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El cinismo del presidente López Obrador carece de límites y antecedentes, al menos en el pasado reciente. Tendríamos que remontarnos al siglo XIX con otro López (de Santa Anna) para tener un comparativo adecuado. Y es que, su manera de enfrentar los problemas de su gobierno, exhibe ausencia de integridad y valor, muestra abiertamente una conducta mezquina, perversa, incapaz de enfrentar las necesidades de los mexicanos, sean del orden que sean, buscando siempre a quien culpar en lugar de resolver. Esa ha sido la constante.

Su más reciente y reprobable declaración en este sentido —aunque casi todos los días lo hace— sucedió en esta semana, en la que al ser cuestionado en una de sus reuniones de campaña matutinas (malamente llamadas conferencia de prensa, porque no lo son) acerca de la grave y terrible violencia que padecen las mujeres en nuestro país, AMLO declaró “que la violencia que padecen las mujeres en México es el ‘fruto podrido’ que dejaron 36 años de política neoliberal”.

    Se requiere de ser un cínico a toda prueba para declarar semejante cosa. Y en verdad que se respeta la investidura presidencial y se desea respetar a la persona que ocupa el cargo, pero hay situaciones que vuelven imposible tal respeto ¿cómo respetar a alguien que no acepta sus yerros y los remite siempre a otros? ¿cómo respetar a una persona que al aceptar la presidencia protestó cumplir y hacer cumplir la ley, lo cual no ha ocurrido en absoluto? ¿cómo respetar a quien ha fomentado la impunidad hasta convertir el país en el paraíso de los delincuentes?

Si su declaración, vertida en el ‘Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer’, la hubiese hecho el día siguiente a su toma de protesta, aunque no era cierta ni reflejaba la realidad, se le hubiera pasado por alto. Pero han pasado ya dos largos años, tiempo en el que NO HA HECHO ABSOLUTAMENTE NADA para remediar esa desgracia que enluta a miles de familias y mantiene atemorizadas a millones de mujeres, tiempo en el que además de desmantelar o debilitar las Instituciones públicas, lo único que ha hecho es concentrar el dinero y el poder en sus manos; transformando (allí si cabe su palabreja) la democracia mexicana en una autocracia en vías de dictadura.

Así que culpar a los gobiernos anteriores de lo que ocurre con las mujeres en el país, lo único que hace es mostrar ante los mexicanos SU INCAPACIDAD para resolver este gravísimo problema, su frivolidad, incompetencia, su falta de ética, de valor, y hombría en el sentido exacto de la palabra. Culpar a otros de las responsabilidades propias le convierte y lleva al campo del cinismo y se expone de paso a la falta de respeto y credibilidad. Los delitos cometidos desde el 1º de diciembre de 2018 y hasta el último día de su gobierno, acéptelo o no, le corresponde prevenir, perseguir y resolver a ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y solamente a él. ¡A nadie más!

Otro de sus grandes y graves errores, de su indigencia moral, es la politización de todo cuanto sucede, politización en la que él y su remedo de gobierno (4-T) son los únicos buenos, y los malos siempre son los contrarios, los conservadores, sus enemigos, los fifís, los neoliberales y cuanta ofensa se le ocurra en el momento.

Atreverse a declarar que “la violencia que padecen las mujeres en México es el ‘fruto podrido’ que dejaron 36 años de política neoliberal”, le exhibe de cuerpo entero en su incapacidad, en sus mentiras. Le desnuda ante los mexicanos como un hombre indolente y sin principios, que no ha afrontado este problema y de ninguna manera se puede aceptar su declaración. Ni siquiera a manera de excusa.

Habrá que recordarle que apenas resultó vencedor en las elecciones del año 2018, se dedicó a declarar de todo y aparentar que ya era presidente en funciones (faltando al respeto al gobierno en turno), anunciando que iba a hacer esto, lo otro, etcétera. La cuestión de fondo es que una cosa es decir y otra muy distinta hacer. Y López Obrador como presidente no ha hecho prácticamente nada a favor del país. Si acaso atacar las Instituciones, debilitarlas y disfrutar las riendas del país como si fuera un asunto patrimonial.

En cuanto al tema que nos ocupa, su deber desde el día 1º de diciembre de 2018 era haber implementado un programa, que pusiera un alto a los asesinatos de mujeres y las incontables agresiones, que además previniera esas conductas delictivas que tanto están dañando la vida de miles de familias en el país —y que mantienen en temor continuo a millones—; y que hiciera justicia a través de los sistemas judiciales en el país. Nada de esto sucedió.

Lo único que hizo fue poner a su colaborador Alfonso Durazo al frente de la Secretaría de Seguridad quien, como su jefe, además de no hacer nada para detener el problema, dejó ver que no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Y para Ripley, el presidente, después de dos años de fracaso de su amigo, con más de 60 mil muertes y un país bañado en sangre y violencia, lo premia enviándole de candidato de Morena al Estado de Sonora. ¡Ver para creer!

López Obrador está obligado, las condiciones del país así lo ameritan, a tomar decisiones radicales a favor de México. De entrada, tendrá que deshacerse de tanto inútil y zalamero que le rodea e invitar a su gobierno a mexicanos capaces que le ayuden a resolver los problemas que nos están ahogando (mientras que se puede, pues si continúa en su tozudez no habrá quién acepte). Ser incondicionales y jamás contradecirlo no significa nada para el país, quizá retroceso y caos.

Esta situación nos recuerda a la Francia del rey Carlos X en 1829, quien, como escribiera un reconocido diplomático de aquella nación y en un momento que requería de los mejores para salir adelante: (el rey) “adoptó la insensata resolución… de llamar a su Consejo a los hombres más impopulares del país, que apenas tenían otro mérito que su ciega obediencia a la obstinación del infortunado rey, se hizo evidente a todos que caminábamos con paso firme hacia el abismo” (Memorias de Talleyrand, Ed. Desván de Hanta, pág. 393).

Las pocas acciones de gobierno que ha tomado el presidente son para asuntos de relumbrón e innecesarias, y las necesarias y urgentes, o da palos de ciego o permanece inmóvil. Tomando sus propias palabras, el “fruto podrido” de las mujeres asesinadas y violentadas, se le ha podrido en sus manos y hay sangre en ellas. La incapacidad y el no hacer nada causan complicidad. Es evidente que el cargo le resultó enormemente grande y ante ello sólo tiene dos opciones: o renuncia en un acto de honor y conciencia, o renueva a tiempo su gabinete con personas capaces y voz crítica, con valor para hacerle ver sus incontables yerros y las auténticas necesidades y prioridades nacionales, toda vez que su cinismo hasta hoy visto, ya resulta inadmisible.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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En la vida hay que definirse, en la mayoría de las acciones o cosas trascendentes hay que hacerlo, resulta necesario. Al ofrecer matrimonio a una joven el varón tiene que estar decidido a casarse, considerar todo lo que esto conlleva. En otras palabras ¡pagar el precio! Querer un título profesional sin estudiar la carrera que se pretenda y exigirlo mediante cualquier tipo de violencia escudándose en un derecho no es otra cosa que un absurdo; un berrinche fuera de la niñez que no solo exhibe al que patalea, sino al que hace eco de su pataleo (cierta prensa, en el tema que nos ocupa).

Y es que, pretender un derecho, cualquiera que este sea, pero sin estar dispuesto a cumplir con los deberes que implica o conlleva tal derecho, no solo es ilegítimo, resulta irreclamable. En una sociedad civilizada y sometida al estado de derecho, nada es admisible fuera de la ley.

Entrando en el tema, a todos los ciudadanos —o al menos los que conservamos la cordura y el sometimiento voluntario al contrato social— nos duele e indigna cualquier daño que se le haga a las mujeres. Todos venimos del vientre de una mujer, a ellas les debemos vida, desvelos, años de dedicación, negación a su persona, educación, en una palabra ¡amor! Son origen y compañeras de destino en nuestro peregrinar terrenal.

Por eso, de unos años a la fecha, en que algunas bestias que aparentar ser seres humanos comenzaron a matarlas y golpearlas de manera despiadada, todos nos indignamos. Nos cuestionamos de inmediato qué estaba pasando, de dónde venían estas conductas criminales antaño no vistas, qué las estaba causando y porqué el estado no hacía nada al respecto. Legislar y declarar a los medios, pero sin actuar y poner orden, es demagogia e incapacidad. Punto.

Mes tras mes y año con año, la sociedad toda hemos sido testigos de como ha ido creciendo este fenómeno maligno; expresión realmente satánica de hienas con cuerpo de seres humanos. El problema es que también hemos sido testigos de autoridades que no han hecho gran cosa por detener estos crímenes ni las agresiones. Se han dedicado a declarar, a resolver de saliva esta desgracia que enluta hogares y daña a miles de familias año con año, creando agencias del ministerio público y algunas oficinas con este tema pero que en la realidad no son más que meras salidas burocráticas para aparentar estar haciendo algo.

Para desgracia de México llegó al poder la llamada 4-T y la situación empeoró, un remedo de gobierno integrado en buena medida por legiones de marchantes, manifestantes y paristas profesionales, impuestos al caos y al desmadre. Así que al tener en sus manos la responsabilidad legal y social de hacer valer la ley, la situación entró en crisis y el estado de derecho se pudrió del todo.

¿Cómo someter al orden legal a los delincuentes y hacer valer la autoridad, individuos que toda la vida retaron al gobierno y al estado de derecho? ¿Con mentes que reprueban la autoridad y la aplicación de la ley era de esperar la llegada del orden? Tanto el presidente López Obrador, como la presidenta municipal de la capital, Claudia Sheinbaum, han declarado repetidamente que “ellos no van a reprimir a nadie”, aunque en las calles anden hordas de vándalos destruyendo el costoso mobiliario urbano (pagado con el dinero de los ciudadanos que pagan impuestos) así como negocios, bancos, hoteles y cuanto bien de particulares encuentren a su paso ¡Ah…, también saben prender fuego a negocios y personas, ni qué decir del saqueo a tiendas y comercios!

Estas autoridades ornamentales con cinismo declaran que ellos no van a reprimir a nadie. ¿Quién les dijo a estos improvisados que poner orden y hacer valer la ley y los derechos de terceros es reprimir? No hay ley alguna que permita o faculte a los ciudadanos destruir o robar bienes públicos o de particulares. En todo caso permitir que los vándalos hagan lo que deseen es incumplimiento de la ley, de esa ley que prometieron cumplir y hacer cumplir; lo cual conlleva responsabilidad.

     Han permitido la toma de casetas y robo a automovilistas en las autopistas, como también lo han hecho con los delincuentes dizque ‘normalistas’ que igual roban autobuses de pasaje, como camiones de reparto con todo y mercancías, culminando sus fechorías con el bloqueo de vías de trenes paralizando la economía nacional y ocasionando con sus delitos miles de millones de pesos en pérdidas.

La 4-T ha pretendido que este clima de violencia e ilegalidad se vea como ‘normal’, cuando lo cierto es que ni es normal ni es legal, y es tan solo una muestra de la permisividad oficial a todo tipo de delitos y delincuentes, que bajo la careta de supuestas luchas sociales, les PERMITEN DELINQUIR CON TODA IMPUNIDAD.

Resulta indignante y motivo de reclamo al gobierno el asesinato de una mujer en Cancún (como matan y desaparecen casi todos los días en todo el país sin que el gobierno haga nada), tenían y tienen todo el derecho a manifestarse y exigir al estado la detención de los culpables y su proceso penal. En una palabra: que se haga justicia.

Lo que sí no tienen ni tendrán nunca, es derecho a ejercer violencia pública y destrucción de bienes muebles e inmuebles. Ver a grupos de mujeres que actúan como endemoniadas pintarrajear y vandalizar edificios y bienes públicos (construidos y sostenidos con los dineros de todos los mexicanos) utilizando bombas molotov, explosivos artesanales y encendedores a manera de sopletes, además de ser delitos, resultan repugnantes y condenables. No se puede vencer el mal con el mal.

Y así como estas hordas de anarquistas dejaron su estela de destrucción, igual ya se habían visto en la ciudad de México en hechos recientes (recordar la toma de la oficina de Derechos Humanos). Su vestimenta a manera de uniforme (negro), cargar mochilas con piedras y martillos para destruir bienes públicos y de particulares —los cuales desde el campo legal se convierten en armas— permite ver que en realidad no se trata de un reclamo de justicia. Mas bien de una expresión política para ocasionar daños, lo que obliga a la investigación de quién se encuentra detrás de estos grupos, a los que el gobierno de López Obrador no los toca ni con el pétalo de una rosa. La ley es dura, pero es la ley.

El artículo 9º constitucional señala con claridad cómo se debe hacer valer este derecho: No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar”.

La prensa que apoya estas expresiones violentas de manifestarse de alguna manera se convierte en cómplice y lo que menos necesita México es más violencia de la que ya padece. Lo que necesitamos es retornar al estado de derecho y el gobierno tiene la obligación y el deber de advertir a féminas vándalas, a roba casetas, a maistros de la CNTE, a dizque ‘normalistas’, a los roba trenes y bloquea vías de Ferrocarril y cuanto delincuente ya se acostumbró a robar y dañar, que la impunidad se ha acabadoQue por encima de los votos que le hayan dado a la 4-T está el imperio de la ley y el futuro de todos los mexicanos. No es un asunto de ideologías, es de legalidad y orden constitucional. Punto.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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En días pasados se reunieron los líderes de los principales partidos políticos, así como algunos empresarios. La razón de la reunión era analizar e intentar presentar un frente común en las elecciones del año próximo; situación que de entrada pareciera un asunto no viable ni recomendable. Ciertamente eso sería en épocas normales. Pero como en el presente casi nada es normal, dichas alianzas deben analizarse detenidamente, con la mirada puesta en todos los mexicanos y el futuro del país.

Para aquellos lectores que no se enteraron, toda vez que los medios no le dieron la importancia merecida, el día 10 del presente mes de noviembre se reunieron los líderes de los partidos PRI, PAN y PRD, Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, así como los líderes empresariales Gustavo de Hoyos y Claudio X. González.

Hecho inusitado es este, sin embargo y dadas las condiciones políticas, sociales, económicas, de salud (y un largo etcétera) que guarda el país, lo cierto es que era por demás necesario. Una urgencia ante el deterioro y la desatención a la población y las instituciones públicas. Un ejercicio necesario en vista a la Nación, de hacer saber y notar que todavía hay liderazgos con vida que pueden rescatar al país del populismo y la dictadura. Y que conste, no estamos hablando de ideologías. La auto llamada 4-T no la tiene, es una simple y vulgar dictadura encabezada por un populista al que no le importa en absoluto el bienestar y futuro de los mexicanos. Un hombre ególatra al que solo le importa su persona, el uso y disfrute del poder, y contar con sus incondicionales para sostenerse. Eso es todo la 4-T.

Como era de esperarse ante este inusitado encuentro, al PRESIDENTE LE ENTRÓ PÁNICO, de hecho al día siguiente y a la manera del dictador Fidel Castro o de su imitador venezolano Hugo Chávez, el tabasqueño tuvo su mitin propagandístico matutino más largo de todos ( 3 horas, 12 minutos), en el que, en lugar de presentar planes y proyectos para sacar adelante al país, se dedicó frenéticamente a acusar a todos los que considera sus enemigos (que no lo son). Aunque muy en particular a todos los actores políticos que se reunieron para tratar de presentar un frente político común que ponga un alto a su incapacidad, abusos, despilfarros e ingobernabilidad. Su terror ante esta alianza no lo pudo disimular.

Ante esta respuesta lo más sabio y adecuado es que los líderes e integrantes del PRI, PAN y PRD, respondan antes al interés nacional y el futuro del país, que a sus propios deseos personales y partidistas. Es la única manera legítima y democrática mediante la cual se puede echar fuera a este remedo de gobierno, a esta dictadura pragmática que no tiene la menor idea de como se conduce un país y cómo se resuelven sus incontables problemas. Incapacidad, intolerancia, escases de inteligencia, ausencia de formación, disciplina y desapego absoluto al estado de derecho, son la carta de presentación de este régimen de improvisados.

Buenos y rápidos para criticar, cuando les tocó el turno de hacer las cosas, resultaron meros habladores, improvisados que no solo han demostrado no saber qué hacer, sino de tomar decisiones sin sentido o de plano no hacer nada. El caso más patético son las actuales inundaciones en Tabasco y Chiapas. Mientras que su actual villano favorito (el expresidente Enrique Peña Nieto) acudía de inmediato a las ciudades o zonas del país afectadas por una desgracia: de hecho, a Baja California Sur les reconstruyó por tres ocasiones toda la infraestructura; López Obrador tardó un mes a acudir al llamado de sus paisanos y ni siquiera se mojó la suela de sus zapatos. Todo desde el helicóptero ¡Así, o más frívolo e indolente!

Y mientras su delfín que cobra como gobernador no sabe qué hacer, aunque hay que reconocerle que lo intenta, las aguas subían día tras día hasta inundar casi en su totalidad a Villahermosa y muchos otros municipios, incluyendo Macuspana. Finalmente, el novato gobernante atinó a señalar al culpable, que no es otro que el director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, quien lejos de tomar en serio la grave acusación, apenas se limitó a burlarse del mandatario tabasqueño (quien debe merecerle respeto, pues su padre, el de Bartlett, fue gobernador de ese Estado); si bien la acusación tiene sustento, aunque la culpa la comparten CFE y CONAGUA, pues no desfogaron las presas a tiempo.

Pero que le vamos a hacer, todo indica que para ser integrante del actual gabinete federal se debe despojar de toda decencia, de toda capacidad, integridad, valor, dignidad, legalidad, respeto, veracidad y compromiso social. Actúan como banda, no como gabinete sometido al imperio de la ley. Cierto, no son igual que los otros: son peor.

Casi 100 mil muertos por la epidemia de coronavirus (más los no contabilizados que cuando menos es una cantidad semejante), de niños con cáncer sin la atención necesaria; como igual ha sucedido con otras enfermedades y cirugías no atendidas a causa de la pandemia que nos ha azotado a causa de una política frívola, indolente, tacaña y miope, capaz de cancelar casi todos los pedidos de medicamentos a los laboratorios mexicanos (acusándolos de corruptos) y entregándose a la OMS y laboratorios hindúes y chinos, cuya honestidad, profesionalismo y estándares de calidad están por verse, son por cierto un recuento breve de sus acciones públicas. Pero eso sí, se dicen de ‘izquierda’ y ‘nacionalistas’ ¿Habrá todavía quién se los crea?

    Han dividido al pueblo mexicano con sus mentiras y engaños; han dejado que la fauna criminal crezca como la hierba mala, corriendo ríos de sangre inocente y dejando casi 70 mil hogares mexicanos con luto, así como otros miles más con la angustia de sus hijos(as) desaparecidos, sin que pongan orden ni impartan justicia a nadie. Para la 4-T nomas existen los maistros de la CNTE, los delincuentes vándalos de las normales rurales, los sindicalistas afines (como el desaparecido SME) y demás grupos amigos y afines a su líder.

    De ahí que la reunión de los líderes partidistas y empresariales provocara pánico al inquilino de Palacio Nacional, ya que su política de divide y vencerás quedaría nula. Los líderes del PRI, PAN, PRD, al igual que los empresariales, no deben tomar esto como un simple amago al dictador en ciernes. Deben actuar con madurez, fortaleza y visión de estado, capaces de someter todo capricho de personas o grupos al interés nacional y su futuro, pues como advirtiera el General Mier y Terán al gobierno de Guadalupe Victoria —respecto a al problema de los colonos en Texas—: “O el gobierno ocupa Texas ahora o lo pierde para siempre, ya que no habrá posibilidad de reconquista cuando nuestra base de operaciones está a 300 leguas, mientras que nuestros enemigos estarían cerca de su base y en posesión del mar”. Estamos a tiempo para recuperar el país tal y como cayó en manos de improvisados e incapaces: ¡por la vía democrática! De lo contrario corremos el peligro de tener un futuro cercano al estilo Venezuela.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Los liderazgos en el mundo, los verdaderos, tal parece que están en vías de extinción. Las sociedades apenas producen individuos ególatras, berrinchudos y mal formados, amantes del poder, materialismo y pasiones desbordadas; pero ajenos a las responsabilidades y el bienestar de los que pretenden o dicen proteger; aunque en su nombre hagan las cosas.

     En el caso de los políticos las cosas se han tornado patéticas: individuos otrora impresentables en ese mundo: habladores, violentos, mentirosos, incapaces, bloferos, corruptos, expertos en engañar ingenuos (en sociedades cada vez más impreparadas) pero con una suerte endiablada, precisamente endiablada, son los que toman el poder.

    Algunos estarán pensando en López Obrador, que, sin duda es parte de esta generación posmoderna de falsos o pésimos líderes, solo que nos referimos a Donald Trump. Un sujeto que jamás debió ocupar la presidencia de Estados Unidos, un hombre ignorante, torpe, déspota, ególatra hasta lo enfermizo, ofensivo (‘bully’), mentiroso, vulgar, soberbio, incapaz de entender y mucho menos de resolver las múltiples y delicadas tareas presidenciales. Decir lo contrario es no conocer al personaje o pretender justificar un fanatismo al descubierto.

    Desde esta columna se dijo en muchas ocasiones que no era la persona idónea para el cargo, y no es asunto de republicanos, es SU PERSONA. Para que el lector recuerde o conozca, se repiten algunos textos de advertencia escritos en este espacio cuando llegó al poder en 2017:

 

—“Las medidas tomadas por Donald Trump reflejan de varias formas la condición de un gran sector de la sociedad norteamericana. Espejo que muestra el rostro deformado de un monstruo que se creía desaparecido. Su acendrado racismo ha permitido que el de tantos otros como él haya aflorado a la superficie…

     La ignorancia extrema de Trump, que no es novedad, es un tema conocido desde antes (pero desatendido por aquellos que le eligieron); además de poner en alerta extrema a los líderes políticos y sociedad pensante de esa nación; ha despertado del soponcio y la indiferencia a muchos que no consideraron jamás el peligro que representaba este hombre en caso de llegar al poder. El asunto es que llegó, y su ignorancia aunada a su soberbia, le están llevando un día sí y otro también, tanto al ridículo como a problemas de todo tipo, muchos de ellos graves en gran manera…

     El haber tomado desde su ridícula y oprobiosa campaña a México, la Unión Europea y a China, como enemigos de su país y blanco favorito de sus odios; permitía ver con claridad a un individuo trastornado, enfermo de la mente y del corazón: Lamentablemente, así como muchos mexicanos votaron por el chiflado de Fox, también muchos estadounidenses votaron por el chiflado pintado de pelo naranja…

Decir como presidente que los mexicanos hemos ‘abusado’ de su país con el TLC y que él va a terminar con este abuso, solo un demente lo puede decir. Y es que, se requiere de estar loco o tonto, para asegurar tal cosa desde su cargo… ¿El pobre abusando del rico? Para eso me gustaba éste cuenta chiles…

     No basta jurar sobre dos Biblias, con una era suficiente. Pero hay que abrirla y nutrirse se esa bendita Palabra de vida, pues jurar en el Nombre de Dios en vano es gran pecado. Y el segundo gran mandamiento es amar al prójimo, y el más próximo de los estadounidenses, somos los mexicanos…

     La cruel y detestable división que está haciendo de las familias mexico-americanas es un acto de lesa humanidad, una bofetada a la civilización y la fe judeocristiana en la que se sustentó y ha sustentado Occidente durante dos milenos. Un retorno a la barbarie, a la ley del más fuerte, a la sinrazón y el avasallamiento…(Análisis y Propuesta, semana del 11 al 17 de febrero de 2017).

 

    Las elecciones de este martes 3/Nov/2020 colocaron en su sitio a este impostor que tanto daño ha hecho a su país y al mundo. Su personalidad le hace tan previsible una especie de gemelo de López Obrador; algo así como los ‘twins’ Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito— que aun antes de las elecciones, como su gemelo mexicano ya estaba hablando de fraude, y eso que él es el presidente. Lo peor de todo es que además de malvado y racista, a semejanza de su twin al sur del río Bravo, el arrogante hombre del copete naranja o dorado se dedicó a dividir a los ciudadanos de su país, logrando polarizarles hasta dejar las cosas al punto de la lucha armada.

    Un hombre que además de malvado, ignora la historia de su país y el precio que ha pagado por tener la democracia más respetada del mundo. Desconoce que un hombre del partido que le dio la franquicia (Republicano); un hombre justo y sensible, enemigo del esclavismo y defensor de la igualdad, temeroso de Dios y por tanto aborrecedor de las injusticias, fue capaz de pronunciar en su primer debate, un sentido y profundo discurso dirigido a la conciencia de su pueblo. Su nombre: Abraham Lincoln, quien luego de años de menosprecios, fracasos y derrotas políticas, pronuncia su más memorable discurso:

 

—“Una casa dividida en partes antagónicas no puede subsistir. Creo que este gobierno no podrá seguir siendo permanentemente a medias esclavista y a medias antiesclavista. No espero que la Unión se desintegre —no creo que la casa se derrumbe—, pero sí espero que deje de estar dividida. Esto será radicalmente lo uno o lo otro”.

 

     El discurso lo leyó en privado a sus amigos y compañeros de partido en la Biblioteca del Congreso en Washington, antes de hacerlo de manera pública en una serie de debates que le harían famoso, pero que espanta a sus amigos íntimos. Pero era tal su convicción interna que refuta a sus compañeros y les dice:

 

Esto ha sido cierto durante seis mil años. Y yo necesito alguna figura retórica universalmente conocida, expresada en un lenguaje simple, que despierte a los hombres para hacer comprender el peligro de estos tiempos. Ha llegado la hora de decir esta verdad y estoy resuelto a no cambiar ni modificar mi aserto. Estoy dispuesto en caso necesario, a perecer con él. Si Dios ha dispuesto que yo deba hundirme con este discurso, más vale que me hunda atado a la verdad. Que muera defendiendo lo verdadero y lo justo”. (Dale Carnegie: Lincoln, el desconocido. Ed. Sudamericana, Argentina 1968, págs..139-140).

 

   La cuestión, es que la verdad proclamada por Lincoln ha retomado actualidad: “UNA CASA DIVIDIDA EN PARTES ANTAGONICAS NO PUEDE SUBSTIR”, y aunque esa verdad es una sentencia de Jesús, el Mesías y Salvador de la humanidad, su esencia hoy más que nunca se aplica a la realidad de Estados Unidos y de México. Países a los que los twins Trump y López Obrador han irresponsablemente dividido con maldad y como método político para su propio interés. En buena la hora que Biden en Estados Unidos, y otro verdadero líder en México, que esperamos aparezca pronto, vuelvan a nuestros países a la unidad nacional tan necesaria.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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