UNA BUENA, OTRA MALA

La semana anterior hablábamos de la terrible y prolongada ola de asesinatos cometidos en Jalisco, prácticamente todos con impunidad. De ahí que el abocamiento e intervención de la Fiscalía en tan grave problema se considere una buena noticia, una señal de que todavía se escucha la voz social a través de la prensa, sin importar el tamaño del medio.

     La semana que concluye la sociedad en el Estado se enteró de la detención de una banda de asesinos (no sicarios, ASESINOS), individuos crueles y malvados para los que la vida humana no vale nada y el dinero se ha convertido en un dios que les domina hasta lo irracional, en un ‘becerro de oro’ que se les escapa como el agua de entre las manos. Su brillo les pierde.

      De acuerdo a las notas publicadas, el grupo integrado por cinco sujetos detenidos en esta ciudad de Guadalajara, además de decomisárseles diversas armas, municiones, droga y vehículos, tenían en su poder tres cadáveres y están acusados cuando menos de treinta y tres asesinatos, lo cual nos concede una idea de la peligrosidad de semejantes monstruos sociales. En buena la hora que la Fiscalía Estatal hizo su trabajo con esta banda de asesinos, se les reconoce y aplaude. El problema es que andan libres muchos otros que hay que detener cuanto antes.

OTRA MALA (ENTRE MUCHAS)

     Enterarnos a través de un diario local que un buen grupo de actuarios de Juzgados Federales (diez para ser exactos) en Toluca y Tepic servían de contacto y empleados de los narcos en prisión (Mural 10/Nov/2017), nos permite corroborar el grado de putrefacción social al que hemos llegado en México.

      No se puede decir que lo hacían por ‘necesidad’ puesto que todos los empleados y funcionarios en el poder judicial federal ganan y muy bien. De hecho y haciendo un paréntesis, los ministros de la Suprema Corte son una verdadera aberración en ese sentido pues cada uno gana mensualmente ya con las prestaciones, más de medio millón de pesos, lo cual es una afrenta contra la inmensa mayoría de los mexicanos. Lo totalmente opuesto a la justicia que dicen representar.

     Así que volviendo a los actuarios, lo hacían por ambiciosos, traicionando su deber de impartir justicia para convertirse en simples delincuentes (aprovechando su condición de funcionarios menores de juzgado federal) ¿O cómo se le puede nombrar a lo que hacían? Sus entradas continuas para ver a los narcos detenidos sin tener razón y aprovechando que a ellos nos los revisan, les permitía servir de recaderos, y de paso llevarles golosinas y otras cosas.

     Esta situación debe poner en alerta al gobierno federal, pues lo sucedido no es otra cosa que una especie de sarampión llamado CORRUPCIÓN que tiene años ya atacando el poder judicial federal. El simple hecho de que el juicio de amparo, tan benéfico y necesario, pero que debiera utilizarse solo para determinadas situaciones de abuso imposibles de corregir por las vías normales, se haya convertido en vía rápida para todos los supuestos males y agravios, exhibe sin maquillaje el abuso y perversión de este valioso juicio.

     De hecho el juicio de amparo se ha convertido en impunidad para toda clase de delincuentes, con o sin cuello, para construir edificios más altos de lo permitido, para someter a cuanta autoridad existe, para extorsionar al gobierno federal con pago de tierras ejidales ya pagadas (como es el caso del aeropuerto de Guadalajara), para hacer válidos laudos laborales emitidos en juicios totalmente delictivos (basados en hechos falsos, con salarios y prestaciones inflados, etcétera), para saquear incluso arcas de Congresos, Ayuntamientos, Delegaciones y demás dependencias públicas con laudos a modo, inflados y con diversas complicidades, sin embargo hasta ahora nadie ha dicho nada.

     De ahí que la suspensión de estos actuarios de sus deberes (lo cierto es que deben ser cesados) sea una buena señal. Sin embargo se tiene que subir la mira y poner orden en los juzgados federales, no se diga en el tema de los amparos. Ganan demasiado bien todos como para dejarse perder por la ambición ¿O usted qué opina estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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