FEU: AMORAL, CÍNICA E IRRESPONSABLE

La sentencia de Jesús sigue siendo válida «¿Por qué miras la paja en el ojo ajeno, teniendo la viga en el propio?». Y es que, tomando como pretexto el asesinato de los tres estudiantes de cine –curiosamente en pleno tiempo de campañas políticas-, la nefasta Federación de Estudiantes Universitarios, olvidando su negro historial, se lanzó a la calle a calentar irresponsablemente la cabeza de los jóvenes en un momento que requiere de unidad y de otros canales de presión social.

     Ciertamente los últimos gobiernos de Jalisco además de costosísimos, inútiles y derrochadores, han permitido que la fauna delincuencial se reproduzca como mala yerba, desapareciendo el estado de derecho y quedando la Procuraduría (Fiscalía) y el Poder Judicial como meros ornamentos, vestigios de lo que un día fue y ya no es (pero que debe ser a manera de ya).

     ¿Con qué cara puede la FEU salir a reclamar a la autoridad y pretender hacerse pasar como representante de la juventud y las buenas causas? ¿Son tan cínicos, padecen ya de amnesia o de Alzheimer social? Sí, porque aunque su membrete sugiere juventud, su pasado se remonta al año 1948 en que fue fundada por varios líderes de varias escuelas públicas. En 1949 es nombrado como su presidente Raúl Padilla Gutiérrez (padre del actual dueño de la U. de G.) y en 1951 le sucede en la organización Carlos Ramírez Ladewig.

     El analista Sergio Aguayo describe a la FEG en su conocido libro: “Pregonaba el anticlericalismo… empleaba la violencia y la corrupción para mantener sometidos a los estudiantes y premiaba con impunidad a los golpeadores que hacían el trabajo sucio de la organización”(La Charola, pág. 151). Su descripción es demasiado amable y generosa con esta organización criminal, cuyo rastro de sangre corre desde sus oficinas en Juárez y Tolsá (donde se encuentra actualmente la Rectoría, recorre todas las secundarias, preparatorias y facultades, hasta llegar al nefasto edificio de Carlos Pereyra, donde como cualquier cartel delincuencial las fosas comunes eran parte de su violento bagaje y paisaje).

     Quienes estudiamos en los años 60 y 70 en la Universidad de Guadalajara, conocimos (y padecimos en carne propia) a semejante banda delincuencial ¿o cómo calificaría usted lector a sus integrantes, que entraban a clase, claro, cuando se les ocurría entrar pues de todos modos les daban su título, armados con tremendo pistolón fajado y algunos con metralletas cortas en portafolios? ¿Acaso las aulas universitarias no son para expresar y debatir las ideas, para adquirir conocimientos y mejorar la vida y condiciones sociales con los aportes una vez concluidos los estudios?

    Lo cierto es que los integrantes de la FEG (ahora FEU) además de cínicos, resultaron sordos. En su cara el Dr. Salvador Allende les dijo durante su visita en diciembre de 1972 y se hicieron al occiso: “Ser agitador universitario y mal estudiante, es fácil; ser dirigente revolucionario y buen estudiante, es más difícil”

     En lo único que se acomodaban a la advertencia del presidente chileno es que eran malos estudiantes. Rectifico, estaban matriculados, pero estudiantes nunca lo fueron. Su ignorancia, violencia y corrupción moral e intelectual eran si acaso su único patrimonio, pues a los estudiantes con ideas revolucionarias, de izquierda verdadera, los persiguieron siempre con ferocidad y violencia desmedida.

     Si algo hay podrido en la U. de G. es justamente la FEU, creada por Raúl Padilla en una movida política para desaparecer a la FEG (de la cual había sido presidente). Es obvio que todo es parte de un plan preconcebido, pues curiosamente, desde que llegaron los Enriques a rectores (Enrique Zambrano y Enrique Alfaro) no han soltado el botín. El problema es que ahora quieren la gubernatura, así que aprovechando la muerte de estos chamacos (que quién sabe que filmaciones andaban haciendo en Tonalá, pues traían mujeres y los asesinos las dejaron ir a ellas) engatusaron a algunos miles de jóvenes, incluso de otras universidades, sacándolos a la calle para protestar, lo cual está bien, pero no en este momento, pues no son los difuntos ni la paz que reclaman los jóvenes lo que realmente se pide al estado. ES LA PRESIÓN POLÍTICA DE QUIENES MUEVEN LOS HILOS PARA ALLEGARSE LA GUBERNATURA.

     Si nomas se haya tratado de una marcha organizada por las universidades privadas que cayeron en el engaño, este artículo no se hubiera escrito, o hubiera sido con otras reflexiones.

     Pero como escribiera el inolvidable Alejandro Dumas: “Cada hombre tiene su pasión que le muerde el fondo del corazón, como cada fruta su gusano” (El conde de Montecristo, Porrúa, pág. 552) y esta organización mafiosa, aunque se haya lavado el rostro con otro membrete y querido deshacerse de su negro historial, su ambición material y pasión por el poder le muerden el corazón hasta descubrir su horrendo gusano a la vista de todos.

     Qué lamentable que hayan asesinado a esos tres jóvenes, no eran cineastas, eran estudiantes que es muy, pero muy distinto. Sin embargo, sus vidas duelen a una sociedad harta de tanta violencia y criminalidad desbordada, aunque este periodista se pregunta ¿Porqué atender al llamado de la FEU y salir a marchar, y no atender las llamadas de atención que por años se han lanzado desde esta columna (y en otros espacios periodísticos por otros colegas)? Si alguno piensa que ya no existe la censura, no sabe nada todavía de como funcionan las cosas en este país.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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