Opinión
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Esta semana, el menos en la teoría, la sociedad occidental recuerda la última Pascua celebrada por Jesús y sus apóstoles en Jerusalén. Esa noche el Mesías ora agonizante para pedir fuerzas para la otra Pascua que iba a cumplir en sí mismo, entregándose como cordero perfecto y sin mancha (de pecado) para reconciliar a la humanidad caída con Dios el Padre.

     Lamentablemente hemos llegado a un punto que el mundo judeocristiano ya no sabe en realidad ni qué celebra (al menos la inmensa mayoría). El extravío ha llegado a todos los órdenes y valga citar algunos hechos y personajes para corroborar que vivimos en un mundo desquiciado, gobernado por locos, ignorantes e irresponsables al máximo, que anuncian sin recato un caos sin precedente.

     En el campo espiritual, en diciembre, se le llaman “posadas” a borracheras, bacanales y orgías, cuando dichas celebraciones eran recuerdo de hechos y pasajes bíblicos que aportaban reflexión espiritual. Igual sucede en estos días, en los que semana santa significa “vacaciones” y pocos, pero muy pocos, saben qué sucedió y qué significado y trascendencia aportan a la vida espiritual. Se dice cristiano o judío sin serlo, se confunde tradición con realidad, dichos con hechos.

     Basta sin embargo dar una oteada al mundo político para horrorizarnos y sin ser Notarios, dar fe pública de la horda de locos que gobiernan la mayoría de los países del orbe.

     El pleito entre Donald Trump (que cobra como presidente, pero nunca lo será, sus incapacidades no se lo permiten) y el ex vicepresidente Joe Biden es para horrorizar a cualquiera. Ninguna persona que cuente con tres dedos de frente puede quedar quieta o indiferente ante el pleito de este par de viejos inmaduros e irresponsables, sobre todo cuando la seguridad del planeta depende en buena medida de estos “líderes” de oropel y pacotilla.

     ¿No se dio cuenta lector de lo que se dijeron públicamente este par de bravucones seniles el martes 20 pasado? Aquí se lo comparto:

Joe Biden: “Si estuviéramos en la secundaria, lo citaría detrás del gimnasio y la daría una golpiza. El que faltaba al respeto a las mujeres casi siempre era el desgraciado más gordo y feo del salón”.

Donald Trump: “El loco Joe Biden trata de actuar como un tipo duro. En realidad es débil, física y mentalmente, y aun así me amenaza con un ataque físico. No me conoce, pero él caería enseguida llorando”

 

     Cualquier explicación al respecto sale sobrando. ¿En manos de quien está el mundo? En Venezuela un chofer ignorante, bravucón y chiflado hereda el poder de su patrón, quien llegó al poder mediante la democracia pero ya instalado en él no lo han soltado, haciendo de la vida de la mayoría de los ciudadanos un verdadero infierno.

     En nuestro país el llamado “cambio” ha servido para que improvisados mega ambiciosos arriben al poder nomas para acumular fortunas que exhiben su demencia y desnudez moral (de todos los partidos). Irrita al máximo ver que acusan al otro de corrupto, cuando viven en casa de jaboneros, una casa que gobierna una sociedad donde no existe la justicia, donde campea la violencia al máximo, donde la impunidad es el sello (para no violar los “derechos humanos” de las hordas de delincuentes).

    ¿Acaso no es demencial que los ministros de la SCJN, ministros, así con minúscula, cobran (no ganan) más de $ 600 mil pesos mensuales? Es inadmisible que quienes se supone imparten la justicia y marcan criterios para los impartidores de menor jerarquía hayan caído en semejante corrupción. ¿Acaso un sueldo de $100 mil pesos mensuales no es digno y suficiente? Claro, la ambición sin freno también lleva a la locura, se pierde piso y la realidad se deforma en sus mentes.

     En China el presidente Xi Jinping es reelegido convirtiéndose de facto en dictador, en Rusia sucedió lo mismo con Vladimir Putin. Todo indica que a la locura que domina al mundo, entre los políticos se ha desatado una ambición mórbida por el poder. Un deseo de eternizarse en él.

     En México el eterno candidato Andrés M. López Obrador, que se anuncia como de izquierda cuando lo cierto es un simple anarquista con tintes de dictador, ha atrapado a un sector de la población con sus falacias, incluso a algunos pastores “evangélicos” que de ninguna manera representan a las iglesias protestantes herederas de la Reforma de 1517.

     Rodeado de paleros y asesores que cuidan su imagen y carácter violento (para que no se salga del libreto antes de las elecciones), el demente de Macuspana habla como si ya hubiera ganado las elecciones, cuando lo cierto es que ni el norte, ni occidente, ni parte del centro del país votará por él. La cuestión es que en su desquiciamiento mesiánico el llamado “peje” ya amenazó en la Convención de los Banqueros en Acapulco de “sacar al tigre” si no gana. ¿Será epidemia, algún bicho que afecta a los políticos?, porque como acabamos de leer las bravatas entre Trump y Biden son del mismo corte.

     En días pasados en Guadalajara y otras zonas del país hubo decenas de asesinatos que aterrorizaron a la población, sin embargo la nota principal fue la de un corredor en Yucatán que al llegar a la meta un perro se le atravesó y al darle una simple patada para poder cruzarla, las redes sociales y no pocos medios hicieron del corredor un “monstruo” sin serlo, mientras que los monstruos que asesinaron personas y mutilaron sus cuerpos no fueron señalados con la virulencia que se utilizó contra el corredor.

     Quiérase o no vivimos en un mundo desquiciado, un mundo espiritualmente  caído, al que hace poco menos de dos milenios un judío santo y justo llamado Yeshua (Jesús), descendiente directo del rey David (por tanto heredero legítimo al trono) dio su vida voluntariamente para salvarnos, para que nuestros muchos pecados nos fuesen perdonados por ese Dios bueno y justo que no permite la impunidad, pero que sí fue capaz de enviarnos a su Hijo amado para rescatarnos y hacernos parte de su reino eterno, que un día se iniciará en Jerusalén, y cuando este planeta ya no se encuentre en condiciones, nos trasladará a nuevos cielos y nueva tierra que nos tiene preparados para sus hijos (judíos y cristianos).

Pero, cómo van a creer en estas cosas los políticos, perdidos en su ambición de dinero y poder, como tampoco aquellas mentes descreídas y mal formadas que son capaces de hacer de un cineasta un dios y de cuya mente solo salen monstruos e historias locas. Le digo, que vivimos en un mundo desquiciado ¿O usted que piensa, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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