Opinión
Archive

Lamentablemente la ciudad de Guadalajara, al igual que la mayor parte de la zona metropolitana, padece desde hace muchos años la ausencia de buenos gobiernos. Para desgracia de sus habitantes, hordas de ambiciosos e improvisados han llegado al poder tomando como simple botín y plataforma política, desentendiéndose de las responsabilidades de la segunda ciudad más grande de la república.

Lejos ha quedado aquella ciudad limpia, segura, amable, de avenidas nuevas y amplias, de cuidados y bellos jardines, para dar paso a una urbe deforme, anárquica, con desigualdades sociales insultantes, insegura, extremadamente sucia y para colmo golfa, desentendiéndose o rentando parques simbólicos como sucedió con el Alcalde (el defeño Coll Carabias se atrevió a hacerlo) y aventando a particulares el cuidado de los camellones. Ante esta catástrofe el ciudadano se pregunta ¿Porqué pagar impuestos a gobiernos de utilería como estos, por su linda cara?

La zona metropolitana en general está impresentable, sucia, alérgica a la escoba y la pintura, pero sus gobiernos no lo ven. Quizá desde el helicóptero o por las colonias “nice” donde viven o circulan no es el mismo panorama. Confundidos con el glamour de los exclusivos centros comerciales construidos para los ricos, creen que esa es la ciudad. Atrapados en su engaño virtual no conocen la ciudad que dicen gobernar, mucho menos sus necesidades para hacerla habitable, armónica y pacífica.

¿Se puede esperar otra cosa de la clase política, una clase con largas filas de sujetos corruptos y deleznables? No todos por supuesto, pero los más vistos de alguna forma reflejan la moral que impera entre los gobernantes; díganlo si no la “lady” panteones y los legisladores panistas de la escandalosa fiesta en Puerto Vallarta (más hechos para regentear un prostíbulo que para velar por el interés y buena marcha de la República).

Ha faltado visión de estado y sobreabundado ambición, cinismo y corrupción. Sin importar plan urbano alguno y pasando por alto que la infraestructura hidráulica de Guadalajara es vieja y pensada en una ciudad disfrutable (ciegos a causa de su enfermiza ambición), los dizque dueños de la ciudad, al menos así se les observa a los gobernantes, han permitido la construcción de enormes edificios multiplicándose como hongos, complicando servicios y convirtiendo en caos calles y avenidas.

En lugar de formar equipos de ciudadanos capaces que trabajen y saquen adelante la ciudad, han integrado una especie de mafias con amigos, favoritos, de compromisos de campaña, incluso los jurídicos municipales son ahora cueva de abogados inútiles que pierden todos los juicios, cuanto los tapatíos estábamos acostumbrados a que los mejores abogados estaban al servicio del gobierno. De hecho todos los juicios eran ganados. Ahora es justo a la inversa, el caso del cínico exfuncionario de Zapopan (Alejandro de la Cruz) promotor de licencias irregulares mediante juicios para la construcción de torres y que extrañamente le gana todos los juicios al Ayuntamiento de ese municipio, exhibe la inutilidad de los jurídicos, la corrupción de jueces y de cuanta autoridad existe ¡Huele a azufre!, dijera el difunto dictador Hugo Chávez.

Así que mientras los presidentes municipales de la zona metropolitana no acepten la realidad, Guadalajara seguirá entre mugre, decadencia, violencia y caos. Estando el propio edificio municipal en el centro de la ciudad, disimulan de lo que sucede en las noches para no herir la dermis de los grupos de homosexuales que se han adueñado de varias zonas, convirtiendo el centro en sucursal de Sodoma y Gomorra ¿Valen más los reclamos y marchas de estos grupos, que los millones de tapatíos que vivimos a la antigüita, en el modelo familiar tradicional?

Sin olvidar por supuesto el clima de violencia e inseguridad en el que vive la mayoría de los tapatíos.Ajusticiados, encajuelados, asaltos, robos, violaciones y demás manifestaciones de la degradación social son el sello de los gobiernos municipales de la zona metropolitana de Guadalajara en los últimos veinte años. Patrullas nuevas y policías bien uniformados no resuelven el grave problema de la violencia pues no se trata de imagen, sino de hechos cotidianos. Resulta ridículo ver que una vez que sucede un hecho criminal llegue una docena de patrullas y cuando el delito ocurre nunca se presenten los gendarmes ¡ridículo, francamente ridículo!

 

¡CHAPALITA, TIERRA DE NADIE!

 

Otro caso emblemático es la seguridad en la Colonia Chapalita, antaño pacífica y muy habitable. En la actualidad la colonia se ha poblado de giros negros y grandes hoteles lo que provoca la concurrencia de mucha gente, incluso de malvivientes. Los asaltos a comensales en restaurantes es tan solo una de las muchas expresiones de inseguridad, pues la mayor plaga es la del robo a casa habitación que dicho sea de paso ya nadie denuncia. Baste decir que en las últimas semanas los vecinos de la confluencia de Loreto y Asunción han sido víctimas de la invasión de ladrones, y en un perímetro de menos de 100 metros cuando menos seis casas han sido saqueadas, incluso una en dos ocasiones con espacio de apenas un día del robo anterior ¿Y la policía? Bien, gracias.

Resulta lamentable tener un gobierno municipal inútil, muy bueno para conceder o renovar licencias para antros y casinos (a unos metros de las casas robadas, en su esquina con López Mateos hay un casino y a unos pasos un antro), pero totalmente ineficiente para proteger a los ciudadanos ¿No hay policías para cuidar a los ciudadanos o nomas hay para proteger a políticos y giros negros?

 

CONDOLENCIAS

 

Mi más sentido pésame al senador, Mtro. Arturo Zamora Jiménez por la muerte de su señora madre. Un abrazo amigo, la paz de Dios reconforta de manera total y la fe en su hijo Jesucristo nos concede la esperanza cierta y eterna de ese reencuentro final en la casa del Padre.

 

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Tiempo de lectura: 5 min