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Duele decirlo, pero sobre todo escribirlo en un artículo periodístico. Nunca pensé que llegaría a este punto, durante cuatro décadas, y como lo hace una buena parte de los compañeros de oficio, he criticado en mayor o menor medida las acciones, obras e indecisiones de los mandatarios en turno. Lamentablemente Andrés Manuel López Obrador ha resultado el presidente más nocivo en toda nuestra historia como país, y mira que hemos padecido una extensa galería, pero como él, ninguno.

     Como profesional del oficio siempre procurando el respeto a la persona, enfocando la crítica a las malas o deficientes acciones. Sin embargo, y como es del dominio público, López Obrador ha roto toda institucionalidad convirtiendo la presidencia de la República en un vulgar ring en el que a diario cual matón de cantina ofende y arremete sin recato ni pudor alguno a cuanta persona, institución o gobierno se le atraviesa en su alocada visión de las cosas. Que no de gobierno, pues van ya más de cinco años y no lo ha hecho. Se ha dedicado a disfrutar las mieles del poder, el cual ha ejercido a manera de patrimonio personal (incluido todo el territorio nacional, sus habitantes, infraestructura, dineros públicos y destino nacional).

     A manera de inútil junior en cantina, se ha dedicado a dilapidar los dineros públicos, que, al comenzar a acabarse no ha tenido recato alguno para pedir prestados billones de pesos (que los siguientes gobiernos tendrán que pagar de los bolsillos de los mexicanos). Con mentiras y saliva quiso enfrentar la pandemia, la seguridad (enviando soldados y guardias nacionales a pasear por carreteras y caminos sin enfrentar a las bandas de asesinos jamás); sin tocar los negocios multimillonarios de sus hijos y los amigos de ellos; como tampoco ha tocado ni resuelto los gravísimos problemas de salud, destruyendo el sistema y hablando como Hitler enloquecido de soluciones que solo existen en su mente enferma.

     El meollo de todo esto es la desatención a los graves y urgentes problemas nacionales, que por esta ocasión tocamos uno en particular: ¡La escasez y uso inadecuado del agua! Un problema no atendido en absoluto por el presidente, cuya demencia y síndrome de Hubris le empujan solamente a disfrutar del poder y satisfacer sus deseos personales, por lo que dedica sus pocas fuerzas (nunca ha sido un hombre trabajador) a planear y organizar las siguientes elecciones. Es todo.

     El temporal de lluvias del año 2023 fue muy pobre, las presas y lagos del país se encuentran con menos del 50 por ciento de su capacidad; situación por demás grave, que ni siquiera ha sido causa de mención para el tabasqueño. Claro, en Palacio Nacional no falta el agua.

     Hay muchas presas que apenas tienen el 20 por ciento de agua y otras incluso menos, situación que se traduce en falta de ese líquido en las ciudades o pueblos que dependen de ellas, como también en su aportación al campo.

     Un presidente verdadero no puede desentenderse de que las cosechas de 2023 fueron por demás pobres a causa de la poca lluvia, valga decir que las hectáreas siniestradas fueron 502,550, además de que, por falta de ayuda oficial las hectáreas sembradas en México se redujeron a 16’435,173; la cifra más baja de los últimos años (El Economista, 17/Oct/2023).

     De manera que un grave problema se avecina para muchos Estados del país, problema que no se reduce al uso y disfrute del preciado líquido, puesto que el agua se requiere prácticamente en todas las actividades. Nos enfocamos en tres: El consumo humano en ciudades y pueblos; en la agricultura y pesca; y en la economía.

      ¿Qué van a hacer en ciudades como Monterrey y algunas otras como las del valle de México cuando los sistemas de presas que les abastecen de agua ya no puedan hacerlo? ¿No debió el gobierno federal intervenir mucho antes desazolvando presas y lagos? ¿No debió de trabajar en la reparación de fugas para evitar esos desperdicios criminales? ¿No debió hacer campañas en los medios para que los ciudadanos cuidáramos el uso del vital líquido y se evitaran los derroches?

     ¡No, no hizo nada de esto! El gasto en los medios es solamente para promocionar la figura de AMLO (pagando continuamente encuestas para que inflen su enfermizo ego), para posicionar a Sheinbaum y demás candidatos de Morena, para hablar bien de la 4-T y sus inexistentes logros (en un intento inútil para cubrir su fracaso). Para atacar a la oposición y a los periodistas e intelectuales que cumpliendo con su oficio le critican, gastando millonadas, incluso, en granjas en las redes sociales para atacarles con todo tipo de ofensas y mentiras. A tal punto es la maldad presidencial y sus huestes que pagaron golpeadores en Estados Unidos para boicotear y ofender a Xóchitl Gálvez, actos deleznables en los que agredieron también a Rafael Elías en Nueva York (a quien previamente ya habían golpeado salvajemente en la ciudad de México).

     El tema del agua apunta desgraciadamente para ocasionar gran daño a millones de mexicanos, si bien, de otra, nos dañará a todos. Al haberse levantado menos de la mitad de las cosechas, queda claro que los precios de los alimentos del campo se irán elevando de sobremanera y sin control alguno, pues al gobierno, además de no interesarle, todo pretende resolverlo con saliva de tal forma que la INFLACIÓN que de hecho ya comienza a tornarse incontrolable, para el verano amenaza con salirse totalmente.

      Cebollas a $60.00 pesos kilo, tortillas a $32.00, jitomates hasta $70.00, nopales a $60.00, huevo a $52.00, etcétera, son muestras del peligro que se avecina para la economía de la mayoría de los mexicanos sin que el presidente ni sus inútiles empleados hagan algo para detener la avalancha. Y no se trata de atacar como fieras a los comerciantes. Se trata de buscar medidas y acciones sabias y efectivas que hagan el menor daño y produzcan los mejores efectos en la población. Traer granos del exterior y no ayudar a los campesinos de casa es semejante a un crimen de lesa humanidad.

     ¿Qué espera el presidente y sus empleados (que no gabinete) para adelantarse al estallido del problema y buscar soluciones lo menos dañinas posibles? ¿Qué las bandas de asesinos amplíen a su negocio del huachicol el de las pipas de agua? ¿Qué se desaten peleas entre vecinos y colonias contra los municipios por esa causa? ¿Qué los campesinos bloqueen carreteras? ¿Qué espera López Obrador…? Por eso, justamente el título del presente artículo, pues se trata de un presidente inútil y dañero ¿O usted que considera de todo esto estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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México había padecido a malos presidentes, por cierto, no pocos. Pero como el actual ninguno. La personalidad de López Obrador es única en los anales de nuestra historia, en él se juntaron casi todos los vicios morales y espirituales. Vaya, sin siquiera el otro López (Santa Anna) resultó tan nocivo.

     Habíamos tenido derrochadores, como Echeverría y López Portillo, los que en sus sueños de grandeza —como sucede con AMLO— lograron, sin embargo, hacer obras que quedaron para beneficio de todos los mexicanos. Los perdió el poder, ciertamente, pero no eran tontos ni incapaces. En su delirio de grandeza y ebriedad de tanto poder dejaron de pisar el suelo y se quedaron en el olimpo que se formaron en su ensoberbecida mente.

       Ya no escuchaban a las mentes capaces y sensatas que estaban cerca de ellos. Para desgracia nuestra, al lado del tabasqueño nunca hubo ni hay mentes capaces y sensatas. Sus complejos, traumas y soberbia nunca le han permitido codearse ni hacer equipo con personas inteligentes y creativas, si acaso, bucaneros y vividores.

     En otras palabras, la ley de grupo se impuso: corruptos, ladrones, marchistas, manifestantes de oficio, políticos expulsados o tránsfugas de todos los partidos y demás, encontraron el “López Obrador” a su líder, al macho alfa que guiara la manada depredadora, que, dicho sea de paso, ya casi aniquila con el futuro de México (si antes no se le quita del poder).

      Muchos consideramos que jamás llegaría al poder. Su personalidad violenta, anárquica, enemiga del trabajo, el orden y la ley eran y han sido tan obvios que se pensó que todos la veían. No fue así. El mexicano apático a la cosa pública le llevó al poder, por supuesto, guiado por bandas (algunas del narcotráfico como se ha estado revelando estos días en los medios nacionales e internacionales).

     “¡Gobernar no tiene ciencia!”, dijo atrevidamente al inicio de su mandato, sin que sus fanáticos seguidores analizaran las palabras de este orate que no tiene la menor idea realmente de lo que significa gobernar un país como México. Con tantas y tan alta responsabilidad para un hombre tan ignorante, engreído, quien de paso odia el estado de derecho y la vida republicana, su incapacidad para llevar las riendas del País son tan evidentes que cualquier mente consciente de la realidad le produce escalofrío ver a este irresponsable al frente de la Nación.

     Desde el primer día que asumió el poder miente. En su discurso frente a la Alameda en la ciudad de México (al ganar las elecciones) pronunció un discurso impecable, el cual nada de los dijo ese día ha cumplido, reflejando que alguien con sus ideas en orden se lo escribió.

     El, en cambio, todos, pero absolutamente todos los días miente. A los católicos y evangélicos les dijo que era creyente, sin embargo, su fervor se extinguió el 1º de diciembre de 2018, al salir de Palacio Nacional y arrodillarse en el templete ante brujos y hechiceros para que le hicieran limpias y ritos paganos. ¡Señal negativa que marcaría el rumbo de este enviado de las tinieblas!

     Desde entonces a la fecha ha hecho de la mentira su herramienta favorita para salir (aparentemente) airoso de todo cuestionamiento. En su mente torcida y perversa NUNCA ACEPTA SUS YERROS, INCAPACIDAD, DEFICIENCIAS Y MALAS ACCIONES, siempre culpa a otros, él es la víctima de todos. El sufridito de los demás que no reconocen su falsa grandeza y hechos que saltan a la vista. Hechos que por supuesto solo existen en su mente perturbada y fantasiosa que le aporta “otros datos”.

      No traeré a colación por esta vez la enorme lista de mentiras de obras que no ha hecho y de las que se jacta. Lista que día con día aumenta, como también aumenta la deuda de México y el sufrimiento de los mexicanos; que, si millones todavía no lo ven, es precisamente porque este embaucador compulsivo les mantiene en el engaño. Pero como reza el título del presente artículo, PODRÁ MENTIR, PERO NO POR SIEMPRE.

      Todas las mañanas, sin excepción, este hombre sin escrúpulos ni límites morales se levanta de madrugada a mentir (y destruir algo en el país), a calumniar y ofender a todo aquel que le señale sus mentiras, excesos y derroches, ni qué decir de su total incapacidad para gobernar (entregando en manos de las bandas criminales casi todo el territorio nacional).

     Mintió al decir que el NAIM estaba lleno de corrupción, utilizando su falacia para cancelar una obra tan brillante como necesaria. Mintió al llegar la pandemia diciendo que no era nada, que se abrazaran, que salieran a la calle, que era como una ‘gripita’, es más, les aconsejó a sus ingenuos seguidores que se compraran ciertas estampitas con rezo mágico y con eso. Para desgracia de más de 800,000 mexicanos que murieron por coronavirus las mentiras del dizque presidente no les funcionaron.

     Aseguró a sus seguidores que crearía un servicio de salud como el de Dinamarca, y lo único que hizo fue casi destruir el que se tenía, dejar de darle mantenimiento. Destruyó el sistema de compra y distribución nacional de medicinas, dejando a decenas de millones de mexicanos enfermos, sin medicinas, y sin un acceso adecuado a la salud.

     Mintió construyendo un aeropuerto (que solo remodeló) y que hoy es un elefante blanco en el que se tiraron cientos de miles de millones de pesos. Mintió construyendo una refinería que no sirve para nada y que ha costado una verdadera fortuna (alrededor de medio billón de pesos) sin que refine un litro de gasolina.

     Mintió con un tren maya que solo es un capricho de su mente engreída y torcida, el cual inició su construcción sin ningún estudio de factibilidad, excepto, la soberbia del inquilino (usurpador) de Palacio Nacional. Ha mentido en todos los aspectos y necesidades de la vida pública nacional: educación, salud, seguridad, ciencia, tecnología, campo, recursos hidrológicos. Ni siquiera se ruboriza este mitómano encallecido por la maldad de sus pensamientos y acciones. Sin embargo, se puede decir y anticipar, que pude mentir, pero no por siempre. El juicio de la ley tarde o temprano le llamará a cuentas.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El fracaso del actual gobierno es absoluto y de daños a muy largo plazo. Y aunque era previsible que la novatez de López Obrador así como de la mayoría su gente se mostraran en sus acciones; casi nadie consideró que su incapacidad para gobernar fuera total. Se esperaba un mínimo de capacidad y responsabilidad. No la hubo.

     Un régimen dictatorial con una sola voz de mando ha sido la constante. No ha habido gabinete ni responsabilidades para nadie. Todo queda en la silla presidencial en la que un hombre limitado engreído, rencoroso, violento y resentido toma todas las decisiones, por lo que los secretarios pasaron a ser simples chalanes a las órdenes anárquicas, ególatras y despilfarradoras de su patrón. Un hombre perturbado que confunde la presidencia con la propiedad del país (al que considera ‘suyo’ con todo y sus habitantes).

      Con semejante desvarío era obvio que nos sumiéramos en el caos, que si no ha sido mayor es por la misericordia divina, la cual, se ha manifestado en el deseo de decenas de millones de mexicanos de buscar y vivir en paz. Situación que les ha dejado a merced de las incontables bandas de asesinos y malhechores que ante los «abrazos y no balazos» de su amigo y benefactor han encontrado en la impunidad el caldo de cultivo que les ha permitido crecer como células malignas por todo el cuerpo social. En otras palabras: por toda la República Mexicana.

    A las bandas criminales no les importa en absoluto la vida de los mexicanos, ni mucho menos la gobernabilidad. Para ellos hay suficiente ‘gente’ para robar, extorsionar, despojar y asesinar, y el gobierno son ellos. Punto. Para los criminales el gobierno mexicano en sus tres niveles se ha convertido en una bola de cobardes, gran parte de ellos, a su servicio. Es del dominio público que en la medida que el inútil gobierno se ha cruzado de brazos ante ellos permitiéndoles hacer cuanto les plazca; en la misma medida le han perdido el miedo humillando a soldados e incluso matarlos (no se diga a policías estatales y municipales) grabando escenas antaño impensables que ridiculizan al gobierno de AMLO y horrorizan a los ciudadanos al ver que solo se tiene un gobierno para cobrar impuestos. Nada más.

     Y aunque se repite en este espacio: el siempre creciente número de ASESINADOS, al viernes 26 de enero van 177,723 lo que significa un horror; una carnicería despiadada de ciudadanos que no le importan en absoluto al hombre que vive en Palacio Nacional (que es propiedad de todos los mexicanos; no su casa particular). Asesinatos que en un 98 por ciento permanecen impunes, lo que alienta a la fauna de bestias disfrazadas de seres humanos a continuar con este aquelarre, que, al final, tendrá no sólo que ser detenido por quien gane las elecciones, sino consignar a tanto irresponsable que no hizo nada por hacer valer la ley. Y, por supuesto, meter a las bandas de asesinos a la cárcel o al cementerio (si se oponen al retorno al estado de derecho).

     Aunque a la cifra de asesinados habrá que aumentarle cuando menos otros 50 mil de los DESAPARECIDOS que hasta el presente son alrededor de 125,000. Desaparecidos que son personas, que son esposos, padres, hijos, nietos, hermanos, todos llorados, todos ausentes del hogar, con camas vacías, diálogos y proyectos truncados, con vidas dañadas en muchos sentidos que no le importan un comino ni al que cobra como presidente ni a las bandas (cada vez más parecidas a los terroristas de Hamás).

     Ante la impunidad ofrecida desde el gobierno, los malhechores se han diversificado e incluso algunos que antes no lo eran, se han sumado a sus ilícitos, inventando y aumentando la oferta delincuencial al grado que los códigos quedaron obsoletos y los (casi inútiles) legisladores han quedado muy atrás en la tipificación de los mismos. El internet, la telefonía móvil y la Banca electrónica les han abierto un sin fin de oportunidades a los malhechores, que además de sumir a la población, aún más, en la angustia y pérdida de sus patrimonios; la autoridad ha resultado inútil, rebasada  (concediendo malos tratos en las Fiscalías a quienes debieran cuidar y conceder justicia expedita).

     Espacio nos falta para hablar de los SECUESTROS, cáncer que lejos de disminuir en el presente sexenio se ha multiplicado trayendo dolor, traumas y pérdidas en muchos sentidos a las víctimas y sus familias; aunque para López Obrador y la señora que tiene al frente de Seguridad solo sean datos, Peor todavía, rasurados y maquillados.

     Por si faltara algo a este cuadro de horror social, los chacales que se visten de personas y se ostentan como “carteles”, como si tal cosa no fuera su vergüenza pública: violan mujeres y niños, a muchas de ellas luego las asesinan y tiran (como si fueran papeles) y a otras las esclavizan en la prostitución, destruyendo sus vidas en todos los sentidos y dejando a sus familias en un dolor que no se extingue.

    ¿Qué decir de las EXTORSIONES?: en las que comerciantes, empresarios, campesinos, profesionistas, taqueros, taxistas, transportistas y cuanta persona trabaja honestamente, son ahora despojados de sus ingresos, y de negarse a hacerlo simplemente son asesinados. Peor: los criminales se convierten en dueños y los dueños en empleados, al grado de poner precio a los productos provocando una inflación en los alimentos que el gobierno oculta con sus “otros datos”.

      Al sentir el apoyo poco simulado del gobierno, los criminales han ido DESPOJANDO a miles de mexicanos de sus tierras, huertas negocios, casas, edificios, dinero, vehículos, etcétera, sin que el gobierno intervenga para nada, creciendo cada día los territorios dominados por los hampones ¿Esto es parte de la estrategia de la 4-T o es su incapacidad la que lo ha propiciado?

     Hoy decenas de millones de mexicanos están sufriendo mucho sin que al gobierno le importe nada ni resuelva nada. Miles de desplazados y despojados que teniendo tierras y patrimonio, ahora son parias vagando porque no hubo gobierno que les protegiera. Madres que escarban en la tierra tratando de encontrar al hijo de su vientre que le fue arrebatado a la fuerza por los criminales. Madres, esposas, hijos, que lloran a sus padres (o madres) policías asesinados por las bandas criminales…   Un gobierno que ha mostrado total indiferencia y cero empatía por el pueblo mexicano; gobierno, que, sin duda deberá ser enjuiciado por tanto crimen cometido sin que haya cumplido con nada ante tanta y semejante responsabilidad.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Su naturaleza anarquista y depredadora no le dejará jamás. El arbusto espinoso siempre producirá espinas, así López Obrador, por más que pronuncie la palabra democracia jamás luchará por ella y mucho menos la protegerá (siendo como es un enemigo natural de ella).

     La semana que termina, en un acto propio de los Hitler, Mussolini, Castro, Kadafi y Hussein, el que cobra como ‘presidente’ pero que actúa como dictador— con descaro absoluto, AMLO declaró que enviará al Congreso una iniciativa para desaparecer los llamados órganos autónomos. Entiéndase: INAI, CRE, CNH, CoFeCe, CNDH, IFeTel, y otros más.

     El fondo de su intención es acabar con los equilibrios en el poder público, pues el tabasqueño no soporta que nadie lo fiscalice ni le obligue a rendir cuentas. No se es dictador en vano. No soportan que nadie les diga nada, ni les impida sus berrinches o acciones descabelladas. En sus mentes trastornadas y corazones malvados se creen con derecho de vidas y bienes (nacionales y de las personas).

      Pero como todo lo que hace este mentiroso incurable, pretende (estúpidamente) disfrazar sus intenciones, alegando razones que un niño puede echar abajo si se cuenta con la información. De hecho, se ha de señalar que sus argumentos no pueden ser más pueriles y absurdos. Con el cinismo que le caracteriza, declaró desde su púlpito castro-chavista que la desaparición es para “compensar a los trabajadores afectados por el saqueo neoliberal”.

     A su perorata pazguata e insoportable, le agregó más veneno envuelto en macro mentiras: “Necesitamos esos recursos para compensar a los trabajadores que fueron dañados por la reforma neoliberal de Zedillo, que… cuando se jubilan reciben la mitad de su sueldo, como ayudamos a todos los damnificados del saqueo neoliberal” (mañanera del 19/Ene/2024).

     La intención es buena. Lo malo y condenable es envolver su mentira y deseos, jugando con algo que no puede cumplir, que sólo es un pretexto para deshacerse de todo equilibrio, con todo aquello que limite su soberbia y poder absoluto. Y él lo sabe perfectamente, lo cual lo hace más culpable al agregar las tres agravantes a su infamia dictatorial. Sabe perfectamente que no hay recursos nacionales (no préstamos) para cubrir ese deseo.

      El tabasqueño sabe perfectamente que el dinero de los órganos autónomos que desea desaparecer no alcanza para cubrir el dinero faltante de las pensiones (como él argumenta falsamente para engañar a los trabajadores). Para darnos una idea de todo esto, el presupuesto total de dichos órganos para este año (2024) de $5,857 millones de pesos. Nada, prácticamente nada para el beneficio que representan a los mexicanos, y que, de desaparecer, dejaría a López y sus huestes corruptas sin freno alguno. Sin cuentas qué rendir y sin voces ni documentos que les exhiban públicamente

     Eso por un lado, por otro, esa cantidad no serviría gran cosa para cubrir la otra mitad de las pensiones que asegura López Obrador pagaría. Pero, ¿cómo podemos esperar que este hombre limitado de neuronas y sobrado de hormonas y chifladuras pueda hacer cuentas de semejante calado? Imposible…

     De hecho, él mismo exhibió su torpeza; su incompatibilidad con el mundo de los números, pues luego dijo —según él, para quedar bien con los trabajadores de dichos órganos autónomos— “que no serían despedidos, que serían acomodados en otras dependencias”. En verdad, se necesita estar mal de la cabeza o carecer de raciocinio para decir tantas tonterías.

      Su argumento inicial era, que, con el dinero de esos órganos, se iba a pagar la otra mitad de las pensiones. Sin embargo, y a la manera de la “chimontrufia”, al rato sale con que a los trabajadores no los van a despedir, sino a colocar en otras dependencias.

     La cuestión es que todo trabajador lo hace para que le paguen un salario. Y si los cambia a una dependencia pública van a continuar cobrando. Por tanto, la desaparición de los órganos autónomos no serviría económicamente para nada, puesto que la plantilla laboral se mantendría. En otro lado, pero pagándoles, con lo que la pretendida desaparición de los órganos autónomos queda claro que no serviría para nada, que sólo es un pretexto.

     ¡En fin, todo, absolutamente todo es una farsa! Un teatro absurdo en el que el tirano intenta maquillar sus intenciones corruptas para hacerse totalmente del poder, destruyendo y deshaciéndose de todo aquello que le estorba, viniendo a la memoria las palabras de Lord. Acton: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente” ¿Esa farsa opresora queremos los mexicanos para nosotros y nuestros hijos? ¡Jamás!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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