LECCIONES DEL TEMBLOR (NO APRENDIDAS)

El miércoles 11 de mayo a las 5:35 p.m., la zona metropolitana de Guadalajara sufrió tremenda sacudida a causa de un temblor originado dentro de la misma (en una colonia de Zapopan). El susto fue mayúsculo en diversos puntos, y no fue para menos. Primero se escuchó como una especie de explosión, como cuando en las carreteras utilizan dinamita, para enseguida sentirse un fuerte brinco acompañado de sacudidas. Venturosamente el temblor de 4.8 grados duró apenas unos segundos, suficientes para hacernos saber nuestra indefensión y vulnerabilidad, ya que de haberse prolongado los daños fueran otros, totalmente otros.

Muchos edificios y casas sufrieron cuarteaduras, cientos o miles quizá, de hecho la Secretaría del Trabajo (que alberga la Junta Local de Conciliación) no abrió sus puertas al día siguiente a causa de los daños. El problema ―y éste es parte de las lecciones no aprendidas― es que el gobierno del Estado, tan inútil como oneroso, ha guardado total silencio al respecto. Como si tomando esa posición no haya pasado nada y la naturaleza no nos estuviera gritando algo.

Como todos sabemos los temblores en la ciudad de México tienen su epicentro a cientos de kilómetros de allí (en los Estados de Oaxaca o Guerrero, por lo general). Sin embargo los últimos dos temblores que hemos sentido en Guadalajara, los dos muy feos pues han sido parcialmente trepidatorios (lo que los hace terrible y potencialmente dañinos), han tenido su epicentro dentro de la misma zona metropolitana.Los que hemos nacido en esta ciudad podemos afirmar que jamás habíamos tenido experiencias tan violentas como las últimas dos, que si no fuera por la misericordia divina, es probable que Guadalajara hubiera quedado hecha polvo.

Los últimos gobiernos (emanados de varios partidos) integrados la mayoría por jóvenes, algunos no tanto, se han caracterizado la mayoría por su incapacidad, por su negligencia, su nula visión de estado y de servicio a favor del pueblo que les eligió. Ni qué decir de su amor enfermizo por el dinero y el poder.

Semejantes gobiernos es imposible que planeen a largo plazo, lo suyo es lo inmediato, el amasar una fortuna lo antes posible (guardando apariencias mediáticas, obviamente), el amarrar su próximo cargo público. ¡Los ciudadanos, la ciudad y el Estado que se pudran, no entraron a la política para defender ni procurar el bienestar de nadie!

Un ejemplo: los que somos de aquí sabemos que hay zonas cuyo terreno es impropio para construir, es el caso de la avenida que corre por el arroyo lateral de Los Colomos, ya que desde Plaza Patria hasta la Universidad Autónoma (Tecos) en ambos lados la tierra se abre en grietas sin razón alguna ¿Nadie se ha fijado que el concreto de la colonia Providencia está todo fracturado? ¿Por qué en otras avenidas de la ciudad que el concreto tiene diez o veinte años más está perfecto?

Es obvio que la fragilidad de esa zona de la ciudad es la causa; aun cuando casas bonitas y concreto en las calles (todo abultado o fracturado) traten de presentar una escenografía de ciudad “bonita”. La naturaleza no sabe de maquillajes. Desde antes nos dice que se puede y no se puede hacer.

      Lección pasada por alto por empresario ambiciosos y gobiernos igual (corruptos, si se prefiere el término), ya que de unos pocos años a la fecha los primeros han construido y los segundos autorizado, una serie de enormes edificios de departamentos de lujo (y algunos hoteles) sobre esta zona. Quizá la peor y menos adecuada para estas mega edificaciones, ¿acaso desconocen que sus torres podrían caer con facilidad en uno de estos temblores? Es obvio que la ambición ha cegado a unos y otros, exponiendo vidas y capital (en ese orden) de manera innecesaria.

La naturaleza nos está gritando y los que pueden y deben hacer algo disimulan. Para eso cuentan con la complicidad de los medios, ya sea por la publicidad oficial, ya sea por la impreparación de las nuevas generaciones de periodistas (adictos a los escándalos y ajenos absolutamente a las causas de la sociedad).Los problemas de la vida se resuelven enfrentándolos, no evadiéndolos. Tomar la segunda posición solo eleva el costo y daños de la factura a pagar. Cientos o miles de hectáreas dedicadas por siglos a la agricultura en Zapopan, de cuatro décadas a la fecha han sido ocupadas por viviendas. Así que la falta de recarga de los mantos freáticos de la zona se ha visto agravada también por la sobre explotación de los propio mantos freáticos del Valle de Tesistán. ¡Pero nadie dice nada, las grietas aparecen y crecen!. Los escándalos de los artistas o de los diputados ladrones (cínicos e impunes) son un distractor que no les falla.

Urge que científicos especializados en esa materia (que desconozco si hay en la U d G., especializada en grilla y grillos) hagan un estudio serio acerca del origen de los temblores originados en Zapopan. En lugar de  pagar tanto zángano asesor en el congreso local (con minúscula) o en el gobierno de Jalisco, se contrate expertos en la materia (no como los grillos inútiles del GIEI) que indaguen a fondo las causas y si hay que tomar medidas preventivas al respecto se anuncien con el tacto y la responsabilidad que el caso amerita.

El cielo también nos está gritando, aunque claro, una sociedad acostumbrada al descreimiento de lo espiritual y creyente fiel de medios y redes sociales, es poco probable que pueda oír la voz del que hace dos milenios gritara y advirtiera a todos a lo largo y ancho de su país (Israel) «el que tenga oídos para oír que oiga». Dejando a la reflexión dos textos bíblicos, que aunque descalificados por algunos que se creen inteligentísimos, no hay palabra escrita en la Biblia que no se cumpla o haya cumplido:

― “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno… Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza, y se agravará sobre ella su pecado, y caerá” (Isaías 24:5,20)

―“Y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”(Mateo 24:7-8).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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