Opinión

Muchos vacacionan en la semana que lleva ese nombre, incluso casi todos hablan de la pascua o la mencionan, lo cierto, sin embargo, es que pocos saben el origen de la fiesta, de los significados que conlleva y de lo que sucedió exactamente en el año 33 de nuestra era (aunque hay un pequeño error de 2 o 3 años en el calendario).

De entrada habremos de recordar, o hacer saber, depende el caso: que hace 34 siglos aproximadamente el pueblo hebreo se encontraba sometido a dura esclavitud en Egipto, por lo que claman a Dios y el Señor les envía un libertador llamado Moisés. Un varón de la tribu de Leví que fue adoptado, criado, y educado por la hija del Faraón en la corte, lo que le permitió carecer de los complejos y limitaciones de sus hermanos.

A los 40 años, y queriendo proteger a uno de los suyos, priva de la vida a un egipcio, situación que le obliga a huir por otros 40 largos años. Pasado ese tiempo, en el que Dios forja su fe, carácter y templanza, le llama para liberar a su pueblo, liberación que finalmente sucede en medio de grandes milagros y señales.

La noche de la liberación, el Señor envía contra los opresores la última de 10 plagas, en la que mueren todos los primogénitos de los egipcios en medio de un gran llanto y dolor generalizado. Y para que el ángel de la muerte no tocara a los primogénitos de los hebreos (judíos), Dios le ordena a Moisés que en cada casa de su pueblo sacrifiquen un cordero inocente, sin mancha alguna, y que con su sangre mojaran y pusieran señal en los dinteles de la puerta de cada casa (si unimos los cuatro postes con líneas imaginarias tendremos simbólicamente una cruz).

Todo aquello contenía simbolismos y enseñanzas espirituales para Israel (y para la futura cristiandad), los cuales y como dijera catorce siglos después el rabino de Tarso: “las cosas que son del Espíritu de Dios… se tienen que discernir espiritualmente” (1ª Cor 2:14).

Así que la Fiesta de Pesaj (Pascua), es una fiesta de liberación, en la que el esclavo queda libre, cuya libertad se logró mediante la sangre de un cordero inocente y sin mancha (Exodo 12:3-7), cuya carne comió la familia, acompañada de matzoth (panes sin levadura).

Tratando de explicar a su propio pueblo catorce siglos después de la primera Pascua, cuando Juan el bautista ve venir a Yeshua (Jesús) en el río Jordán, anuncia a todo el pueblo: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29)

¿Cómo quitaría el pecado? Tal y como sucedió. En la Pascua del año 33 de nuestra era, YESHUA mismo se ofreció voluntariamente, permitiendo que le detuvieran injustamente y sin haber cometido delito alguno (NI PECADO), siendo crucificado en el Monte Calvario en Jerusalén y derramando su sangre inocente para limpiarnos y perdonarnos de todos nuestros pecados. Por eso, cuando pagó el último de estos, dijo de manera universal: ¡CONSUMADO ES!

Si Jesús no hubiera muerto por nosotros, nadie, absolutamente nadie pudiera haberse salvado, pues la justicia y la santidad de Dios no lo permitirían, por eso, en su amor, y como consecuencia de La Caída en el Paraíso, Dios mismo implementó un futuro plan para rescatar a sus criaturas, enviando a su propio Hijo, el Mesías, para salvarnos de la muerte eterna y abrirnos las puertas de su reino (para los creyentes de todos los tiempos).

Hay, y la historia tiene todos los casos negativos que se quieran, creyentes fanáticos (nominales) que queriendo defender a Dios —como si el Todopoderoso requiera de su miserable y limitada ayuda— han acusado a judíos y romanos de la crucifixión, haciendo incluso uso de la violencia para mostrar su irreflexivo celo. Es obvio que nunca han entendido la fe que dicen profesar.

El propio YESHUA lo dijo con toda claridad que él mismo iba a dar su vida para salvarnos: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Juan 10:18).

De manera que el la Pascua del año 33 en Jerusalén, el Justo dio su vida para salvarnos a los injustos, que lo somos todos, el problema es que no todos reconocen su condición caída ni tampoco tienen fe. En ese bendito día la Humanidad fue reconciliada por Dios mismo en la persona de su Hijo, el único justo, a quien la muerte no venció, sino que fue vencida pues al tercer día resucitó con poder (como primicia de una resurrección que disfrutaremos judíos y cristianos de todos los tiempos).

    Y es que, para sorpresa de los poco instruidos en las Escrituras y sus doctrinas fundamentales, judaísmo y cristianismo son una misma fe, solo que entendida y vivida desde diversas culturas. Con mayores o menores desviaciones dependiendo de la pureza de la doctrina, contaminada, por cierto, a través de los siglos (sobre todo por la ignorancia, los fanatismos, y la incredulidad).

Cuando YESHUA (JESÚS) retorne con poder y gloria para reinar en Jerusalén, tal y como está escrito, obrará finalmente la resurrección de los justos. Por eso le advirtió el Señor al pueblo judío que iba también a salvar a los gentiles (la futura cristiandad) y darles acceso a su reino eterno: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Juan 10:16). ¿Verdad que la Pascua del año 33 es la fiesta más importante y trascendente de todos los siglos?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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De acuerdo a la abundante literatura popular rusa, la cual casi siempre es un reflejo de lo que son los pueblos, ésta nos muestra que cierto sector de su población es belicosa, que gusta de la violencia hasta llegar a lo irracional, haciendo de los espíritus rectos y pacíficos un verdadero infierno. Igual sucede con otros pueblos de la Tierra.

En su novela “Crimen y Castigo”, el prolífico escritor Fedor Dostoievski, desnuda a través de su personaje central, Rodión Romanovich Raskolnikov, las ideas reinantes de la época; una época que preparara la caída del zarismo y el ascenso de la revolución bolchevique: “Los hombres están divididos en ‘ordinarios’ y ‘extraordinarios’. Los primeros deben vivir en obediencia, y no tienen derecho a trasgredir las leyes, mientras que los segundos tienen derecho a cometer todos los crímenes y violar cualquier ley, precisamente porque son extraordinarios” (cap.V, Tercera Parte). Sin duda que Putin se considera de los extraordinarios.

En un relato autobiográfico en la prisión siberiana, Dostoievski narra con crudeza la personalidad de los criminales (entre los que estuvo una década por sus ideas políticas): “Entre mis camaradas de cadena conocí homicidas tan alegres y libres de cuidado que se podía apostar con seguridad de ganar, que jamás su conciencia les había reprochado lo más insignificante” (La Casa de los Muertos, cap. 1).

Ni qué decir entonces de la horda de criminales nazis (alemanes) comandadas por ese monstruo llamado Adolfo Hitlercuyo gemelo en Rusia se llamaba José Stalin. Raza multicultural de asesinos que en México es representada por los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, La Familia Michoacana, Los Viagras y demás grupos de demonios con apariencia de humanos. Seres que nacieron como cualquiera de nosotros, pero que en sus genes traen la maldad de Caín, aunque refinada a causa de su libertinaje, carencia de escrúpulos y ausencia de todo sentido de humanidad, de afecto al otro, al prójimo. Raza que en el siglo posmoderno queda representada por el genocida ruso Vladimir Putin Pútina.

     Parte  de esta estirpe criminal son también los que hicieron la masacre de Bucha, que no es la única, pero es la más conocida y documentada hasta ahora. Herencia de maldad que bien podemos remontar también a la terrible Matanza de BABI YAR cometida por los nazis en Ucrania en septiembre de 1941, donde en dos días fueron asesinados 33,771 judíos ucranianos, aunque judíos de otros países y ciudadanos de Ucrania y de Rusia fueron también asesinados hasta llegar a los 150 mil muertos (lanzados a una fosa común cavada ex profeso).

     Las masacres cometidas por las huestes de Putin en Ucrania, exhiben a esta legión de demonios asesinos, que como señalara un grupo de ucranianos residentes en la ciudad de México, se están encargando de hacer las obras del ángel caído: “El invasor llegó a robar, matar, y destruir”. Paráfrasis del texto bíblico (Juan 10:10) que señala las obras del diablo.

La invasión maquinada, fría, y perversamente calculada por Vladimir Putin, no es de manera alguna una mala decisión política del dictador. No, es la decadencia absoluta de un hombre cuyo corazón perverso fue cayendo peldaño a peldaño en la escala de la maldad hasta convertirse en el monstruo que todos vemos ahora.

Es el resultado de una vida de maldad refinada que guardaba aparentemente, solo aparentemente, las formalidades de la sociedad humana, pero que al embriagarse con las mieles del poder perdió totalmente razón y límites permitiendo que saliera la bestia que siempre estuvo dentro de él.

     La fotos y videos que hemos visto de la masacre cometida por los rusos en Bucha, carece de justificante o atenuante alguno. Matar a sangre fría a civiles que no les representaban amenaza alguna, solo por el deseo de hacerlo, exhibe el carácter del líder y de sus huestes genocidas.

Lamentablemente y a tan solo 77 años de la segunda guerra mundial, la humanidad no solo se ha debilitado en su visión y disciplina, incluso ha olvidado las lecciones de la historia, intentando resolver los graves problemas de maldad de siempre con retórica posmoderna y frases dulzonas que solo causan risa y menosprecio en los asesinos.

      La ONU es tan solo un club de políticos acomodaticios que lo grave lo soslayan y rehúyen, mientras que a las cosas menores las magnifican para aparentar estar haciendo algo útil. De la OTAN se pudiera decir algo semejante. Y aunque han agotado los canales diplomáticos, lamentablemente el dictador ruso ha perdido ya sentido de la realidad y cual demonio entronizado pretende humillar al mundo entero bajo sus pies. Quiera Dios conceder a los gobiernos la sabiduría y el valor para enfrentar a este demente asesino, mientras que judíos y cristianos conscientes de lo que sucede le pidamos por la paz y protección de los ucranianos. Un pueblo inocente que jamás se imaginó que serían invadidos por este criminal desquiciado.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Sin duda que López Obrador es el presidente más mentiroso en la historia de México (si acaso le compite es el otro López, López de Santa Anna). Lo más terrible y condenable es que para engañar a los mexicanos que le favorecieron con su voto (que antes le negaban a causa de su vida violenta y anarquista), es que durante su campaña decía que “el no mentía, ni robaba”; postura que asumieron sus huestes cubriéndose los lobos con el disfraz de corderos.

     Por solo citar unos casos de mentiras, ineptitud y corrupción: una lista que nos muestra que ciertamente no son iguales a los de antes, ¡SON PEORES! Sí, asegurar una postura y obrar totalmente en sentido contrario es peor. Es la escuela del tartufo, la postura del Gil Blas, la conducta de Don Catrín de la Fachenda.

     Engañaron a científicos, artistas y escritores y algunos periodistas, a los que una vez en el poder: a unos retiraron el apoyo del estado, quitando becas al punto incluso de pretender desaparecer el desarrollo científico, eliminando y persiguiendo a los que sabían para ser suplantados por arribistas incondicionales a la 4-T. Mientras que a los artistas, escritores y periodistas les han perseguido con total desprecio e ingratitud, haciéndoles a diario objeto de sus ataques y descrédito.

     “¡Yo no descalifico a nadie!”, asegura el tabasqueño (refiriéndose a los presidentes de Rusia y China), mientras que todos los días desde su show mañanero ofende y descalifica a periodistas, escritores e intelectuales sin pudor ni respeto alguno (a su lista le ha agregado artistas).

     Igual sucedió con decenas de miles de madres con niños en edad de guardería. Cuando no eran gobierno, atacaron con todo al de Felipe Calderón abogando por el cuidado de los niños, pero una vez en el poder las desaparecieron, dejando a las madres sin la necesaria atención para sus hijos y provocándoles un grave problema que no tenían.

     Engañaron también a millones de estudiantes haciéndoles creer que su educación mejoraría. Sabedores de que la juventud es idealista por naturaleza, les sumaron para su causa y ganaron su voto, solo que al ganar las elecciones no solo les abandonaron a su suerte, sino que han atacado a las Universidades bajándoles los presupuestos (para el tabasqueño todo clasemediero es ‘aspiracionista’, así que los prefiere ignorantes y pobres).

     Ni qué decir entonces de las extorsiones de que son objeto los mexicanos que viven en Estados Unidos por los agentes de migración (INM), corruptos que han llegado al extremo de poner cuota de $400 dólares por persona para permitirles ingresar a su propio país de origen(Mural, 27/Mar/2022).

    De la diputada de Morena por Tamaulipas, Úrsula Patricia Salazar, sobrina de AMLO, a quien se exhibió en días recientes por pedir “moches” a los proveedores. Las grabaciones muestran la vulgaridad y ausencia de escrúpulos, que de haber sucedido estas cosas en el siglo XIX, hubiesen dado a Don Manuel Payno material de sobra para una segunda parte de su obra.

    De León Bartlett, hijo de Manuel Bartlett Díaz, quien le vendió durante la pandemia respiradores al sector salud al doble de su precio (que en el mercado era de $826,000 pesos promedio y él los vendió a $1’550,000 pesos). Y no fue uno, ¡fueron 20!

     Pecado de familia, o mañas hereditarias, dirán otros. Baste recordar queen el primer año de gobierno de la 4-T se le descubrieron a Manuel Bartlett nada menos que 23 residencias de lujo y 2 terrenos en las zonas más exclusivas, por lo que su fortuna asciende a más de $800 millones de pesos.

     La caída de la línea 12 del Metro capitalino, desgracia que además de no tocar a Claudia Sheinbaum (ni a Ebrard) a pesar de las 26 muertes y decenas de heridos y daños multimillonarios; exhibe la corrupción, impunidad y mentiras de la actual mafia del poder. Pero eso sí, a la manera de los cocodrilos, Claudia lloró con un video-reportaje sobre el muevo aeropuerto de Santa Lucía (no digo Felipe Angeles, sería una ofensa para este insigne militar).

     Poder llevado al extremo por el Fiscal Alejandro Gertz Manero, capaz de meter a la cárcel a su sobrina y lograr orden de aprensión contra su ex cuñada de 95 años sin existir delito alguno, sólo bajo el argumento de que no atendieron debidamente a su hermano durante la enfermedad que lo llevó a la tumba. Un fiscal que además de torcer la ley y usarla para dañar a capricho a terceros involucrando en su abuso a jueces y la Fiscalía de la ciudad de México, es otro multimillonario, con una colección de más de 122 autos de lujo que adquirió en 2014 y 2015 por $120 millones de pesos (El Economista, 6/Dic/2021). Además de tener costosas propiedades en Estados unidos, España y Francia.

     Las transas y robos descarados en el Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP), al que renunció Jaime Cárdenas por no estar de acuerdo con tanta corrupción (valuaciones mañosas, mutilación de joyas, contratos favorables a ciertas empresas, conductas irregulares en funcionarios, etcétera). Se suponía que el proyecto al que se sumaron algunos hombres de izquierda como él, era otro. La realidad mostró lo contrario: la falsedad, la hipocresía, las transas de los nuevos Tartufos.

    Las mega raterías recién descubiertas en Segalmex (antes Conasupo). Una investigación por desvíos de 800 millones de pesos y una segunda por 4,000 millones, donde se señala que fueron desviados a desarrollos inmobiliarios particulares, incluso en Estados Unidos, corrobora la falsa honestidad de esta troupe de corruptos y mentirosos (ya se sabrán en detalle también las del Banco del Bienestar).

    Y qué decir de la corrupción en las obras emblemáticas. Tanto la Refinería Dos Bocas, como el aeropuerto de Santa Lucía (AFA) y el Tren Maya han aumentado en decenas de miles de millones el presupuesto original, dejando a la imaginación y suspicacia el destino de semejantes sumas, ya conociendo su conducta de doble o triple moral. Claro, la absolución o la condenación mañanera del Papa de la 4-T bastan para limpiar o destruir reputaciones.

     Un gobierno que habla de austeridad y al presidente se le hace poca cosa Los Pinos y mejor se va a vivir nada menos que al majestuoso Palacio Nacional. Que pretende que el pueblo se conforme con un par de zapatos y vivir en la pobreza, mientras que uno de sus hijos vive (mientras no lo descubriera la prensa) en una mansión de Houston y con un tren de vida de millonario, pero que, siguiendo el ejemplo paterno nunca ha trabajado en nada.

     Un sexenio de falacias y engaño, en el que hasta los hermanos de López Obrador (Pío y Martin) han sido exhibidos en videos recibiendo bolsas de dinero en efectivo. Pero, sobre todo, cegar y comprar con el dinero de los mexicanos que trabajan y sostienen el país, conciencias de personas necesitadas (o ambiciosas), lo cual es un acto de corrupción de lo más deleznable por cuanto se creó y diseñó desde el gobierno con todas las agravantes. Lo dicho, pues: corruptos, ineptos y mentirosos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El actual sexenio ha sido voluntaria e involuntariamente marcado por la aeronáutica. Y es que, por si no le fuera suficiente la mala fama de violento e improductivo que arrastraba de toda una vida, Andrés Manuel López Obrador decidió iniciar su gobierno cancelando la construcción del Aeropuerto Internacional de México en Texcoco (NAIM), provocando con su desatino una enorme pérdida para el país cifrada en los $331 mil, 996 millones de pesos (ASF, Revista Forbes, 20/Feb/201). Mal inicio y peor presagio de lo que vendría.

Muchos años han pasado en la aviación comercial en México. En el verano del año 1965 viajé por primera vez de Guadalajara a México, no existía el actual aeropuerto de la capital jalisciense, se utilizaba un pequeñísimo edificio al lado derecho del actual. Viajar entonces en avión pudiera decirse que era un lujo y aventura, ya que además de costoso pocas personas lo hacían. De hecho, eran tan pocas, que las páginas de sociales en los diarios narraban la llegada y salida de los viajeros.

Durante el vuelo de poco menos de una hora, las steward o sobrecargos, servían una comida formal en platos de loza y con cubiertos de acero (cosa impensable en estos tiempos de tanto loco y asesino suelto). Todo era elegante y con clase. Las cosas evidentemente han cambiado, esas eran prácticas fifís, dijera el populista que ocupa la presidencia.

Y tan han cambiado las cosas, que la semana anterior tuve que viajar a Monterrey encontrándome con que tanto el vuelo de ida (19/Mar) como el de regreso (21/Mar) venían llenos. Y cuando digo llenos es literalmente llenos. Las filas de asientos que les han colocado a los aviones es una muestra de la indolencia, incapacidad y corrupción del gobierno, pues no hay espacio alguno para estirar las piernas, mucho menos de seguridad.

Mientras que los autobuses día con día implementan mayor comodidad y espacio para el viajero (asientos reclinables, televisión, wi-fi, y demás), paradójicamente los aviones le privan de toda, arrebatándoles el pasaje para treparlos a las alturas con el solo anzuelo del tiempo. Incluso compitiendo en las tarifas (en ciertos espacios). Todo esto ante la complacencia, negligencia e indiferencia del gobierno.

Pero, ¿le importará acaso al presidente López Obrador lo que sucede en aviones y camiones? Por supuesto que no. No le importa la vida ni lo que les sucede a los mexicanos, menos esas minucias. Su interés por inaugurar el elefante blanco del aeropuerto de Santa Lucía (AFA) era en primer lugar, para distraer la atención de los mexicanos del escándalo de su hijo millonario y su mansión en Houston ¡Cómo justificar ese dinero y ese tren de vida cuando nunca se ha trabajado, al menos no como lo hacen todas las personas de bien, las que saben cómo se forja un capital!

La segunda, para mostrar una obra de su fracasado gobierno. Aunque sea una. Una obra mal hecha, mal planeada, construida en un lugar inadecuado, el capricho de un autócrata que no escucha ni recibe consejos de nadie, que en una aparente constancia disfraza su soberbia y tozudez.

      Una obra que no es otra cosa que el capricho de un hombre que se empecinó en querer ser presidente (sin tener en absoluto la inteligencia, el perfil y la capacidad para serlo) reflejando en dicho aeropuerto su propia persona. Sin vías de acceso, lejos de la capital, sin la aceptación de las líneas internacionales (a causa de las carencias y deficiencias en la aeronavegabilidad), sin medios de transporte, sin hoteles, sin restaurantes, sin áreas comerciales ¿quién en su sano juicio invertiría para perder?, haciendo el ridículo de convertir la inauguración (21/Mar/2022) en un simple tianguis.

Un tianguis que no se justifica pues hasta donde se sabe ya se le han gastado más de $75,000 millones de pesos. Sin embargo, el asunto conlleva implícitos muchos otros problemas que el gobierno pretende ocultar. No es la simpleza del ahorro de tiempo al viajar. De hecho, entre el viaje al aeropuerto, las dos horas antes del vuelo, el viaje, la recepción de equipaje y demás, un vuelo de Guadalajara a México y viceversa, casi sale igual viajando por la autopista vía Michoacán.

La cuestión, y por demás grave, es que gran parte de las carreteras del país están tomadas por las bandas delincuenciales, lo que impide que los ciudadanos (y los turistas extranjeros) las utilicen por miedo a ser asaltados o asesinados, sin que el gobierno de la 4-T haga absolutamente nada por evitarlo. Su intervención se limita a que después de una masacre o un hecho delictivo escandaloso saquen a pasear camiones con soldados y guardia nacional, declaren, pero hasta ahí. La inseguridad permanece. Estados como Zacatecas, Colima, Tamaulipas, Veracruz, y grandes zonas de Guerrero, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca, Guerrero, y otros se han vuelto intransitables. Son propiedad de asesinos y salteadores.

Así que toda esta farsa del presidente; de pretender vender la idea de un aeropuerto de escenografía (para cubrir su desatino y derroche históricamente injustificable), es tan solo la exhibición de su terrible fracaso. En lugar de poner orden en las carreteras y limpiarlas de la terrible fauna criminal que se ha apropiado de ellas; de vigilar que las aerolíneas concedan al viajero un trato digno y con seguridad, de permitir que las líneas de camiones retomen sus rutas con seguridad y la regularidad de antes. A la manera de los merolicos que pululaban el zócalo capitalino en los años ’60 y ’70, vende la idea de un aeropuerto internacional (sin vuelos al extranjero) entre los gritos de los vendedores de tlayudas y souvenirs con su figura. Aunque la verdad sea dicha, solo se exhibe el presidente.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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