AMIGO DE LOS QUE DELINQUEN Y ENEMIGO DE LOS BUENOS CIUDADANOS

Cada vez es más clara la conducta anti legal del presidente, ‘fuera máscaras’ ha dicho él mismo, quizá le estorbaba la que traía puesta ¿Cómo aceptar que siendo presidente de la República, que protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes que de ella emanan, en la práctica esto no ocurra? Al contario, apoya y estimula a los que delinquen, promoviendo el caos, la ilegalidad y consolidando la impunidad. Veamos algunos casos por demás conocidos.

Los normalistas tapando las vías e impidiendo el paso de los trenes de carga, ocasionando con su bloqueo daños multimillonarios a la producción y a las empresas, hechos que resultan doblemente criminales en un país con tantas necesidades como México. Pero no están solos, otros de sus compañeros les ayudan en sus fechorías, secuestrando choferes y costosos autobuses de pasaje, quedando unos y otros en absoluta y total IMPUNIDAD. Es decir, Andrés Manuel López Obrador ni pierde su sonrisa sardónica que exhibe todas las mañanas, como tampoco hace uso de la Ley para poner orden a estas bandas de delincuentes. Sí, son delincuentes. Ninguna causa es válida y legítima cuando se viola el estado derecho, pues no podemos olvidar que el artículo 9º constitucional marca las pautas para las reuniones públicas (marchas, manifestaciones, mítines).

El robo de trenes es otro cáncer que tampoco le merece atención. Rutas como la Veracruz-Puebla y algunas otras, son continuamente asaltadas por bandas de delincuentes, que habiéndole tomado la medida al gobierno, mejor dicho, percibiendo su apoyo poco discreto ¡Yo no voy a reprimir, asegura el presidente! (tratando de hacer creer que imponer el estado de derecho es “reprimir”); utilizan a mujeres y niños para aparentar robos de ‘necesidad’ cuando son meras tretas de pueblos absolutamente corrompidos para evitar que se les someta al orden y se impidan sus graves y cuantiosos delitos.

   El robo de gasolinas y gas son otra muestra más. A nadie se detiene y los daños a Pemex se acumulan, que dicho sea de paso, además de encontrarse en quiebra, AMLO le ha convertido en un barril sin fondo, en causa de gran pobreza para México al cobijo de un nacionalismo falso y trasnochado. Delito y actitudes gubernamentales que están dañando terriblemente el destino de México sin que nadie pague ni por los robos, ni por los derroches y malas decisiones públicas.

   Su confesión pública de haber ordenado soltar a Ovidio Guzmán (hijo del multicriminal “el chapo”) cuando ya estaba detenido, le convierte ante la ley en reo de responsabilidades, ya que además de no tener semejante facultad, violó el orden legal, abonó a la impunidad y al engreimiento de la cada vez mayor fauna criminal. De hecho, las abundantes bandas delincuenciales no solo son intocables, sino que algunas de ellas retan al estado y hacen saber quien está al mando.

En el asalto al Palacio de Gobierno de Jalisco realizado por una turba de vándalos (perfectamente organizados y entre la que se encontraban algunos funcionarios del gobierno federal y gente de Morena), se dañó este edificio histórico que llevará meses o más de un año en reparar y con un costo millonario de pesos. Todos con cargo al erario. No hay detenidos, todos son intocables y sus delitos impunes. Una bofetada al estado de derecho.

A tal grado llegó la canalla enviada a dañar el hermoso Palacio de Jalisco y a promover el caos contra nuestro Estado, que uno de los vándalos en un acto de ruindad y cobardía derramó por (y en) la espalda de un policía de motocicleta líquido inflamable y luego le prendió fuego. También impune este malvado. Con videos y fotografías del hecho y no lo han detenido, ni a él, ni a nadie. El sello del actual gobierno: ¡Impunidad y afecto para los que delinquen!

En la serie de actos de anarquía y rapiña sucedidos días después en la ciudad de México en ningún momento los policías intervinieron, peor aún, la presidenta municipal (Claudia Sheinbaum) llamada pomposamente “jefa de gobierno” se atrevió a declarar –a confesión de parte relevo de pruebas- que “¡no cayeron en provocaciones!”. Es decir, además de evadir su deber de hacer cumplir la ley, hizo gala de su incumplimiento y de su apoyo a los que delinquieron. No es posible que se admita tanto cinismo, que la sociedad y los medios guarden silencio. Porque no es un asunto de partidos. Es un asunto de legalidad, deberes y preservación del estado.

Ante semejantes actos de amistad y afectos para con los que delinquen y de repudio manifiesto al estado de derecho, queda en claro que para el actual presidente la máscara de demócrata, de cristiano, de legalidad y de observante de la ley le estorbaba. Que la CARTILLA MORAL escrita hace muchas décadas por el ilustre mexicano Don Alfonso Reyes NUNCA LA HA LEÍDO, que su promoción para tal documento moral le exhibe como falaz e incongruente.

Ya hablaremos en otra ocasión acerca de esta cartilla, pero tomando en cuenta el tema del presente artículo, reproduzco un fragmento de lo escrito por este brillante hombre de letras al referirse al respeto al trabajo y bienes del otro: -“Las buenas obras del hombre deben ser objeto de respeto para todos los hombres. Romper un vidrio por el gusto de romperlo, destrozar un jardín, pintarrajear las paredes, quitarle un tornillo a una máquina, todos éstos son actos verdaderamente inmorales. Descubren, en quien los hace, un fondo de animalidad, de inconsciencia que lo hace retrogradar hasta el mono. Descubren en él una falta de imaginación que le impide recordar todo el esfuerzo acumulado detrás de cada obra humana” (Cartilla Moral, Lección X).

Así que tomando las palabras de Don Alfonso, los vándalos y delincuentes protegidos por el gobierno de AMLO son verdaderamente inmorales, con un fondo de animalidad, inconscientes, retrógradas hasta llegar a lo simiesco, incapaces de respetar y valorar el esfuerzo de las obras y bienes de otros.

Para rematar el cuadro, López Obrador declaró en días recientes su apoyo al sindicato y al líder del proscrito sindicato de electricistas (SME), Martín Esparza, comprometiéndose a ayudarlos: “Ese sindicato fue ejemplar durante décadas, podría decir que el sindicato más democrático de México” (Mural, 3/Jul/2020), declaración que reafirma lo dicho en este artículo. Sobre todo si se recuerda que en el año 2000, se conoció una entrevista radiofónica que entre otras cosas se dijo y posteriormente se publicó: -“El ex tesorero del Comité Central del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Alejandro Muñoz Reséndiz, dijo que Martín Esparza entregó dos millones de pesos mensuales -al menos 66 millones de pesos en total- a Andrés Manuel López Obrador de 2006 a 2012… Dicho monto, según presume Muñoz, era destinado para financiar el plantón en Reforma y para un presunto movimiento de apoyo a Obrador. Las entregas de dinero, de acuerdo al extesorero, eran de forma mensual, en efectivo, maletines y el lugar de entrega era el restaurante El Círculo del Sureste” (El Economista, 27/Jun/2012).

El lector sin duda que tendrá sus propias conclusiones, pero desde el terreno de la legalidad, queda claro que el presidente y muchos otros funcionarios de Morena son amigos de los que delinquen y enemigos de los buenos ciudadanos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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