AL “CHAPITO SÌ: A LOS PRÒFUGOS BOLIVIANOS NO

Dice el viejo refrán popular “que la cabra siempre tira pa’l monte”, es cierto, igual sucede con los seres humanos, personalidad y carácter tarde o temprano les muestran tal como son. Por más que el presidente, así con minúsculas, trate de presentarse más ecuánime, moderado y maduro, lo cierto es que a la hora de la verdad sus hechos le presentan tal y como es él, como siempre ha sido.

     Enemigo de la ley y el estado de derecho, de carácter anarquista, violento, con evidentes resentimientos sociales, impasible ante el daño al otro (sobre todo si es de los que él considera sus enemigos), luego de poco más de un año al frente del poder ejecutivo federal, ha mostrado ser el mismo de siempre.

      Para los que nunca hemos creído ni confiado en él su conducta no es ninguna sorpresa.No es un asunto de ideologías, pues para el autor de esta columna AMLO jamás ha sido de izquierda. Su personalidad habrá que entenderse desde un ego acariciado hasta lo irracional, carente por supuesto de una verdadera formación, por tanto de disciplina y corrección.

    Sin meternos en el campo de la psicología, ya que para entender su berrinchudo y ególatra carácter con analizar sus hechos diarios es suficiente ¿Qué persona seria y madura gustaría estarse escuchando todas las mañanas y a todas horas, de pontificar sobre todo, cuando su conocimiento de las cosas además de insuficiente queda exhibido un día sí y otro también?

    Al principio de su sexenio, que no gobierno, aseguró que el “no miente” cuando justo desde el primer día se ha dedicado a mentir. Protestó el 1º de diciembre de 2019 cumplir y hacer cumplir la ley, y desde ese mismo día se ha empecinado en NO CUMPLIRLA.

      Si es el estado laico, enseguida de su protesta salió a la Plaza de la Constitución (así se llama, no zócalo) y delante de las cámaras de televisión nacionales y extranjeras, así como de todos los medios, se arrodilló ante brujos indígenas y en un país que se auto nombra cristiano, permitió que estos paganos le hicieran una dizque ‘limpia’. Juárez, a quien dice admirar, era un cristiano de convicciones firmes, profundas y bíblicas, jamás hubiese permitido semejante acto de prostitución espiritual (como tampoco romper con la laicidad por la que tanto luchó).

     En otro tema, de forma inesperada declaró una guerra contra los ladrones de combustibles, cerrando al efecto los ductos de Pemex, dejando de paso y por varias semanas las gasolineras del país vacías (en no pocas regiones, entre ellas Guadalajara) paralizando con ello la productividad y la vida de casi todas las personas. Claro, a sus favoritos, sus incondicionales seguidores de la ciudad de México procuró que no les faltara (no fuera ser que los votos le dejaran de apoyar).

    Días antes, realizó una absurda consulta patito, en la que menos del 5 por ciento de la población del país en edad de votar, decidió que se cancelara la construcción del nuevo aeropuerto de Texcoco. Una obra que además de necesarísima, de contar con el apoyo y aprobación de todas las líneas aéreas mexicanas e internacionales, de tener un proyecto de primer mundo y a la altura de las necesidades y circunstancias, con un avance de más del 30 por ciento; en uno de sus conocidos berrinches (que él ufano llama ‘terquedad’) canceló sin más apoyo que su dicho y gusto. Citar la corrupción como pretexto es una tontera por decirlo de manera suavepues para eso existen las instituciones públicas impartidoras de justicia. Marcando desde ese momento el destino de su desgobierno.

    Ha sido de tal magnitud su protesta en vano (de cumplir y hacer cumplir la ley) que los asesinatos en el país crecieron más que nunca, el robo de combustibles no se diga, el descarrilamiento y saqueo de ferrocarriles, robo de autobuses de pasaje foráneos y secuestro de choferes por simples delincuentes que se hacen pasar por ‘estudiantes’, de compinches suyos que por días y semanas paralizan el sistema ferroviario de carga produciendo todos los días pérdidas por millones de dólares o robándose el peaje de las casetas en las autopistas. Ni qué decir de las bandas de criminales, con o sin organizar, que ante la oferta del presidente de darles abrazos (en lugar de balazos) le han tomado la palabra convirtiendo México en tierra de nadie. Un país en el que solo hay paz para el presidente en Palacio Nacional, pues incluso a los alrededores de este hermoso e histórico edificio, comerciantes de todo tipo y tamaño son extorsionados con impuestos mayores que los del gobierno, que de no pagarlos lo pagan con su propia vida.

     Y el presidente no hace nada. No mueve un solo dedo para detener esta avalancha de impunidad que asfixia y oprime a la gran mayoría de los mexicanos: al que es asaltado en el transporte público, en su auto, en su negocio, en la taquería, restaurante, tienda de abarrotes, supermercado (en Celaya saquearon totalmente un Walmart), en su tráiler o camión de carga en la carretera, asesinado en cualquier ciudad o pueblo por cualquier cosa o por nada, al joven que corre el peligro de ser desaparecido para sumarle a las filas de las bandas y de negarse, asesinarle a sangre fría.

Para el presidente nomas existen los suyos, sus incondicionales. No importa que tengan cuentas pendientes con la justicia, con su agua bendita les limpia de todo pecado. El maniqueísmo de López Obrador es radical, a la vista de todos. Finalmente y con relación al título del presente artículo, en octubre del año pasado (2019), habiendo detenido en Culiacán las fuerzas armadas al hijo del “chapo” con fines de extradición, increíblemente le liberan ante la presión de los grupos criminales, apostatando por enésima ocasión de su deber de cumplir  hacer cumplir la ley.

    Ante esto, el ciudadano observante de la ley, el que cree en la democracia (incluidos muchos de los que votaron por AMLO sin ser sus incondicionales), se cuestiona y cuestiona al presidente, quien defiende a los funcionarios bolivianos prófugos de la justicia de ese país (que se refugiaron en la Embajada de México), a los que dice PROTEGER Y DEFENDER SU DERECHO DE ASILO. En síntesis: ¿Para el chapito, los bolivianos y toda la fauna delincuencial que azota a México de frontera a frontera y de costa a costa, impunidad y protección, y para los mexicanos negación del amparo de la ley y cero acceso a la justicia?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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