Opinión
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Se podría decir que nos sorprendió la manera de entender y aplicar la justicia del actual presidente, así, con minúscula. Pero conociendo su trayectoria y personalidad era previsible su complicidad y maniqueísmo a la hora de aplicarla. Su gustado método de disfrazarse de héroe le ha llevado a extremos ridículos, grotescos y nocivos para la Nación.

     Sus disfraces preferidos son el de Madero y el de Juárez, del primero nada hay qué decir, la historia le ha concedido un espacio de honor inmerecido a este ignorante, chiflado y esotérico que una vez en el poder, pedía dirección a los muertos en sus diarias sesiones espiritistas.

     El problema con López Obrador es cuando dice ser como Juárez, es apenas una botarga, pues como escribe Roger Bartra en reciente obra: “…líderes populistas que pretenden encarnar a grandes personajes de la historia, como Simón Bolívar o Benito Juárez. No son más que una farsa que repite grandes acontecimientos en forma grotesca. Muchas veces la repetición ocurre como una bufonada desastrosa” (Regreso a la Jaula, pág. 93)

      Y es que, el Presidente Juárez, tenía una frase que AMLO ha deformado y mal utilizado. El oaxaqueño decía que «para los amigos justicia y gracia, para los enemigos justicia a secas», frase que el tabasqueño ha convertido en «para los amigos gracia absoluta y para los enemigos justicia radical».

     Sí, justicia radical o ¿de qué otro modo se puede entender que para el Ing. Juan Mario Velarde Gámez, responsable de la obra del Colegio Enrique Rebsamen le hayan condenado a 208 años de cárcel y a indemnizar a los parientes de cada una de las víctimas con $337,450 pesos? Si se toma en cuenta que las víctimas que murieron en el temblor del año 2017 (al estar dentro del Colegio) fueron 26, la suma de las indemnizaciones es por $8’773,700 ¿De dónde sacaría un simple profesionista para pagar semejante suma?

     Esta expresión radical de impartición de justicia, sobre todo teniendo en cuenta que el derrumbe ocurrió a causa de un fuerte temblor que ocasionó la caída de muchos edificios y casas en la capital, queda en evidencia que las agravantes penales no se dieron, y que si hubo corrupción y se dio un permiso para agregar construcción, son las autoridades capitalinas las que llevan la mayor parte de responsabilidad, pues sus conocimientos en construcción y resistencia de materiales les hace reos de doble culpa.

     Si se voltean las hojas del calendario al 5 de junio de 2009, encontramos que en el incendio de la Guardería ABC en la ciudad de Hermosillo, murieron 49 niños. Queda claro que nadie quería que se incendiara, pero también queda claro que hubo negligencia en muchos sentidos, incluso en su ubicación, que si bien para los padres de los niños nadie puede reemplazar a sus hijos, la aplicación de la justicia debe hacerse en base a lo que establece la ley de la materia. Y no por afectos y sentimientos, pues siendo el ser humano por lo general tan injusto y parcial en sus juicios, a unos los exoneraría y a otros los condenaría, dependiendo de afectos y simpatías. Para eso están las leyes, para que los juzgadores se basen en ellas y normen sus criterios con justicia y equidad.

     Ahora bien, todos hemos visto la dureza con la que AMLO y sus huestes han actuado y presionado en ambos casos. Respecto al asunto de la Guardería Infantil ABC, aunque López Obrador no era presidente, lo cierto es que la desgracia fue parte de sus banderas políticas y una vez en la presidencia no ha soltado el tema condenando con dureza a quienes considera responsables. En cuanto al asunto del Colegio Rebsamen ya se señaló la inusual condena y la fiereza descomunal al dictar la sentencia esta semana.

     Fiereza descomunal que desapareció totalmente en la caída de un tren de la Línea 12 del Metro capitalino el pasado 3 de mayo, mostrando una complicidad cínica y una benevolencia injustificable para los responsables.Dicha línea fue construida por Marcelo Ebrard cuando era presidente municipal de la ciudad de México (el título se los mejoran, pero eso son, ¡presidentes municipales!) y desde entonces se señaló por la prensa que estaba mal construida y a muy alto sobreprecio, incluso que se compraron trenes incompatibles para las vías instaladas. ¿Qué sucedió? Que Ebrard salió huyendo de país para refugiarse en Francia y posteriormente en Estados Unidos, obviamente sin que nadie lo molestara siquiera, mucho menos lo tocara.

     Miguel Angel Mancera, su sucesor, lo persiguió mediáticamente, pero jamás en el ámbito penal, área que si conoce perfectamente pues fue Procurador del Distrito Federal (y conoce de la materia) ¿Cómo le perseguiría si son del mismo origen PRI-PRD-MORENA? Cierto, Mancera ya no se fue a Morena, pero más por estrategia que por convicción pues la inmensa mayoría de los que integran esa metamorfosis política (PRI-PRD-MORENA) carecen de ideología y escrúpulos; actúan como simple secta política tras los pasos de un iluminado, de un falso mesías.

     Así que en la terrible caída de la Línea 12 del Metro, a la que pomposamente nombraron la “Línea Dorada”, a pesar de los 27 muertos (uno más que en el Colegio Rebsamen) y decenas de heridos, así como los enormes daños causados no solo por la caída, sino por la paralización de toda la línea y los daños ocasionados a todos los usuarios (que deben ser casi incuantificables); de acuerdo a la posición maniquea del presidente López Obrador nadie es culpable. Gracia absoluta según su deformada visión del principio juarista, pues se trata de puros amigos.

     A Marcelo Ebrard, que fue quien decidió y gastó una multimillonaria suma en la obra (a pesar de tantos señalamientos en su contra por la obra mal hecha y a sobre precio) lejos de someterlo al imperio de la ley lo destapó a la presidencia para el 2024. A Mancera que fue quien recibió la obra y supuestamente le hizo los ajustes y adaptaciones tampoco (quizá les sabe demasiadas cosas a todos sus amigos de antaño) y a Claudia Sheinbaum, actual presidenta municipal de la ciudad de México, su hija política adoptiva menos la tocó, a pesar de que el mantenimiento y supervisión de las líneas del Metro le corresponden a ella y que en lo que corresponde a la Línea 12, en los papeles le gastan 120 millones de pesos al año (El País, 6/Mayo/2021).

     En cuanto al constructor, el empresario Carlos Slim, en lugar de citarlo a la Fiscalía para que la autoridad judicial y luego de las periciales correspondientes deslindara responsabilidades, el presidente lo invitó a Palacio Nacional ¿para que mortificar a su amigo? ¡eso déjenlo para los constructores del Colegio Rebsamen!, así que la gracia absoluta del presidente le cubrió; y para que la amistad y la buena fe se vieran en ambos, el Sr. Slim se comprometió a reparar la Línea 12. ¡Extraño modo del presidente de entender e impartir justicia! Para unos un tirano despiadado e inmisericorde, mientras que para sus cofrades no existe la ley, solo una gran amistad y benevolencia.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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