ENTRE EL MURO Y ‘LA CHINGADA

Vivimos tiempos difíciles, convulsos, una era en la que chiflados, iluminados y mediocres se han trepado al poder y detentan los liderazgos, de legiones de tuertos que son reyes en países y pueblos donde la ceguera política abunda a manera de epidemia. Para poner las cosas en perspectiva y entender lo que sucede, ¿quién imaginaba siquiera hace un año que una multitud de centroamericanos nos invadiría y cual legión de hunos de Atila cruzarían nuestro territorio exigiendo comida, hospedaje y transporte?

     Ver para creer. Mientras los nuestros arriesgan literalmente la vida al cruzar de manera ilegal al vecino país del norte, ya sea en el desierto, el río, o hacinados en algún tráiler sin ventilación (para buscar trabajo y sin causar mayores problemas a los vecinos, pues por lo general gran parte de ellos se regresa después de un tiempo); en un hecho inusitado hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y de algunos otros países retaron al brabucón de Trump e intentaron entrar por la fuerza a Estados Unidos.

      Siendo un poco malpensados y conociendo la torpeza intelectual del señor de los casinos y las mises, no es descabellado considerar que él —obviamente que a través de terceros— promovió semejante absurdo migratorio para justificar su descabellada construcción de un muro fronterizo. Idea tan estúpida como horrenda, sobre todo en una época que hartan día y noche hablando de derechos humanos y quizá nunca se ha tratado a los seres humanos con tanto desprecio como en la actualidad. Una actualidad en la que las mascotas valen más que las personas.

      Queda claro que el odio racista y la egolatría de este hombre iracundo, soberbio, ignorante y carente de respeto por el prójimo (amor es una palabra que desconoce) le impide tomar las decisiones adecuadas. Intenta construir un muro que según el New York Times costaría más de $20,000 millones de dólares (porque México se negó a pagarlo), en lugar de invertir la mitad de esa cifra en fuentes de trabajo en los países de Centroamérica, lo cual detendría e impediría la migración y mejoraría la vida en esa región. Pero no, se trata de mostrar quien manda, de dar rienda suelta a su soberbia. No de resolver un problema que de no atenderse nos afectaría a varios países, sobre todo a México.

      A propósito de líderes que les gusta que se vea quien manda, nuestro flamante presidente antes de la toma de poder se fue unos días de vacaciones a su rancho llamado “La chingada”. Título demasiado sugerente en un país en el que los múltiples problemas, la violencia y los boquiflojos han aumentado de manera alarmante.

     Por señalar alguno de los muchos “Maduritos” de los que se ha rodeado el nuevo presidente de México (al que sinceramente se le desea entre en cordura y gobierne para todos, incluyendo a la inmensa mayoría de los mexicanos que NO VOTAMOS POR ÉL, pero que está obligado a velar por nuestro bienestar) durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, un español que se hace llamar Paco Ignacio Taibo II (y que se dice escritor), quizá graduado en alguna pulquería de “La Bondojito” o con maestría en la picardía de Armando Jiménez, sacó a relucir algunas de sus frases, no para el bronce, sino para la cloaca en la que debió ser educado.

     El problema es que el señor Taibo II pretende ocupar a partir del lunes 3 de diciembre la dirección de la casa editora más importante de México y del mundo de habla hispana (El Fondo de Cultura Económica), aun cuando las barbaridades que dijo públicamente en la FIL le descalifican del todo. Dejó salir al barbaján que lleva dentro, al patán que es, y no ofendió “a las minorías” como algunos han pretendido cubrirlo. Nos ofendió a todos los mexicanos, primero con su lenguaje vulgar y sucio, y segundo, por pretender un cargo tan importante que representa la cultura mexicana, puesto que ocuparon hombre de la talla de Daniel Cosío Villegas (su fundador), Jesús Silva Herzog y Miguel de la Madrid, por señalar algunos. Su perfil y personalidad le impiden aspirar a semejante sitio de honor.

     Ya lo sentenció el Mesías (el bueno, el de verdad): “de la riqueza de tu corazón hablará tu boca”, y este hombre que se dice de izquierda, pero que le encanta disfrutar las bondades de la vida burguesa, mostró sin retoques ni recato la riqueza de su corazón. El manantial esperado resultó albañal.

     Al momento de aparecer este artículo López Obrador estará asumiendo la presidencia de México, se le desea lo mejor, esperando que haga suyas la sabiduría y la prudencia. Las necesita, pues en la medida que tome acciones  meditadas y adecuadas a la realidad y necesidades nacionales (y no a las puntadas de sus amigos y colaboradores cercanos, que dicho sea de paso, ya mostraron en estos días con sus declaraciones daños al país por más de 100,000 millones de pesos) y tomando en cuenta a todos los mexicanos, y no solo a sus seguidores; el nuevo presidente se ganará el respeto e incluso el aprecio de los que no simpatizamos con su manera de ser y actuar, de lo contrario, y de no cambiar el rumbo por el que siempre ha caminado, de cierto que nos estaría mandando a todos los mexicanos de vacaciones a su rancho ¿O usted que considera, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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