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A los marchantes consuetudinarios (no me refiero a los compradores del mercado), ya sea que vivan de esa extraña y molesta actividad o lo hagan de manera esporádica, les gustan mucho los coritos, las consignas cantadas: “¡el pueblo unido, jamás será vencido!”.

La cuestión es que lo repiten a manera de rezo, como si tuviese algún efecto mágico su machacona y enfadosa dicción. No es así, los problemas sociales jamás se resuelven de esa manera, si acaso se complican o crecen. Pero claro, es el camino fácil de los demagogos para intentar a través del atajo llegar al punto deseado; el que evita el pensamiento, el análisis, el reclamo sin airar y civilizado. Se sabe por experiencia que la pereza y la improvisación de acciones que requieren de pensamiento, diseño e implementación, terminan mal por lo general. Los mexicanos tenemos algunas décadas de padecer esta clase de farsas que parecen buenas, pero que a final de cuentas solo empeoran el estado de cosas.

     Citemos un par de casos emblemáticos, aunque los hay de sobra: Vicente Fox y López Obrador, ambos demagogos, ambos ególatras recalcitrantes, ambos de limitadas luces y generadores de problemas sociales. El primero parecía representar a la derecha, sin embargo en los hechos lo único que mostró es ser cabecilla de una banda de ambiciosos que saquearon el país, sin que hasta la fecha nadie les haya tocado. El brazo de la justicia se paralizó; quizá porque supieron colocar y poner a modo a funcionarios en las dependencias y poderes encargados de impartir justicia; quizá porque se ausentó la autoridad moral para hacerlo.

El segundo, un costeñito hablador y anarquista que jamás ha trabajado en nada, pero asegura defender a los trabajadores. Desde joven, y luego de permanecer como fósil en la hermana república de la UNAM (dixit Gabriel Zaid), se ha dedicado a fastidiar a todo México, sobre todo a los que trabajan y hacen posible que este país permanezca de pie. Se inició en el PRI y tuvo buenos huesos en su natal Tabasco, pero como no le dieran el cargo que quería, en uno de sus cotidianos berrinches tomó pozos petroleros y causó graves incendios. En otras de sus rabietas y pataletas (que exhiben su carácter malformado) llevó a barrenderos encuerados a los que sacó sangre para pintar consignas en muros

Sus émulos abundan de frontera a frontera y de costa a costa, los encontramos en los mal llamados partidos políticos (que en el presente se han convertido en meras franquicias de vándalos y ambiciosos), en los sindicatos, en los congresos, en las cámaras patronales y en cuanta organización se pudiera usted imaginar; pequeñas ínsulas como la gobernada por el improvisado Sancho Panza pero que en la práctica solo han  servido para dividir a México y a los mexicanos.

En unos días nuestros vecinos del norte estrenarán presidente, y no cualquier presidente, ¡no señor!. Salido de la farándula y el show business, Donald Trump dejará de organizar el certamen de Miss Universo y de administrar sus mafiosos casinos para tomar las riendas del Imperio.Como todos sabemos el señor del copete naranja nos detesta a sus vecinos, lo cual demuestra su incapacidad política e inmadurez como ser humano ¿Estará listo para gobernar un país en cuyas manos está la vida o destrucción del planeta?

A semejante cuadro habrá que agregarle que en su soberbia e ignorancia, pues aunque tiene mucho dinero la cultura y el conocimiento le son ajenas, Trump pretende deshacer el TLC o cuando menos cambiarlo al modo de él y sus amigotes que le asesoran, lo cual de lograrlo, no solo nos traería una infinidad de problemas a los mexicanos, sino que incluso y de rebote a su propio país y a otros(Canadá, por ejemplo).

La cuestión es que, y volvemos a Echeverría, desde que en su gobierno se traicionó la Revolución Mexicana, que dicho sea de paso, resultó exitosa en muchos aspectos (reprobada en otros y en unos más de medianos logros); han aparecido una serie de falsos mesías, todos ellos capaces de engatusar a parte de las masas; labor que en la era posmodernista se les facilita a través de las llamadas redes sociales: es decir, internet y teléfonos portátiles.

No importa que la información que reciban carezca de sostén y razonamiento, con tal de que lo publiquen las redes sociales “es verdad”, a fin de cuentas si se habla mal del gobierno debe ser cierto ¿en verdad?

La manipulación advertida por George Orwell en su anti utópica novela 1984 se ha convertido en una realidad. El doble pensamiento y facilidad para cambiar en la mente de las masas crédulas e ignorantes la concepción de las cosas es cosa común. Lo peor del caso es que como decía Umberto Eco de las nuevas generaciones, “son las que tienen más información de toda la historia, pero no saben cómo decodificarla”. Dicho en otras palabras: desconocen muchas cosas y temas y no saben cómo entenderlas o descifrarlas pues el mundo suele no ser tan sencillo como se aprecia en la superficie. Y las nuevas generaciones son superficiales por formación, campo propicio para la manipulación.

En síntesis: ante la llegada de este hombre agresivo y de malas entrañas, lo peor que puede sucedernos a los mexicanos es dividirnos y lo estamos lamentablemente. El anuncio del aumento a las gasolinas está siendo el pretexto idóneo para que los falsos apóstoles políticos aparezcan a defendernos del “mal gobierno”. Hasta este momento quienes fuimos formados a la antigua, que nos gusta pensar y resolver las cosas en lugar de complicarlas, no hemos visto que cámaras patronales, sindicatos, universidades, autotransportistas, camioneros, etcétera, se reúnan para tratar de entender lo que está pasando y nos puede pasar.

    Que una vez analizada la llegada de Trump, el aumento a las gasolinas y diésel y del TLC (por señalar algunos de los principales problemas), pidan hablar con el Presidente Enrique Peña Nieto y se escuchen mutuamente. Que sin levantar la voz ni amenazar, busquen entre ambas partes el bien de México con vista al presente y al futuro. Ni el estado tiene toda la razón, ni la sociedad tampoco, pues como dicen las Sagradas Escrituras: “en la multitud de consejeros está la victoria” (Prov 24:6). Mientras tanto, funcionarios, gobernadores, munícipes, senadores, diputados, ministros de la SCJN y demás integrantes de la monarquía huehuenche deberán bajarse sueldos y prestaciones cuando menos en un 60 por ciento, no hay de otra, y si no les conviene, que busquen en la IP quien contrate semejantes cerebros privilegiados (sirve que el País se estabilizaría de inmediato).

Hoy, dadas las condiciones que guarda la humanidad, requerimos con urgencia la unidad de todos los mexicanos de lo contrario ya lo sabemos:“un pueblo dividido, siempre será vencido”. 

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

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En tanto que su nacimiento, que si bien ocurrió en otro día, mes y año, es utilizado por unos para hacer negocio, por otros para dar rienda suelta a su hedonismo a través de fiestas sin fin, y unos más para delinquir aprovechando la derrama económica y la euforia social; el Festejado, para los más, resulta un perfecto desconocido. Aun cuando aseguren conocerlo.

Sin leer la Biblia o cuando menos el Nuevo Testamento (y entenderlos desde su trasfondo cultural y su mensaje espiritual) decir que se cree en Jesús, es en la mayoría de las veces, un autoengaño. Por muchos siglos los líderes religiosos a semejanza de los de la época de Jesús, ni entran al reino de los cielos ni dejan entrar a los que desean hacerlo. Su falta de amor a Dios, como a las almas por Él creadas y redimidas (en la persona del Hijo-Mesías), así como por su nula o torcida enseñanza: han hecho de la fe judeocristiana una religión anodina en los hechos, aunque sea poderosa, transformadora y de certezas eternas.

No queriendo tomar mucho espacio, sabedor de que a la mayoría en las nuevas generaciones no les gusta leer, comparto a continuación algunos textos tomados de mi libro YESHUA, EL MESIAScon el deseo sincero que sean de reflexión a quien guste detenerse a leerlos:

―”Adelantándonos al tema y como ya quedó anotado, judaísmo y cristianismo son la misma religión, solo que entendida y vivida desde trasfondos culturales diversos.Afirmar lo contrario es demostrar que se desconoce o nunca se ha entendido la propia fe. Que la Biblia es un libro no leído, por tanto incomprendido. Peor todavía: leído y no entendido…” (pág. 15).

―”El auténtico cristiano ama profundamente a su hermano judío, puesto que conoce la Escritura y sabe que su fe se origina en una religión cien por ciento judía, de hecho y analizada desde el campo de la teología se trata como ya se dijo de la versión gentil del judaísmo, donde Abraham es el padre de Israel y de la fe y su descendencia incluye las doce tribus, al libertador Moisés, los jueces, los profetas, los reyes, los apóstoles, María (Myriam) la madre de Yeshua, la cual para el cristiano bíblico es ajena a todo culto y éste reconoce su posterior unión con su marido José (Yosef) por así narrarlo los evangelios. Aceptando también que Pablo, Bernabé, y todos los grandes personajes de la Biblia son judíos…” (pág. 16).

―”El nombre de Jesús es mundialmente conocido… Sobre su persona se han escrito miles de libros e historias, al igual que leyendas y calumnias. Se le ha pretendido inmortalizar por medio de esculturas, pinturas y filmes, pero también se ha buscado desaparecer todo vestigio que pueda hablar de él. Así las cosas, adorado o blasfemado, aceptado o rechazado, ha sido piedra angular de la humanidad; cimiento firme para unos y tropezadero para otros” (pág. 55).

―”¿El hecho que Dios haya engendrado a su hijo en el vientre virginal de una doncella de Israel –como estaba escrito en los neviím- debe sorprendernos como para considerarlo imposible? ¿El que creó el universo y todo cuanto existe tendría problema alguno para engendrar al Mesías sin mancha de pecado y como segundo Adán para salvar al hombre caído y reconciliarlo con su Dios? Acaso no declaró él mismo al primer patriarca, es decir, a Abraham: ‘¿Hay para Dios cosa difícil?’…” (pág. 58).

―”Luego de su bautismo y la difícil prueba de las tentaciones y ayuno en el desierto, Yeshua inicia su actividad mesiánica en la Galilea, habitando en Capernaum y predicando al pueblo acerca de la necesidad de arrepentirse ‘porque el reino de los cielos había llegado’…   Acto seguido, llama a su servicio a doce judíos provenientes de distintas posiciones sociales… (pág. 64). 

―”Su lugar de predicación fue principalmente la sinagoga, a la que sin falta asistía ‘como era costumbre en él’, según nos relata Lucas (4:16). En la sinagoga como buen rabino enseña las Escrituras, además de que sana enfermos, expulsa demonios, consuela a los afligidos y por supuesto, predica el mensaje de salvación y libertad, que como sabemos fue el punto angular de su ministerio. Su mensaje entonces como ahora no fue del todo entendido. La mayoría no entendió(e) al confundir la religiosidad de exterioridades cargada de ritos, rezos y tradiciones extra bíblicas, cuando en realidad el Mesías expresaba la necesidad de ser liberados de la esclavitud del pecado para que realmente pudieran ser libres y así conocer a Dios y ser conocidos por Él de manera íntima, personal” (págs.. 64-65).

―”En suma: su muerte tenía que ofrecer un resultado inmediato para beneficio del pueblo judío (y los justos anteriores a la formación del pueblo hebreo), como también de las naciones gentiles, obteniendo en primer orden la esperada redención del hombre caído y por tanto pecador, el cual es reconciliado por la sangre inocente derramada por Yeshua en la cruz del Calvario, quien satisfizo mediante el sacrificio de sí mismo y para siempre, la justicia ofendida de Dios el Padre” (pág. 314).

―”Esperando el momento profético que el Padre ha puesto en su sola potestad, de retornar a Jerusalén a poner orden en un mundo caótico y de impiedad, y reinar en Israel como Rey de reyes y Señor de señores, satisfaciendo para siempre el anhelo de los justos judíos y gentiles que esperaron confiados en Dios para que este día llegara. No será por supuesto una entrada pacífica como hace dos mil años… En sentido inverso, durante su retorno glorioso, todas las naciones serán testigos de su fuerza y poder y nadie podrá impedir que Yeshua ponga ¡por fin! orden en este mundo cada vez más impío, malvado y caótico. Los pueblos de la Tierra verán a un Rey guerrero cuyas armas no convencionales someterán y derrotarán a todos los enemigos del Dios de Israel, comenzando con el Antimesías o Anticristo” (págs.. 315-316).

Deseo, estimado lector, que pase bien y bendecido estas fiestas. Si la lectura le interesó, puede adquirir el libro en la cadena de Librerías Gonvill a nivel nacional o por su sitio en la red.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

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La condición que guarda la sociedad mexicana es terrible. No podemos decir que sin antecedentes, puesto que sí hemos tenido etapas parecidas, sin embargo tecnología y depravaciones han refinado la maldad de aquellos grupos e individuos que han decidido hacer de esta conducta su estilo de vida, agobiando hasta llegar a la ansiedad colectiva a una sociedad que no encuentra en el estado mexicano ninguna protección. Si acaso al que le cobra impuestos con prepotencia y sin ningún interés por ella.

En el siglo XIX y a causa de la llamada intervención francesa, el gobierno desatendió la seguridad interior proliferando toda clase de bandas criminales, sobre todo en ciertas zonas del país (algo muy semejante a lo que sucede hoy en día).

Los bandoleros, a semejanza de los narcos y demás delincuentes actuales, gustaban de hacer ostentación de sus riquezas malhabidas colgándose en el cuello y en la ropa cuanta cosa de plata podían. En su maravillosa novela “El Zarco” (escrita entre 1886 y 1888), Ignacio Manuel Altamirano describe en detalle la conducta, fanfarronerías y el daño causado al país, por este tipo de criminales a los cuales se les conocía como “los plateados” (hoy: narcos, zetas, cártel Jalisco, etcétera).

Por esa misma época, otro de nuestros grandes novelistas, Don Manuel Payno publica en folletines “Los bandidos de Río Frío”: una brillante narrativa en la que los personajes son tomados de la realidad y las costumbres de los inicios del México independiente. Una trama que permite ver al lector los excesos y las ambiciones humanas desbordadas, en una sociedad con gobiernos débiles y ególatras, donde los malos pueden someter a las mayorías de los buenos con la ayuda perniciosa de algunos personajes incrustados en el poder público.

Lamentablemente los Evaristo(s) de Payno, son en la actualidad personajes bonachones comparados con la fauna delincuencial que azota México de norte a sur y de costa a costa, sin que los gobiernos municipales, estatales y federal, hagan realmente algo significativo para detener y revertir esta situación.

La cobarde golpiza propinada a la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara es apenas una cuenta del rosario cotidiano que la sociedad mexicana padece día con día, sin que nadie haga algo. El hastío y el miedo, sí miedo, con el que viven la mayoría de los mexicanos es algo que parece importar un comino a sus autoridades.

Una autoridad que por cierto se ha perdido, excepto para hacer valer los créditos fiscales. En lo demás es omisa, una autoridad frívola, incompetente, de logros virtuales (a través de anuncios y prensa a modo), pero nulos en la verdadera realidad

Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Tamaulipas, Jalisco, Zacatecas, la ciudad de México, etcétera, viven dominados por la maldad de múltiples grupos delincuenciales, protegidos casi de oficio por las comisiones de derechos humanos y en no pocas ocasiones por grupos policiacos. Como en el siglo XIX, pues.

     ¿De qué sirve tener Policías municipales, estatales, federales, costosísimos Poderes judiciales y Procuradurías, si la impunidad campea como señora de horca y cuchillo? ¿De qué ha servido gastar miles de millones de pesos en contrataciones, capacitación de policías, armamento, helicópteros, uniformes, viáticos y demás, si no detienen a casi nadie y cuando lo hacen no pocas veces jueces corruptos los sueltan?

     Los asesinatos y golpizas a mujeres, además de inentendibles, muestran una sociedad enferma de maldad, nutrida de vilezas, de un cine, una televisión y un internet cuyos filmes y videos son escuela(aunque se diga lo contrario), de familias atacadas en sus valores milenarios y a las cuales se pretende destruir o doblegar ante la maldad que domina medios y no pocas instancias de gobierno.

Secuestros, asesinatos, robos, asaltos, extorsiones a negocios y personas, son parte de la cotidianeidad del mexicano ¿Para qué pagar impuestos se preguntan muchos, si no hay quién le defienda de los delincuentes? ¿Para qué presentar denuncias en las Procuradurías si las agencias del M.P. están pobladas de ignorantes de su función, de frívolos que están por la quincena, pero nunca para proteger al ciudadano agraviado?

Cambiar un cheque o tener un negocio se ha convertido en un asunto en extremo peligroso, pues el asalto o la extorsión amenazan con alta probabilidad de suceder. Y mientras los delincuentes organizados o sin organizar (incluidos los maistros de la CNTE, los pseudo guerrilleros ayotzinapos y demás maleantes con falsas banderas) mantienen dominado a casi todo el territorio nacionallos gobernantes se mantienen ocupados en cómo llevarse el presupuesto y en la siguiente elección; en tanto que jueces que cuestan una fortuna a los mexicanos abren la puerta a los pocos delincuentes que caen a la cárcel (apenas es detenido y consignado el 1 o 2% de los que cometen un delito).

La violencia y la maldad que la fauna delincuencial utiliza en la actualidad contra sus víctimas es una fotografía instantánea que el gobierno en todos sus niveles se niega a ver. Una realidad derivada por supuesto de haber sacado a Dios de los hogares, de las escuelas, de la vida social, de los corazones, saliendo legiones que monstruos que aunque se vistan como humanos, carecen de los valores y la dignidad con la que fuimos creados por Dios, que dicho sea de paso, es el ÚNICO que puede traernos una paz social verdadera y revertir este clima de maldad.

Los gobiernos se han escondido en los “derechos humanos” para no cumplir con su deber de proteger al ciudadano (protegiendo a los delincuentes), por lo que el estado de derecho ha pasado a ser un simple referente histórico. Por dos décadas esta columna se publicó en el diario El Informador cuyas reglas de conducta interna eran muy sencillas y eficaces: «el que tira recoge, el que ensucia limpia y el que la hace la paga». Si nuestras autoridades en todos los niveles hacen valer la ley siguiendo sus normas, así como en ese diario funcionaban las cosas, téngalo por seguro que las cosas en este país comenzarán a funcionar, pues los delincuentes no conocen otro lenguaje que el de una fuerza superior. Además de que cuando comiencen a ver que la impunidad deja de reinar para dar paso a la legalidad, muchos dejarán por sí mismos el camino de la maldad. No se puede olvidar que cobardes y oportunistas siempre aparecen en un estado débil y laxo.

Aunque, claro, requerimos también de gobiernos de verdad formados por hombres íntegros, ya que de acuerdo a los que se tienen y como dicen los rancheros, “allí es donde la puerca torció el rabo” ¿Cómo esperar que la maldad se reduzca cuando en el poder público se genera y abunda?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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En toda sociedad hay y ha existido la maldad, resultado del rompimiento entre la tierra y el cielo, entre los hombres y Dios, en ese orden. Y cuando la maldad o los males sociales se multiplican, cuando se carece de ética y autocrítica, los gobernantes buscan a quien echarle la culpa. Es el camino fácil, la manera rápida y perversa de salir airosos (al menos por el momento).

En Jalisco el transporte público ha sido el “chivo expiatorio” en el cual se ha querido descargar todas las culpas sociales, o cuando menos la mucha frustración que existe. Nadie está diciendo que las unidades del transporte público son de primera, ni de buena calidad el servicio que prestan. Por $6.00 pesos que cobran la mayoría de las rutas en realidad es casi regalado, que si al trabajador se le hace mucho, no es porque el pasaje esté caro, sino porque los sueldos son bajos. Ese es el problema.

Hagamos un recuento de este tema en la zona metropolitana de Guadalajara. En los años ’60 y parte de los ’70 el transporte público (solo había camiones) era más utilizado por la población que en la actualidad, en que bicis, motos, Metro y dos millones de autos le ayudan a resolver este enorme problema cotidiano. En aquellas épocas había dos grandes bloques: Servicios y Transportes financiado por el gobierno del Estado y la Alianza de Camioneros con capital privado.

La terminal de SyT en el Paradero a la entrada de San Pedro (hoy convertida en un centro comercial) era inmensa, como inmensa se volvió la carga para el gobierno, que harto de subsidiar el pasaje decidió deshacerse de semejante lastre declarando que se trataba de un servicio (negocio) que debían prestar los particulares. El estado se desentendió gradualmente de este servicio y abrió la puerta para que los particulares invirtieran en ese ramo tan necesario para la vida de nuestra gran comunidad llamada Guadalajara (que en la actualidad incluye una enorme zona metropolitana).

Años después permitieron la entrada de las llamadas “Combis” ; un transporte incómodo e inseguro que intentaba ser una especie de taxi colectivo sin ser una cosa ni otra. Ante esta situación nace el llamado SISTECOZOME para regular este nuevo transporte, que al poco tiempo obligaría a los subrogatarios a cambiar las combis por Microbuses.

     Para que el ciudadano se dé cuenta de la injusticia que el Gobierno de Jalisco está cometiendo contra este gremio tan necesario para la vida económica y social de los habitantes de la capital del Estado, un minibús en este momento, cuesta nada menos que $ 1’700,000.00 pesos, cuando hace apenas siete años costaba $700,000.00. El problema de fondo es que la mayoría de las rutas que utilizan estos minibuses cobran la misma tarifa de $6.00 pesos que hace 7 años. A nadie nos cuestan las cosas igual que hace siete años, excepto el pasaje del camión.

No contentos con no autorizar una nueva tarifa, cuando el diésel ha subido al doble y llantas y refacciones hasta el triple (muchos de estos insumos se compran en dólares convertidos a pesos), el gobierno ha ido obligando a los dueños de los camiones a poner cámaras, equipos para medir el flujo de pasajeros, rampas para subir personas en sillas de ruedas, tarifas especiales para estudiantes y otros usuarios, etcétera, etcétera, pero todo a cargo de los dueños de la unidades. Es decir: «el hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre». Siempre, eso sí, con la amenaza de quitarles la concesión. Actitud por demás reprobable y repugnante. Es inadmisible que las sonrisas y los programas sociales sean únicamente ante las cámaras, para aparentar ser buenos y justos, y en cambio para este golpeado y agraviado gremio la dureza y el desprecio. Peor todavía: convertirle en chivo expiatorio y en los malvados ante la sociedad, para ellos aparecer como los defensores.

A la corrupción y doble moral del gobierno de Jalisco, se ha sumado Televisa, algunas estaciones de radio y periódicos, convirtiendo al transporte público en los chivos expiatorios de la sociedad en los cuales por más de una década se ha descargado una furiosa campaña. Tengan o no la culpa en un accidente, por el simple hecho de ser un camión, esos medios descargan en choferes y unidades una serie de calificativos al grado de tenérseles ya como una especie de monstruos sin entrañas que salen a ver qué daño hacen, cuando su trabajo además de ser útil en extremo, es difícil en muchos sentidos.

Ha faltado en los medios la cordura y la objetividad: en tanto que al gobierno se le ha pasado la mano en su trato con dueños y conductores de tan necesario servicio. De hecho tiene años actuando con total injusticia y desprecio contra ciudadanos que merecen también ser respetados y protegidos por el estado. Si un chofer hace algo indebido, qué sea la persona la culpable y no todo un gremio y quienes invierten en un servicio que el gobierno ni quiere ni puede dar.

El actual jefe de Tránsito (Vialidad) se ha ganado a pulso la fama de prepotente y enemigo del gremio camionero. Una cosa es que algunos políticos (del PAN y del PRI) que se hicieron de buenas rutas y que para ellos SÍ HAY TARIFA DE $7.00 PESOS, y otra muy distinta es que para la mayoría, para los concesionarios que no tienen influencias y se atrevieron a invertir sus ahorros en un trabajo digno y decente; para ellos desprecio, malos tratos, y las mismas tarifas de hace SIETE AÑOS, descapitalizándoles y sumiéndoles en la desesperación (sin contar el repudio de no pocas personas en la sociedad a causa de la larga campaña mediática).

Otro caso. A muchos de los dueños de los Macrobuses que circulan por la Calzada Independencia los engaño el gobierno de Emilio González Márquez ―y el actual de Aristóteles Sandoval―, haciéndoles comprar al inicio costosas unidades de más de $2’000,000.00 de pesos y muchos de ellos en todo este tiempo no han recibido siquiera $10,000.00 pesos (sí, ni diez mil pesos). Pero eso sí, siempre con la amenaza de quitarles la concesión.

     Otros que se han aprovechado este problema como bandera y botín político han sido los vándalos de la FEG y FEU, en ese orden, pues se trata de los mismos golpeadores y gangsters incrustados en la U. de G., que harta la sociedad de sus crímenes y escándalos (de la primera); cambiaron las siglas de la franquicia para aparentar renovación. Un gatopardismo al mejor estilo de lo que señalaba Giuseppe Tomasi di Lampedusa. El pueblo y los estudiantes no les importan un comino, son refractarios al dolor y la necesidad del prójimo. Lo suyo es la grilla de la más baja estofa.

El tema da para más, pero concluimos. El gobierno de Jalisco está matando a los empresarios camioneros con las tarifas, lo cual además de deleznable no debe continuar. Si desea volver el estado a ofrecer el transporte público por su cuenta (que sería terrible y en el peor momento), pues que les pague en su justo precio las unidades y la inversión a los camioneros, de lo contrario, es momento de cambiar de actitud, es un negocio como cualquier inversión cuyos dueños merecen también un trato digno y justo ¿O usted qué considera, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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