SÍ MIENTE EL PRESIDENTE

Las afirmaciones del presidente López Obrador ante una reportera que le confrontó el pasado lunes (24/Junio) en Quintana Roo, además de descubrirle ante todos los mexicanos, obliga un análisis serio de su cuestionable moralidad. El se dice cristiano, sin embargo, sus hechos dicen lo contrario. Basta recordar que el 1º de diciembre en el Zócalo se arrodilló ante brujos para que le hicieran ritos paganos y ‘limpias’ cuando todo verdadero creyente sabe que tal cosa es abominable ante los ojos de Dios (Deut 18:10-12).

     Sorprendido por la valiente reportera, que dicho sea de paso le mostró la realidad violenta en esa zona del país, esa realidad que todos los días rechaza porque él tiene otros datos, AMLO se atrevió públicamente a resumir su moralidad, claro, desde su personal punto de vista: “Yo no digo mentiras y siempre hablo con la verdad… tengo tres principios: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.

     Ocioso resulta decir que desde el campo bíblico ninguno de sus principios se ajusta a sus hechos. Sus acciones muestran otra cosa. Durante toda su larga y costosa campaña mintió repetida y cotidianamente al ofrecer cosas que sabía que no podía cumplir, y quien no miente, dice la verdad en campaña y en todo tiempo ¿De dónde sacó el dinero durante 18 años de campaña viajando todos los días a lo largo y ancho del país? Eso costó muchos millones de pesos, cientos de ellos, y que se sepa, nunca ha trabajado en nada.

    Para obtener el triunfo electoral mintió a unos y otros para ganar simpatías y voluntades, capaz de juntar incluso agua y aceite. Alfonso Romo es una muestra de lo que se afirma. Utilizó a este empresario para ganar parte de ese sector y darles aparente tranquilidad, sin embargo, una vez en el poder además de avergonzarlo repetidamente y en público, ha mostrado —como siempre— su desprecio por el empresariado, por los ‘fifís’ que producen empleos y riqueza nacional. Robando de alguna manera con sus acciones que este sector deje de invertir y con elloque nuevos empleos sean creados. En su mente limitada y maniquea todo es blanco (como él se cree) o todo es negro, como sus ‘adversarios’ conservadores. En su mente confusa no existen los tonos grises ni los colores intermedios.

     Mintió al cancelar el NAIM puesto que 700 mil personas que salieron a votar en la farsa que implementó para justificar su oposición a una obra tan importante y necesaria, ese grupo no representó nada que no fueran sus deseos personales. México tiene más de 120 millones de ciudadanos y esos 700 mil no representaron nada, mintió pues al decir que ‘el pueblo bueno había decidido’. Un puñado de incondicionales no puede decidir por todos los mexicanos.

     Mintió al decir que la mejor opción para el nuevo aeropuerto son las instalaciones militares de Santa Lucía, ya que además de no ser cierto, de no contar con estudios ni el aval de la aviación internacional, destruiría un conglomerado militar estratégico y demasiado valioso en todos los órdenes. Queda claro que su repudio al orden, al crecimiento económico del país y a los proyectos que su limitada inteligencia no comprende (igual se señaló desde este espacio con Vicente Fox) le impiden aceptar otras cosmovisiones, reconocer que hay personas más inteligentes y preparadas que él. No se diga en otras áreas de las que la mayoría desconocemos.

     Pero, qué se puede esperar de AMLO si esta semana exhibió su reducida concepción de las cosas al declarar que “No crean que tiene mucha ciencia el gobernar…” (26/Jun/2019). Se necesita demasiada candidez, cinismo o desconocimiento casi absoluto del tema para atreverse a decir cosa semejante. Sobran dedos de la mano de una sola persona para contar individuos que tengan la capacidad, temple, visión, conocimientos e inteligencia para gobernar un país tan complejo como México. Al asegurar lo anterior el actual presidente derribó sus tres principios, cayeron como fichas de dominó alineadas.

     Mintió deliberada y dolosamente el presidente al nombrar y apoyar para cargos de representación social a individuos con cuentas pendientes con la justicia, como es el caso de Napoleón Gómez Urrutia, la comandanta Nestora (acusada de secuestros) y muchos otros que exhiben la falsa ética del titular del poder ejecutivo.

     Mintió el presidente al afirmar que en su gobierno ya no había asesores (25/Jun/2019), cuando tan solo en Pemex tiene más de 155 con muy altos sueldos, y muchos de ellos no tienen la menor idea de cómo se extrae el petróleo, como se refina, comercializa, etcétera. Bastará decir que muchos de estos aviadores, perdón, asesores, trabajaban en el gobierno de la ciudad de México.

     De hecho, casi todos los días miente en sus aburridas conferencias mañaneras, en la que su ego es el centro de todo lo que ocurre. Si alguien se atreve a confrontarlo con sus mentiras o desinformación, López Obrador sale indefectiblemente con que él tiene otros datos. Jamás reconoce sus yerros o su mala información. Queda claro que en el tiempo que asistía a la iglesia nunca se dio tiempo (como le sucedió en la UNAM) para estudiar la Biblia, pues en este libro eterno se advierte: “El que encubre su pecado no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov 28:13).

    Mintió al pueblo y lo traicionó, al apoyar a los vándalos de la CNTE, mafia delincuencial que además de impreparada e incapacitada para instruir a los niños en el camino de una educación adecuada, su único móvil son los dineros públicos y el poder, para lo cual la toma y robo del peaje de casetas, robo de camiones y mercancías, bloqueo de vías de ferrocarril (para obstruir el paso de mercancías y entorpecer la economía nacional), destrucción y quema de edificios públicos y mobiliario y demás actos delictivos, son apoyados y premiados por el presidente, tan es así, que esta semana fueron reinstalados los ignorantes que no aprobaron o se negaron a ser examinados. Para ellos todo el apoyo, para los niños condena a la ignorancia, la negación a una educación de calidad que les permita abrirse paso en la vida. Pero, ¿se podía esperar otra cosa de quienes han hecho del desmadre, las manifestaciones y el chantaje político su modo de vida?

     Pero, sobre todo, mintió delante de Dios y de los hombres al contender por un cargo de tantísima responsabilidad para el que ni estaba preparado ni tiene la capacidad. Dicen las Sagradas Escrituras al respecto “que nadie tenga un concepto más alto de sí mismo del que debe de tener, sino que piense de sí con cordura” (Rom 12:3). Lo dicho: sí miente y ha mentido el presidente.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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