AYUNTAMIENTO DE GUADALAJARA: ENTRE DERROCHES Y ACIERTOS

Todo gobierno es como una casa: exhibe la autoridad de los padres (si la hay) y la conducta de los hijos. Es un efecto natural e inevitable. Los últimos lustros la ciudad de Guadalajara lejos de tener buenos presidentes en su municipio ha padecido una cauda de ‘próceres’ a cual más de incompetentes; aunque otros han agregado negligencia a su negativo perfil aderezada con una mega corrupción nunca antes vista (en esas dimensiones) que en todos los casos ha quedado impune.

     Díganlo si no banquetas de a millón de pesos, obras multimillonarias sin concluir (Avenida Vallarta es un ejemplo), banquetas con el nivel por abajo del pavimento (no raspado y subido como cerro). En Pedro Moreno entre 8 de Julio y Federalismo, así como en Pavo entre Miguel Blanco y Pedro Moreno cualquiera puede constatarlo. O las construyó un tonto o nos vieron a todos los tapatíos la cara de ídem ¿Y Alfonso Petersen? ¡Muy bien!, quiere incluso ser de nuevo candidato, que en este caso sería candidote, pues no se puede comprender tanto cinismo.

MERCADO CORONA

     El caso del Mercado Corona merece también ser analizado con detenimiento y objetividad, sin apasionamiento ni populismo. La verdad es que el fuego no solo consumió gran parte del edificio, lo cierto es que encendió un sinnúmero de focos rojos en el Ayuntamiento. Uno de estos es la falta de mantenimiento en los mercados municipales, que dicho sea de paso durante 18 años de gobiernos panistas no lo tuvieron. El nulo interés por el pueblo y sus necesidades no permitió que estos centros indispensables de consumo en barrios y colonias fueran rehabilitados y pretender hacerlo ahora de un jalón y de la noche a la mañana, además de imposible es absolutamente demagógico (a no ser que cocinen un nuevo trafique embadurnado políticamente de “obra social”).

Sin embargo entre los otros focos rojos dos merecen la atención. El primero brilló desde la televisora local (Canal 4), donde el conductor del noticiero nocturno tomó la actitud de patrón del presidente municipal de Guadalajara, dándole órdenes y exigiendo lo que se tenía que hacer con los locatarios, que dicho sea de paso, el fuego estaba aún sin apagar y este hombre ya pidiendo ayuda económica para los locatarios, reconstrucción, etcétera. ¡Ver para creer!

El segundo va estrechamente ligado del anterior. Entre las cosas que el vocero de la televisora exigía a nombre de los locatarios, era dinero, ayuda para pérdidas, reconstrucción, ubicación. Su interés, en caso de que fuera legítimo y no producto del siempre peleado “rating” tiene mucho de humano, pero desde el contrato social es imposible. Si tanto es el interés ¿por qué no lo regala la televisora?

Un estado y en este caso el municipio no está para repartir dinero. Su deber es otro, es cubrir y atender las necesidades sociales de manera justa y equilibrada, sin preferencias partidistas o de gremio y siempre sujeta al presupuesto. Por muy grande que sea la pérdida de los locatarios, que también habrá de decirse los locales son patrimonio del pueblo (no de ellos) el gobierno no tiene porqué regalarles nada. Como ente público que busca el bienestar de todos los gobernados puede ayudar a colocarlos provisionalmente (el terreno del antiguo Cine Las Américas es adecuado y actualmente está libre)en tanto que se diseña el nuevo proyecto para el mercado, pero no donde ellos quieran ni por amenazas ni presiones, mucho menos darles dinero.

De ser así, todos los habitantes del municipio podremos exigir cuando nos quedemos sin trabajo, cuando quiebre la empresa o el pequeño negocio, cuando muera un familiar o suceda una desgracia: acudir de inmediato al presidente municipal (claro, acompañado de las cámaras de televisión) y exigir la ayuda económica que consideremos nos merecemos ¿o nomás los votos de los locatarios cuentan o porque salen al apoyo en marchas y demás, es decir, el gremio es el que vale? Si el presidente Ramiro Hernández suelta dinero a estas personas, no solamente enviará una pésima señal a toda la sociedad, sino que abrirá una caja de pandora de la que en lo sucesivo saldrá toda clase de pediches con supuestos “derechos” (no escritos en ley alguna).

     Una cosa es entender que se quedaron provisionalmente sin ingresos (como sucede con todo ciudadano que pierde el empleo o es visitado por la desgracia y nadie le ayuda con nada) y que debe velarse por esas familias con un sentido social, como la reubicación provisional y en el mejor tiempo posible construir el nuevo mercado; y otra muy distinta convertirles en ciudadanos con derechos que los demás no tenemos. Muchos de estos locatarios tenían ingresos muy superiores a los de la mayoría de los ciudadanos y nadie dice nada. Son cuestiones que no se deben disimular. Quizá deban conseguir créditos (FOJAL, por ejemplo) sin interés para que los de menos recursos puedan resurtir, pero no regalar. El gobierno no debe ser un ogro implacable en el cobro de impuestos y con los gremios favoritos un padre complaciente y derrochador (de lo que no es suyo).

GRAN ACIERTO DEL AYUNTAMIENTO

     El fin de semana pasado visité San Pedro (acompañado de mi esposa). Recorrí el Par-Vial por Hidalgo hasta Belisario Domínguez en la que doblé a la derecha. Al llegar y tomar la calle Gigantes, grande y agradable fue mi sorpresa al transitar por una rúa totalmente nueva al igual que las banquetas, todo de concreto (se ve maravilloso). Seguí por Gigantes hasta el jardín de San Andrés y al doblar a la derecha en la calle Chamizal la enorme obra de concreto continuó hasta la Av. Revolución ¡Bien por el Ayuntamiento de Guadalajara! En treinta o cuarenta años no se requerirá de “pavimentos” de asfalto: un barril sin fondo del erario ¡En esto sí merecen un gran aplauso!

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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