GOBIERNO DE JALISCO: UNA BUENA Y UNA PÉSIMA

El éxito en resolver el caso de los dos jóvenes desaparecidos en un centro comercial de Zapopan, muestra que cuando se quiere y hay capacidad se pueden lograr prontos resultados. Y aunque simplemente cumplieron con su deber, aun así, merece reconocimiento el trabajo del Mtro. Luís Carlos Nájera Gutiérrez, titular de la Procuraduría del Estado (hoy eufemísticamente llamada Fiscalía General, que es lo mismo).

Dar con el paradero de los desaparecidos, que por desgracia habían sido asesinados desde el primer día y desenmarañar judicialmente la madeja en que se dieron los hechos para formar la averiguación y consignar al primer implicado, además de dejar en claro el móvil de los homicidios y los nombres de los participantes (todavía prófugos): muestra que el Fiscal o Procurador posee los conocimientos y capacidad para resolver los delitos que tanto aquejan a nuestra sociedad. En buena la hora por él Lic. Nájera y su equipo. Se les reconoce su eficaz trabajo.

Trabajo que por supuesto tiene su lado político. La rapidez con la que se resolvió trajo más puntos buenos al gobernador que toda su demagógica campaña. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en el Distrito Federal se llevan de una cantina a una docena de muchachos hace mes y medio y el presidente municipal de la mega urbe, que por cierto se mantiene en campaña vigente con cara a las elecciones del año 2018, no tiene la menor idea de su paradero ¿Por qué delitos tiene consignadas a personas si ni siquiera saben dónde están los desaparecidos?

Así que el gobernador Aristóteles ha aprovechado políticamente el trabajo de la Procuraduría, qué bueno, es lícito. Lo que no es lícito, de hecho es repugnante y delincuencial, el monto de los mega sueldos de la clase gobernante en Jalisco. Mientras que más de la mitad de los ciudadanos gana entre $4 mil y $6 mil pesos mensuales, los funcionarios en los tres niveles y de los tres poderes (de todos los partidos políticos, sí, porque a la hora de la corrupción parecen clonados) se auto asignan sueldos y prestaciones de monarquía. No de “democracia” que tanto cacarean, pero que no la conocen excepto para sus demagógicos y enfadosos discursos.

Lo que más ofende e irrita al ciudadano es que todavía pretendan engañarlo creando “comités de valoración salarial”, que no es otra cosa que la tapadera legaloide para justificar su atraco al erario ¿No saben acaso lo que ganaría cualquiera de ellos en alguna empresa de acuerdo a sus capacidades y el mercado laboral? (en el caso remoto de que les dieran trabajo).

Siendo claros: un gobernador no debe de ganar más de $50 mil pesos al mes (antes de impuestos) y un secretario estatal cuando mucho $40 mil. Presidentes municipales (y eso los de la zona metropolitana) $30 mil y regidores y diputados $25 mil. Urge que alguno de los políticos viejos del PRI, de esos que tienen ideología y entienden el significado de justicia social: reúna en el estadio Jalisco o en un sitio más amplio (para que quepa la mega y ultra obesa burocracia) para aclararles que el servicio público es eso ¡servir a los ciudadanos!

A partir del gobierno de Alberto Cárdenas, quien utilizó el estúpido argumento que se subían los sueldos “para no robar”, la ambición desmedida se apoderó de todos los partidos que pronto se llenaron de gambusinos y bucaneros. Se entiende que los gobernadores al terminar su mandato no pueden desempeñar cualquier trabajo. Pensando en su futuro (y tratando que los diputados locales hagan algo) se formule una disposición legal para que cuando no desempeñen algún cargo público el Estado de Jalisco les otorgue una pensión, que a partir de los 65 años sea fija y con un monto igual al gobernador en turno.

Un sueldo de $50 mil al mes por supuesto que se les podría cubrir para que vivieran su vejez decorosamente. Pero si en este momento un simple favorito de la corte virreinal gana $120 mil, no hay dinero ni presupuesto alguno para sostener tanto parásito social, cuando lo que se requiere es justicia social. La buena, pues, ya se dijo, la pésima también. Se espera entonces que haya sensibilidad en el Gobierno de Jalisco y se bajen los sueldos a límites normales, dentro del decoro y como viven la mayoría de sus gobernados.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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