SOCIEDAD FALLIDA

Resulta cómodo, además de común, criticar al gobierno, que, dicho sea de paso, nos quedamos cortos al hacerlo. Sin embargo la autocrítica entre los gobernados escasea, sobre todo si ésta se hace de manera amplia. El espejo no gusta, refleja imágenes no deseadas, y es que, de unos años a la fecha la frase “estado fallido” se hizo popular, la cuestión es que el espejo, mirando hacia los ciudadanos, refleja una realidad horrenda y deformada. Una realidad que podemos calificar como SOCIEDAD FALLIDA.

     Se dice que un estado es fallido cuandose ha hecho ineficaz, cuyo control sobre su territorio es solo nominal, que permite grupos armados (e incluso desarmados) que desafíen su autoridad, que no cumple ni hace hacer cumplir las leyes provocando con ello altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, baja tributación y nula protección a la inversión, promueve además el mercado informal y una burocracia impenetrable, así como la existencia de un poder judicial tan onerosos como inútil.

     Si tomamos como referencia la anterior descripción, podemos decir que una SOCIEDAD es FALLIDA cuando solo tiene control en lo nominal, pero que en la realidad cada quien hace lo que le viene en gana y la desunión y división le caracterizan. ¿Cómo podremos afirmar con verdad que somos un pueblo, si el presidente día tras día se encarga de dividirlo con calificativos ofensivos y marcando brechas que la plebe fanática le aplaude? ¿Cómo esperar mejora alguna cuando en un arrebato demencial y carente de toda sensatez es capaz de pedir a España que pida perdón por hechos sucedidos hace 500 años?

     Y si el líder que ganó la presidencia, lo cual no cambia ni hace mejor a nadie, solo es indicador que obtuvo la victoria en las elecciones, promueve todos los días los pleitos sociales ¿cómo se encuentra entonces la sociedad misma?

     Hagamos un breve recuento, el tema reclama exhaustividad y apenas un ensayo multidisciplinario nos daría una respuesta más amplia, por lo que aprovechando la inmediatez y brevedad del periodismo lanzamos estos pensamientos y reflexiones.

      En primerísimo orden la institución que sostiene cualquier sociedad y lo ha hecho por siempre, es la familia, sobre todo el modelo judeocristiano, institución que en el México posmodernista se encuentra en verdadera crisis y sujeta a todo tipo de ataques, incluso, como dijera cierto político bajo “fuego amigo”.

     Durante miles de años la familia se integró como lo señalan las Sagradas Escrituras: con un padre, una madre y los hijos (van incluidas las hijas, solo los ignorantones Fox y Martha aclaraban hijos e hijas, chiquillos y chiquillas, y contra la torpeza no hay antídoto). Los roles estaban perfectamente definidos, así que mientras el padre como cabeza del hogar se encargaba de trabajar y proveer para todas las necesidades, la madre, como saben los viejos, los jóvenes o lo ignoran o quieren ignorar, además de ser la encargada de que el hogar fuera un verdadero sitio de amor, refugio, descanso y convivencia, tenía una serie de atributos y capacidades delegadas (nada de que estaban relegadas, no eran protagónicas que es otra cosa) de manera que la educación y formación de los hijos era tarea suya. En resumen. El país funcionaba y bien, gracias al trabajo de esas mujeres nobles, amorosas y esforzadas. Y cuando digo amor no digo que eran empalagosas, no, algunas quizá tenían carácter de militar, pero eran puro corazón, se daban por su familia y así gastaban su vida hasta sentirse satisfechas de haber cumplido con su deber. Un deber que se reflejaba en la sociedad toda.

      Hoy esas mujeres son acusadas de debiluchas, de explotadas, sometidas, etcétera, etcétera. Nuevas voces al estilo de la sociedad que describe Gilles Lipovetsky se levantan y promueven otro estilo de familia, pero al estilo democracia (aunque totalmente deformado) donde todos valen igual y todos opinan igual, donde el concepto de autoridad es equiparado con “represión” y los padres deben abstenerse de poner una buena cintariza al chamacho grosero o que haya cometido falta grave.

     En ese nuevo ‘modelo’ los hijos son candidatos directos a ‘ninis’ pues los aman tanto (no creo que más que lo que nuestros padres y los de antes lo hacían)que para no explotarlos no trabajan en nada ni son molestados en nada, pero tampoco aprenden a hacer nada. Antes desde quinto o sexto de primaria, o en primero de secundaria los hijos empezábamos a ser enseñados a trabajar. Nunca nos sentido explotados y el buen habito del trabajo permanece hasta la vejez. No sabemos estar de ociosos ni de parásitos como los ninis (impensable que el gobierno alentara y pagara a los haraganes).

    Con el respeto debido a esas pobres mujeres que han tenido que hacer el doble papel (de mamá y papá) porque algún nini o un poco hombre les embarazó y dejó toda la responsabilidad (y que cada vez son más). Para ellas el estado es cosa muerta. Las matan, las esclavizan, golpean o desaparecen y no hay quien las encuentre ni se preocupe por hacerlo. Y no solo a este grupo, el espectro de la indiferencia se ha ampliado al grado que poniendo de pretexto la corrupción, el nuevo gobierno les ha quitado las indispensables guarderías, agravando la carga a estas heroicas mujeres.

     ¿Dónde quedaron los padres que enseñaran a sus hijos a salir como hombres a responder por sus acciones?De hecho la palabra hombría ya ni se escucha, y es probable que la mayoría de los jóvenes no la entienda, la confundan con “machismo” o con traer colgados genitales masculinos.

    Se trata de una sociedad que ha roto todas las barreras y carece ya de controles. Los conductores de autos y camiones se pasan los altos, se estacionan en doble o triple fila o donde se les pegue la gana (incluso afuera de Palacio Nacional como lo hicieron los nuevos próceres patrios), se meten en sentido contrario; los motociclistas se han convertido en una verdadera plaga no por su cantidad, sino porque las usan para delinquir y para crear un caos total en calles y avenidas, circulando por la raya divisoria e incluso por avenidas y calzadas que no les es permitido (como es el caso de los carriles centrales en López Mateos y Lázaro Cárdenas en Guadalajara); igual los ciclistas cuya arrogancia y anarquía ha propiciado el gobierno, para los que la Ley de Vialidad es letra muerta por lo que circulan por donde quieren, por las banquetas, en sentido contrario, oyendo música con audífonos, sin tocar los manubrios, etcétera, etcétera.

     Sociedad fallida en la que sus miembros no cumplen ya su rol social,sino que en su inmensa mayoría se aprovechan o sacan ventaja del otro. El médico (claro, no todos) ya no trata a su paciente, ahora lo asalta o extorsiona con análisis y estudios innecesarios, con costosas operaciones que quizá tampoco son necesarias, como pacientes mañosos van al IMSS para que les de incapacidad por andar de farra. Ingenieros y arquitectos que inflan costos de materiales y obras. Choferes que roban al patrón el combustible y el importe de las casetas (se van por la libre), y todos los etcéteras que se pueda uno imaginar.

     Una sociedad que repudió el modelo que tuvimos por siglos, pero que ha fallado en su nueva propuesta. Una sociedad violenta, iracunda, promiscua, perversa, laxa, perdida en la ambición y alérgica a todo orden y disciplina. Propusieron su nuevo modelo en el que Dios quedó fuera y el hombre se convirtió en el centro, sin embargo y ante su evidente fracaso, cabe la reflexión del inolvidable personaje de Alejandro Dumas: ”Pero el entusiasmo se había calmado y era necesario bajar poco a poco del país de los sueños al mundo de las realidades”. ¿Aceptarán los promotores del modelo su SOCIEDAD FALLIDA o nos hundirán a todos en su fracaso?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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