Opinión
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Cuando el Redentor de la humanidad caída estaba a punto de iniciar su ministerio mesiánico hace dos milenios; dispuso antes de cuarenta días de ayuno, al final de los cuales es tentado por el diablo, quien y como de costumbre saca de su repetitivo arsenal la oferta de satisfacer sus necesidades físicas (alimento), incluso le provoca para que haga innecesariamente uso de su poder divino (soberbia), y finalmente, creyéndole débil y víctima fácil a causa del prolongado ayuno, ofrecerle el poder político mundial (un poder que de hecho y derecho le pertenece y que llegado el tiempo profético lo ejercerá, incluso en contra de la mayoría de los gobiernos; conste, eso dice la Biblia, aquí nomás se deja constancia).

Los que han leído los Evangelios saben que Yeshua (Jesús) le vence, rechazando las tentaciones no con sabiduría meramente humana o retórica filosófica, sino con las propias Sagradas Escrituras. En lo personal hace poco más de tres décadas que estos capítulos iniciales de Mateo sacudieron mi vida, pues aunque para ese entonces contaba ya con una licenciatura en derecho, en la misma medida que avanzaba en la lectura de la Biblia era más consciente de mi ignorancia de Dios, de su mensaje revelado y del sentido existencial de la humanidad. De Dios como creador y de su proyecto eterno, por cierto, echado a perder por nuestros primeros padres.

Claro, los incrédulos y los que se guían por teorías como la de Darwin (aunque quizá Darwin intentara decir otras cosas) o la del Big Bang aseguran que Dios no existe, en lo personal creo en su existencia como estoy cierto de que vivo y soy gracias a Él, que cada vez que respiro es por su amor y gracia, por su bondad infinita ¿No ha escuchado usted a otros atarantados que dicen creer en el Dios del Nuevo Testamento y rechazar al del Antiguo? ¡Qué barbaridad, no es posible que tanta torpeza e  ignorancia de las Escrituras y del Ser de Dios se acumulen en tan pocas neuronas! Guardar silencio ante lo que se desconoce se puede considerar también sabiduría.

Además de que entre los atributos de Dios está su eternidad e inmutabilidad, y que gracias al segundo es que la humanidad no ha sido destruida desde hace muchos, pero muchos siglos (motivos los hemos dado de sobra); atributo al que se agregan su amor y su misericordia, como señala la Escritura: “…(Dios) es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Dios quiere, el hombre decide su destino.

Así que en medio de tantos sainetes de los políticos, gran parte de ellos corruptos, mentirosos, de trafiques sin fin, de la creación de nuevos partidos políticos (otra carga más para este sufrido y agobiado pueblo mexicano). De un pueblo que por cierto ha abandonado en buena medida la fe de sus padres (y no me refiero al catolicismo sino a la fe en Dios, a Dios como centro y fin de sus vidas) lo cual se refleja socialmente en violencia, vicios viejos y nuevos, tranzas, ausencia de valores, promiscuidad, orgullo de lo que debe avergonzar, en fin, de lo que usted lector y las personas con espíritu sano de autocrítica conocemos y padecemos; hacer un alto en el camino para buscar las cosas espirituales es por demás necesario y benéfico.

Desde hace más de dos décadas he sido invitado en el verano con otros teólogos venidos del extranjero a una reunión internacional en la hermosa ciudad de Puerto Vallarta. De hecho en el año 1997 teólogos de los cinco continentes acudieron a la cita, sintiéndome como mexicano muy orgulloso de escuchar a un inglés decir “que nunca había estado en un lugar tan hermoso”. En aquella ocasión vinieron de Israel, Francia, Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Colombia, México (de los que me recuerdo). Espíritu y pensamiento estuvieron presentes en una consulta teológica que concluyó en reuniones muy especiales, lo cual nos muestra que Puerto Vallarta puede ser Paraíso o Infierno. La persona decide.

Concluimos pues esta parte con las Palabras con las que Jesús reprendió al tentador: “Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre”. Por lo que podemos afirmar sin temor al error, “que no solo de PAN, PRI, PRD, PT, y demás integrantes de la partidocracia, (que dicho sea de paso tienen al país sumido en la pobreza y la desesperación) viviremos los mexicanos, sino que tomando las palabras ciertas y eternas del Mesías y buscando el alimento para la otra parte de nuestro ser, “sino de toda palabra que ha salido de la boca de Dios” (Mat 4:4). Saludos desde la bella ciudad de Puerto Vallarta.

SECRETARIA DE VIALIDAD: INUTILIDAD Y LASTRE SOCIAL

     El jueves 10 de los corrientes corroboré por enésima vez la inutilidad y lastre social que es la Secretaría de Vialidad Jalisco. De Plaza del Sol al Puente de Buganbilias (por López Mateos) una distancia para ser recorrida en 15 minutos, me tomó 1:30 minutos (de las 19:00 a las 20:30). Pensé que alguna nave extraterrestre había aterrizado o cosa insólita en el planeta. No, simplemente un tráiler se ladeó adelante del puente de Buganbilias tirando sus mercancías, quedado dos carriles para la circulación. Es poco espacio, pero con una autoridad vial competente el recorrido no debiera pasar de media hora. ¡Ah pero los señores oficiales en lugar de dirigir y agilizar el tráfico, literalmente le dieron la espalda. Negligencia, indiferencia e incapacidad describen de cuerpo entero a estos inútiles ¿No saben su trabajo, nadie los capacitó, desconocen la contaminación que un embotellamiento de estos produce, el consumo innecesario de gasolina y diésel, el estrés para los conductores y pasajeros, el deterioro de los vehículos (los que se descompusieron son prueba irrefutable), incluso el deterioro político pues el ciudadano considera en estos casos que una Secretaría como Vialidad es inútil, un costoso lastre social.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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