Opinión

Ya lo señalan las Sagradas Escrituras: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Con el triunfo de Donald Trump el pasado martes 8 de noviembre, el gobierno de Estados Unidos recogerá lo hecho a los mexicanos en las elecciones del 2 de julio del año 2000. Es decir, endilgarnos por la fuerza al peor candidato y peor presidente en un siglo ¡Vicente Fox!

Cuando el gigantón ignorante saltó a la palestra política como candidato a la presidencia de México en lo personal me horroricé. De hecho el título de mi primer columna dedicada a este ranchero hablador se tituló: «Fox: el gran embustero» (Análisis y Propuesta, El Informador, sábado 29/abril/2000).

Durante su larga, sucia, perversa, costosísima e ilegal campaña (fue el primero en iniciar tres años antes la campaña, con muchísimo dinero de oscura procedencia ―Fox estaba quebrado en lo personal y había hecho quebrar la empresa familiar―); el grandulón y paisano de “las poquianchis”, rompió todas las reglas legales y de decoro, para instaurar la llamada “guerra sucia” y con ello dividirnos.

En mi libro «Medio Siglo», publicado a mediados del año 2000 advertía mis lectores: “Es de considerar que una persona realmente pensante, que use la materia gris para el análisis y la serena reflexión, acepte a tipos como el defeño Vicente Fox ―avecindado guanajuatense―, aspirar a un cargo tan importante y de tan enorme responsabilidad como la presidencia de la República. Aspiración absurda sostenida tan solo por sus bravatas ―al estilo de junior en cantina de pueblo―, o por sus ataques a personas e instituciones sin más apoyo que su grande boca…”, para cerrar mi vaticinio político decía: “En lo personal no creo que Vicente Fox llegue a la presidencia, pues gran parte de la sociedad está plenamente consciente de la incapacidad y falacias de este hombre. No obstante, de lograr los gringos imponer a su personero; lo seguro es que más que un presidente, un gerente de trasnacional quedaría al frente del ejecutivo, por lo que México quedaría de facto convertido en una estrella más de la bandera yanqui” (págs. 213-215).

Lamentablemente el Imperio impuso a su personero (para deshacerse de los gobierno nacionalistas que siempre le estorbaron) y hoy México es una nación plegada absolutamente a Estados Unidos. Un personero tan chiflado como inútil, tan ignorante de la enorme responsabilidad presidencial, que se fugó de su realidad a través de viajar y viajar y enriqueciéndose (y permitiendo que todos a su alrededor lo hicieran) como buen payo, de manera cínica y vulgar, pero con tanta protección e impunidad que es fecha que nadie le toca. La prensa le ha tapado todo, absolutamente todo.

En mi libro «El hombre que nunca debió ser presidente» y luego de describir el perfil de Vicente Fox, señalaba: “Amigo desleal y sin escrúpulos supo aparentar lo contrario, rodeándose de cómplices y filibusteros que saquearon la Patria con mayor libertad y daño que sus antecesores, ¿quién podía dudar de los honrados y decentes políticos del «cambio» si a todas horas mencionaban a Dios y gustaban de comulgar ante las cámaras y ser fotografiados en actos religiosos? Por supuesto que los entendidos de la política y la conducta humana en todo momento dudamos de este embustero profesional, que analizado minuciosamente desde campos diversos: espiritual, psicológico, político, o desde la simple experiencia que concede la vida a las personas reflexivas: Fox resultaba un farsante, un improvisado sin escrúpulos. Quienes descubrimos desde el principio la falsa personalidad que socialmente presentaba este peligroso mitómano, nos aterramos en verdad de lo que podría suceder en caso de llegar al poder” (pág. 12).

     Pues igual de aterrados deberían de estar los norteamericanos y de paso el mundo entero. ¿Acaso considera alguno que Donald Trump una vez que se instale en la Casa Blanca va cambiar? El vikingo ignorante, engreído, y ofensivo que vieron en la campaña, es el que va a tomar las riendas del Imperio.A los cristianos ignorantes e ingenuos que votaron por él (católicos y protestantes) les sucedió lo mismo que a los alemanes con Hitler cuando llegó al poder, se entregaron en manos de aquel farsante y violento para luego descubrir que era un perfecto impío y que solo les había utilizado, que les había engañado para hacerse del poder. Ingenuidad que costó a la humanidad cuando menos 60 millones de muertos durante la 2ª guerra mundial.

En mi reciente libro «Historia del Judaísmo Mesiánico» escribo al respecto: “Las palabras pronunciadas por Adolfo Hitler al asumir la Cancillería en enero de 1933, debieron de sonar gratas a los oídos de la masa social agobiada por la prolongada crisis, sin reparar que dichas palabras carecían de sinceridad y del necesario aval moral. Que venían de un hombre mentiroso, cínico, ateo y violento. Ingenuamente cayeron en la trampa, como igual sucederá con la prédica del antimesías o anticristo una vez que aparezca, evento quizá no muy lejano si se considera la situación mundial actual” (pág. 200).

En el referido discurso, Hitler le dijo a los alemanes―“Estamos decididos, como líderes de la nación, a cumplir como gobierno nacional la tarea que nos ha sido encomendada, jurando fidelidad solo a Dios, a nuestra conciencia y a nuestro pueblo…  ¡Ojalá que Dios todopoderoso tome nuestro trabajo en su gracia, convierta en realidad nuestra voluntad, bendiga nuestro conocimiento interno y nos dote con la confianza de nuestro pueblo”. Los alemanes le creyeron y se le entregaron. Gran parte de los norteamericanos, los suficientes para ganar las elecciones, también le creyeron a este farsante, hedonista, engreído, casinero, mujeriego, farandulero, violento, irrespetuoso, maleducado y demás.

Faltó el discernimiento, es obvio que la oración pidiendo sabiduría estuvo ausente. De ninguna manera se sugiere que Hillary Clinton sea buena, de hecho es otra impía, sin embargo es parte de un sistema. Trump se irá por la libre como Fox lo hiciera en México (con lamentables y terribles consecuencias que todavía estamos padeciendo).

     Ante la falta de espacio, resta decir que lo que el Imperio sembró en México con Vicente Fox (al imponerlo para acabar con los regímenes derivados de la Revolución de 1910) ahora lo recogerá en su propio país con Donald Trump. Los mexicanos que votaron por Fox pedían un cambio, igual sucedió en el país vecino con los que votaron por el de copete pelirrojo. Fox nos desunió a los mexicanos; Trump también ya lo hizo en su nación. En una palabra, tiempo de recoger lo sembrado.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Hoy ya se tiene un día para todo; aunque para ello hayan olvidado los antaño festejados ¿Quién se acuerda del 12 de noviembre, día del cartero, si las cartas son electrónicas, peor, recaditos cargados de faltas ortográficas en el whatsapp?  Ya se tiene un día para todos y para cada cosa, incluso para los pervertidos sexuales, sin embargo fechas verdaderamente trascendentes se han echado al olvido.

Recordemos dos muy importantes y una más, que aunque vigente, deformada en todos los órdenes. El pasado 31 de octubre se recuerda, bueno hasta años recientes, la «Reforma de 1517»; fecha en la que el Doctor en teología y sacerdote agustino Martin Lutero, clavara en la capilla de Wittemberg las famosas 95 tesis, convocando a los teólogos de Roma a una discusión  (el Vaticano todavía no se construía y era parte del problema a causa del negocio de las “indulgencias” vendidas por toda Europa para su construcción), la cual en términos sencillos argumentaba: ¿Por qué si la Biblia dice esto, hacemos esto otro?. Es decir: se trató de un llamado a retornar a la ortodoxia, a la pureza de la fe.

En los países mayoritariamente católicos por razones obvias esta conmemoración no se ha considerado, excepto entre los más cultos (que no siempre se distinguen por su fe). Aun así, hasta el siglo pasado su recuerdo permanecía firme, los mexicanos no podemos olvidar que el presidente Juárez como ferviente cristiano tomó en recuerdo de la Reforma Protestante del siglo XVI el nombre para la causa liberal (consideraba que por medio de la lectura de la Biblia terminaría con el analfabetismo y los abusos del clero).

Pero no solo Juárez encontraba en la Biblia el camino para la sabiduría y la espiritualidad, desde hace muchos años se celebra también y quizá derivado de la Reforma, el «Día mundial de la Biblia»: libro que además de ser el primero en ser impreso y el más vendido y leído de todos los tiempos, contiene en sus páginas el mensaje Divino para el hombre caído en el Paraíso (desobediencia que nos alcanzó a todos; no olvidemos que las acciones humanas afectan por lo general a personas inocentes).

Este libro considerado de inspiración divina, tardó en escribirse alrededor de 14 siglos. Entre sus muchos autores que se inician con Moisés, encontramos a los profetas, a los reyes David y Salomón, como también a los cuatro evangelistas, al rabino Shaul (el San Pablo de la cristiandad) y por supuesto a Juan que cierra con el interesantísimo y revelador libro del Apocalipsis (se trata del mismo Juan, el evangelista).

La Biblia como todos o casi todos sabemos, ofrece al ser humano el mensaje de salvación eterna, su reconciliación con Dios y el camino a través de Jesús el Mesías al reino de los cielos. Maravillosamente, sus autores humanos no se contradicen y existe unicidad en el mensaje, el cual entre muchas otras cosas concede sentido existencial a quien busca a Dios y, no solo para el presente, sino incluso para la eternidad (cosa que no ofrecen ninguna filosofía meramente humana, aunque lo digan bonito y algunos en los medios les hagan coro).

La otra fecha es el llamado «Día de los muertos» conocido también como de los “fieles difuntos”. Argumentando en los medios, un estado que se dice laico, que es para conservar nuestras “tradiciones”: de una treintena de años a la fecha comenzaron en Guadalajara (probablemente personas venidas del Distrito Federal y del valle de México) con la instalación obligada para esos días de los “altares de muertos” (en escuelas, edificios públicos, etc.). Practica totalmente desconocida en Guadalajara, en la que el día se limitaba a la tradicional visita a los panteones (pero sin música y demás elementos sincréticos que han traído de otras partes con tintes de arraigo).

Lejos ha quedado el día aquel en que el ser humano reflexionaba, como decía Séneca, de “la brevedad de la vida”, de su tránsito por este mundo, de preguntarse los porqués y para qué vivo. Hoy llevan al cementerio (han dejado de ser camposantos) mariachis, tríos, cuartetos, norteños y demás músicos para supuestamente alegrar al muerto, que evidentemente no les oye ni tampoco puede venir. Jesucristo lo dijo muy claro a través de una de sus enseñanzas: “entre nosotros (los difuntos) y vosotros (los vivos) está puesto un gran abismo, de modo que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros, no pueden, ni desde allí pasar acá” (Luc 16:26).

En fin, las legiones de sincretistas caen en tantos excesos y desviaciones en esta fecha, precisamente a causa de su desconocimiento de las Sagradas Escrituras, en un sinfín de acciones que exhiben lastimosamente su ignorancia de una fe cristiana que dicen profesar. Los hay incluso que se emborrachan y banquetean entre las tumbas supuestamente en convivio con sus muertos. Cosa que apenas hace medio siglo sería imposible de ver por estas tierras.

Como se aprecia hay fechas ya para celebrar todo y las fechas importantes y trascendentes están pasando al olvido. Y eso que la posmodernidad se jacta de conocimientos ¿será…?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Correos recibidos: Armando Ramos V., Fernando Guzmán, Uri Fridman, Esther Calderón, Gloria Leticia Tostado, Ana María Núñez, César Cohen, Jorge Hirmas, Myriam Levy, a todos muchas gracias.

 

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Dice el viejo refrán que “se enojan las comadres y salen las verdades”. El pleito entre el agresivo presidente municipal de Guadalajara y su otrora amigo y compañero de partido, el gobernador de Jalisco, ha destapado una cloaca que de cualquier manera ya tenía muchos años lanzando sus fétidos olores.

    Resulta curioso que el presidente de Guadalajara, siendo entonces diputado (del PRD), haya aprobado la magistratura de Luis Carlos Vega Pámanes: primero, porque si su gente le ha estado sacando los trapos sucios a dicho personaje, no es creíble que no supiera la clase de persona que estaba aprobando para un cargo que no solo requiere de conocimientos jurídicos y vasta experiencia. Y segundo, que participara en el encumbramiento de un individuo sin carrera en el poder judicial, cuando por siempre ha sido requisito sine qua non, que quien llegue a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia haya subido antes peldaño a peldaño la escalera de ese poder.

Vega Pámanes no lo hizo, subió de un tranco lo que siempre ha llevado 25 o 30 años de carrera y experiencia, de entender y aplicar justicia, sin la cual toda sociedad entra en inquietud, luego en zozobra y finalmente en el caos (proceso por el cual la justicia en Jalisco ha transitado hasta llegar al último punto).

     Retrocedamos un poco: ¿Cómo esperar justicia en el gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez, si en el caso de sus procuradores eran doctrinistas fanáticos (o tontos útiles), que para detener un delincuente requerían hacerlo en “flagrancia”? Olvidan que la mayoría de los delincuentes son astutos (que no es lo mismo que inteligentes), cuidándose muy bien de la autoridad, o comprando algunos elementos para no ser detenidos jamás durante sus fechorías, iniciándose así la vereda a la impunidad, que dicho sea de paso ya es autopista de ocho carriles.

     Al desconocer la nueva cepa de políticos (sin distinción de partido político) las funciones elementales del estado y los equilibrios necesarios para mantener firme el contrato social, la impartición de justicia quedó al garete. Las cárceles comenzaron a llenarse de delincuentes menores, como de los fáciles de detener. Las denuncias en cambio crecieron el archivo de la Procuraduría del Estado al no atender los justos reclamos de la sociedad, que agraviada de una y mil formas (robos, asaltos, secuestros, extorsiones, violaciones y abuso sexual, lesiones, homicidios, fraudes de todo tipo, etcétera) se hartaba (y harta) de una burocracia indolente divorciada del pueblo e ignorante de sus deberes, que no son otros, que impartir justicia pronta y gratuita, como establece nuestra Carta Magna.

En lugar de buscar la manera de agilizar los juicios civiles, familiares, mercantiles y penales, crearon el Consejo de la Judicatura del Estado, que no es otra cosa que una burocracia dorada e innecesaria que le cuesta una fortuna al pueblo y sin resultados. Revisar lo revisado, pagar el pueblo por algo que ya se pagó. Cargos para los amigos, pues.

Perdidos en sus ambiciones, los funcionarios que encabezan el Poder Judicial desde a finales del siglo pasado, la mayoría (hay por supuesto honrosas y reconocidas excepciones) viven en grilla permanente, mientras que como denunciara de manera casi profética Luis Donaldo Colosio: Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada; de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”.

    ¿Cómo esperar justicia de un poder que ni siquiera ha abierto su boca para señalar los desfalcos y escandalosos derroches de Emilio González Márquez? Nunca entregó cuentas de los $ 74,000’000,000 millones de pesos que gastó de manera discrecional, ni nunca ha dicho nada de los más de $7,000’000,000 millones que se le fincaron de responsabilidades. Mientras que a los gobernadores de Veracruz, Sonora, Chihuahua y Campeche que recién acabaron su gestión se les tiene con la guillotina al cuello, al exgobernador de Jalisco ni siquiera se le menciona. ¿Cuál justicia?

     ¿Cómo esperar justicia de un poder que sacó sus juzgados a una costosísima “ciudad judicial” que además de construirse en medio del escándalo (otro delito impune), se alejó en distancia y rumbo del pueblo? Su ubicación es para los que tienen obligadamente auto, que pueden pagar estacionamiento y cubrir sus gastos de traslado, cosa que muchísimos ciudadanos no podrían hacer.

Se tenían los terrenos en la zona del Parque Morelos (pagados a precio de oro por el entonces presidente municipal Alfonso Petersen) y no los usaron. De hecho los están comenzando a utilizar para cosas de computación (que podrían ubicarse en el periférico, donde está la ciudad judicial). El mundo al revés.

     En medio de este caos en el que la impartición de justicia en muchas de sus áreas es deficitaria o casi inexistente (con una Junta de Conciliación saturada de juicios con salarios de trabajadores inflados y despidos falsos, simples extorsiones al amparo de la Ley; con una justicia Penal donde apenas entre el uno y el dos por ciento de los que cometieron delitos son procesados; con una justicia familiar en la que los hijos se han convertido en mero chantaje y sufren terriblemente a causa de uno o ambos padres, etcétera y abogados sin escrúpulos alientan ese clima de injusticia), los pleitos entre los gobernantes permiten que los jaliscienses nos enteremos de la clase de rufianes que han llegado a sitios que les son vedados.

No es posible que los diputados en su momento hayan nombrado “magistrado” a un don nadie en la carrera judicial, de hecho a un arribista con graves antecedentes penales. Un individuo extremadamente ambicioso que al poco tiempo y luego de ser nombrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia, no dejó de pedir recursos en cuanto medio o foro tenía a su alcance. No se necesita más dinero para el poder judicial. Se necesitan juzgadores con el perfil necesario, capaces, decentes, con un sentido de justicia bien afinado, de lo contrario se corre el riesgo de que se sigan colando delincuentes.

Es inadmisible que un individuo con estos antecedentes y perfil (como es el caso de Vega Pámanes) haya llegado a tan alto sitio. Cabe preguntarse ¿y el resto de los magistrados porqué permitieron que un extraño, peor todavía, con antecedentes criminales, ocupara semejante cargo de máximo honor y responsabilidad? Su laaaargo silencio nos hace pensar a muchos, CON ESA JUSTICIA ¿CÓMO? Como terminar con tanta impunidad, con tanta corrupción, con tanto menosprecio al pueblo al que protestaron servir e impartirle justicia.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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Muchas personas entre las nuevas generaciones piensan, quizá ingenuamente, que todo lo hacen mejor que antes. Y no me refiero a inventos y tecnología, nuestro tema lo dice con exactitud, a la relación de la sociedad con la naturaleza, con su medio ambiente como prefiere llamársele ahora. Bastará retroceder medio siglo, aquí mismo, en Guadalajara para que cada quién saque sus conclusiones.

Empecemos por el hogar, ¿le parece? Bien, nuestras madres iban al mercado (no existían los supermercados), como pocos hogares contaban con refrigerador la tarea por tanto era casi diaria. Se iban a pie, ni tenían ni usaban carro de manera que no contaminaban nada. Para sus compras llevaban bolsas de ixtle o canastos. Eran expertas en el tema: primero compraban papas, frijol y cosas duras y las más frágiles como jitomates, tomates, huevos, etcétera, las colocaban encima. Algunos comerciantes les envolvían cosas como semillas, chiles y varios, en alcatraces de papel o periódico.

En la actualidad (y aquí depende del nivel económico) ahora van al super y lo hacen en una camionetota en la que caben 8 o 10 personas, aunque nomas sean ella, el marido y un par de hijos. Llenan el carrito del super con muchas cosas que no necesitan, la mayoría de ellas en empaque de plástico que dura 40 o 50 años para destruirse. Todo lo demás en bolsas de polietileno. Me olvidé decir que antes no se usaban las bolsas de plástico. Las mamás echaban todo en su bolsa o canasto a granel.

Me detengo en la lectura: hoy, todos los días miles de toneladas de basura son llevadas a los basureros municipales de las grandes ciudades del país, la mayor parte de estos desechos son plásticos, por tanto, no se degradan, ahí quedan. Tema que a nadie parece importar, menos a los políticos, obsesionados en la siguiente elección, en enriquecerse y hartarse de poder.

En los años ’50,’60 y parte de los ’70, las personas se tomaban en el puesto del mercado su jugo o chocomilk en un vaso de vidrio. Vino la modernidad y la presumida posmodernidad y todo se sirve en vaso desechable. Para eso se hizo la tecnología, para mejorar la vida del hombre ¡faltaba más!

A propósito: el obrero, el albañil y la mayoría de los trabajadores que comían fuera de casa, la llevaban en bandejas de peltre o de aluminio. Es decir, todos los días usaban el mismo enser que era llevado y traído con comida nueva una vez lavado. Hoy compran sus alimentos en la calle y los reciben en platos y vasos de plástico desechables. Igual lo hacen todas las personas que compran comida para llevar: todo, absolutamente todo es entregado en material plástico desechable.

Los alimentos, por decir algo, las salchichas eran elaboradas con carne de cerdo y harina. Llegaron los avances de la modernidad y caballos y burros que por siempre se usaron para transporte o carga terminaron en el rastro en simples salchichas. El problema es que acabaron con los animalitos y la producción recurrió, primero a las harinas (es decir, la gente creía comer carne y comía galletas) para finalmente producirlas con huesos de pollo y otras cosas que requerían de antibióticos masivos.

Quesos, panelas y cremas que eran de vaca, merced a los avances de sociedades cada vez más inteligentes; dejaron las fórmulas milenarias de la elaboración para introducir porquería y media que dejara más dinero. ¿En qué cabeza cuerda cabe que un kilo de crema natural puede venderse en $12 o 15 pesos? Pues las hay y las compran. Las cremas, claro.

Antes nada se desperdiciaba, o casi nada. El perrito, los que tenían, comía lo que dejaba la familia.Hoy día hay perros que comen y viven mejor que más de la mitad de los ciudadanos; a tal punto ha llegado su ”amor” por los canes que los negociantes de mascotas les han creado una estructura mundial para esquilmar su afecto desbordado. El negocio de los alimentos para animales crece más rápido que la capacidad de los que menos tienen para alimentarse de manera balanceada.

     Y ya que tocamos este punto, hasta los años sesenta hubo un oficio ya desaparecido ¡los ceroteros! Sí, leyó usted bien. Eran señores que con un costal y unas pinzas recorrían todos los barrios de Guadalajara recogiendo cuanto excremento de perro se encontraban. No era hobby ni excentricidad, era su trabajo, pues las heces perrunas las vendían a las curtidurías para su proceso con las pieles (que luego serían utilizadas en calzado, bolsas, etcétera).

El pollo y la gallina lo compraban vivo las mamás en el mercado. Allí se los mataban, luego de pelarlos (las plumas eran utilizadas para almohadas) era comido en casa, del día, recién matado. Hoy gracias a los avances, el pollo puede tener meses en refrigeración, con bichos nuevos, pero modernos.

Los paseos familiares eran afuera de la ciudad o en los parques como los Colomos, San Rafael, la Gigantera, las Vegas (afuera de lo que hoy es el Hotel Tapatío), Ciudad Granja, etcétera. No se usaba nada desechable, y cáscaras de frutas evidentemente son orgánicas (si alguien las dejaba no las recogía).

En síntesis: si analizamos la basura que se produce y recoge en la ciudad de Guadalajara y la comparamos con la que se recogía hace medio siglo, y si también se toma en cuenta la población de entonces y la actual, nos podemos horrorizar de la desproporción.

Lo peor del caso es que muchos actualmente se creen “ecológicos” buena onda y mega comprometidos con el medio (poniendo su lenguaje a tono). Andan en bici con peligro de que los dejen como calcomanía pegados en la calle, se suman a toda campaña nice en las redes, cambian de color de moñito en la camisa o en la blusa según sea el apoyo de la semana y sueltan románticamente globos blancos o de color para festejar alguno de sus triunfos progres. Qué importa que ese globo caiga en el campo y se lo trague un ave, un venado, mapache o lo que sea y se muera. Su conciencia ecológica ya les permitió dormir en paz y hacer de la tierra un mejor planeta. Al fin y al cabo, y por si las flaises, ya andan otros progres tratando de colonizar Marte (por aquello de no te entumas).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

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