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El pasado martes 9 del mes en curso se recordó el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En nuestro país los diarios publicaron alguna nota, otros anotaron estadísticas y los medios electrónicos poca cosa, así son, es nota que no vende, que incomoda.

Una de las mayores tragedias que puede padecer la familia es el suicidio de un ser querido o cercano. Las causas pueden ser varias, desde las económicas y anímicas hasta la enfermedad, si bien en la actualidad la principal suele ser el vacío existencial. La ausencia de estímulos y metas en la vida, resultado, que aunque algunas disciplinas no lo acepten (mucho menos los políticos) de la carencia total de fe, de la ausencia de Dios en los corazones.

A millones en las nuevas generaciones les dijeron en la escuela que venían del “mono”, luego les cambiaron el rollo y les enseñaron que eran producto de una gran explosión (Big Bang), olvidando aclararles que se trata de simples teorías. Así que siendo changos o producto de un accidente cósmico ¿qué porvenir les puede ofrecer la vida? Ninguno. Lo pasajero nunca satisface los espíritus que fueron creados para eternidad y con sentido de eternidad.

Esta columna abordó varias veces el tema a partir de los años noventa en el siglo pasado sin que autoridad alguna diera señales de vida. Día con día los jóvenes comenzaron a privarse de la vida sin que casi nadie hiciera algo para detener semejante desgracia. Luego les siguieron los niños.

En el año 2004 publiqué un libro titulado “¡QUIERO VIVIR!”. Mi intención no era otra que aportar algunas reflexiones de vida y para vida. Por esos años su servidor era colaborador de un canal local de televisión de una cadena nacional. Luego de charlar con el titular del noticiero del grave problema social del suicidio entre jóvenes y niños (que año en año se incrementaba), pedí me permitiera hablar del libro. Se negó. La televisora no quería que se tocara ese tema.

Casi en general a los medios en Guadalajara el tema de mi libro no les interesó, me negaron cualquier difusión. Aun así la edición se agotó en poco más de un año (1000 ejemplares), lo cual nos muestra que el interés sí existe. Lo que no hay es voluntad del gobierno para afrontar un tema tan doloroso, como tampoco lo hubo en los medios durante varios años, situación que permitió que miles de vidas continuaran segándose.

Por esta ocasión me permito dejar espacio para algunos fragmentos de la introducción de mi libro “¡QUIERO VIVIR!”, en espera que sean de edificación interior para algunas personas y ayuden a crear una mayor conciencia social de este gravísimo problema, el cual solamente puede ser resuelto en plenitud por Dios, cuyo amor y cuidados paternales siempre están al alcance de quien le busca de todo corazón, dando rumbo y certeza al sentido existencial (“Clama a mí, y yo te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces”, Jer 33:3):

―”El presente libro, sin embargo, no es, ni pretende ser un libro académico para teólogos profesionales. La verdad es que se encuentra muy lejos de serlo. Se trata pues de una serie de comentarios de temas cotidianos diversos, recopilados con el único fin de proporcionar a las personas –agobiadas o no  por un  mundo que parece no tener rumbo ni futuro promisorio-: una serie de lecturas enriquecidas  con la Biblia, que le pueden ayudar, no solamente a conocer a Dios como él desea que se le conozca; sino que intenta ayudar también para que la fe de algún lector, nazca, o se fortalezca (según sea el caso)…

     Millones de jóvenes y niños en las nuevas generaciones han sido privados, por la razón que sea, de conocer a Dios y su revelación escrita (Biblia). El ateísmo práctico de muchos, de ninguna manera debe entenderse como el resultado de una decisión personal producto de un largo raciocinio y el análisis bíblico, sino todo lo contrario. Paradójicamente, se trata entonces de un grave problema originado en la debilidad de la fe y las creencias de padres y familiares; en el desinterés de las generaciones intermedias por las cosas espirituales, que sin afianzarse ellas mismas en la fe, no consideraron el daño que les causaban a sus hijos al no enseñarles; ya no la de las doctrinas bíblicas fundamentales, vaya, ni siquiera un cristianismo elemental…

     Bastará decir que décadas atrás la noticia de algún suicidio sacudía a la sociedad (de Guadalajara), pues se trataba de un suceso del que podían pasar varios años sin que esto ocurriera de nuevo; sin embargo, en lo que corre del siglo XXI, el índice anual de suicidios alcanza ya la escandalosa cifra de los cuatrocientos (con el dolor social que esto conlleva, en especial para las familias afectadas).

     ¿Por qué se suicidan hasta los niños? ¿Qué sucede en el espíritu y en las mentes de los humanos de la posmodernidad, que temen vivir y temen enfrentarse al futuro? Sucede simplemente que no conocen a Dios, nadie les ha dicho que Dios les ama, que él se tomó la molestia de dejarlo por escrito, que se hizo hombre en la persona de Jesús, y sufrió en una horrenda muerte de cruz, el castigo que cada uno de nosotros merecía por sus pecados, por nuestras faltas de toda una vida alejados y en rebeldía contra Dios. Las nuevas generaciones necesitan oír las Buenas Nuevas de Jesucristo, las Buenas Nuevas de Dios. Necesitan saber que fueron creados por un Dios Todopoderoso, que además de tener un plan maravilloso y bendito para sus vidas, tiene el Universo entero bajo su absoluto control. ¡No es el Cristo derrotado que muchos ven en una cruz…, eso sucedió hace dos mil años: el Cristo (Mesías) que les ama y quiere que le conozcan, es un Cristo vivo, resucitado, Todopoderoso…!

     Antes de su gloriosa ascensión en la ciudad israelita de Jerusalén, Jesucristo advirtió a sus apóstoles y discípulos: ‘…Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y cuando parta y os prepare lugar, volveré otra vez y os llevaré conmigo para que donde esté Yo, vosotros también estéis’ (Juan 14:2-3). El lugar ya está preparado, y tú lector, al igual que yo, y todos los que tengan la sensibilidad y la humildad para creer, tenemos un lugar ya preparado por el Salvador, quien advirtió que un día regresaría para reinar y poner orden en este mundo, que cada vez parece poner peor…”.

Hace una década había 400 suicidios al año en Guadalajara. La cifra ha ido en aumento y en 2013 sumaron 412, aunque todo indica que han estado maquillando las cifras al clasificarlos por otras causas de muerte (el Servicio Médico Forense señala que fueron 513) ¿Gobierno, medios, líderes religiosos y sociales harán algo al respecto, tendrán la sensibilidad para implementar una ayuda que detenga en algo semejante desgracia, o se esperarán hasta el año siguiente para volver a tocar el tema?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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No siempre las ideas y programas de los presidentes llegan hasta los gobernados, ya sea por incapacidad o negligencia de los hombres en su equipo, lo cierto sin embargo es que se quedan en el camino. Lo peor es que muchas veces los mandatarios se enteran hasta que concluyó el sexenio, conociendo tardíamente de que su confianza estaba puesta en las personas equivocadas, cargando así con el peso histórico de los yerros y negligencias de otros.

En lo personal veo al Presidente Enrique Peña Nieto comprometido por México, cargado de ilusiones y programas que nos traigan mejor calidad de vida a los mexicanos. Su entusiasmo y pasión en todo lo que hace es manifiesto, solo los egoístas y los que todo le critican pueden regatear méritos, trabajo y voluntad.

Sin embargo hay cosas en su programa sexenal que no están funcionando y los ciudadanos desconocemos si él está enterado, pues por lo general la pirámide de poder va creando filtros que eliminan lo que no gusta hasta llegar al presidente solo cosas amables, retocadas o haciéndole creer que todo marcha bien, que se ha convertido en el salvador de la Patria (los cortesanos por eso lo son, expertos en zalamería y duros y crueles con los gobernados).

Dejando de lado al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que hasta este momento se ha visto como un hombre sencillo y capaz, leal al Presidente, lo cierto es que en su área se ha generado un tremendo problema. En el entendido de que la Reforma Hacendaria era necesaria, que solo los mega ricos acostumbrados a no pagar impuestos o lo mínimo podían oponerse; les faltó sin embargo aceptar públicamente a través de una campaña de concientización que la recaudación fiscal en México es muy baja, que sólo unos cuantos pagan impuestos, que lo que se ha gastado desde hace décadas viene de los ingresos del petróleo y del dinero que los distintos gobiernos han pedido prestado (muchas veces con total irresponsabilidad y pésima administración), situación que obligaba al país a la creación de dicha reforma ¡con carácter de urgente!.

El meollo es que aunque el proyecto de dicha reforma es ambicioso, tal parece que su implementación la dejaron en manos de chamacos o burócratas cuya alineación neuronal carece de tolerancia para adaptaciones sobre la marcha o de permitir el mínimo error (de cosas que carecen fiscalmente de importancia). Ni qué decir de su alejamiento de la realidad social de los mexicanos a los que esta casta llama a secas “causantes”; término que podría ser al revés pues los causantes de que la reforma no cuaje son precisamente ellos por su cuadradez pues las herramientas tecnológicas están para servir al hombre y no a la inversa

Decidir desde un escritorio y crear programas computacionales sin haber trabajado jamás en la calle para ganarse el pan, ofrece desde el gobierno federal una reforma hacendaria (con minúsculas) que entre los medianos, pero sobre todo en los pequeños y micro contribuyentes se ha convertido en un verdadero monstruo, en una pesadilla que además de convertir al estado en un ogro (y no filantrópico precisamente, como escribiera Octavio Paz), que asusta y aleja al contribuyente del pago de impuestos al convertir esta obligación social en un martirio propio de alguna secta iniciática.

En espera de la disculpa de los lectores por citar mi experiencia, lo cierto es que quise hacer de manera personal una serie de trámites en el SAT para conocer las cosas a las que se enfrentan los ciudadanos de abajo, es decir, los que verdaderamente sostienen el país (los grandes pagan poco y los capitales extranjeros se llevan las ganancias a otro lado) y las sorpresas fueron muchas y desagradables, ajenas totalmente al deseo y proyecto del Presidente Peña Nieto.

      ¿Se trata de recaudar más dinero para sostener el país, o de hacer de un campesino, un tendero o un carpintero un experto en cibernética fiscal? Aunque las oficinas del SAT son buenas y el personal amable, el problema de fondo son los programas implementados para dicha reforma. Su cumplimiento está totalmente fuera de la realidad del mexicano, quizá los que participaron en su elaboración nunca han puesto un pie en un tianguis o han visitado la carnicería o la tienda de abarrotes de la esquina.

      ¿En qué cabeza cabe que millones de personas que apenas cuentan con estudios de primaria o secundaria, muchos de ellos dedicados a las duras labores del campo van a saber elaborar una factura? Porque no estamos hablando de la factura tradicional. No, señor. Se trata de un examen de posgrado en informática, que de entrada es reprobado cuando menos por el ochenta por ciento de los causantes (si es que la tuvieran que elaborar ellos mismos).

Siendo universitario me llevó cinco días hacer una simple factura de algunos libros (de mi autoría), bajando a la computadora dos programas que antes no necesitaba, encontrándome desolado en el reino de “nunca jamás”. Y es que el causante además de graduarse en informática (para hacer una simple factura que siempre se hizo a mano) debe tener dotes de adivinación para entender lo que el burócrata(s) que elaboró el programa tenía en mente. Burócratas con mente de inquisidores pues ¡ay de aquél profano que se atreva a equivocarse, poner un número mal del código postal o que no cumpla farisaicamente con todos los requisitos, una guadaña le impedirá tener acceso a la factura!

Hablo de lo que experimenté. Cinco días con cuatro horas diarias para entender el formato: bajar programas, negar, negar, rebotar, pedir cosas que el causante no tiene la menor idea de lo que son, tres vueltas al SAT, por fin me permitieron hacer y enviar la famosa factura. Lástima, la alegría duró muy poco, la librería me la devolvió y con ello casi aparece la temida depre.

Resumiendo: cuatro veces tuve que elaborar la famosa factura pues tres de ellas me vi obligado a cancelar la anterior (vuelta al SAT para aprender a hacer este trámite, propio de individuos que se dedican a la computación como profesión). Una por una leyenda acerca del pago, otra por el código postal y una más por un número acerca de los cheques de la librería a la que vendí. Diez días de afanes y estrés.

     ¿Cree usted que el señor que siembra maíz, aguacates, manzanas, el panadero de la siguiente cuadra o el de la tlapalería de a la vuelta son expertos en computación? ¿Sabe el Presidente de semejante yerro o se lo han ocultado? Cierto, la Reforma Hacendaria es indispensable para la marcha del país, pero no menos indispensable es que le hagan adecuaciones para que el cumplimiento fiscal se convierta en algo sencillo que no cause más molestias de las que ya padece el ciudadano, y no en una tortura mental y social que enemista al gobierno con los causantes.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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Cuando Jorge Negrete cantaba con manifiesta alegría y convicción su “México lindo y querido” definitivamente eran otras las condiciones. ¿Si viera su país en la situación en que se encuentra cantaría lo mismo, o se iría a vivir (y morir) a Miami? como lo hacen la mayoría de los artistas en la actualidad. Retrocedamos un poco.

Abandonando con menosprecio y cinismo los postulados de le Revolución social de 1910, los gobiernos a partir de los años setenta sepultaron ese movimiento que trajo prosperidad y estabilidad a la República, abandonándose gradualmente a la corrupción y el desorden administrativo. Era previsible el retroceso, no así las terribles consecuencias en las que nos encontramos

Por principio de cuentas una fauna delincuencial ensoberbecida, en muchos casos en complicidad con las policías, fue minando el estado de derecho hasta controlar el uso de la fuerza y doblegar al propio gobierno. Sumido en el terror, el ciudadano no sabía si ese día sería secuestrado, asaltado, su negocio extorsionado (o quemado al no ceder) o su familia retornaría con vida. Bastaron doce años de incapacidad para que se engallaran los criminales y tomaran control de una gran parte del territorio nacional.

El gobierno del Presidente Peña Nieto ha emprendido una batalla frontal contra la delincuencia, sin embargo y tomando en cuenta el presupuesto y el alarde mediático los resultados convencen a pocos. La mano firme de la ley no parece tanto en los hechos. Que un vulgar criminal como “la Tuta” no pueda ser capturado es una burla, descrédito manifiesto ¿Cómo justificar que todavía haya bloqueos y tiroteos en Reynosa?

La mayoría desconoce el gasto que ha ocasionado esta lucha, pero entre armamento, vehículos, helicópteros, aviones, uniformes, viáticos, etcétera, la suma debe ser estratosférica (muy probablemente de dinero prestado) y los resultados más de televisión que de un efectivo retorno al orden.

Paradójicamente quien debiera velar por los intereses de los ciudadanos, es decir, el Poder Legislativo, años ha que es ajeno al pueblo. Perdidos por la ambición, su esfuerzo se reduce a producir leyes a rajatabla que no se cumplen o a modo para que Ejecutivo pueda llevar adelante su proyecto, lo cual no significa que necesariamente sea a favor de México. Los resultados nos lo dirán, mientras tanto queda a su favor el beneficio de la duda.

El problema sin embargo es que diputados y senadores se dedican a velar únicamente por ellos y sus partidos (aunque aseguren lo contrario). Pero no son los únicos, gran parte de los funcionarios públicos en los últimos sexenios está interesado de manera obsesiva en saquear el país. En enriquecerse lo más pronto posible y sin problemas legales posteriores. En otras palabras ¡impunidad total!

Esto por un lado, por otro vemos que su vanidad ha rebasado todos los límites. Gobiernos federales, estatales y municipales han gastado en los últimos tiempos con una irresponsabilidad nunca antes vista; sin verdadera planeación ni beneficio social alguno (si acaso en las declaraciones y publicidad en los medios). Alérgicos a la austeridad y reordenamiento financiero, derrochan los dineros públicos (y los venidos de préstamos) con escalofriante alegría ¿Acaso no piensan que tarde o temprano la gigantesca bola de nieve les aplastará también a ellos? Obnubilados por la ambición viven fuera de la realidad, enajenados con su vida principesca mientras la desesperación social sigue en aumento.

País de derroches y deudas, los documentos en manos de los prestamistas esperan el momento oportuno (casi siempre de debilidad institucional) para hacerse del país. Mejor dicho ¡de lo que queda de México!

Nadie en el gobierno se interesa en optimizar recursos, al contrario, cero austeridad, cero reordenamiento financiero. La moda es aumentarse los presupuestos (sin preguntarse siquiera de donde vendrán esos dineros), subirse los sueldos al triple o cuádruple que los gobiernos europeos de primer mundo, engrosar la nómina con amigos y favoritos(as), mandar hacer ropa especial bordada con los logos (y ayudar al socio o amigo), comprar vehículos aunque no se necesiten, viajar como enajenados con viáticos sin límite. En síntesis: ¡La irresponsabilidad total!

Los actos públicos oficiales se han convertido en costosas exhibiciones faraónicas para que los gobernantes (en los tres niveles) luzcan ante los medios, derrochando recursos que se pueden utilizar en un país de tantas carencias. La Biblia señala “en el barbecho de los pobres hay mucho pan, pero se pierde por falta de juicio”.

Un caso que refleja la condición de algunas zonas de México es el Estado de Oaxaca, en el que una organización delincuencial (sección 22, CNTE) tiene control total del poder y los dineros púbicos y un títere que se dice gobernador aparenta dar legitimidad a lo que es ilegal de origen. Mientras que la población que produce vive sometida a las hordas de zánganos violentos, y sin un gobierno que le proteja.

Vivimos por desgracia en el reino de los derechos humanos y enemigo jurado de los deberes. La cultura del esfuerzo en la que fuimos formados en las generaciones pasadas ha sido suplida por la de los derechos. Todos exigen ahora, pero casi nadie quiere hacer su parte en el contrato social.

Otra muestra del México que dejó ser lindo y querido es la reforma hacendaria, eficaz en el discurso, pero difícil de cumplir por las mayorías. Hacer una factura requiere de maestría y doctorado en informática. En lo personal (como escritor) fui al SAT a que me enseñaran como hacer uso de las facturas que ofrece hacienda. Muy bonitas instalaciones, de primer mundo, personal amable, pero tengo cuatro días intentando hacer una y literalmente es imposible. Me pregunto, si teniendo una formación universitaria no puedo ¿cómo harán los campesinos, los tianguistas, aquellos ciudadanos que ni siquiera saben utilizar una computadora para cumplir con los nuevos deberes fiscales? Es obvio que el Presidente desconoce estos absurdos, de lo contrario ya se hubiese puesto remedio ¿o se trata de que los que no sabemos compremos determinado programa para que sí funcionen las cosas?

Ante todas estas cosas y muchas otras que sería imposible enumerar pero que agobian este país, podemos decir sin temor a equivocarnos que México ya no tiene nada de lindo, su pésima conducción ha hecho que el amor por la Patria se enfríe, pues no tiene caso invertir la vida cuando los que deben poner el ejemplo viven afanados y enloquecidos por las riquezas.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

Correos recibidos: a Ma. Elena Gómez M, Myriam Levy, Andrea Platner, Natalia Galindo, Patricia Díaz Santana, Yolanda Guzik, Elena Hanono y Rosy Ramos les gustó el artículo anterior. En cambio Paulina Dieck Prado y su papá (Tawfiq Dieck Abularach) me acusan entre otras linduras de “ignorante de los desarrollos históricos que han ocurrido en el Medio Oriente”, diciendo además que ”Jesucristo desplazó a quienes ya habitaban el Lugar” (es decir, Israel). Pueden expresarlo, pero no dejan de ser disparates.

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Tal parece que Occidente no aprende. Una y otra vez cae en el engaño del fanatismo islámico, ya sea por ignorancia cultural, ya sea por odios raciales contra el pueblo judío (que es el caso actual), que aunque disimulados, ante la primera oportunidad salen en tropel.

En mi libro Crepúsculo Final, El atardecer de la Humanidad (2010), advertía ya el peligro de una guerra contra occidente gestada por y desde el mundo árabe y musulmán. Entre otras cosas compartía parte de una entrevista del entonces presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad al principal diario de su país (2006), en la que el belicoso sujeto declaraba: “ser parte de un grupo selecto de hombres escogidos específicamente por el duodécimo Imán para ser sus representantes y ayudantes en el mundo antes de su retorno… de que el Imán le dio la presidencia para una tarea específica: provocar ‘un choque de civilizaciones’ en el que el mundo musulmán, liderado por el Imán (el duodécimo Imán o Mahdi es considerado el “mesías” islámico), enfrenta al Occidente ‘infiel’, liderado por Estados Unidos y lo derrota”(pág. 67).

De manera que el secuestro de los tres jóvenes israelíes asesinados por los islamistas de Hamas, fue el pretexto de los terroristas palestinos para iniciar la guerra contra Israel, a quien desde siempre ellos y la mayoría de los países árabes (con Irán a la cabeza) desean “echar al mar”. Guerra cuyos mayores efectos han sido mediáticos por cuanto casi todos los medios en el mundo, tanto impresos como electrónicos, se han puesto voluntaria o involuntariamente al servicio de Hamás (CNN a la cabeza) al convertir a los terroristas en “victimas” y a los agraviados en malvados “agresores” .

No existe nada más deleznable que mentir con la verdad, que en este caso es difundir en los medios la muerte y sufrimiento de los palestinos, pero ocultar lo que estos terroristas están haciendo contra la población y el Estado de Israel, incluso que ellos son los que iniciaron la guerra. La mayoría de las personas alrededor del mundo ignoran en realidad lo que ha estado sucediendo en Medio Oriente y de ello se han encargado las grandes televisoras, cadenas noticiosas y no pocos periódicos.

La periodista italiana Oriana Fallaci lo advertía antes de morir a causa del cáncer. Acusaba a la izquierda y a la Unión Europea (la llamaba Eurabia) por su desenfrenado filoislamismo, de entregar a Occidente en brazos de los musulmanes: “El Islam, ávido, rastrero, ambiguo. Su hambre y sed de conquistar, de sojuzgar. Su culto a la Muerte, su placer por la Muerte. Su doblez, su deslealtad. Occidente ciego, sordo, chocho…” (Oriana Fallaci se entrevista a sí misma, pág. 179).

La cobardía de los criminales de Hamas es repugnante. Han lanzado contra la población israelí miles de cohetes y misiles (incluso contra su propia gente para luego echar la culpa a Israel), contra aeropuertos, edificios públicos, habitacionales, etcétera, y luego corren a esconderse entre mujeres y niños para evitar la respuesta del país agredido (son expertos en controlar medios y en abusar de la mentalidad occidental, manipulando el amor y la misericordia de los occidentales; cuando para ellos esto no significa absolutamente nada, de lo contrario no expondrían a sus mujeres y niños; solo los cobardes sin extrañas son capaces de cometer semejante infamia).

Por si faltara algo, aun en Guadalajara algunos periodistas y colaboradores de diarios han presentado esta guerra palestino-israelí de manera deformada y falsa, provocando odio y animadversión contra Israel y contra los judíos en general. Es el caso de Juan García de Quevedo, que en reciente y extenso artículo titulado EL PUEBLO JUDIO escribe entre otras cosas:  “Esclavo gran parte de su historia, ahora se ha convertido en amo implacable… sufrió las persecuciones por llevar sobre las espaldas y en la frente el señalamiento de ser un pueblo deicida, ahora establece su hegemonía a golpe de metralla… no puedo entender… que afile sus despiadados dientes sobre un pueblo indefenso como es el palestino, masacrando mujeres, niños, población civil y dejando toda destrucción posible”. ―Más adelante agrega―: “Después de la Segunda Guerra Mundial, el Estado de Israel fue inventado en un escritorio de Londres…” (Mural, 18/Agosto/2014).

Demasiado veneno en tan poco espacio. Por fortuna Mural es un diario con apertura, permitiendo la publicación de un comentario enviado por el suscrito apara aclarar algunos puntos (22/Ago/2014) con el cual concluimos, en espera de que la verdad desenmascare la maldad de los terroristas de Hamas (y de los antisemitas incrustados en los medios), como también sirva para alertar a Occidente del terrible peligro en que se encuentra:

“ DENOTA ANTIJUDAISMO: El artículo de Juan García de Quevedo titulado “El pueblo judío” (Mural,18/08/14), no solo exhibe el antijudaísmo feroz del autor, le agrega ignorancia bíblica, teológica e histórica. Acusar al pueblo judío de deicida, es la mayor estupidez que se pueda decir. Dios no tiene principio ni fin, además, es autoexistente y nadie le puede quitar la vida.

Jesucristo, como Mesías de Israel y de la humanidad toda (claro, la que crea en Él y decida amarle y seguirle), se ofreció a sí mismo para traernos redención, para reconciliar a la humanidad caída con su Creador, de lo contrario nadie se salvaría, pues Dios el Padre no permite la impunidad como lo hacen los gobiernos de la Tierra. A eso se refería cuando dijo “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:17-18)

Entendiendo el valor de la libertad de expresión, García de Quevedo debe saber que Dios le dio a Israel esas tierras hace nada menos que 4 mil años. Que cuando Jesús vino, murió y resucitó se llamaba Israel, y no es sino hasta el año 135 d.C., en que luego de una guerra contra el imperio invasor, los romanos les expulsan de su país y en castigo le cambian el nombre a “Palestina”. Históricamente el pueblo palestino no existe, es un conglomerado de árabes de diversas nacionalidades que comienza a mencionarse como tal a principios del siglo veinte (así como los “latinos” en EU).

Hamás es un grupo terrorista con la misma cosmovisión de los que derribaron las torres en Nueva York y dinamitaron el Metro de Madrid. Luego de lanzar miles de cohetes contra Israel, han tomado a sus propias mujeres y niños para evitar la respuesta de quienes están defendiendo su país y su población (así de simple)”.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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