Opinión
Archive

La historia universal nos puede conceder todos los ejemplos que sean necesarios. Nerón, Calígula, Napoleón (que de ninguna manera es héroe o cosa parecida, fue el Führer del siglo XIX), Hitler, Stalin y tantos otros de menor poder, pero de idéntico perfil, casi todos unidos por la soberbia, por un narcisismo desbordado y una hambre de poder sin medida.

Y mientras los defensores radicales de ese humanismo ateo aseguraban desde la segunda mitad del siglo pasado, que el hombre nuevo de su prédica positiva había llegado, lo cierto es que resultó tan viejo como Adán cuando rompió su comunión con Dios. Su rebelión filosófica contra el Creador resultó vana, inútil, de nada sirvió tanta retórica.

Lo peor del caso es que en el otro extremo los fariseos, mochos, mojigatos, teóricos de la religión o como usted prefiera llamarles, no se encuentran en mejor situación. Como de todos es sabido, nuestros vecinos del norte le apostaron a un paladín como el que describe el profeta Daniel, con cabeza de oro fino y pies de hierro y barro cocido.

     Y no se llama Nabucodonosor, como el de aquella época, quien se llenó de soberbia y Dios le bajó los humos echándole entre las bestias del campo (Dan 4:33). Se llama Donald J. Trump, que a semejanza del rey babilonio está engreído hasta el cielo, y la Biblia lo advierte para todos, también para Trump: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Sgo 4:6), como también señala: “porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Luc 14:11). Y aunque el texto se refiere a la actitud del hombre engreído delante de Dios, también aplica para los individuos que hacen de la soberbia su característica más reconocible.

En esta columna se advirtió a tiempo: “Hay personas tan miserables que lo único que tienen es dinero. Donald Trump es una de ellas. Su ignorancia es proverbial, me recuerda a otro chiflado que aunque pacífico, cuánto daño le hizo a México y me refiero a ¡Vicente Fox! La ignorancia debe mantenerse lejos del poder público, igual la soberbia, ya que de conjuntarse en una persona llámese presidente, primer ministro, rey, dictador o lo que sea, a final de cuentas termina en la categoría ya mencionada (dictador)”(IGNORANTE, HABLADOR, MALO, 21-27/Mayo/2016). Apenas lleva una semana en el poder y el dictador ya apareció.

En ese mismo artículo se dijo: “Trump, con su pelo pintado e insoportable arrogancia, ha dejado salir al vikingo que todo anglosajón lleva dentro como decía Vasconcelos; aunque nuestro Ulises criollo decía que tal metamorfosis ocurría en cuanto pasaban el río Bravo… todo parece indicar que Donald Trump ignora el despojo sufrido por México a manos de su país, en el que se nos quitó por la fuerza más de la mitad de nuestro territorio…”

La ira visceral de este individuo que jamás debió llegar a la presidencia del Imperio, ya es un escándalo mundial y causa de gran desasosiego. El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti en un acertado artículo narra la situación: “Con la elección de Donald Trump el mundo ha entrado en un clima de tragicomedia. Por un lado, sus desplantes, sus tuiters continuos…  es algo así como como un retorno antihistórico al mundo de la guerra fría… solo que aquí el enemigo no es más Rusia, sino una extraña combinación de México, Europa y China. Para seguir con las paradojas, sus propuestas no se alinean para nada con la tradición republicana, de libre comercio y convivencia con China…. “

Sanguinetti cita luego a un humorista de su país y dice: “Donald Trump tiene todo…: es antiglobalización, cree en el proteccionismo como solución a la mayoría de los problemas, maneja las conferencias de prensa como Chávez o Correa, razona como Maduro, tuitea desenfrenadamente como Cristina y probablemente termine siendo destituido mediante un impeachment como Dilma”. Al hablar de su actitud hacia nuestro país, el expresidente uruguayo señala: “Es triste lo que está haciendo con México. Decir que construirá un muro y se lo hará pagar a la víctima es un punto culminante en el terreno de los intentos de humillación a un país. No entender que un México próspero es el mejor antídoto contra la inmigración ilegal y que hacerse odiar así por un vecino amigable lo hace inconfiable para cualquiera…” (El Observador de Montevideo, 21/Ene/2017).

Trump lamentablemente no solo se exhibe ante el mundo como una copia remasterizada de Adolfo Hitler, aunque con menor capacidad (que ya es mucho decir) pero con mayor poder que nadie en la historia. Su perfil se acerca más a los dictadores sudamericanos del siglo pasado, vociferantes, violentos, ignorantes y ególatras. Atrayentes para cierta prensa capaz de calificar a Hitler (como el periódico Bandera Argentina) como lo han hecho algunos medios en Estados Unidos con Trump: “el salvador del hambriento pueblo alemán, al que, en menos de lo que canta un gallo, había sacado de la desocupación, el hambre, la derrota y la desesperanza” (El nazismo y los refugiados alemanes en la Argentina, pág. 193).

El mundo entero se encuentra en peligro bajo este individuo racista, ególatra y demente. El Congreso y los hombres de poder en Estados Unidos deben intervenir cuanto antes para que este chiflado no meta a la humanidad en graves problemas, entendidos que en la lista somos la primera víctima de su maldad racista. ¿Nadie le ha dicho que el TLC lo propuso su país y que el ingreso a México en la OMC fue también a sugerencia y presión de ellos?

Ahora sucede que este demente engreído es capaz de modificar (como lo  hacía Hitler) la realidad de las cosas y pretender convertirnos en victimarios a nosotros y a ellos en víctimas: “Como ustedes saben, con nuestros últimos líderes México nos ha aplastado. Nos han hecho ver como unos tontos. Hasta que México nos trate de forma justa y con respeto no tiene sentido reunirnos… el mundo ha abusado de nosotros durante años y eso no puede seguir pasando”.

Elridge Cleaver (1935-1998), guerrillero, líder y jefe de propaganda del movimiento de los “Panteras Negras” en Estados Unidos en los años ’60, escribiría años después en uno de sus libros (ya como cristiano profesante) un cuadro que describe el presente: “…El destino de toda la raza humana depende del resultado de lo que está sucediendo hoy en Estados Unidos. Esto es una realidad desconcertante para el resto del mundo, que se siente como pasajero en un avión supersónico en el que está forzado a observar sin esperanza, mientras que un grupo de borrachos, hippys, locos y drogados, luchan por los controles en el asiento del piloto” (¡Hielo y Fuego!, pág. 133). ¡No más, no menos! Lamentablemente esa parece ser la realidad en los mandos del Imperio, mientras que México y el mundo no salen del espanto ante semejante cuadro.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min

Aunque esta semana Donald Trump asumió la presidencia del Imperio, hay otros temas que obligan reflexión por su gravedad e inmediatez. El tema del criminal adolescente que hirió a su maestra y otros compañeros para luego suicidarse no es cosa menor ni asunto que deba archivarse pasado el escándalo. Por cierto que no.

Se trata de un asunto que merece toda seriedad y reflexión. Un tema que obliga a la sociedad mexicana a hacer un alto en su acelerado caminar cotidiano ¿Qué nos pasó? ¿Qué hicimos mal o qué dejamos de hacer para llegar al punto donde nos encontramos? Aunque la respuesta está cercana y pudiera ser rechazada por la mayoría, es esta: ¡El pueblo de México renunció a su fe y raíces cristianas!

Siempre habrá excepciones y en nuestro país hay testimonio del remanente de judíos y cristianos que mantienen viva su fe tanto en lo privado como en lo público. Nos referimos entonces a la gran masa; la que todavía hace unas décadas, con todo y su sincretismo, creía realmente en Dios; que fue formada con el Decálogo y se nutrió espiritualmente con los valores divinos tomados de la Biblia. Instrucción que se reforzaba teológicamente a través de una sencilla pero eficaz catequización. Se acabó, ya no existe esa sociedad, estamos viejos o ya se murieron. Se cortó la transmisión que hubo por siglos de generación a generación.

Hoy nos enfrentamos a una sociedad mayoritariamente incrédula en la que la religión es un mero adorno social. Una conglomerado de individuos donde reina la impiedad, donde Dios ha sido sacado de los hogares, de las escuelas, de las leyes (habiendo sido tomado el Decálogo como base de lo que por siglos era delito, hoy ya dejó de serlo), de la vida social en general. Una secularización mal entendida nos ha llevado al simple libertinaje, aunque bajo una cubierta inútil de retórica falaz e insostenible.

La fe judeocristiana no está peleada con la inteligencia ni con la participación individual de la política(no desde las  creencias, sino viviendo esas creencias de manera pragmática). El padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla era doctor en teología, la mayoría de los liberales del siglo XIX eran creyentes fervientes, incluso algunos buenos teólogos. Juárez contrario a lo que muchos creen, siempre fue un cristiano ejemplar y ferviente, de hecho dejó las filas del catolicismo para decidirse por el cristianismo reformado (con el que tuvo contacto en Nueva Orleans durante el exilio). La época de la Reforma es una evocación de la llevada a cabo en Europa a partir de 1517.

Por cinco siglos, primero durante la Colonia y luego ya como País independiente, México vio crecer y formar a sus hijos (al menos a la inmensa mayoría) con los valores de la fe judeocristiana. Las historias bíblicas, los valores divinos, pero sobre todo las enseñanzas y esperanza redentora en el Mesías (Jesucristo), sostuvieron los pilares de nuestra sociedad. Fe que aun los no creyentes valoraban por cuanto además de ennoblecer al individuo, aportaba al contrato social una paz que ningún gobierno, ni ningún programa humano puede conceder.

Las Sagradas Escrituras advierten que el hombre sin Dios queda a merced del mal, en el estado de depravación en que quedó en El Paraíso. El rabino de Tarso, el San Pablo de la cristiandad, con la guía e inspiración del Espíritu Divino lo dice con toda claridad:

 

―”Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios les entregó a una menta reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia” (Rom 1:28-31).

 

¿Se le hace conocida semejante descripción? ¿Le recuerda a ciertos políticos, a grupos de pervertidos, a criminales sanguinarios, a cierta juventud violenta, egoísta e inútil que cree merecer todo? ¿A generaciones de ateos confesos o pragmáticos?

Descripción que abarca en muchos otros aspectos a las nuevas generaciones de mexicanos, que a diferencia de sus padres y abuelos, han dado la espalda a Dios sin investigar ni darse siquiera un poco de tiempo para saber si lo que ellos creían tiene sentido. En su auto engaño creen que las tablets y sus telefonitos portátiles lo saben todo.

Viven engañados. Lo peor del caso es que muchos de ellos son absolutamente infelices y aunque aseguren regodearse en la materia y una vida hedonista, en el fondo no tienen reposo. Ignoran su sentido existencial, pues de acuerdo a su cosmovisión se ajustan a la descripción que nuestros maestros de biología nos daban en la secundaria a principios de los años sesenta respecto a plantas y animales: “nacen, crecen, se reproducen y mueren”.

El viernes pasado (20/Ene/2017) el rector de la UNAM se quejaba y horrorizaba ante la prensa por los sucesos de la escuela de Monterrey. De inmediato surge la pregunta ¿Y las hordas de porros armados que se han adueñado desde hace años de un auditorio de la Universidad Nacional y han hecho del campus su feudo y punto de venta de cuanta droga existe? ¿Ellos no existen, el malo es el chamaco de la escuela privada? ¡Por favor!

El lema de Vasconcelos que es utilizado por esa casa de estudios “Por mi raza hablará el espíritu” se refiere al Espíritu Santo. Nuestro Ulises criollo, con todas sus subidas y bajadas, con todos sus errores y desvaríos que llegó a tener, siempre volvía a su origen, a la fe recibida de sus padres. Una fe que absurdamente rechazaron y han rechazado millones de mexicanos cuando menos en las últimas cuatro décadas y que ahora se horrorizan de los resultados.  Rechazo que como ya se dijo, la Biblia nos indica que se cae en una mente reprobada ¿Se quiere enmendar el rumbo? Estamos a tiempo.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email. mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

Cuando llega la hora de los demagogos, la condición de los pueblos decae o empeora, comienza su declive, y de no hacer algo en contrario, los engañadores se hacen del poder para no soltarlo en mucho tiempo. Son las enseñanzas de la historia.

Para desgracia de los tapatíos, tenemos varios lustros padeciendo esta clase nociva de gobernantes, el grave problema es con el actual Enrique Alfaro la adversidad y la desgracia han recrudecido sin que parte de la sociedad lo advierta. Unos porque son parte del problema, otros, porque han caído en las redes de las arañas posmodernas. Redes conocidas como “sociales” y que a semejanza de las reales, atraen y atrapan a los incautos con engaños.

Empecemos con un asunto: La minerva. La horrenda mona que en los años sesenta se decía que tenía cara de solterona vieja y amargada, de pronto el prócer que cobra en Palacio municipal, y muy bien, al puro pasón le vio varices y reumas, por lo que decidió curarla. Una curación que el 2 de junio dijo costaría $ 8 millones, pero que todavía le van (supuestamente) a gastar más en repararla ¿qué no hubiera salido más barato hacer otra mejor y menos fea?

    Otro asunto por demás cuestionable en todos los órdenes son las bicis y los estacionamientos oficiales para esas bicis; asunto que a todas luces huele a negocio. Casi nadie las usa, al menos no en las calles ni de día; a no ser que en la noche se vean afuera de los antros. ¿Cuánto costó cada bici y cuánto costaron todas? ¿Cuánto costó cada estacionamiento para las mismas y cuantos millones costó la totalidad de estos? ¿Cuánto costó el equipamiento para la energía solar y cuánto la maquinaria para pagar con tarjetas?

    Pero como se trata de una camarilla de amigos en el gobierno y no de funcionarios maduros y experimentados, haciendo caso omiso de las críticas de la sociedad molesta y agraviada con estas medidas (ocurrencias), Alfaro y sus amigos, en una especie de fiebre, se han dado a la tarea de sacar a los autos de las calles y pintorrajearlas para que circulen nomas bicicletas, incluso dejando un carril apenas para los vehículos.

Qué importa que la productividad de la metrópoli se vea afectada gravemente con sus torpes medidas, total, ellos en algunas vacaciones fueron a Europa y vieron que los jóvenes andan en bici, o sea, es lo nice ¿acaso no quieren sentirse como en Europa? La cuestión es que Guadalajara no está en Europa y primero recibieron el dinero del refrendo de casi 3 millones de vehículos que circulan; por 50 años nos cobraron tenencia; se proyectó la ciudad para el uso del automóvil, y ahora, estos chamacos quieren volver a Guadalajara a ser el “pueblo bicicletero” de antaño ¡Por favor!

Entre sus garrafales errores, que ya son demasiados, hay uno que ha sacado de quicio a vecinos, comerciantes, automovilistas y camioneros. La obra tiene ya cuando menos seis meses (avenida López Mateos, desde capuchinas, hasta Niños Héroes). Primero acabó con todos los negocios de la zona al destruirles las banquetas e ingresos, a lo que sumó su tardanza en reconstruir, que pudiéndolo hacer en un par de semanas le llevó más de cuatro meses (solo dejó sin tocar el ingreso a un casino y un antro ¿qué extraño, no cree usted?).

No contento el Ayuntamiento con tanto daño a vecinos y comercios, a los segundos agravó el daño al eliminar los ingresos a sus negocios, pero como le reclamaran, modificó el proyecto inicial. La cuestión es que resultó un verdadero engendro que además de ser nocivo e impráctico, redujo la lateral de López Mateos desde Las Rosas hasta Lázaro Cárdenas a carril y medio. Error tras error.

     El achicamiento de las calles y avenidas por cualquier ocurrencia de estos noveles gobernantes ha creado ya un sinnúmero de cuellos de botella. Ni qué decir de los muros para macetones que solo servirán para que se estrellen los autos. Lo peor del todo, y sospechoso también, que gran parte de la prensa o guarda silencio o les aplaude.

Esta semana un diario local que de pronto le señala sus yerros al gobierno de Guadalajara, que pocos lo hacen, publicó una nota que debe de ponernos a los tapatíos más indignados que el gasolinazo (Mural, 13/Ene/2017). La nota denuncia que Alfaro aumentó la nómina de 9764 en octubre de 2015 a 11,585 en diciembre de 2016 en casi 2000 empleados más, cuyos sueldos evidentemente saldrán de los bolsillos de los ciudadanos, y si la gasolina nos sirve para muchas cosas, la mayor parte de estos burócratas no nos sirven para nada, excepto para esquilmarnos. Sobre todo estos últimos pues es evidente que es gente para la campaña a la gubernatura ¿Acaso no es hipocresía indignarse ante el gasolinazo que fue de un 20 por ciento, mientras nos aumenta la carga municipal también con otro 20 por ciento más de empleados de nómina?

La soberbia de Alfaro, la incapacidad de gran parte de su gente, incluso su vulgaridad, deben ser atendidos por los ciudadanos y someterse al escrutinio público. En esta columna se reprodujo (semana del 02 al 08 de abril de 2016) parte de lo dicho por su pomposamente llamado “jefe de gabinete”, de nombre Hugo Luna, a quien entre otras cosas se le escuchó diciendo en conocida grabación:

 

―”…Traigo en chinga a los constructores. Ya vinieron a chillarYa les dije: ¿quieren nueve años de obra pública? Pues chínguenle ya y déjense de mamadas”, dice con su voz inconfundible voz el jefe de gabinete. Hugo Luna le dice a Luciano González: ‘jurídicamente no me las ganan. Si es a putazos me la saco, pero no se trata de eso. Enrique (Alfaro) trae la capacidad de dar un manotazo al TAE, a quien sea, y tiembla, ya andan los magistrados pidiendo esquina’… Lincho al pinche magistrado. Acaba de salir el coordinador de los diputados de MC (Ismael del Toro)… tengo 14 diputados aquí y 25 en el Congreso federal. Le rompo su madre al magistrado que haga eso. Por cualquiera que mame traigo una lista de amigos que le traen ganas también….” (El respetable, 18/Feb/2016).

 

Ese es su nivel moral y capacidad, por eso se entiende el descaro con el que anuncian sus planes a “nueve años”, por eso se entiende el asunto de las bicicletas, el aumento del predial, de la burocracia municipal y tantos errores garrafales. Se trata pues de una troupe de jóvenes que confunden sus ambiciones morbosas de poder y dinero, con la conducción responsable y comprometida de una urbe tan agraviada y con tantísimos problemas como la nuestra ¡Pobre Guadalajara!

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

Así advierte el octavo mandamiento en el catecismo tradicional de la Iglesia católica y que aparecía en el séptimo sitio (modificado por el Papa Juan Pablo II al incluir de nueva cuenta el segundo, que dicho sea de paso, había sido eliminado por siglos para justificar la desviación de la idolatría). Dicho mandamiento está ligado totalmente con el décimo en las Sagradas Escrituras, pues como se aprecia en el texto, es lo que mueve el corazón del humano para robar:

―”No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Exodo 20:17. Deuteronomio 5:21).

Tratando de contextualizar dicho mandamiento a nuestra realidad posmodernista, el texto podría leerse así:“No codiciarás el cargo público que el pueblo te negó en las urnas, no codiciarás la televisión plana, ni el estéreo, ni los play station, ni los vinos, ni los juguetes, ni la ropa, ni la comida, etcétera, no te meterás en la casa del vecino comerciante y usar sus carritos para transportar más cómodo tus hurtos. No darás rienda suelta a la maldad de tu corazón, ni desearás lo que es de otros, pues en tu maldad además de robar lo que no es tuyo, acabarás con fuentes de trabajo, espantarás las inversiones, contribuirás al clima de violencia que existe y por supuesto, y aunque lo dudes por ahora, pagarás por ello, escaparás de la justicia de los hombres, de la Divina jamás”.

Lo saqueos (robos) que hemos visto en días recientes con el pretexto del aumento de las gasolinas, han mostrado sin retoques la verdadera personalidad de ciertos sectores de la sociedad. Sí, no eran haitianos o africanos hambrientos a causa de algún huracán que haya azotado su tierra y dejado a la intemperie y sin comer. Todos lo vimos en la televisión: hombres, mujeres, jóvenes, muchos jóvenes e incluso niños, bien vestidos y comidos, dieron rienda suelta a lo que había (y hay) en sus corazones. La ambición por lo ajeno, un enfebrecimiento por hacerse de las cosas del otro en verdad terrible se apoderó de la turba. Como demonios desatados corrían con lo robado y quizá para volver por más rapiña (Las fotos publicadas por el Diario Muralson escalofriantes e impensables en épocas recientes, 6/Ene/2017).

Es obvio que en esta ola desatada de ambición colectiva hubo varios actores: los originados desde y por el mundo político. Aquellos que durante meses estuvieron anunciando en radio y televisión(paradójicamente pagados con los dineros del pueblo) de una REBELIÓN EN LA GRANJA.

La rebelión se vio, todos la vimos. Sin embargo los gritos de los marranos y cochinos se escuchaban entre los que salían con las televisiones y los carros de supermercados llenas de mercancías robadas. El sentido de George Orwell en su novela era otro, queda claro que les traicionó el subconsciente, la cuchara saca lo que hay en la olla.

En todo este aquelarre las llamadas redes sociales jugaron un papel definitivo, anunciando a sociedad y gobierno la necesidad de poner límites. Los sobrenombres y nombres virtuales deben acabar para siempre. No se puede perseguir a un delincuente fantasma y el clima de ansiedad que provocaron en la mayoría de los mexicanos que se dedican a trabajar y que aunque estén en contra del alza de gasolinas, jamás tomarían algo ajeno, debe pararse de golpe. Las tibiezas políticas en este momento son inútiles y peligrosas.

Es obvio que todo estaba planeado, días antes en las redes sociales comenzaron a inundarlas acusando al Presidente Peña Nieto de “asesino”. Se podrá acusar al titular del Ejecutivo de varias cosas, menos de asesino. Su temor para aplicar la ley a los que delinquen y han querido tumbarle de la presidencia no tiene antecedente en la vida nacional.

Los líderes de las 380 tiendas saqueadas (ANTAD) están reclamando con sobrada razón, la intervención del estado mexicano, que en estos condenables episodios violentos como en muchos otros (valga recordar los delitos incontables de los ayotzinapos, de los maistros de la CNTE y demás) ha brillado por su ausencia. Ha sido omiso totalmente en aplicar la ley en contra de los que delinquen, contribuyendo con su flacidez al clima de impunidad y violencia que impera de costa a costa y frontera a frontera.

El estado de derecho tiene que estar por encima de los “derechos humanos”, que sin deberes se convierte en un engendro social monstruoso, asunto que solo parece interesarle al gobierno en todas sus instancias. Durante los saqueos ni las fuerzas municipales, ni estatales, ni federales asomaron la cabeza, convirtiéndose en cómplices con su parálisis. La ley se hizo para cumplirse y los gobernantes protestan hacerlo al inicio de sus mandatos.

     Hay otros actores en esta tragedia social. Desde el periodista protagónico que irresponsablemente confunde la libertad de expresión calentando cabezas y acusando al gobierno federal de cosas que no hizo, hasta el ciudadano común que viendo la maldad participó con entusiasmo, al estilo del Gil Blas de Lesage. O como señala la Biblia: “si veías al ladrón corrías con él” (Sal 50:18).

Sin olvidar por supuesto a las bandas de delincuentes profesionales que aprovecharon esta coyuntura de la gasolina para dar rienda suelta a sus instintos criminales con toda impunidad.

Cercanos al final de este comentario, viene a mi mente un recuerdo de Francoise de Chateaubriand, el gran historiador, escritor, político y cristiano francés de finales de la monarquía, la revolución, el imperio napoleónico y algo más, quien al ver a la turba saqueando y derramando sangre se horroriza y les confronta:

―”Llega un grupo de descamisados… al acercarse, distinguimos dos cabezas desgreñadas y desfiguradas, que los predecesores de Marat llevaban en la punta de sendas picas… Los asesinos se pararon delante de mí y alargaron las picas hacia mí entre cánticos, mientras daban grandes brincos y saltaban…  «¡Bandidos! ―exclamé yo, lleno de una indignación incontenible―, ¿así es como entendéis vosotros la libertad?»…Mis hermanas se indispusieron; los cobardes de la hospedería me llenaron de reproches. A los degolladores, a quien se perseguía, no les dio tiempo para invadir la casa y se alejaron. Estas cabezas, y otras que puede ver al poco, cambiaron mi disposición hacia la política; sentí horror por los festines de caníbales”(Memorias, Tomo I, pág. 220.).

Un festín que poco a poco va creciendo en México sin que el gobierno cumpla con su deber de hacer valer la ley que protestó cumplir y hacer cumplir. Festín que en estos días se convirtió en orgía de saqueos, olvidando que la Ley Divina advierte ¡NO ROBARÁS!, pero que las leyes mexicanas también loa advierten, violando ambas con total impunidad.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min