FESTIN DE ANARQUISTAS, DELINCUENTES Y SABOTEADORES

A menos de dos meses de las elecciones (presidencial y algunas estatales), el clima de violencia, anarquía y actos terroristas, crecen, sin que el gobierno en sus tres instancias mueva un dedo siquiera para detener este mar de lava que amenaza con destruir todo a su paso. Es obvio que intereses políticos perfectamente definidos están detrás de todo esto.

     La participación escandalosa de AMLO y Morena en el aglutinamiento de toda clase de anarquistas, terroristas, secuestradores, prófugos de la justicia y cuanto fugitivo quiera ser redimido por este falso mesías (de palabra falsa y máscara ad hoc para engañar tontos y crédulos) es del dominio público. La ‘comandante’ Nestora Salgado, Napoleón Gómez Urrutia, Bejaranos, la CNTE y muchos, pero muchos más, son parte de esta lista a la que día con día se suman individuos cuya ética (o delitos pendientes con la justicia) exhiben su calidad moral y social.

     Todo lo que sucede no son hechos aislados, es parte de una estrategia guerrillera de los años ’60, aunque implementada sin ideología alguna y por meros delincuentes que pretenden cínicamente apropiarse del país y sus instituciones. Le están tomando la medida al gobierno actual, que hasta ahora y en cuanto al imperio de la ley ha salido reprobado. Su miedo a hacerla valer es proverbial, sello de un sexenio que ha sido muy bueno en muchos aspectos (aun cuando sus enemigos y la mayoría de los medios les regateen ese merito) pero nulo e ineficaz en el área de seguridad nacional.

     El robo y sabotaje a trenes ha llegado a extremos jamás imaginados y el gobierno permanece paralizado por la indefinición. Es obvio que le están retando para que use las fuerzas armadas y luego morenos y socios acusarle de “represor”, lo cual sería falso pues quien viola la ley y comete delitos tiene que atenerse a las consecuencias. Así es la vida. Punto. El presidente, los gobernadores y los presidentes municipales protestaron cumplir y hacer cumplir la ley y hasta ahora no lo han hecho. La impunidad del 98% que se tiene en el país lo corrobora.

     Otro robo que crece en proporciones alarmantes y que es causa de que las gasolinas estén tan caras (alguien tiene que pagar esos faltantes) es precisamente el robo de combustibles; robo al que pueblos enteros se han unido, pues al no haber un gobierno de verdad (solo de utilería y de declaraciones) los ladrones y sus familias; dicho sea de paso, integradas y educadas por ladrones; dan rienda suelta a sus instintos y raíces ¿Acaso Don Manuel Payno en sus ‘Bandidos de Río Frío’ no narra con amplitud y precisión la inclinación de buena parte de pueblos y regiones de Puebla al robo y al saqueo? Solo el imperio de la ley puede mantener a raya a esta gente con inclinaciones delictivas.

      El atentado contra el ex fiscal de Jalisco Carlos Nájera Gutiérrez muestra también el grado de soberbia de los grupos criminales, capaces de retar al estado mismo sin temor alguno. Peor todavía, en este terrible suceso que hace pensar al ciudadano común que si eso le hacen a los altos funcionarios ¿qué protección  pueda tener él?— quedó de manifiesto la degradación política que nos ha convertido en una sociedad dividida, ya que en un atentado como este todas las fuerzas del orden estaban obligadas a intervenir, y la policía municipal de Enrique Alfaro (que pretende ser gobernador) se mantuvo al margen, cuando su deber era haber apoyado de inmediato y detener a los delincuentes (que hubiera evitado mayor tragedia, como es el caso de los camiones incendiados y las victimas quemadas a causa de las bombas molotov lanzadas contra ellos por los delincuentes terroristas). Pero no, ganó el ego e interés partidista ¿Cree el lector que una persona con semejante perfil está capacitada para gobernar?

     Además, los millares de asesinatos que mes con mes se cometen a lo largo y ancho del país, casi todos, por no decir todos, impunes, son muestra clara de que los gobiernos municipales, estatales y federal no quieren hacer valer la ley.

     El presidente Peña Nieto recurrentemente ha condenado la violencia que afecta al país, sin embargo, ese ha sido uno de sus mayores problemas. La condena debe ser acompañada de la aplicación de la ley y someter a su imperio a cuanta persona delinca, sin importar si el que delinque es de la CNTE, de Morena, PRD, o de cuanta agrupación problemática exista, pues no debe haber nadie por encima de la ley. Nadie.

      De muy poco ha servido que en este sexenio se hayan invertido enormes cantidades en contratación de policías federales, armarlos, uniformarlos, equiparlos, así como mejorar y actualizar también el equipamiento de las fuerzas armadas; si a los que delinquen y rompen el orden público nadie les toca por temor a ser acusados de “represores”.

     En este sentido, el pasado viernes, López Obrador, quien nombró presidente de Iguala a José Luis Abarca; causante directo del asesinato de los 43 vándalos de Ayotzinapa, llegó a tal grado de cinismo que entre otras cosas declaró en esa ciudad guerrerense: “

Empapado en sudor tras su discurso inicial, el tabasqueño recalcó su simpatía por la causa de los familiares de los desaparecidos. El régimen que ha cometido estas atrocidades es el régimen que nosotros estamos combatiendo desde hace muchos años, por eso yo, los puedo ver a la cara”, enfatizó el tabasqueño.

Reiteró su planteamiento de crear una ‘comisión de la verdad’ que llegue al fondo de los lamentables acontecimientos de hace 44 meses, en Iguala… El que nada debe nada teme. No tenemos nada que ocultar. Voy a cumplirles. El tiempo lo dirá”, sentenció López Obrador y dio por concluido el mitin  (Excelsior, 25/May/2018).

    Falta. Hace unos cuántos días López Obrador visitó en el sur a los maistros vándalos de la CNTE, que no son otra cosa que simples vividores del presupuesto, grupos de choque que cobran quincenas en el cajero automático, y bien, por un trabajo que ni hacen ni conocen. Dejar en manos de estos gorilas a la niñez del país nos volvería a las cavernas. De hecho, ya casi lo estamos pues anarquistas, delincuentes y saboteadores de todo tipo y tamaño le han estado tomando el pulso a gobiernos de utilería que pretenden pasar por ‘buena onda’ y defensores de los derechos humanos, mientras que, a los humanos derechos, que somos la mayoría en el país, nos dejen a merced de esta jauría delincuencial que sume en el terror y la ansiedad a la sociedad toda ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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