MUJERES VIOLENTADAS (Y OTRAS VIOLENTAS)

En la década de los sesenta apareció una película llamada “El mundo está loco, loco, loco”, con el paso de los años se puede afirmar que el título del filme apenas mostraba los síntomas, pues lo cierto es que en el siglo posmoderno la enfermedad se ha desencadenado, exhibiendo ante cuerdos y orates una aldea global en que la que demasiadas cosas parecen salidas de control.

Situación que se agrava con gobiernos tan inútiles como ornamentales, campeones para hablar y declarar, pero reprobados absolutamente en su actuar. Gobiernos para los que su función se limita al cobro de impuestos, multas y demás formas de vaciar el bolsillo de los ciudadanos, pero omisos totalmente en aplicar la ley y hacer valer el estado de derecho; razón por la cual, en el caso de México, el país se encuentra ahogándose en un  mar de sangre.

En este marco de violencia e IMPUNIDAD el asesinato y violencia contra las mujeres se ha convertido en una plaga satánica desconocida por los mexicanos. Los que somos viejos nunca habíamos visto semejante maldad, y no estamos hablando de los abusos y problemas conyugales, por cierto que no, se pueden revisar los archivos judiciales y tenga el lector por seguro que en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado el número de homicidios contra mujeres no llegaba ni al diez por ciento de los que se cometen ahora. No importa que se les clasifique como feminicidio o como homicidio, el punto focal es que se asesinó a una persona y en el 97 o 98 por ciento de los casos quedan impunes.

     ¿Qué sucedió, porqué algunos o muchos hombres se han convertido en bestias salvajes, en seres sin entrañas, carentes de afecto y respeto por aquellas que nos trajeron en su vientre, que nos dieron su vida para criarnos y formarnos? (amor ni mencionarlo, no lo conocen, lo confunden con las relaciones sexuales). Queda claro que las causas son múltiples pero entre las primeras se puede encontrar en la familia, en la falta de disciplina y corrección a los hombres de las últimas generaciones; individuos a los que un amor mal entendido les pretendió dar todo lo que pedían, para los que no hubo regaños formales, ni castigos, mucho menos exigencias y tareas propias de cada miembro de la familia. Su carácter mimado y egoísta en lugar de formarse se mal formó. Pero no es la única causa, por cierto que no.

    La escuela también bajó la guardia de manera que orden y disciplina al ser menospreciadas quedaron fuera, dejando a niños y jóvenes con un carácter en bruto, sin frenos, en otras palabras, INCAPACITADOS PARA LA FRUSTRACIÓN, lo cual en la mayoría de los casos se traduce en acciones violentas. Y si a este cuadro le agregamos el ambiente social (barrio, colonia, pandillas, etcétera), así como una fauna delincuencial sangrienta, enriquecida y ensoberbecida a causa de la impunidad ofrecida por gobiernos corruptos o incapaces (o ambas cosas); el cóctel nos ofrece datos del origen del asesinato de mujeres. Cáncer y vergüenza social que además de indignarnos no deja de horrorizarnos, pues no se puede entender la existencia de individuos (no hombres, la hombría es algo muy respetado) capaces de semejante ruindad, de abuso de fuerza y condición, de ser poseedores de tan deleznable conducta.

Ahora bien, el asesinato y violencia contra las mujeres no puede separarse de la violencia en general, sobre todo si se toma en cuenta la IMPUNIDAD que campea en México en lo que corre del presente siglo, en el que gobiernos inútiles, con Procuradurías (o Fiscalías, es lo mismo) y jueces igual de inútiles, han promovido y abonado, no solo los asesinatos de mujeres, sino de cualquier persona A CAUSA DE LA IMPUNIDAD. Saber que en lo que va del año 2019 se han asesinado en México más de 30,000 personas solo remarca la incapacidad y desvergüenza de los gobernantes en turno (y de los anteriores recientes).

Pero como decíamos al inicio del presente artículo, tal parece que el mundo ha enloquecido. Observar en la televisión manifestaciones de mujeres que reclamando la violencia contra sus semejantes, se convierten para asombro de todos en verdaderas energúmenas, lanza el péndulo hasta el otro lado. Si nos horrorizamos y condenamos toda violencia contra las mujeres, igual de condenable es la actitud violenta de estas féminas ¿Qué hombre cuerdo formaría una familia con semejantes engendros?

Es evidente que la sociedad mexicana tiene que hacer un alto y con sincera auto crítica y sin autocomplacencia; diagnosticar y buscar el remedio para esa locura colectiva que de no atenderse tarde o temprano nos conducirá al colapso.

Debe además atender y considerar la utilización mañosa de DISTRACTORES por parte de los gobiernos (en los tres niveles) para desviar la mirada y atención de la opinión pública de los gravísimos problemas que nos aquejan, y lanzarla con todo su peso en asuntos de menor relevancia,  los cuales magnifican y distorsionan (con el apoyo de las redes sociales) evitando la presión social sobre ellos a causa de su inutilidad, incapacidad y cinismo; sin importarles que esto conlleve el linchamiento moral y destrucción de algunas personas que en algún momento se dejaron dominar por la ira y perdieron la ecuanimidad (¿sobrarán en la sociedad aquellos que son ecuánimes las 24 horas y puedan lanzar la primera piedra para lapidar a la mujer adúltera del Evangelio de Juan?).

Un caso acontecido esta semana ilustra la perversidad del gobierno y la participación de algunos medios, caso que llevó al linchamiento moral de una persona que habiendo tenido un accidente provocado por una mujer, el hombre se dejó llevar por la ira y pateó el auto de la conductora (la mujer lo grabó, pero no grabó la primera parte de lo sucedido, lo que ella le dijo, se enfocó en la ira del hombre). El sujeto jamás se imaginó que su berrinche, condenable ciertamente, sería conocido a nivel nacional, que sería linchado moralmente por millones de personas, no en proporción a lo que hizo (para eso hay instancias legales y leyes que norman las acciones y conductas delictivas) sino como una especie de engendro del mal que no debería de existir. Incluso el negocio de su empleador ha sido causa de boicot, amenazado en las redes sociales de ser vandalizado.

Es obvio que el gobierno de López Obrador y el de Enrique Alfaro debieron de sentirse felices, aliviados de que las redes y algunos medios se presten a ese trabajo tan sucio y deleznable, ya que en lugar de que los mexicanos le exijan al primero que detenga la ola de crímenes que mantiene aterrorizado al país (más de 30,000 en este año 2019), para que detenga, enjuicie y sentencie a las hordas de asesinos, y al segundo que haga lo mismo en Jalisco ya que en lo que va del año se han cometido 2445 asesinatos (creciendo el 32% el de mujeres); alentaron y desataron una terrible y desproporcionada campaña nacional contra un hombre cuyo delito fue perder el control en un accidente de tránsito y lanzar café y patadas contra el vehículo de una imprudente mujer. Un hombre al que sin duda ya marcaron de por vida, a su familia, que perdió su empleo y ha quedado estigmatizado socialmente, pero que sirvió a manera de chivo expiatorio para que los mexicanos dejaran de exigir, al menos por unos días, que sus gobiernos cumplieran con su deber. Deseando llegar al fondo de todo esto, lo cierto es que al cerrar a Dios las puertas de los hogares, escuelas, universidades, cultura y centros de trabajo, el hombre caído ha vuelto a sus genes de Caín ¿O usted qué opina estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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