Opinión
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Aunque algunos millones de mexicanos creyeron en las palabras y promesas del entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, sus acciones, inacciones e incapacidad, han mostrado que nunca cambió, que siempre ha sido un anarquista en el estricto sentido de la palabra, por tanto, enemigo del orden, el trabajo y el capital, baldón para el ya de por si sufrido pueblo mexicano, que entre delincuentes, gobernantes ladrones e inútiles, y una inesperada epidemia, no encuentra la puerta de salida.

     El peor acto de corrupción de Andrés Manuel López Obrador ha sido contender por un cargo para el que no tiene ninguna capacidad ni conocimientos. Su único bagaje en la vida ha sido contender electoralmente; atrevimiento que de antemano le ha colocado al frente de la fila de los corruptos.

    Fuera de sus camaradas de aventura, incondicionales y fanáticos, engañó a más de 15 millones de votantes con el cuento de que iba a terminar con la corrupción. Una propuesta de origen inalcanzable en una persona carente de testimonio de integridad. Y ni qué decir de sus colaboradores, la mayoría de ellos impresentables, marchistas y vándalos profesionales. Cierto, supo capitalizar el descontento social causado por bribones de todos los partidos, resultando peor el remedio que la enfermedad.

    Su simpatía y condescendencia con los narcotraficantes y delincuentes debió de alertar a la mayoría de los mexicanos. Lamentablemente no sucedió así. La mayoría de los adultos, ni qué decir de los jóvenes, ya no leen diarios ni revistas políticas, situación que les priva de enterarse a tiempo de los sucesos de interés nacional, o si lo hacen, lo hacen a través de sus telefonitos (fuente constante de mentiras y verdades a medias, ajenas por lo general a la realidad y carentes de la necesaria objetividad)

    Así que desde el principio, AMLO mostró su incapacidad para reorganizar y mejorar el sector salud. Sin medir las consecuencias, ni enterarse a fondo de la realidad existente, desapareció el Seguro Popular y la compra de medicamentos, ocasionando con su disparate la muerte de cientos de miles de personas, el empeoramiento y atraso en millones de tratamientos, así como la escasez permanente de medicinas y tratamientos (hasta ahora sin resolver).

    Su incapacidad y negligencia para enfrentar la pandemia de coronavirus, la cual causó más de 600 mil muertes (que según la revista inglesa Lancet, las muertes llegaron a las 798 mil), no solamente es prueba de su irresponsabilidad y carencia absoluta de humanidad; sino causa también de ser enjuiciado con los responsables de la salud (López Gatell y Carlos Alcocer Varela) por el delito de Lesa Humanidad, pues muchas de esas muertes se pudieron evitar si la estrategia hubiera sido conforme a la ciencia y no a la política del tabasqueño.

     Su irresponsabilidad para tirar el dinero a manos llenas y descuidar casi de manera absoluta a quienes generan justamente esa riqueza que él ha estado dilapidando le exhibe todos los días. Al no saber cómo se gana el dinero mediante el trabajo honrado, pues siempre ha transitado por el anarquismo (violencia y chantaje): tira los dineros que debían utilizarse en salud, carreteras, educación, calles, alumbrado público, seguridad (capacitación, armamento, modernización, técnicas, cuerpos de inteligencia, reclusorios, etc) y combate radical contra la delincuencia, dejando a los mexicanos sin gobierno, sin servicios y sin obra pública.

    Su irresponsabilidad para poner orden en el país no tiene antecedentes. Sumido en la violencia y con casi 130 mil asesinatos en lo que corre de su fracasado gobierno, no ha querido, ni sabido como restablecer el estado de derecho, permitiendo que día a día el caos aumente y los mexicanos vivan en total angustia, merced a las bandas de merodeadores que a manera de fieras atacan sin piedad a los desprotegidos ciudadanos. Desprotegidos porque el hombre que vive en Palacio Nacional, que cobra y se dice presidente, se ha olvidado totalmente de ellos, convirtiendo su toma de protesta del 1 de diciembre de 2018 en su futuro expediente (ante el total desobligo de sus responsabilidades).

     Madruga, ciertamente, pero solo para satisfacer su enfermizo ego, para decir mentiras, para atacar a periodistas y ciudadanos que se atrevan a cuestionarlo, viajando en los aviones en clase turista, pues eso es justamente lo que hace ¡turistear! Desentendiéndose de manera total de sus deberes como presidente, solo poniendo interés en las siguientes elecciones y en su popularidad, aunque no tonto, buscó de inmediato la ayuda de las fuerzas armadas, pues quizá y tomando en cuenta su estrepitoso fracaso, ya hubiera renunciado o lo hubieran removido a causa de su incompetencia e irresponsabilidad.

     El suyo es pues un gobierno totalitario, que como tal y ante la carencia de resultados para el pueblo, se apoya absolutamente en el populacho, cumpliéndose en su caso la advertencia de Hannah Arendt: “..El populacho es principalmente un grupo en el que se hallan representados los residuos de todas las clases… el populacho siempre gritará en favor del «hombre fuerte», del «gran líder». Porque el populacho odia a la sociedad de la que está excluido”. Y por si quedaran dudas al respecto, Arendt agrega una instantánea de nuestro régimen, aunque lo haya escrito en 1950: “Por eso los plebiscitos con los que tan excelentes resultados han obtenido los modernos dirigentes del populacho, son un viejo concepto de los políticos que se basan en el populacho” (Los Orígenes del Totalitarismo, cap.4). ¿Plebiscitos, consultas públicas, le resulta familiar el lenguaje?

     No genera empleos, solo violencia, división y carestía, la economía cada vez está peor, la inflación sin control, se pelea contra el Presidente Joe Biden y su gobierno (cuyas inversiones en México son las que han mantenido gran parte de los empleos e ingresos) y paradójicamente es humillado de manera pública por Donald Trump que lo acusa de ser el más “agachón” que ha conocido y AMLO todavía dice que es “su amigo”. Los jóvenes y las mujeres son desaparecidos todos los días, a muchas de ellas las asesinan y nunca son detenidos los criminales, los negocios son extorsionados y los empleados son asaltados. La fauna criminal es dueña del país y al presidente no le importa en absoluto, capaz incluso de crear en las Islas Marías un “centro cultural”, que, sabiendo que nadie va ir a un lugar tan lejos y conocedores de su amistad con los delincuentes, orilla a pensar que será base de operación para las bandas. Ciertamente es un gobierno fracasado, irresponsable y falaz, pero necesitamos, a manera de ya, que México retorne a la legalidad y el orden.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@hotmail.com

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