¿Y QUIÉN ES RESPONSABLE DE LAS 113,019 MUERTES?

Una cosa es que al presidente López Obrador y a su delfín López Gatell les importen un comino las vidas de los mexicanos muertos por el coronavirus, y otra muy distinta es que no tengan responsabilidad legal en semejante tragedia, son dos cosas muy distintas. Nadie les acusa de la epidemia, la acusación en todo caso sería en la manera como decidieron enfrentarla y han continuado haciéndolo.

Las políticas públicas que tomaron y la forma tan irresponsable como lo hicieron, son causa y efecto de cuando menos la mitad de esas 113,019 muertes ocurridas hasta el día de escribir este artículo (11/Dic/2020). Mientras que los contagios han llegado ya a 1’229,000 lo que muestra que a causa de su estrategia fallida la plaga se encuentra sin control. Las sesiones de adoctrinamiento mañaneras —malamente llamadas ‘conferencias de prensa’— por más que ha mentido el presidente y ha domado varias veces el virus asesino, lo cierto es que los bichos ni conocen a AMLO, ni saben de política, ni se someten a los caprichos de gobernante alguno. Lo único que los aniquila es el estudio y resultados de la ciencia, pero como al tabasqueño la ciencia no le importa; no solo no se ha apoyado en ella, sino que le ha recortado y en algunas áreas quitado el presupuesto ¿En un momento de vida o muerte no deberían haber actuado exactamente al revés?

Desde este espacio se dijo una y otra vez la necesidad de tomar en serio la epidemia y no escatimar recursos. No se hizo:

 

—  En primerísimo orden se encuentra la salud de los mexicanos… Salud que el titular del Ejecutivo remedia fantasiosamente con declaraciones, cuando la realidad es que el sector salud oficial actualmente es un desastre (con sus honrosas excepciones); hospitales y clínicas sin medicamentos o en ocasiones caducados o adulterados (como sucedió en el hospital de Pemex en Tabasco), con carencia de instrumental médico, de insumos de todo tipo, incluyendo los de limpieza y las reparaciones de baños.

     Y si a este caos y mundo de deficiencias le agregamos la poca o nula capacidad de respuesta oficial para remediar (a tiempo y de manera adecuada) semejante amenaza, el cuadro pasa del desaliento al horror…” (Análisis y Propuesta 22/Mar/2020)

 

Y por si no les fuera suficiente su torpeza e indolencia, cancelaron el Seguro Popular dejando a la mitad de los mexicanos sin manera de atender sus enfermedades y con un sistema de salud colapsado. En caso de aumentar los contagios por la pandemia ¿cómo y dónde atenderán a los enfermos? Se necesita en verdad ser un egoísta recalcitrante y un cínico a prueba de todo para no querer ver lo que sucede y tomar las medidas y acciones que reclama la situación. No son pocas las voces que acusan al gobierno de estar manipulando las cifras de contagios y enfermos, situación que conduce a los jaliscienses a pensar ¿Intervino el gobierno federal para que le cancelaran al gobierno de Jalisco el pedido de 20,000 pruebas rápidas para coronavirus? (Análisis y Propuesta 27/Mar/2020)

 

Es absurdo y enormemente dañino que continuemos con las mismas medidas. LOS QUE SE DEBEN AISLAR SON LOS ENFERMOS Y LOS PORTADORES, de implementarse a manera de ya campañas en todos los medios obligando a los enfermos y portadores a buscar la ayuda médica y a quedarse en sus casas (u hospitalizarse)Asunto que requiere ser acompañado de pruebas contra el coronavirus al alcance del pueblo, sobre todo en ciudades o zonas donde se han detectado la mayor parte de los contagiados. La reclusión se ha convertido en palos de ciego que nos están causando terribles daños y que traerán una enorme pobreza, hambre e inseguridad…”  (Análisis y Propuesta 25/Abril/2020)

 

Guardar el dinero para regalarlo a ninis parásitos, ancianos (con y sin necesidad) y otros grupos, para utilizarlo en las elecciones del año próximo —bajo el pretexto de una falsa ‘austeridad’—; privó al sector salud del equipo y medicamentos necesarios para enfrentar esta plaga no vista quizá desde la época renacentista, cuyos daños en vidas, patrimonios y futuro nacional no acaban de cuantificarse. Su pronóstico, grave en gran manera, todavía nos depara sorpresas. Sorpresas en ningún momento contempladas por el presidente ni por ese hombre que, aunque tiene un título de médico y un posgrado en epidemiología en el extranjero, su mente y corazón no tienen nada que ver con la profesión. Su ambición política y su zalamería para con su jefe le perdieron.

A tal grado llegó su actitud lacayuna que a nivel nacional se atrevió a decir “que la fuerza del presidente es moral, no de contagio”, ratificando y avalando vez tras vez y en oposición a la ciencia los dichos y hechos de su jefe (que dijo que cierto amuleto le defendía del coronavirus), confundiendo y trastornando la visión del pueblo acerca de los cuidados y conductas que debieron tomarse a tiempo para evitar las cadenas de contagios.

Pero nunca estuvo solo, fue acaso el eco del inquilino de Palacio Nacional, quien en su irresponsabilidad decía al pueblo, que más que bueno resultó ingenuo en gran porcentaje: “no pasa nada, abrácense”“salgan a comer a la calle, a la fonda”en tanto que su fiel escudero López Gatell aseguraba que el coronavirus no era de peligro, que era más peligrosa la influenza. Sus palabras hoy los juzgan.

      La risa sardónica de López Obrador es indigna de un auténtico mandatario, muestra patética de su personalidad frívola y ególatra, adicta hasta lo irracional al uso y disfrute del poder, pero ajena absolutamente a las responsabilidades que éste conlleva. Su adicción al micrófono y las cámaras, de ser el centro de la atención, son síntomas y expresión de su verdadera enfermedad del corazón.

Al confrontar su postura con la de otros gobernantes, valga el caso de Angela Merkel de Alemania, López Obrador queda exhibido y su responsabilidad penal al descubierto (no se diga la de López Gatell). Con una población a la mitad de la que México tiene, en Alemania las muertes por coronavirus son hasta esta semana 21,086. Pero habrá de reconocerse que su gobierno ha hecho todo lo que está de su parte para evitar mayores muertes y contagios. No así en México.

La canciller Merkel en un acto de ética y absoluta sinceridad (muy propios de su persona), advirtió esta semana al pueblo alemán sobre la necesidad de una mayor conciencia y participación de todos para evitar más muertes y contagios: “…Lo siento, realmente lo siento desde el fondo de mi corazón, pero si el precio que pagamos es de 590 muertes al día, eso es inaceptable para mí”, concluyendo su fuerte y sincera exhortación: “…si tenemos demasiados contactos antes de Navidad, y luego es nuestra última Navidad con nuestros abuelos, entonces habremos sido negligentes”.

Aquí todo se ha trivializado, politizado, juegos con semáforos de colores, uso de estadísticas de la pandemia para atacar a los contrarios, todo se ha hecho con desdén y sin medir las consecuencias. Desmantelaron el sistema público de salud (el 90% de los mexicanos no tiene acceso a la medicina privada), desaparecieron el Seguro Popular y crearon un sistema que solo existe en el papel y en la mente del presidente, dejaron sin medicinas, equipos e insumos a hospitales y clínicas públicas, y a los médicos, enfermeras, químicos y demás, que enfrentaran esta terrible guerra sin armas. La ayuda oficial solo era de saliva en las mañaneras.

México ha sido el país más golpeado en los profesionales de la salud. Día con día las muertes de médicos, enfermeras, laboratoristas, y demás personal, se suman a causa del coronavirus. La revista inglesa especializada The Lancet así lo ha publicado y muchas otras lo corroboran.

Ante esta tragedia, ante este panorama de muerte, desolación y dolor, con un gobierno que solo piensa en las elecciones del año próximo y en las del 2024, los líderes de opinión, universitarios, empresariales, religiosos, intelectuales, y el pueblo todo deben preguntarse: ¿Y QUIÉN ES RESPONSABLE O VA A RESPONDER POR LAS 113,019 MUERTES DE CORONAVIRUS? Porque queda claro y con suficientes evidencias y hechos que la pandemia no se atendió con el cuidado y apoyo de la ciencia (se pudieron evitar decenas de miles de muertes); que se trivializó y polítizó al punto de atreverse a decir el presidente “¡QUE LA EPIDEMIA LES CAYÓ COMO ANILLO AL DEDO!”. Dedo que debe ser visto por la FGR y confrontar a los dos López con sus responsabilidades legales.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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