Opinión
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La maldad de López Obrador y su banda de la 4-T, tal parece que no tiene límite en sus felonías y corrupción. El lanzarse con total cinismo contra los ahorros de los viejos deja al descubierto la ambición insaciable de esta banda de forajidos que, bajo la máscara de políticos, y al no saber trabajar solo andar de revoltosos, al encontrar la enormidad del tesoro público (en todos los niveles): como poseídos se lanzaron frenéticos sobre el dinero de los mexicanos.

Su formación resentida, ególatra y enfermiza, enemiga del trabajo creador, por consecuencia carente de disciplina y valores, les imposibilitó desde siempre para los cargos públicos. No repetiremos lo que todos sabemos y padecemos con su arribo al poder. La lamentable y dolorosa realidad es que llegaron, y contrario a las propuestas de campaña y discurso impecable de AMLO a su llegada a la presidencia, apenas vieron el brillo del tesoro público se abalanzaron sobre él. El brilló del dinero les cegó la visión de “izquierda” que decían tener y su razonamiento se perdió para siempre. Para siempre, sí, lo que han hecho trajo consecuencias por demás graves que requieren reparación y castigo legal.

Tampoco comentaremos por esta ocasión los mega latrocinios que todos conocemos. Hoy nos concentraremos en otro más de sus incontables delitos en el gobierno, que, por la edad y condición de las víctimas, las agravantes le muestran ante todos los mexicanos como viles y vulgares asaltantes. ¡PRETENDER ROBARSE LOS AHORROS DE LOS VIEJOS (AFORES) les descubre como individuos de la peor calaña! El botín es mayúsculo: $ 40,000’000,000 millones de pesos.

Su ambición y ruindad, además de condenarles, les exhibe como una canalla sin escrúpulos, que en su perdida ambición consideran estúpidamente que nos pueden engañar a los mexicanos ¿En verdad son tan limitados (para no usar una palabra más apropiada) que piensan que nos pueden enredar en sus bajezas tan pueriles?

Queda claro (para los ciudadanos enterados) que han ido agotando los dineros públicos, que dicho sea de paso, los han tomado de todas partes: presupuestos, fideicomisos, desvíos y sobreprecio de dinero de obras y un largo etcétera, no pocos de forma ilegal (por tanto delictiva), y que todos estos derroches provocados por este enfermo mental que ocupa la presidencia de México para dar rienda suelta a su ambición satánica de poder, son, y están siendo parcialmente, un intento para engañar a los votantes indecisos haciéndoles creer que “ellos son buenos, que dan dinero a los pobres y a los jóvenes, que son la opción para continuar al frente del país”.

Lo que no les dicen es que para repartir tanto dinero (pensiones, becas, etc.) están recurriendo ya a los préstamos públicos, que, al final de esta orgía de ambiciosos, flojos y parásitos (para decirlo con dulzura) vendrá el cobro para todos los mexicanos. Pesadilla que ya vivimos con Echeverría y López Portillo, pero que amenaza con ser peor por cuanto aquellos gastaron más de lo que debían (pero las obras quedaron); en cambio, con López Obrador y su banda, solo se ha tirado la mayor parte del dinero, o se lo han robado esta banda de tartufos que gusta de hacerse pasar como “honrados”.

El líder de la banda ¿o es gabinete? siempre pide “pruebas”, pues casi desde que inició su desgobierno las acusaciones de corrupción contra él, su familia, y muchos de los que le rodean y le sirven lacayunamente, son cada vez más frecuentes y escandalosas. En cualquier país medianamente democrático, con los dos libros de Elena Chávez (El rey del cash, y El gran  corruptor), así como el de Pablo Hiriart (El Destructor): textos en los que abundan narrados hechos delictivos cometidos por AMLO y su gente, serían más que suficiente para  apartarle de la presidencia y someterle a serias investigaciones.

Pero no, la impunidad para él y la banda de la4-T ha sido total. En las páginas de los valiosos y valientes libros citados, se lee uno de los métodos recurrentes del tabasqueño para evadir directamente la responsabilidad de tantos latrocinios y extorsiones. Todos sus lacayos sabían su advertencia: “¡Si te cachan te echas la culpa!”

Así que con semejante historial de mega saqueos, corrupción e impunidad total, ahora pretende el dictador llevarse nuestros ahorros (incluidos los de quien esto escribe); gravísimo delito con agravantes aumentadas por tratarse de viejos con limitaciones de diversos tipos, sobre todo de movilidad (pero con derechos permanente sobre sus ahorros) que el gobierno está obligado a proteger. No a robárselos.

Habrá de señalarse, además, que EL AHORRO DE LOS VIEJOS NO ESTÁ OLVIDADO, ¡NO, NO SE EQUIVOQUEN!, los anteriores gobiernos y el actual los dejaron con tal cantidad de candados (requisitos legaloides) y trámites burocráticos para hacer el retiro de sus ahorros, que enfadan y abruman a quien camina por el último tramo de la vida. Y estos desalmados y delincuentes pretenden ahora quedarse con nuestros dineros. ¡No jamás, NO LO PERMITIREMOS!

     En lugar de robárselos con semejante cinismo, lo que debe hacer el Congreso es legislar PARA QUE LOS VIEJOS PODAMOS RECOGER NUESTRO DINERO DE FORMA MÁS SENCILLA, que le quiten tanto trámite y tanto candado, pues hasta ahora sólo somos números y cifras para que se adornen los gobiernos en turno. Pero no personas que con nuestro trabajo, esfuerzo. e inteligencia dejamos un país y un mundo en mejores condiciones para las nuevas generaciones. Pretender López Obrador y la Banda de la 4-T ROBARSE NUESTROS AHORROS (AFORES) debe considerarse un delito grave, una ofensa para quienes forjamos y sostenemos parcialmente el México moderno. Convertirse en asaltantes de viejos no tiene nombre. Ya bastalos pocos senadores y diputados (que en la Constitución representan al verdadero pueblo —no a la secta de Obrador—) en un acto de dignidad republicana deben renunciar a las órdenes del dictador y salir en nuestra defensa. ¡Dios y la historia les juzgarán por sus hechos, no por su fidelidad al Führer de Macuspana!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

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