Opinión
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Para el hombre que cobra como presidente (que se llama Andrés Manuel López Obrador), pero que jamás se ha comportado y mucho menos actuado como tal, la Constitución y el Himno Nacional son nada. Absolutamente nada. Este último en la primera de sus estrofas dice: “Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”.

       El pasado desfile recordatorio de la Independencia (16 de septiembre), el “paracaidista” que mora en Palacio Nacional sí, Palacio Nacional nos pertenece a todos los mexicanos y no es propiedad particular ni del tabasqueño, ni de nadie tomó decisiones propias de un dictador, de un chiflado que no mide sus acciones ni sus consecuencias.

     Teniendo como vecinos y principales socios comerciales a los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, López Obrador cometió una serie de torpezas en las que en primer orden nos ofendió a los mexicanos; en segundo, sorprendió a la comunidad internacional al invitar como participantes en el desfile a varios países condenados en el mundo a causa de sus gobiernos tiránicos (o gobernantes criminales); tercero, por escandalizar a varios países con los que tenemos sólidas relaciones diplomáticas; y cuarto, por ofender a Estados Unidos al invitar tropas de su archi enemigo Rusia. Una abierta provocación.

     Por si alguno de los lectores no se enteró, para nuestra fiesta recordatoria del aniversario de la Independencia, López Obrador tuvo el atrevimiento ¿o acto de locura ya descontrolada? de invitar a desfilar a tropas de: Rusia, China, Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, y otras. ¿Qué necesidad de traer ese tipo de invitados, de provocar inútilmente a nuestros socios, con riesgos de consecuencias varias para nuestro país?

     Cuando le conviene, el tabasqueño se dice “creyente”, aunque como en todo lo que hace, es solo cuando le conviene, la Biblia advierte: No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. ¿Para qué invitar a países proscritos mundialmente a causa de sus malos gobernantes? ¿Qué provecho o ejemplo nos pueden dejar gobiernos cuyos pueblos viven sometidos a su tiranía, que, en el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, viven sumidos en una espantosa pobreza y ajenos a la libertad que nosotros hemos gozado por dos siglos?

     Porque la verdad sea dicha, aunque hemos pasado por muchas etapas difíciles a lo largo de estos 202 años de independencia (la cual obtuvimos hasta 1821), lo cierto es que hemos gozado de mayor o menor libertad, la cual no queremos jamás perder. La presencia de tropas de esos países, aunque sea de manera simbólica para un desfile, nos causa alergia y repudio generalizado. Ni qué decir la ofensa causada para Ucrania (país con el que tenemos relaciones diplomáticas).

     Solo a un demente (o a un cínico irresponsable) se le ocurre invitar a países como Rusia, Cuba, Nicaragua, Venezuela y Colombia, nomás faltaron en el desfile para que AMLO estuviera feliz, feliz, feliz: El cártel de Sinaloa (los chapitos), del Noroeste, CJNG, Familia Michoacana, Viagras y demás fauna nociva que mantiene aterrorizados a millones de mexicanos en grandes zonas del país, si no es que ya todo el territorio.

     El nombre de ‘comandante supremo’ de las Fuerzas armadas de México, se le concede al presidente como una manera de expresar la sumisión del Ejército al poder civil. Es obvio que López Obrador no conoce en absoluto las leyes y normas castrenses, de sus protocolos internos, etcétera ¿No hubo nadie en el Ejército que le dijera que invitar a contingentes de esos países no era una decisión diplomática adecuada? ¿No hay un solo general, de esos que por décadas han estado de agregados militares en nuestras embajadas en Estados Unidos, Canadá y Europa, que le dijera la ofensa que podía causar, tanto a nuestros socios comerciales, como a la comunidad internacional que lucha a diario por mantener la democracia?

     Ya es demasiado. El tabasqueño ha violado la Constitución y cuanta ley se le atraviesa en su dictatorial camino, un día sí y otro también. No guarda compostura como presidente, ni tampoco actúa como tal. Las necesidades reales de los mexicanos nunca le han importado y a lo único que le concede tiempo e interés son los asuntos electorales. A pretender quedarse en el poder de forma ilegal y mediante la fuerza en el 2024.

     México no tiene presidente. Tiene un candidato que ganó una elección presidencial, pero que hasta ahí llegó. No da para más. Un individuo impreparado e incapaz para semejante responsabilidad, que acompañado por turbas de secuaces y falsos políticos tratan (como los nazis) de aparentar gobernar y adoctrinar a las masas, sumiendo al país en el caos, en la violencia sin control, en la ingobernabilidad.

     La gobernabilidad de México está llegando al límite; límite que una vez rebasado, no hay manera de recuperarlo sino es a través de mucha violencia y más derramamiento de sangre. Resulta inaplazable ya que se vuelva al orden, al restablecimiento del estado de derecho y sometimiento a los violentos. Ya que, de no ser así, los únicos desfiles que se verán en México es el de las tropas asesinas de los cárteles. México está siendo traicionado ante los ojos de todos los mexicanos, profanado su suelo por hordas de asesinos. Pero como dice el viejo refrán ¡No hay más ciego que el que no quiere ver!.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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