MÉXICO SIN GOBIERNO
Levantarse en la mañana y hacerla de vocera de sí misma no la hace presidenta de México. No sólo hay que parecer ¡Hay que ser!, y Claudia no lo hace en absoluto; sólo aparenta hacerlo. El país descarada, abierta y sanguinariamente —como lo vemos a diario los ciudadanos (y decenas de millones lo padecen)— está controlado por las bandas criminales, cuya soberbia y violencia son cada vez mayores en contra de un pueblo totalmente indefenso. Abandonado por aquellos que le cobran impuestos, pero que no cumplen en absoluto con sus deberes de gobierno.
El país de frontera a frontera y de costa a costa está a merced de las bandas de criminales, que, si como vimos la semana anterior, son capaces de extorsionar (y asesinar) a una maestra jubilada y a través de ella amedrentar a todo el gremio (como lo vienen haciendo en Acapulco y en múltiples ciudades y Estados del país: ¿qué no se han atrevido a hacer con comerciantes, negocios, transportistas y empresas establecidas? Desde que llegó al poder ese hombre malvado, incapaz, ignorante y mentiroso llamado Andrés Manuel López Obrador, el orden constitucional comenzó a crujir y el estado de derecho desapareció con rapidez.
Por hoy no repetiré la gravísima situación de inseguridad y muerte que sufrimos los mexicanos, de desplazamientos y despojos (semana tras semana se denuncia en este espacio). La presidenta Claudia Sheinbaum lo sabe. Como también sabe que no puede, mejor dicho, NO DEBE continuar protegiendo a este prófugo de la justicia y a su inmensa banda de delincuentes que le acompañaron durante su malgobierno (muchos de los cuáles continúan sangrando al país de manera terrible y cínica).
Escudada en el populacho que le cobijó con sus votos (producto de los resentimientos, la envidia, y, por supuesto, los dineros públicos bajo el rubro de ayuda social), se ha olvidado del todo del PUEBLO MEXICANO.
Y como es manifiesto su nivel cultural es limitado (es ingeniera), por lo que deberá entender que el populacho no es el pueblo. Que mejor, entonces, que una judía alemana, historiadora y brillante escritora le explique la diferencia: —“…El populacho es principalmente un grupo en el que se hallan representados los residuos de todas las clases. Esta característica torna fácil la confusión del populacho con el pueblo, que también comprende a todos los estratos de la sociedad. Mientras el pueblo en todas las grandes revoluciones lucha por la verdadera representación, el populacho siempre gritará en favor del «hombre fuerte», del «gran líder». Porque el populacho odia a la sociedad de la que está excluido… Por eso los plebiscitos con los que tan excelentes resultados han obtenido los modernos dirigentes del populacho.” (Hannah Arendt. LOS ORIGENES DEL TOTALITARISMO”).
Sistema (Totalitarismo) que la presidenta Sheinbaum ha continuado, como lo dejara aclarado el genio literario de George Orwell: —“El doblepiensa se refiere a la capacidad de sostener dos creencias contradictorias de manera simultánea y aceptar ambas a la vez… El doblepiensa constituye la verdadera esencia del Socing, pues el acto fundamental del partido es utilizar el engaño consciente al tiempo que se conserva la firmeza de las intenciones características de la honradez. Decir mentiras descaradas creyendo sinceramente en ellas, olvidar cualquier hecho que se haya vuelto incómodo… Si uno quiere gobernar, y seguir gobernando, tiene que poder dislocar el sentido de la realidad…” (OPRESION Y RESISTENCIA).
El actual gobierno, como el anterior, han sido de mentiras, de distorsionar la realidad, de decir una cosa y hacer otra, de hablar de libertad de expresión y promover con descaro una vulgar censura inquisitorial. El país desangrado, a merced de hordas de criminales, y Claudia Sheinbaum perdiendo terriblemente el tiempo en Palacio Nacional distorsionando la realidad y gobernando solo de ficción. MÉXICO ESTÁ SIN GOBIERNO, urge, pues, que la titular del Poder Ejecutivo asuma sus funciones y cumpla con sus muchas responsabilidades, pues los mexicanos ya no soportarán por mucho tiempo la opresión de tantos y tantos asesinos y delincuentes que le mantienen angustiado, oprimido, o, en cientos de miles de casos, en luto (y sin justicia concedida).
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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