INCREIBLE, ¡LA GUERRILLA INSPECCIONANDO CUARTELES!

Sólo en México puede suceder cosa semejante. En ningún país medianamente civilizado podría ocurrir que los guerrilleros exigieran que el Ejército –su enemigo- abriera sus cuarteles para inspeccionarlos. Kafka se quedó corto, el surrealismo político en nuestro país supera toda fantasía y pensamiento desbocado.

Los consejos y experiencias guerrilleras ofrecidas por el famoso Che Guevara en su “Obra Revolucionaria”, o en “Pasajes de la Guerra Revolucionaria”, los de Carlos Franqui en “Cuba: el libro de los doce”, incluso el famoso manual para guerrillas de Robert Taber “La guerra de la pulga”, son aburrida retórica, basura doctrinaria marxista para los maistros de Guerrero, Oaxaca y Michoacán (alérgicos a toda lectura y cosa que requiera trabajo o fatiga pues lo suyo es la anarquía y el desmadre). Pragmáticos e inventores de un surrealismo jamás concebido ¿o realismo mágico como el de Rulfo, aunque cargado de veneno y odio al orden?

     Mira que pedir al Ejército Mexicano que abra sus cuarteles para revisarlos, para ver cómo están armados, organizados y planear mejor futuros ataques con el pretexto de buscar a los que están muertos desde el mismo día de los hechos en Iguala (la averiguación de la PGR es impecable y el cúmulo de evidencias así lo establecen) y que el gobierno obligue al Ejército a abrir las puertas es verdaderamente inconcebible. Ajeno a toda sensatez y sentido común.

No podemos imaginar al Ejército francés abriendo mansamente las puertas de sus cuarteles para los que Al Qaeda y demás fauna criminal revisen sus instalaciones. En México es posible.

Y aunque de manera personal el respeto para el Presidente Enrique Peña Nieto es sincero, no se puede entender que quienes le asesoran le metan en semejante ridículo y trampa, ajena a toda inteligencia e impropio de una nación de leyes. El gobierno y la figura presidencial quedan hechos trizas con semejantes decisiones propias de mentes infantiles, desorientadas y desconocedoras del derecho ¡Vaya, de sentido común siquiera!

Sitiar y agredir los guerrilleros de esta ópera bufa ―integrada por los maistros de la CNTE de Guerrero, Oaxaca y Michoacán, ayotzinapos, conexos y derivados de esta guerrilla de holgazanes alérgicos a todo trabajo― dos  cuarteles en el Estado de Guerrero, lanzar bombas molotov, piedras, y luego derribar la puerta con tráileres para abrirse paso, agredir a los soldados (a los que no se les permitió defenderse dignamente como personas y como representantes de todos los mexicanos) y luego llorar como plañideras profesionales ante los medios, que por supuesto se han prestado para este juego que está causando un daño terrible a la nación, no tiene comparación ni calificativo.

El ciudadano observante de la ley, el que trabaja, produce, el que paga impuestos y cumple fielmente su parte en el contrato social, ante un panorama como este se pregunta si en realidad hay gobierno en México. No puede entender la existencia tolerada de la guerrilla de los maistros; especie de pesadilla sufrida por millones de despiertos.

Como tampoco puede aceptar ni entender que los que han declarado la guerra al estado mexicano en esos estados del sur, cobren puntualmente sus quincenas por un trabajo que no cumplen (no enseñan más que el cobre) y tranquilamente se vayan todas las noches a dormir a casa, mientras que otras brigadas viajan de un lado a otro con autobuses de lujo robados, asaltan tiendas, supermercados, camiones de reparto, roban el peaje de casetas y queman cuanto automóvil o vehículo oficial o privado se les antoje. En su lista de fechorías está el homicidio del empleado de la gasolinera Miguel Rivas Cámara al que quemaron, la toma de aeropuertos, centrales camioneras, gasolineras, destrucción de cámaras de vigilancia, daño a miles y miles de comerciantes, sin que autoridad alguna les detenga y consigne.

Cualquier ciudadano que quebré un vidrio con o sin intención, que se atreva a dañar alguna computadora en edificio público o negocio privado, en cualquier ciudad del país, sabe perfectamente que el peso de la ley caerá sobre él (incluso los golpes). Sin embargo para los maistros de esta pseudo guerrilla la impunidad es total. Pueden hacer lo que quieran, violar la ley cuanto quieran y dañar cuanto quieran. No hay gobierno en ninguno de los tres niveles que se atreva a tocarlos ¿Acaso los mexicanos queremos al ejército y a los policías para los desfiles? De ser así no tiene caso alguno sostener cuerpos que nos cuestan una verdadera fortuna, aunque de no existir, los días del México libre e independiente estarían contados. La fauna criminal y sus socios anarquistas nos someterían de inmediato a la neo esclavitud ¿Podría sostenerse país alguno con líderes zánganos y violentos?

El ciudadano entendido e informado de lo que sucede, se pregunta cómo es posible que la abultada nómina educativa cubra 48,442 plazas de personas de las que no conoce, encabezando la lista Oaxaca con 13,000 vividores, bribones, ladrones o como usted prefiera calificarles, pero que cobran de lo que los ciudadanos pacíficos pagan con sus impuestos (El Universal, 16/Ene/2015). Miles de millones anualmente son entregados a estos holgazanes chantajistas que desde el sexenio de Vicente Fox le hallaron el modo al gobierno en todas sus instancias. Simples delincuentes a los que los medios se obstinan en llamarles “maistros” cuando no lo son. Carecen de los conocimientos y el perfil para el puesto, denigrando a un gremio merecedor de todo respeto. Es como si al Chapo se le calificara de empresario ¿cómo lo tomaría el sector empresarial?

El cinismo y la soberbia de esta pseudo guerrilla ha llegado al límite al agredir dos cuarteles del Ejército y todavía exigir la entrada para conocer su organización interna. Lamentablemente el gobierno también ha llegado al límite al permitir la comisión de toda clase de delitos a esta guerrilla sui generis (pagada con dineros del pueblo en el cajero automático); delitos impunes que además de violar todos los días el estado de derecho, ofenden al máximo a los ciudadanos observantes de la ley.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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