Opinión
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Aunque la grave situación en la que se encuentra México requiere de mantener la opinión pública enterada y advertida de lo que sucede, hay situaciones en otros países que reclaman también ser comentados. Tal es el caso de Nicaragua, país secuestrado y castigado por el tirano Daniel Ortega, un ex guerrillero del FSLN que, a la manera de Fidel Castro, dejó de lado las banderas de su ‘revolución’ para convertirse en lo que siempre ha sido. Un dictador peor que Anastasio Somoza a quien combatieron hasta derrocarlo.

La cuestión, y economizando espacio y tiempo, es que, con el paso de los años, Ortega, como lo han hecho Chávez, Maduro, López Obrador y los hermanos Castro (no los buenos, los cantantes; sino los perversos, los dictadores y opresores del pueblo cubano): una vez en el poder se pierden en su disfrute. Sale el verdadero monstruo que habitaba en su yo escondido, en su ego mega acariciado y ambicioso. Hombres perversos que creen que el mundo, en particular sus países, están para aguantarles y enseñorearse de ellos.

En el caso de Ortega, llega a la presidencia de Nicaragua en el año 2006, reelecto en 2011 y en noviembre de 2016 para un tercer período. La cuestión es que el repudio social ya era tal, que hay un abstencionismo electoral del 70%; repudio no tomado en cuenta por el tirano, ya que en el 2021 se elige por cuarta vez por medio de unas elecciones fraudulentas, en las que no tuvo empacho en meter a la cárcel a todos sus oponentes y utilizar al órgano electoral a su antojo manipulando totalmente los resultados (cosa que quiere hacer en México López Obrador, por eso quiere apoderarse del INE).

Pero no contaba el tirano con el valor de algunos obispos y sacerdotes católicos, que en congruencia con el Evangelio han estado mostrando al pueblo nicaragüense las mentiras y delitos públicos del tirano Daniel Ortega, quien enloquecido ya por el poder se ha dedicado a perseguirlos, hostigarlos y tratar de acabar con ellos y esclavizar a todo su pueblo.

En un pasado más o menos reciente, los populistas latinoamericanos como Daniel Ortega (y López Obrador), han sido tan astutos que han utilizado incluso la llamada “teología de la liberación” para engañar a sus adeptos y fanáticos seguidores, como también a ingenuos simpatizantes de origen cristiano (católicos o protestantes) presentándoles retórica marxista con la envoltura del Evangelio judeocristiano.

La cuestión de fondo es que sus planes populistas nada tienen que ver con el cristianismo. De hecho ha sucedido que al ser rechazados por los creyentes y exhibidos por sus líderes (sacerdotes o pastores), los tiranos la han emprendido contra ellos, mostrando su verdadero rostro de maldad.

Durante mis años en la Maestría en Teología, presenté varios ensayos, mismos que al terminar les concedí forma de libro. El cuarto de estos ensayos se titula «Cristianismo y Justicia Social», un trabajo en el que se muestran las formas válidas desde la fe mediante las cuáles podemos ayudar a nuestros semejantes:

“Tres nombres sobresalen en la llamada teología de la liberación en América Latina, pensadores que aparentando o presentando un interés genuino por los más pobres, lo cierto es que su compromiso se inclinaba en mayor medida con la doctrina marxista que con la doctrina de Jesucristo, pues por muy legítimos que puedan ser nuestros planteamientos y reclamos a favor del prójimo, no podemos suplantar (o desdeñar) lo que enseña y determina la voluntad Divina en las Escrituras. Nos referimos a Rubem Alves, José Míguez Bonino y Gustavo Gutiérrez, los dos primeros protestantes, el tercero sacerdote católico…”

En el año 1964 el brasileño Rubem Alves escribe un artículo en el que presenta públicamente su propuesta de la “teología de la liberación” a través de 6 puntos. Puntos que en mi ensayo analizo rigurosamente desde la Teología bíblica para luego señalar:

“Básicamente estos puntos se mantienen todavía como dogmas de la teología de la liberación en su forma más radical. Teología que en muchos sentidos se puede considerar reprobada en cuanto a la ortodoxia de la fe, desde el momento mismo que niega a Dios revelado en las Escrituras (lo cual convertiría la fe judeocristiana en una simple filosofía religiosa más y sin certeza alguna que ofrecer al individuo). Aunque a la vez su postura teológica revolucionaria les convierte en apóstatas pragmáticos…” (¿Todavía podemos confiar en Dios?, México 2008, págs. 112-113).

Estar persiguiendo a los líderes de la Iglesia católica en Nicaragua deja al descubierto a un anticristo menor en la persona de Daniel Ortega. La diócesis de Estelí, al norte del país centroamericano, señaló en carta pública que: “Están persiguiendo a la Iglesia por su misión profética, porque es la única que es capaz de denunciar sus constantes violaciones a los derechos humanos, olvidándose de que cuando persiguen a la Iglesia, en la persona de sus servidores los obispos, los sacerdotes, los laicos, es a Cristo mismo a quien persiguen”.

Dicha carta fue publicada y divulgada después del arresto del obispo de la diócesis de Matagalpa, Rolando Alvarez detenido junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un laico. Aunque otros tres párrocos ya habían sido detenidos por el dictador poco antes, quien en su desfachatez se atrevió a acusarles de realizar “actividades desestabilizadoras y provocadoras”. La Biblia habla de un anticristo mayor y de varios menores, y queda claro que Daniel Ortega se encuentra entre los segundos.

PRISIÓN POLÍTICA E ILEGAL

     La prisión decretada contra Jesús Murillo Karam deja ver varias cosas. La primera de ellas, a un líder enloquecido y lleno de soberbia capaz de violentar el estado de derecho, de anteponer sus odios a lo que marca la ley y dejar en la cárcel a un hombre sin existir causa penal verdadera. Punto. La segunda, en despreciar abiertamente al poder judicial, al que además de avasallar, le trata como ganapán o mozo de cordel, rompiendo de manera brutal y tiránica con el equilibrio de los poderes republicanos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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No, no piense usted estimado lector que tienen algún parecido el notable escritor francés y Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto que no. Como dijera la entonces presidenta del PRI a un presidente del PAN (ahora senador por MORENA) a causa de las habladurías de su homólogo de enfrente: “¡Hay niveles!”. Igual entre el francés y el de Macuspana: ¡Hay niveles!.

El título del presente artículo obedece entonces a la conocida obra del francés «LOS MISERABLES». Título que se puede repetir y aplicar sin problema alguno al proyecto si es que se le puede nombrar así a la ambición personal del enfermo que cobra como presidenteo programa cuya intención perversa y malvada es llevar a los mexicanos a la pobreza, a destruir los medios de producción, a romper nuestros lazos comerciales y políticos con las democracias del mundo, y tomar el poder de manera vitalicia las huestes de vándalos encabezadas por el líder de Macuspana. Es decir: López Obrador.

Por increíble que nos pudiera parecer, la realidad es que el tabasqueño pretende y con una rapidez que nada tiene que ver con su pazguato hablar acabar con la República, destruir Instituciones y estructura económica que nos llevaron dos siglos en construir; que costaron vidas, trabajo, ahorros y grandes esfuerzos a varias generaciones. En su mente y corazón enfermos solo existe la visión de acabar con todo lo existente, para iniciar el reino de los miserables. Un reino en el que por supuesto él es la figura principal.

     Contra todo lo que una mente sensata pudiera aceptar y entender, AMLO ha mostrado su intención de cancelar el TLCAN, lo cual implicaría la debacle inmediata de la economía mexicana, y por consecuencia, el cierre de Estados Unidos a las remesas. Actos que nos enviarían a la fila de los países pobres en tobogán ¿De dónde sacar para dar de comer, vivir, educar, curar y vacacionar a 130 millones de personas?

     Sin embargo el tabasqueño ha estado jugando con fuego abusando de la ignorancia e indiferencia de decenas de millones de mexicanos. Por esta razón se atrevido a ofender al gobierno vecino del norte, boicoteándole la Reunión de Países Latinoamericanos en la ciudad de Los ángeles (aunque mostró su cobardía en La Casa Blanca con su pose desgarbada y pusilánime, ni qué decir de su conducta ajena a todo jefe de estado; estadista, es mucho pedir).

     Desde la cancelación del NAIM, de la Planta cervecera en Mexicali, así como su continua hostilidad contra los empresarios extranjeros y nacionales, sus amenazas y ofensas diarias en su show mañanero contra todos los que trabajan y se esfuerzan por crear riqueza (es decir, empresas y comercios de todo tamaño), su actitud  y palabras han mostrado nula certeza jurídica a los inversores, a los dueños del capital foráneo y local, quienes han huido o abstenido de hacerlo, privando a los mexicanos de nuevas fuentes de trabajo y acceso a mejores empleos. ¿Quién invertiría sin tener certeza legal y además quedar expuesto a la enorme y engreída fauna delincuencial, como también expuesto a pagar el impuesto de los delincuentes?

     Eso por un lado, por otro, todos los días, todas las mañanas y como disco de repetición, escuchar en Palacio Nacional al “humilde” inquilino que lo habita ofenderles, calificarles de “adversarios, conservadores, arrogantes, mañosos, deshonestos, minoría rapaz”, etcétera, espantaría por cierto al más optimista. Queda claro que si no han cerrado y se han ido casi todos, es porque se están esperando al cambio de gobierno en el 2024(cambio que AMLO teme y por eso está acelerando sus acciones destructoras contra el País, sus Instituciones y el sector productivo).

     Y para que no le queden dudas a nadie, esta semana removió a Delfina Gómez de la SEP, una maestra corrupta, indigna, ignorantona e incompetente para semejante responsabilidad (tomando en cuenta que de la educación de los pueblos depende en muy alta medida su futuro y bienestar), quedó como su relevo a otra peor, cuyo único mérito es ser fiel al mesías tropical (como le calificara Krauze) quien con esto pagó su cuota política con los maistros vándalos de la CNTE, de los cuales Leticia Ramírez, la nueva secretaria, ha sido líder (pues López ocupa a estos guerrilleros revoltosos para lo que se avecina).

    De entrada, se ha hecho público que dentro de los planes de desmantelamiento del país, está adoctrinar a los niños y jóvenes con la “ideología” del actual régimen, que no es otra cosa que un lavado chafa, pero muy chafa de cerebros para que aguanten la pobreza franciscana, para que AMLO y su flota, perdón, equipo, vivan como reyes y puedan mandar a sus hijos y a su gente a estudiar y disfrutar en el extranjero. ¡A sí, las pobrezas no son para todos! ¡HÁGASE LA VOLUNTAD DE DIOS EN LOS BUEYES DE MI COMPADRE!

     A tal grado de bajeza y corrientura ha llegado López y su gente, que el vándalo que tiene a cargo de la impresión de los libros de texto (Max Arriaga) se atrevió a decir que “leer por goce, es un acto de consumo capitalista” (El Universal, 29/Jul/2021). ¡Quieren un país de burros e ignorantes, pues!

    Se trata de un programa de adoctrinamiento social, de arrancar de la mente de los mexicanos las aspiraciones y deseos de progreso. A eso de debe que desde el principio les dijo que “para que querían dos pares de zapatos”, que se contentaran con unos. Por eso está dale y duro con la pobreza franciscana, y para bajarles más las defensas y no disciernan lo que está sucediendo, les generalizó las dádivas de dinero para comprar sus conciencias y tenerlos contentos. De ahí que el führer de Macuspana con cinismo declarara que con las clases medias no se puede porque son “aspiracionistas”.

     Y en un adoctrinamiento ramplón, propio de tontos (o de ciudadanos indiferentes) ha manejado un maniqueísmo continuo en el que los ricos son malos y los pobres son buenos. Un Pedro Infante, pero de Macuspana, queriendo hacer pobres a todos los mexicanos (LO BUENO ES QUE LA MAYORÍA DE LOS MEXICANOS NO QUEREMOS SER POBRES, AL CONTRARIO, DESEAMOS MEJORAR).

     En este mundo al revés de López Obrador, los delincuentes son buenos, son seres humanos, hay que abrazarlos. En cambio a los que producen fuentes de empleos, impuestos y riqueza para el país hay que atacarlos, ofenderlos, dejar que les cobren piso (otro impuesto), en indefensión ante la fauna criminal; los balazos son para ellos y para todos los mexicanos pacíficos y trabajadores. Para AMLO todo está en paz y en gobernabilidad,

     Como decíamos al inicio, AMLO nos quiere endilgar como Nación la obra de LOS MISERABLES para que la vivamos todos, excepto, claro está, Él y su corte de vándalos y vividores al estilo de Cuba y Venezuela. NI LO ACEPTAMOS, NI LO PERMITIREMOS JAMÁS. México es un país de leyes e instituciones, de hombres y mujeres con dignidad y merecedores de respeto para nuestros gobiernos.

 

DETENCIÓN POLÍTICA E ILEGAL

 

     La detención ilegal de Jesús Murillo Karam es a todas luces una decisión política. La prensa no puede ni debe quedarse callada ante semejante abuso de poder, de pretender crear un “crimen de estado” (todo para acomodar la ideología del actual desgobierno). Nadie en su sano juicio pensaría, y mucho menos admitiría, que el entonces Presidente Peña Nieto “planeara cómo asesinar y desaparecer a estos vándalos-delincuentes (que lo eran). Tenía muchos defectos y resultó salpicado en actos graves de corrupción, pero no es ningún asesino.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las consecuencias de los abrazos a los mimados delincuentes no podían ser otras. Los asesinos se infatuaron ante la simpatía y cuidados del presidente, mostrando esta semana su peor rostro atacando a una sociedad indefensa y aterrorizada por la maldad de estas bandas, que, dicho sea de paso, debieron salir del infierno (de haber nacido en el vientre de una mujer les había quedado algo de humanidad, no la tienen). Todo sucedió ante la mirada inútil y pasiva de un gobierno, que, si bien le ha cumplido a los criminales, a los mexicanos les ha abandonado totalmente. Solo existen para votar y aburrirse con los terribles y pazguatos discursos de las mañaneras.

Basta observar los videos de los actos terroristas realizados por las bandas de delincuentes para darse cuenta que utilizaron tácticas de guerrilleros y terroristas. Como también los ciudadanos corroboramos que no tenemos gobierno alguno que nos cuide y proteja. Los disque gobiernos se limitan a cobrar impuestos; tarea que también ejecutan a diario los asesinos con más prontitud y eficacia que el estado. De hecho, si no los pagan al instante los asesinan o les destruyen sus negocios (del tamaño que sea).

Aquí en Guadalajara la tarde y noche del martes se decía en redes sociales, la radio y los teléfonos de las personas, que las bandas de criminales estaban robando los vehículos y quemando todo (asesinaron a 3 personas). Terrorismo puro, pues ¿Y los gobiernos (Federal, estatal y municipal)? ¡escondidos y en silencio!

     Igual sucedió en Guanajuato, en el que en diversas ciudades fueron incendiados decenas de mini super OXO, una Farmacia Guadalajara y se intentó incendiar gasolineras (por fortuna sin lograrlo), como también asesinaron a varias personas. El jueves se replicó el festín de los criminales, aunque ahora los habitantes de Ciudad Juárez fueron las victimas de estas hordas de ‘amigos’ del presidente (11 asesinados y decenas de negocios y autos incendiados), que según él tienen derechos, por lo que les envía y mantiene su abrazo protector: ¿cómo?, no persiguiéndoles y concediendo impunidad total a todos sus asesinatos, delitos y tropelías.

La cobardía e inutilidad del gobierno me recuerdan mi lejana infancia. Allá por los años cincuenta los niños platicábamos todavía de la segunda guerra (terminada en 1945) y del valor de los distintos ejércitos. Carecíamos de la información y la formación necesaria para hacer una evaluación objetiva, ganando la imaginación. Imaginación que sin saber se cumpliría en el sexenio de AMLO. Los chiquillos con sorna y risas decían del ejército nuestro: “Si son muchos corremos, sin son pocos nos escondemos, y si no es nadie: ¡Adelante que para morir nacimos!”

Así han estado justamente durante el obradorato: corren ante los criminales cuando son muchos, cuando son pocos se esconden (como sucedió esta semana en Jalisco, Guanajuato y Ciudad Juárez), pero eso sí, para los desfiles, cuando no hay delincuentes, salen relucientes y por miles en actos que solo envanecen al inquilino de Palacio Nacional (aunque ofendan a un pueblo a merced de tanto asesino y delincuente de todo tamaño y ralea sueltos en las calles de ciudades y pueblos de México).

Todo el país se encuentra ya en manos de los bandoleros. El horror, el terror y la indignación que sufren y soportan los mexicanos ya no puede aguantarse más. Las cosas han llegado al límite y López Obrador (cuesta trabajo decirle ‘presidente’ a quien se comporta como dueño del país y de las vidas de sus habitantes) no les concede importancia. Todo lo minimiza. Para él sólo las siguientes elecciones le resultan de interés, sin embargo, se llegó al límite.

El gobierno cuenta con aparatos y trabajo de inteligencia, con el armamento más sofisticado que existe y con el permiso para usarlo, con satélites, drones, helicópteros artillados, tanques, aviones, radares, camiones, jeeps, motos y vehículos de todo tipo, barcos, lanchas, caballos, información y una fuerza, muy pero muy superior a la de las bandas (engreídas a causa de que no les enfrenta, lo que les hace creer que se les teme).

El estado mexicano tiene todo el potencial y recursos para someter a las bandas criminales, pero no ha querido hacerlo. Queda en evidencia o el menos así parece; que López Obrador tiene nexos con los ellos de otra manera les hubiera combatido desde el principio.

Resultó absolutamente anormal su posición en cuanto tomó el poder, ya que habiendo prometido acabarlos en unos meses, de inmediato les ofreció “abrazos y no balazos”, y como los asesinos querían probar que tan cálidos eran sus abrazos, por todo el país comenzaron a asesinar, secuestrar, extorsionar y adueñarse del campo y no pocos medios de producción y distribución, para luego perseguir y humillar al Ejército y la Guardia Nacional. En ningún país y bajo ninguna circunstancia se podría ver a los soldados y la guardia ofendidos, golpeados, incluso, objeto de mofas y toda clase de ofensas en las calles y ranchos, de lanzarles objetos y lesionarles. Pero en México sí, por órdenes de López Obrador estoicamente han aguantado todo.

Antes semejante cuadro desolador, en el que el país se está hundiendo en todos los órdenes y bañado en un mar de sangre, los poderosos del país guardan silencio ¿Dónde están las voces de los empresarios, de los rectores universitarios, de los directores de periódicos y dueños de televisoras y cadenas radiofónicas, de los banqueros, de los líderes religiosos, de los clubes, de los restauranteros, de los aguacateros, etcétera? ¿Dónde, dónde están que no se escuchan?

     Las cosas siempre se tienen qué hacer en su tiempo y el tiempo de levantar la voz ha llegado (no de retar al gobierno, no, de exigirle que cumpla con sus deberes). La destrucción hecha por el actual régimen, el ahuyentar las inversiones, promover la división de los mexicanos, el destruir instituciones y desatender otras fundamentales (como la salud pública), ni qué decir de la descrita permisividad para con los asesinos y toda clase de delincuentes, son apenas algunas de las barbaridades y omisiones cometidas.

Así que, ante esta pasividad, nos queda a TODOS LOS CIUDADANOS, A TODOS levantar la voz y exigir. De escribirles a senadores y diputados que exijan a López Obrador a que ponga orden y haga valer el estado derecho o que de lo contrario deje el cargo De que la Suprema Corte le ponga límites. De hablar en todo foro local, estatal, nacional e internacional y decir ¡YA BASTA!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Cuando menos dos terceras partes de los mexicanos desconocen la realidad nacional, carecen del interés o acceso (dependiendo de la persona) a la información suficiente y veraz que les permita enterarse de lo que sucede en México, de sus muchos y gravísimos problemas a los que el actual régimen ha mostrado total incapacidad para afrontar y resolver.

Uno de ellos es la salud, problema que, si bien es añejo, lo cierto sin embargo es que presenta muchos frentes que hay que atender, todos con urgencia y precisión. Al efecto se habrá de decir que la mayoría de los más urgentes y necesarios ya estaban atendidos, su solución llevó muchos años en afinarse hasta lograr una condición aceptable; como es el caso del sistema nacional de vacunación. Sistema hoy en crisis y que de no atenderse de inmediato, la salud de las nuevas generaciones está en riesgo y la población expuesta a enfermedades ya erradicadas.

Para desgracia de todos, llegó al poder —y no es un problema de supuestas ideologías o partido, es de personas y capacidades— un grupo de improvisados cuyo líder, Andrés Manuel López Obrador, ha demostrado ser uno más de tantos populistas, que en su caso particular, no tiene la menor idea de cómo llevar las riendas del país, que si agregamos su inclinación enfermiza a mentir y engañar a los ciudadanos, su soberbia inamovible para admitir su incapacidad, yerros y la necesaria ayuda, así como estar rodeado de incompetentes e incapaces, el cuadro resulta desolador. ¿A quién se le ocurre que las legiones de marchistas profesionales, de llegar al poder se convertirían por arte y magia de los votos en profesionales aptos y capaces?

Lo malo, y para todos, es que ganaron las elecciones en 2018 y con ello la puerta del poder les concedió acceso. Y malo porque no saben cómo resolver los múltiples problemas que nos aquejan a los mexicanos. No es lo mismo gritar consignas y ofensas en las marchas y manifestaciones, que sentarse a analizar y resolver los problemas públicos. Hay un abismo de distancia y diferencia. No solo hay que ser, sino saber ser.

En ese torbellino de incapacidades que parece y desea arrasar con todas las instituciones públicas (auto llamado 4-T), el sector salud ha sido uno de los más afectados.

Primero, y con el pretexto de la corrupción, fue atacado en su sistema de compra de medicinas y equipos, desmantelando un proceso de adquisición que duró decenas de años en implementarse y afinarse. Cierto, debió haber casos de corrupción (en las compras), pero debió atacarse los casos detectados, NO DESMANTELAR UN SISTEMA INDISPENSABLE PARA LA SALUD DE LOS MEXICANOS. Salud que obviamente no le importa al presidente, ni a su mal llamado gabinete y equipo en esa área. Su incapacidad, desinterés, y carencia absoluta de empatía por los enfermos del país (para no decir carencia de amor y misericordia) es manifiesta. Lo que se ve no se pregunta.

      La incapacidad y negligencia con la que atendieron la epidemia/ pandemia de coronavirus les exhibió de cuerpo entero. Cuando se contabilicen bien los muertos a causa de la pandemia se verá que las muertes superaron a las 700 mil, lo que además de mostrar su incapacidad e irresponsabilidad, les convierte en reos de culpa. El delito de lesa humanidad y otros deberán en su momento ser ejecutados en esta troupe de frívolos e improvisados que jugaron con la vida y salud de todos los mexicanos. Y no solo con la vida, las lesiones y daños ocasionados a los afectados son múltiples y de diversos órdenes; todos hasta ahora impunes y sin reparación.

En su ignorancia, soberbia y frivolidad, López Obrador se dedica a diario a jugar a las elecciones. A eso se limita su conocimiento. El problema, y muy grave, es que es el presidente al carecer de la capacidad para tan alta responsabilidad está hundiendo el país de manera rápida. Las mentiras de las mañaneras cada vez son desmentidas más pronto por la realidad. Una realidad que muestra al sector salud en caos y apunto del colapso.

    Casi a diario vemos en las noticias, que en lugar de mostrar imágenes de nuevos hospitales y clínicas, al contrario, vemos con dolor y horror imágenes de hospitales y clínicas públicos colapsados por falta de mantenimiento, de medicamentos o equipos, o de ambas cosas. Ni qué decir de personal médico que no quiere ir a las regiones donde gobiernan los amigos del presidente. Amigos a los que manda abrazos mientras ellos llenan de balazos a los ciudadanos que no pueden atender en clínicas y hospitales a causa de la falta de médicos ¿y cómo irán, si cualquier mariguano o enyerbado por la droga les puede asesinar? ¿ignora acaso el humilde inquilino del suntuoso y enorme Palacio Nacional que los drogadictos mantienen alterada su mente de la realidad?

    Y como AMLO todo lo hace mal, ya sea por capricho, complicidad o ignorancia, trajo a dizque ‘médicos’ cubanos, en lugar de poner orden en las zonas donde las bandas de asesinos tienen el control (incluidos hospitales y clínicas), creció el problema en lugar de resolverlo.

Un hospital nuevo en Querétaro, con un costo al bolsillo de los mexicanos por casi 1,000 millones de pesos, en días recientes en una tormenta, en medio de las relucientes camas de los pacientes y costosos aparatos, brotaban las aguas negras por pasillos, lavabos y demás tuberías ¿En una obra de semejante costo y envergadura no previeron estas cosas? ¿Encargaron su ejecución a algún amigo del gobierno, o a constructores con experiencia y conocimientos relativos a tan delicada obra? El tabasqueño dice “que no son iguales” y esto queda demasiado claro.

Evitando extendernos, se señala que el SISTEMA NACIONAL DE VACUNACIÓN está prácticamente abandonado por el gobierno. Baste señalar que en el año 2006 el 85 por ciento de las vacunas a los menores de edad estaba cubierto, y en este año 2022, apenas el 35 por ciento (en el 2021 solo el 27.5% de los niños menores de un año recibieron la vacuna triple). No se trata entonces de un mero comentario periodístico. Se trata de un gravísimo problema de salud nacional que debe ser atendido de inmediato. Que si hay que despedir al secretario de salud y otros funcionarios implicados se haga y se busque de inmediato a médicos con el perfil y experiencia comprobados, pues no son temas ni para probar ni para improvisar (además de que urge dar mantenimiento a Hospitales y Clínicas; basta de tirar los dineros de los mexicanos en obras inútiles y onerosas). Con la salud de los mexicanos no se juega.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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