LOS ENORMES DAÑOS NO PREVISTOS

La inteligencia y la sabiduría de las personas casi siempre se reflejan en sus acciones. La improvisación por lo general es producto de la pereza y la irresponsabilidad, del yo lo creo, del va porque va. La plausible guerra contra los ladrones de gasolinas (y diesel) ha arrojado y está arrojando, enormes pérdidas no previstas y mucho menos cuantificadas. Quizá nunca se hará un estudio serio al respecto, de hacerse téngalo por seguro que horrorizaría al más ecuánime.

     Para empezar, habrá que decirse que hicieron las cosas al revés, pues la emprendieron contra las víctimas y a los victimarios no los han tocado. En lugar de advertir a los delincuentes que el gobierno federal les daba un ultimátum para que detuviesen sus ilícitos (o se atuvieran a las consecuencias); para eso existe la ley, la fuerza pública, el poder judicial y las prisiones. No, en un acto verdaderamente absurdo, por decirlo de manera suave, cerraron los ductos que trasladan las gasolinas y paralizaron gran parte del país. Ni más, ni menos.

     Por esta ocasión no hablaremos más acerca de dicha estrategia, de hecho, gran parte de los periodistas y comentaristas lo están haciendo, así que nos avocaremos a señalar algunos de los muchos daños que el gobierno ha causado con esta medida.

     De entrada, se habrá de señalar que el ahorro que el estado pudiera haber logrado, no se compara en absoluto con el daño que ha causado a la economía de decenas de millones de mexicanos afectados por la falta de gasolinas, daños enormes no previstos por el equipo de AMLO, un equipo en el que sobresalen los alborotadores profesionales y escasean las inteligencias capaces y planificadoras. Un ingeniero agrónomo en Pemex es una muestra de lo que se afirma. Zapatero a tus zapatos, advierte el viejo refrán.

     Los daños a la productividad laboral no ha sido calculados y es muy probable que se oculten o maquillen las cifras. Y no se habla solamente de ausentismo laboral o de retardos, al tema habrá de añadirse la cadena productiva, el traslado de insumos, así como el reparto de mercancías y producto terminado ¿Alguien compraría un auto nuevo o usado sin haber gasolina para moverlo? Situación que me recuerda en la novela de Mariano Azuela, el pasaje donde los revolucionarios se roban una máquina de escribir de una casa rica, pero al no saber qué era, ni tenía utilidad alguna para ellos, la fueron vendiendo de uno a otro en menor precio hasta que alguno la compró para darse el gusto de estrellarla en las piedras.

     Los daños a la salud ni siquiera han sido mencionados y el estrés y ansiedad que ha producido la falta de gasolina son mayúsculos. Cambiar horas de sueño para conseguir combustible (haciendo filas nocturnas por varias horas e incluso toda la noche) también han afectado; sin mencionar los golpes y pleitos que esta mala planificación ha ocasionado. Por citar un caso, el viernes 11 y el viernes 18 de enero, la fila de autos en Guadalajara para ingresar a la gasolinera de López Mateos y Florencia se extendió por kilómetros en la lateral y luego se introducía por el túnel, pasaba por debajo de la Minerva y llegaba casi hasta la Av. De las Rosas. Una locura aquello. ¿Y Tránsito? ¡Muy bien, gracias!

     Las largas e incluso kilométricas filas para entrar a las gasolineras, además de daños multimillonarios —al tapar las entradas y salidas— también han afectado gravemente a empresas, negocios y domicilios particulares, acabando con las ventas, los repartos y tranquilidad de las familias. Nadie puede entrar ni salir de negocios y chocheras, el espacio entre un vehículo y otro es reducido para que no se metan los ‘listos’ que abundan en este país, de tal forma que muchos comercios (al menos en Guadalajara) han optado por cerrar en lo que pasa este absurdo kafkiano. Esta locura de un gabinete que juega a gobernar.

     ¿Quién viaja en los Estados afectados si ni siquiera tiene la certeza de llegar a su destino, mucho menos de retornar? Los efectos y daños causados al ramo turístico son ya de miles de millones de pesos, pues no se trata de un pueblo mágico, sino de prácticamente todo el centro y otras regiones del país. Restauranteros, taxistas, hoteles, fondas, tiendas, etcétera, son en conjunto damnificados por esta medida en la que sobró la improvisación y se ausentó la planificación.

       Los Mercados de Abastos, mercados municipales y tianguis han sido también afectados en gran manera por la falta de combustibles, no solo por la falta de clientes, sino incluso por la merma de productores (que carecen de gasolina para llevar sus frutas y verduras). Me comentaba el otro día un locatario del Abastos de Guadalajara que las calles estaban tan vacías que podía jugarse un partido de futbol (en horas que normalmente no se puede circular casi a pide, no se diga en un vehículo). Sin embargo el gobierno federal ha guardado total y absoluto silencio, lo que hace suponer que los daños causados por su terrible decisión no serán reparados.

     Lo peor del caso es que lejos de enmendar se hunden más en sus improvisaciones. El anuncio de la compra de una enorme flota de pipas para el reparto de gasolinas deja en evidencia cuando menos dos cosas: una, que no se pretende continuar con el uso de los ductos, y dos, que no se ha comprendido la gravedad del problema. ¿No hay nadie en el gabinete que le diga a López Obrador que somos una sociedad totalmente dependiente de los combustibles? ¿Qué está paralizando la economía y sus medidas no son adecuadas, que es tanto como querer llenar la alberca olímpica con cubetitas de playa con la que juegan los niños?

    A grandes males grandes remedios, y la solución de fondo es poner un alto a los delincuentes. Intentar que los criminales se arrepientan porque el presidente se los dice y les ofrece trabajo (a personas que no les gusta trabajar), es considerar que tomo en serio el calificativo de “mesías tropical” que le endilgara Krauze en Letras Libres (2006). Los delincuentes no conocen otro idioma que los pare más que la fuerza del estado y la aplicación sin demora de la ley. La ley es dura, pero es la ley. De ninguna manera se debe permitir que agredan al ejército o a las policías por tratar de evitar el robo de gasolinas y hacer valer la ley.

    DE ULTIMA HORA: se conoció la noticia del robo de gasolina en Hidalgo en la que una multitud de ladrones se llevaban del colector perforado cuanto podían (en bidones, baldes y demás), que poseídos por su latrocinio, se olvidaron que aquello que se robaban es altamente inflamable. Murieron 21 y 71 están heridos.

                        ¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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