interés y disposición en crear fuentes de trabajo, de eliminar trabas burocráticas para que se abran empresas y negocios. Su visión de estado comprende perfectamente la necesidad de facilitar las cosas a los ciudadanos que disponen vida y recursos para sostener de pie la economía de este país.

Lamentablemente no todos en su equipo caminan en la misma frecuencia. En Jalisco las quejas de empresarios y comerciantes a causa de que el IVA no les es devuelto ‒lo que les descapitaliza y entrega en manos del agio‒, ha ido creciendo al igual que la ira reprimida ¿Acaso la Secretaría de Hacienda desconoce que entre más pronto devuelvan el IVA la rueda de la economía camina más de prisa y con ello los ingresos fiscales? Pensar que reteniendo el estado lo que no le pertenece, además de injusto e incorrecto, y refaccionarse con el dinero del contribuyente es bueno, en realidad es falso. Una torpeza. Devolver a tiempo el IVA permite que el causante venda más y pague más impuestos. Considerar lo contrario es miope y mezquino.

Lamentablemente el secretario Luis Videgaray parece caminar en otra frecuencia ajena a la visión presidencial (al menos en algunas áreas). Al descontento contra Hacienda que impera en grandes sectores de Jalisco, Videgaray ha agregado un error más que enemista al causante con su gobierno, en este caso con el Presidente Peña Nieto (que a final de cuentas es contra quien se queja todo mundo, cuando en realidad cada secretario o funcionario es causante y responsable de sus acciones).

Hay molestia, y mucha, entre los comerciantes del Mercado de Abastos ―y sin duda en otros sectores― a causa de una medida draconiana que no solo afecta al causante de manera temporal, sino que lesiona gravemente al ciudadano y expone a la muerte las fuentes de trabajo. Por una simple actualización de datos se han estado bloqueando por Hacienda las cuentas bancarias (fiscales) paralizando los negocios en razón de que no se les permite recibir depósitos, pagos, girar cheques, nada, absolutamente nada ¿Cómo recibir pagos de clientes? ¿Cómo pagar a proveedores, nóminas, etcétera?

Es obvio que el señor Videgaray siempre ha cobrado en la ubre presupuestal y no sabe cómo se gana el sustento diario el ciudadano común. En este caso en particular, levantarse a las 3:00 de la mañana para recibir frutas o legumbres que a diario llegan del campo y que serán llevadas ese día a mercados, fruterías, carnicerías, tianguis y supermercados, pero que antes tienen que ser comercializadas, lo cual no es cosa fácil ni menor. Implica tensión cotidiana pues se trata de perecederos.

     Los comerciantes de ese centro de abastos se quejan del formulario que deben llenar en el Banco una vez que les bloquean sus cuentas, ya que además de no ser desbloqueadas de inmediato (lo que les obliga a cerrar o quedar paralizadas), varias de las preguntas son verdaderamente estúpidas (es la palabra correcta) ¿Cuánto va a recibir o vender este año? Palabras más, palabras menos. ¿Cómo va a saber una persona cuánto va a vender, si al día siguiente sus clientes pueden comprarle al vecino o en otro lado, a su proveedor del campo se le puede siniestrar la cosecha, la mercancía echarse a perder en bodega, o voltearse el transporte en la carretera?

Es obvio que las preguntas las hicieron burócratas con corazón y actitud de inquisidor. El causante no es enemigo del gobierno, ni un delincuente. Es un ser humano que debe ser tutelado, protegido y respetado por el estado. Tratado con respeto y dignidad pues en el contrato social el estado asume mediante el voto la responsabilidad de protegerlo con la ley incluso con la fuerza en caso de ser necesario; así como el ciudadano se obliga a cumplir con sus deberes para que el estado haga su parte.

Ser funcionario público significa ser servidor público. No verdugo del pueblo. Tal parece que materias como Teoría del Estado y temas como el contrato social, etica y el servicio público han sido eliminados de las universidades. ¿O será que en los posgrados en el extranjero en los que son formados nuestros modernos políticos el colonialismo clásico y feroz es la materia fundamental?

Luis Videgaray y algunos de sus cercanos ―se entiende que siempre habrá excepciones― deben aprender que el causante es un ciudadano, no un súbdito. Que más se logra mediante el respeto y el dialogo que con la prepotencia, abuso y menosprecio.

En una sociedad afligida al sumo por la violencia (en Jalisco no se diga), por la delincuencia organizada y sin organizar, los secuestros, el chantaje, el cobro de piso, los asesinatos de todos los días, por los ladrones de todo tipo y todavía que tener que soportar a Hacienda que le concede trato de delincuente ―en lugar de respetarle y ayudarle a cumplir― hacen de la vida del ciudadano causante un infierno. El estado no debe olvidar jamás que el ciudadano es una persona.

Alexis de Tocqueville advertía acerca de estos excesos y peligros: “bajo el imperio de la democracia la arbitrariedad del magistrado (o secretario) ha de ser aún mayor que en los Estados despóticos” (La Democracia en América I, pág. 194).

En el artículo de la semana pasada señalábamos que «los impuestos son los que sostienen al país y sin ellos nos derrumbaríamos de inmediato». Eso no se discute. Lo que sí se cuestiona son las formas, el trato despótico e insensible, contrario a la visión republicana y política del Presidente Peña Nieto. Una cosa es pagar impuestos y otra muy distinta que el estado agreda y lastime al causante en la fuente de trabajo e ingresos al punto de atentar contra su dignidad y subsistencia (así como de los trabajadores). Somos una democracia, no un estado despótico o una tiranía burocrática.

Aceptar yerros es propio de sabios y humildes y la situación amerita que Videgaray y cercanos acepten que han cometido un grave error que debe ser corregido de inmediato. Esa además de ser la política del Presidente, es la pauta por la cual debe caminar el estado mexicano, pues como decía Octavio Paz “la verdadera democracia no consiste sólo en acatar la voluntad de la mayoría sino en el respeto a las leyes constitucionales y a los derechos de los individuos” (Sueño en Libertad, pág. 213).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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