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Se afirma que origen es destino, en este caso resultó cierto. En los años ’60 Enrique Alfaro (padre) preside la FEG, la mafiosa organización estudiantil con el peor historial en todo México, encargada en 1968 de mantener lejos de Guadalajara a los estudiantes de la UNAM, pero sobre todo, de someter bajo la violencia y el terror al estudiantado de Jalisco. Cero apertura democrática en la Universidad pública local; para eso tenían las huestes de gatilleros y golpeadores.

La cuestión es que a la violencia despótica le siguió la ambición, y entre su antecesor (Enrique Zambrano) y Alfaro, finalmente se hicieron de la rectoría de la Universidad en los años ’70. El último rector de origen académico fue Rafael García de Quevedo, sucediéndole una lista de ¿cómo se les puede decir? ¿catedráticos?, ¿académicos?, ¿investigadores?, ¿educadores?, lo cierto es que no son ninguna de estas cosas y por respeto al lector dejamos este asunto a su criterio, tomando en cuenta que todos tienen su origen en la nefasta FEG o en su hijastra la FEU, cuyos edificios en Pedro Moreno y Tolsá y después en Carlos Pereira fueron testigos de incontables hechos delictivos (todos impunes).

El régimen les dio cabida, simpatía y luego poder, eran fieles y se plegaban al gobierno. Pero no midieron su ambición y origen vulgar, pues como dice el refrán “la cabra tira al monte”, así que cuando se sintieron fuertes en la U de G se hicieron de la rectoría sin soltarla hasta el momento (Enrique Zambrano 1975, Enrique Alfaro 1983 y así sucesivamente).

En términos llanos los sumisos se alebrestaron y patearon el pesebre. Historia repetida en Enrique Alfaro (junior) quien sumiso sube los primeros peldaños del poder en el PRI hasta llegar a diputado local. En el Congreso de Jalisco hace extrañas migas con el nefasto Emilio González Márquez (quien hasta ahora no ha entregado cuentas de los $74,000’000’000 millones de pesos gastados de manera discrecional); y finalmente, a la manera ya conocida de los carteles estudiantiles (FEG y FEU), traiciona al PRI y se une a MC propiedad del señor Dante Delgado, quien tiene sus días contados como dueño de la franquicia política, es obvio que su negocio está próximo a cambiar de propietarios.

La manera déspota de tratar a las personas es peculiar en Enrique Alfaro, su modo de ser, incluso de hablar. El problema se complica cuando la banda que le acompaña en su círculo cercano (cofradía, cartel, camarilla o como se llame) todos son sus incondicionales desde sus años de estudiante. Han ganado años, pero no experiencia en el servicio público, mucho menos algo de educación o don de gentes. Siguen comportándose como vulgares golpeadores estudiantiles.

Las recientes grabaciones de Hugo Luna (‘jefe de gabinete’) y de Rosalío Arredondo (Regidor de Mercados) hechas públicas en los medios, muestran sin retoque que en el Ayuntamiento nunca ha habido un Dr. Jekyll, solo ha existido el horrendo Mr. Hyde. Recordemos algunas de sus expresiones:

 

“…Traigo en chinga a los constructores. Ya vinieron a chillar. Ya les dije: ¿quieren nueve años de obra pública? Pues chínguenle ya y déjense de mamadas”, dice con su inconfundible voz el jefe de gabinete. Hugo Luna le dice a Luciano González: “jurídicamente no me las ganan. Si es a putazos me la saco, pero no se trata de eso. Enrique (Alfaro) trae la capacidad de dar un manotazo en el TAE, a quien sea, y tiembla, ya andan los magistrados pidiendo esquina”…  Lincho al pinche magistrado. Acaba de salir el coordinador de los diputados de MC (Ismael del Toro)… tengo 14 diputados aquí y 25 en el Congreso federal. Le rompo su madre al magistrado que haga eso. Por cualquiera que mame traigo una lista de amigos que le traen ganas también” (El Respetable, 18/Feb/2016).

‒Rosalío Arredondo: “…Yo llegaría simplemente: ¡a ver putos!, ¿no tienen mesas, no tienen sillas? No te dan tus papeles, a la verga vámonos cabrón. A otro puto mercado güey. O sea, yo no veo cuál es el problema ‘güey’. Porque ustedes tienen la decisión cabrón. O sea no a ‘güevo’ tiene que ser en un mercado que están apáticos, que les vale verga y que quieren hacerlo como quieren, (…) pero toma dato del puto local que no está yendo. O sea, yo preferiría mejor andar en campaña güey que andar haciendo estas mamadas güey, (…) pero necesito que tengan los datos precisos y concisos. Si no viene fulana, sabes qué pedo, se llevó, se levantó el censo, cuánta gente vino” (El Occidental).

 

La cuestión es que estos monstruos sociales se han dejado llevar por la ambición desmedida sin que nadie les estorbe (igual pasó en la Universidad, los gobiernos no hallaban qué hacer con su Frankenstein). Como disco de repetición hablan de presupuesto, de sumas millonarias, de crear leyes “con dientes” para hacerse de más dinero.

Han llegado demasiado lejos. Su despotismo y soberbia les han perdido a tal punto que desobligados de sus deberes primarios se han abocado exclusivamente a los dineros. Los asesinatos diarios y el clima de violencia que impera en Guadalajara, Tlajomulco, San Pedro y Zapopan, no parecen importar en absoluto a Enrique Alfaro y sus amigos. Su única visión es el dinero, el poder y por supuesto la gubernatura de Jalisco.

¿Cómo explicarse que mientras los asesinatos, el robo de autos con violencia, robo a casas, a restaurantes llenos de comensales, etcétera, aumentan sin freno, el Ayuntamiento de Guadalajara nomas piensa cómo sacarle el dinero a los ciudadanos pacíficos y observantes de la ley? (lo que nos recuerda a los gorilas de la FEG extorsionando estudiantes y negocios dentro y fuera de la U de G).

Una de las últimas atrocidades de Alfaro y sus huestes está sucediendo en la colonia Chapalita. Poblada por personas viejas (el eufemismo “tercera edad” no significa nada), por tanto con pocos o nulos ingresos. Se esperaron a que pagaran el predial de 2016, para luego soltar los mastines con folio en mano a infraccionar a los ciudadanos en su propio domicilio (en domingo). Las multas son por $ 3,276.00 pesos, es decir, mayor en casi todos los casos que el impuesto predial mismo, lo cual además de inconstitucional permite ver la locura de estos jóvenes mega ambiciosos metidos según ellos a gobernantes.

La Ley municipal obliga a que los negocios tengan cajones de estacionamiento suficiente para sus clientes antes de concederles la licencia. Con Alfaro no es así, negocios son negocios, primero es la lana de la licencia y que los vecinos se las averigüen como puedan, total, para eso son gobierno ¿o no? Negocios como la Aseguradora «Quálitas» tienen las calles de La Purísima, Placeres, Loreto y algunas otras, saturadas con veinte y hasta treinta autos de sus empleados y clientes, dejando a los vecinos sin sus espacios o en las rampas de sus propias cocheras (para ser infraccionados de manera estúpida e injusta).

¡Ah no, dice farisaicamente el gobierno municipal de Guadalajara! ¡Cómo que obstruir banquetas, múltenlos, con mucho, para que se les quite semejante violación de la ley! En primer lugar no son banquetas, son las rampas de sus propias casas, en segundo lugar, antes deben poner en orden a los negocios que les quitan sus espacios, en tercero, la Constitución considera salarios mínimos y condiciones económicas del infractor (arts. 21 y 22) por lo que dichas multas están fuera de la ley, etcétera, etcétera.

    Es aberrante semejante conducta municipal contra ciudadanos pacíficos y observantes de la ley, mientras que con delincuentes de todo tipo, con cuello blanco o de fajo piteado sean tan laxos, tan omisos. Rápidos para conceder licencias a edificios enormes que están asfixiando la ciudad de Guadalajara, pero… ¿se podía esperar otra cosa de un gobierno déspota, ambiciosa y vulgar? Tan vulgar que esta semana iniciaron su programa «La Ruta de las Cantinas» para llevar (Enrique Alfaro) de la mano al briago local como al visitante cantina tras cantina ¡Ver para creer!

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

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