Opinión
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A lo largo de nuestros dos siglos de existencia como Nación (antes era colonia española), la galería de los traidores es numerosa. La inclinación a entregar el país al extranjero parece cosa genética en cierto sector, no solo de una buena parte de nuestros líderes políticos, incluso entre los ciudadanos. El llamado malinchismo, esa preferencia malsana por lo extranjero y si es anglo sajón no se diga, aparece de manera recurrente.

     Esta situación que ofende y lastima al mexicano que ama la tierra que le vio nacer y que no desea que jamás sea propiedad del ajeno, ha reaparecido durante el presente siglo XXI, aunque con extraño cinismo en el presente sexenio desde sectores que se dicen de “izquierda” y hasta en el mismo gobierno, que en su extravío y por querer ubicarse en lo políticamente correcto ha violado la Constitución.

En mi obra MEXICO: ¿ESTADO FALLIDO O PAIS TRACIONADO?, en dos volúmenes realizo un recuento de nuestra historia nacional y de algunas de las traiciones más conocidas que hemos padecido (le aseguro que mucha otras nunca se han sabido o quedaron ya en el olvido) así como de sus actores; como también se saca a la superficie algunos factores poco analizados de esta suma de traiciones que nos han llevado hasta la crisis actual. Obra de la que le comparto algunos fragmentos que ilustran nuestro tema semanal:

―”¿Cómo valorar entonces el legado de las generaciones pasadas que nos dieron Patria y República, cuando las nuevas generaciones desprecian todo lo viejo, aún sin conocerlo? ¿Cómo amar y comprometerse por México cuando muchos mexicanos en la actualidad –sobre todo entre los jóvenes- quieren más a otros países y otras culturas, y  no dudarían millones de ellos sin pensar siquiera un minuto, en aceptar la ciudadanía de Estados Unidos o de cualquier otro país europeo? ¿Cómo amar, trabajar y defender un país, que para muchos solo se recuerda cuando juega la selección de futbol?” (volumen 1, pág. 19).

―”En la medida que avanza el siglo XXI, México ha descendido en todos los órdenes sumido en la anarquía, la violencia y la pobreza, pero sobre todo o como consecuencia, en una corrupción generalizada, apareciendo con el gobierno del “cambio” una nueva e incontable cepa de funcionarios y burócratas que a manera de los bárbaros asaltaron el poder público, con tal fuerza corruptora que los ciudadanos quedamos sorprendidos e indefensos antes esta avalancha destructora. En apenas doce años la República quedó postrada y sus instituciones vulneradas y sin fuerza merced a la traición de los muchos y de su hijastra la ambición desmedida. Esta estremecedora situación nos recuerda a los ciudadanos conscientes y comprometidos con México (lastimados de padecer semejante desgracia), que el espíritu de Santa Anna está de nuevo entre nosotros, y vive en el corazón de todos los traidores” (volumen dos, pág. 395-396).

El problema es que no solo los llamados gobiernos del “cambio” mostraron una actitud de traición sostenida; para nuestra desgracia el actual también lo ha hecho  y para muestra un botón. Con el trillado tema de los ayotzinapos ―que como lo hemos dicho en esta columna, no eran héroes ni hombres de provecho social, andaban ese día de vándalos y delincuentes― el pasado 20 de octubre, un chamaco que trabaja en la PGR, de nombre Eber Betanzos, habló en Washington ante un tribunal inquisitorial de organizaciones de “derechos humanos” a nombre de México. Entre otras tonterías y atrevimientos de este mozalbete que cobra en la Procuraduría Federal, se leyó en la prensa al día siguiente:

―”México acordó con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) crear un nuevo equipo para investigar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa bajo la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la PGR. Durante la audiencia pública de la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), celebrada en Washigton, se anunció que el nuevo equipo dejaría fuera de la investigación a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de la Delincuencia Organizada (SEIDO)…” (Mural, 21/Oct/2015).

Es decir, violando flagrantemente la Constitución, funcionarios públicos mexicanos se sometieron y allanaron en un país extranjero a los deseos y dictados de organismos que por muy legítimos que se ostenten, no pueden estar por encima de nuestras leyes ni de nuestra soberanía. Hasta hace poco la Constitución castigaba con la pena de muerte este tipo de atrevimientos. No se puede quedar bien con Dios y con el diablo. O se gobierna para los mexicanos con la ley en la mano, o de lo contrario se seguirá cayendo en la traición exponiendo cada vez más la entrega de México en manos de los extraños.

EL HURACAN PATRICIA ANTE EL PODER DIVINO

     La libertad de expresión permite tocar todo tema, incluso los del ámbito espiritual. La amenaza del pasado viernes 23 (octubre) de que las costas de Jalisco y Colima fueran azotadas por el huracán “Patricia” que de acuerdo a los meteorólogos era “el más potente y peligroso de toda la historia” (batiendo todos los records de amenazas potenciales) y que prácticamente azotaría todo nuestro Jalisco. De hecho el hablador presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, en su imprudencia dijo que azotaría la ciudad como huracán “categoría 3”.

En buena la hora pues que el Presidente Enrique Peña Nieto hizo su tarea de prevención y las autoridades estatales lo propio. La cuestión de fondo es que El que hizo la Tierra no cambia y al ser inmutable (uno de sus muchos atributos), escuchó las oraciones de su pueblo, de judíos y cristianos que clamaron ante su trono de gracia suplicando su intervención y misericordia; clamor que fue escuchado por lo que de manera milagrosa el “huracán más poderoso de la historia” se convirtió en simple depresión tropical, ratificando el Señor, que así como detuvo la gran tormenta en Galilea que tenía aterrorizados a sus apóstoles, con el mismo amor y poder detuvo a este monstruo que amenazaba con destruir nuestros estados. Sea a Él nuestra gratitud y reconocimiento y a nuestras autoridades la felicitación por atender a sus deberes.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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