Opinión

Como se dijo la semana anterior, el cinismo del presidente López Obrador carece de límites y antecedentes, mueve incluso a cuestionarse sobre su salud mental. Su discurso pronunciado el día primero con motivo de haber concluido su segundo año en la presidencia es para dejar asombrado a cualquiera. La lista de mentiras y fantasías de supuestos logros de su mal gobierno es para dejar con la boca abierta al más flemático.

Y al ser la lista de falacias enorme y de gravedad, se señalan a manera de reflexión algunas, toda vez que sus declaraciones triunfalistas no concuerdan con la terrible realidad: la pandemia (que hasta el momento de escribir este artículo los muertos ya sumaban 108,173 y los infectados 1’144,643, claro, los que contabiliza el gobierno pues se considera que la cifra es cuando menos al doble); los niños y adultos enfermos de cáncer muertos o agravados por falta de medicamentos y atención médica; la economía en franca debacle; y por supuesto; la delincuencia de todo tipo y tamaño que además de estar desbordada y engreída, mantiene aterrorizada a la inmensa mayoría de los mexicanos, debido a la IMPUNIDAD ABSOLUTA de que goza esta fauna. Una fauna asesina, cruel, perversa y carente de todo sentimiento humano. Desgracias que no concuerdan con las descaradas mentiras dichas por el inquilino de Palacio Nacional.

Así que, escuchar al presidente López Obrador decir en su falaz y triunfalista discurso, que “ahora se respeta la constitución, hay legalidad y democracia, se garantizan la libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, no se reprime al pueblo, no se organizan fraudes electorales desde el poder federal, el gobierno ya no representa a una minoría si no a todos los mexicanos, se gobierna con austeridad…—  para luego rematar su retórica falaz con una frase a toda luces inaceptable: “…se gobierna también con autoridad moral, no se tolera la corrupción ni se permite la impunidad”, no solo irrita, sino que indigna al ciudadano enterado del acontecer nacional.

De hecho, y al carecer de frenos y equilibrios, cual energúmeno subió de tono a su afirmación y a las 17:23 se atrevió a decir: “En mi gobierno, la autoridad no se asocia con la delincuencia, no hay impunidad para nadie, y aunque todavía falta mucho para pacificar al país, sostenemos con hechos que se revirtió la tendencia a la alza en la mayoría de los delitos que se cometían”.  

Resulta imposible en verdad aceptar semejantes afirmaciones siendo como es la cara contraria de la realidad. Una realidad sangrienta que enluta y aflige a decenas de millones de mexicanos sin que el tabasqueño no haga otra cosa que conceder total impunidad a los criminales y lucirse en las mañanas ante los paleros que le siguen declarando mentiras para engañar a los ilusos y mal informados.

Con más de 65 mil asesinados en estos dos años, el 99 por ciento de estos impunes; con miles de desaparecidos; con 1887 secuestros en 2019; decenas o cientos de miles de negocios y personas sometidos a extorsión (que no es otra cosa que un impuesto del hampa tolerado por el gobierno, lo que hace que la carga tributaria haga imposible la vida de los ciudadanos); con las vías de trenes bloqueadas por vándalos terroristas que se hacen llamar ‘maestros’ (aunque sean simples maistros, vándalos enemigos del orden y progreso del país); asaltos a Bancos, cuentahabientes, negocios y transeúntes; robos a casetas de autopista, camiones de carga, negocios, casas habitación, cibernéticos, etcétera; así como 750,000 desplazados anualmente a causa de la violencia y el crimen organizado (según datos del INEGI); su aseveración de que “se revirtió la tendencia a la alza en la mayoría de los delitos que se cometían”, le exhibe como simple mentiroso. Que su moralidad no tiene nada que ver con la Cartilla que promueve (escrita por Don Alfonso Reyes), al contrario, le acusa. 

Digámoslo clara y abiertamente, la IMPUNIDAD CONCECIDA POR EL GOBIERNO DE LÓPEZ OBRADOR A LA DELINCUENCIA es la causa de tantas muertes y violencia en el país. El lo sabe perfectamente y si deja que así corran las cosas es una de dos: o el valor que tanto presume no lo tiene (para aplicar la ley e imponer el estado de derecho), o tiene lazos con la delincuencia (como lo hizo Maduro en Venezuela y las FARC en Colombia en décadas pasadas) y lo que se pretende es empobrecer el país destruyendo los medios de producción, es decir, el sustento y vida digna de los mexicanos con el propósito de establecer una vulgar dictadura populista de la más baja estofa.

Queda claro que no le interesan los pobres ni mejorar la vida de los que menos tienen. La reciente desgracia ocurrida en Tabasco y Chiapas le tumbó la máscara. El actor principal de esta comedia bufa demostró ser un simple Narciso encarnado en Tabasco, un ególatra enfermo de poder que a la manera de los adictos requiere todas las mañanas y a todas horas de ser visto, reconocido y aplaudido. Los demás, es decir, 130 millones de mexicanos no le importan, si acaso unos cuantos para incluirles en sus tediosos y falaces discursos (sus acólitos y fanáticos seguidores). ¡No más!, dos años de impunidad para la fauna criminal, destrucción, y palabras vacías, son el sello de este depredador político.

Para desgracia de México la Prensa, y la sociedad no se diga, han sido benévolos con él —sin mirar hacia el futuro cercano—, permitiendo que como mandatario no solo sea una nulidad y un desastre, sino que utilice los dineros públicos para comprar voluntades y silenciar conciencias, en lugar de atender las urgentes necesidades sociales (como salud, educación, ciencia, carreteras, etcétera). El silencio cuando se debe hablar es dañino y trae siempre consecuencias.

Esto son a final de cuentas la mayor parte de las ‘ayudas’ a los ninis parásitos y demás programas repartidores de dineros públicos (compra de voluntades y silencio de conciencias) ¿Qué caso tienen entonces las pensiones del IMSS, las AFORES y demás? Queda en evidencia que millones de mexicanos no están utilizando las neuronas para lo que Dios nos las concedió, ya que no consideran en absoluto que dichas ‘ayudas’ vienen de los impuestos de los negocios, es decir, de los que trabajan (patrones y empleados). Ni siquiera piensan que ese dinero y de seguir las cosas como las lleva este presidente parlanchín y falaz, pronto no les llegará, se acabará. La idea estúpida de la maquinita para hacer billetes con Echeverría quedó desmentida. Las devaluaciones mostraron que dinero sin producción y riqueza que lo avalen son meros bilimbiques.

Así que habrá que cuidar también que López Obrador (y el Congreso) se mantengan lejos del Banco de México, que su independencia y autonomía sean cuidados así por el bien de todos. Que, Prensa y sociedad toda, exigamos al presidente que pare este mar de sangre o que renuncie. Que haga valer la ley a manera de ya, que se deje de andar en campaña (que parece que es lo único que sabe hacer) y someta a la enorme fauna criminal al imperio de la ley, ya que hasta hoy y teniendo en cuenta que hay un 99% de impunidad para los delincuentes, a Andrés Manuel López Obrador se le puede considerar el rey de la impunidad.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

mahergo50@hotmail.com

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El cinismo del presidente López Obrador carece de límites y antecedentes, al menos en el pasado reciente. Tendríamos que remontarnos al siglo XIX con otro López (de Santa Anna) para tener un comparativo adecuado. Y es que, su manera de enfrentar los problemas de su gobierno, exhibe ausencia de integridad y valor, muestra abiertamente una conducta mezquina, perversa, incapaz de enfrentar las necesidades de los mexicanos, sean del orden que sean, buscando siempre a quien culpar en lugar de resolver. Esa ha sido la constante.

Su más reciente y reprobable declaración en este sentido —aunque casi todos los días lo hace— sucedió en esta semana, en la que al ser cuestionado en una de sus reuniones de campaña matutinas (malamente llamadas conferencia de prensa, porque no lo son) acerca de la grave y terrible violencia que padecen las mujeres en nuestro país, AMLO declaró “que la violencia que padecen las mujeres en México es el ‘fruto podrido’ que dejaron 36 años de política neoliberal”.

    Se requiere de ser un cínico a toda prueba para declarar semejante cosa. Y en verdad que se respeta la investidura presidencial y se desea respetar a la persona que ocupa el cargo, pero hay situaciones que vuelven imposible tal respeto ¿cómo respetar a alguien que no acepta sus yerros y los remite siempre a otros? ¿cómo respetar a una persona que al aceptar la presidencia protestó cumplir y hacer cumplir la ley, lo cual no ha ocurrido en absoluto? ¿cómo respetar a quien ha fomentado la impunidad hasta convertir el país en el paraíso de los delincuentes?

Si su declaración, vertida en el ‘Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer’, la hubiese hecho el día siguiente a su toma de protesta, aunque no era cierta ni reflejaba la realidad, se le hubiera pasado por alto. Pero han pasado ya dos largos años, tiempo en el que NO HA HECHO ABSOLUTAMENTE NADA para remediar esa desgracia que enluta a miles de familias y mantiene atemorizadas a millones de mujeres, tiempo en el que además de desmantelar o debilitar las Instituciones públicas, lo único que ha hecho es concentrar el dinero y el poder en sus manos; transformando (allí si cabe su palabreja) la democracia mexicana en una autocracia en vías de dictadura.

Así que culpar a los gobiernos anteriores de lo que ocurre con las mujeres en el país, lo único que hace es mostrar ante los mexicanos SU INCAPACIDAD para resolver este gravísimo problema, su frivolidad, incompetencia, su falta de ética, de valor, y hombría en el sentido exacto de la palabra. Culpar a otros de las responsabilidades propias le convierte y lleva al campo del cinismo y se expone de paso a la falta de respeto y credibilidad. Los delitos cometidos desde el 1º de diciembre de 2018 y hasta el último día de su gobierno, acéptelo o no, le corresponde prevenir, perseguir y resolver a ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y solamente a él. ¡A nadie más!

Otro de sus grandes y graves errores, de su indigencia moral, es la politización de todo cuanto sucede, politización en la que él y su remedo de gobierno (4-T) son los únicos buenos, y los malos siempre son los contrarios, los conservadores, sus enemigos, los fifís, los neoliberales y cuanta ofensa se le ocurra en el momento.

Atreverse a declarar que “la violencia que padecen las mujeres en México es el ‘fruto podrido’ que dejaron 36 años de política neoliberal”, le exhibe de cuerpo entero en su incapacidad, en sus mentiras. Le desnuda ante los mexicanos como un hombre indolente y sin principios, que no ha afrontado este problema y de ninguna manera se puede aceptar su declaración. Ni siquiera a manera de excusa.

Habrá que recordarle que apenas resultó vencedor en las elecciones del año 2018, se dedicó a declarar de todo y aparentar que ya era presidente en funciones (faltando al respeto al gobierno en turno), anunciando que iba a hacer esto, lo otro, etcétera. La cuestión de fondo es que una cosa es decir y otra muy distinta hacer. Y López Obrador como presidente no ha hecho prácticamente nada a favor del país. Si acaso atacar las Instituciones, debilitarlas y disfrutar las riendas del país como si fuera un asunto patrimonial.

En cuanto al tema que nos ocupa, su deber desde el día 1º de diciembre de 2018 era haber implementado un programa, que pusiera un alto a los asesinatos de mujeres y las incontables agresiones, que además previniera esas conductas delictivas que tanto están dañando la vida de miles de familias en el país —y que mantienen en temor continuo a millones—; y que hiciera justicia a través de los sistemas judiciales en el país. Nada de esto sucedió.

Lo único que hizo fue poner a su colaborador Alfonso Durazo al frente de la Secretaría de Seguridad quien, como su jefe, además de no hacer nada para detener el problema, dejó ver que no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Y para Ripley, el presidente, después de dos años de fracaso de su amigo, con más de 60 mil muertes y un país bañado en sangre y violencia, lo premia enviándole de candidato de Morena al Estado de Sonora. ¡Ver para creer!

López Obrador está obligado, las condiciones del país así lo ameritan, a tomar decisiones radicales a favor de México. De entrada, tendrá que deshacerse de tanto inútil y zalamero que le rodea e invitar a su gobierno a mexicanos capaces que le ayuden a resolver los problemas que nos están ahogando (mientras que se puede, pues si continúa en su tozudez no habrá quién acepte). Ser incondicionales y jamás contradecirlo no significa nada para el país, quizá retroceso y caos.

Esta situación nos recuerda a la Francia del rey Carlos X en 1829, quien, como escribiera un reconocido diplomático de aquella nación y en un momento que requería de los mejores para salir adelante: (el rey) “adoptó la insensata resolución… de llamar a su Consejo a los hombres más impopulares del país, que apenas tenían otro mérito que su ciega obediencia a la obstinación del infortunado rey, se hizo evidente a todos que caminábamos con paso firme hacia el abismo” (Memorias de Talleyrand, Ed. Desván de Hanta, pág. 393).

Las pocas acciones de gobierno que ha tomado el presidente son para asuntos de relumbrón e innecesarias, y las necesarias y urgentes, o da palos de ciego o permanece inmóvil. Tomando sus propias palabras, el “fruto podrido” de las mujeres asesinadas y violentadas, se le ha podrido en sus manos y hay sangre en ellas. La incapacidad y el no hacer nada causan complicidad. Es evidente que el cargo le resultó enormemente grande y ante ello sólo tiene dos opciones: o renuncia en un acto de honor y conciencia, o renueva a tiempo su gabinete con personas capaces y voz crítica, con valor para hacerle ver sus incontables yerros y las auténticas necesidades y prioridades nacionales, toda vez que su cinismo hasta hoy visto, ya resulta inadmisible.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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En la vida hay que definirse, en la mayoría de las acciones o cosas trascendentes hay que hacerlo, resulta necesario. Al ofrecer matrimonio a una joven el varón tiene que estar decidido a casarse, considerar todo lo que esto conlleva. En otras palabras ¡pagar el precio! Querer un título profesional sin estudiar la carrera que se pretenda y exigirlo mediante cualquier tipo de violencia escudándose en un derecho no es otra cosa que un absurdo; un berrinche fuera de la niñez que no solo exhibe al que patalea, sino al que hace eco de su pataleo (cierta prensa, en el tema que nos ocupa).

Y es que, pretender un derecho, cualquiera que este sea, pero sin estar dispuesto a cumplir con los deberes que implica o conlleva tal derecho, no solo es ilegítimo, resulta irreclamable. En una sociedad civilizada y sometida al estado de derecho, nada es admisible fuera de la ley.

Entrando en el tema, a todos los ciudadanos —o al menos los que conservamos la cordura y el sometimiento voluntario al contrato social— nos duele e indigna cualquier daño que se le haga a las mujeres. Todos venimos del vientre de una mujer, a ellas les debemos vida, desvelos, años de dedicación, negación a su persona, educación, en una palabra ¡amor! Son origen y compañeras de destino en nuestro peregrinar terrenal.

Por eso, de unos años a la fecha, en que algunas bestias que aparentar ser seres humanos comenzaron a matarlas y golpearlas de manera despiadada, todos nos indignamos. Nos cuestionamos de inmediato qué estaba pasando, de dónde venían estas conductas criminales antaño no vistas, qué las estaba causando y porqué el estado no hacía nada al respecto. Legislar y declarar a los medios, pero sin actuar y poner orden, es demagogia e incapacidad. Punto.

Mes tras mes y año con año, la sociedad toda hemos sido testigos de como ha ido creciendo este fenómeno maligno; expresión realmente satánica de hienas con cuerpo de seres humanos. El problema es que también hemos sido testigos de autoridades que no han hecho gran cosa por detener estos crímenes ni las agresiones. Se han dedicado a declarar, a resolver de saliva esta desgracia que enluta hogares y daña a miles de familias año con año, creando agencias del ministerio público y algunas oficinas con este tema pero que en la realidad no son más que meras salidas burocráticas para aparentar estar haciendo algo.

Para desgracia de México llegó al poder la llamada 4-T y la situación empeoró, un remedo de gobierno integrado en buena medida por legiones de marchantes, manifestantes y paristas profesionales, impuestos al caos y al desmadre. Así que al tener en sus manos la responsabilidad legal y social de hacer valer la ley, la situación entró en crisis y el estado de derecho se pudrió del todo.

¿Cómo someter al orden legal a los delincuentes y hacer valer la autoridad, individuos que toda la vida retaron al gobierno y al estado de derecho? ¿Con mentes que reprueban la autoridad y la aplicación de la ley era de esperar la llegada del orden? Tanto el presidente López Obrador, como la presidenta municipal de la capital, Claudia Sheinbaum, han declarado repetidamente que “ellos no van a reprimir a nadie”, aunque en las calles anden hordas de vándalos destruyendo el costoso mobiliario urbano (pagado con el dinero de los ciudadanos que pagan impuestos) así como negocios, bancos, hoteles y cuanto bien de particulares encuentren a su paso ¡Ah…, también saben prender fuego a negocios y personas, ni qué decir del saqueo a tiendas y comercios!

Estas autoridades ornamentales con cinismo declaran que ellos no van a reprimir a nadie. ¿Quién les dijo a estos improvisados que poner orden y hacer valer la ley y los derechos de terceros es reprimir? No hay ley alguna que permita o faculte a los ciudadanos destruir o robar bienes públicos o de particulares. En todo caso permitir que los vándalos hagan lo que deseen es incumplimiento de la ley, de esa ley que prometieron cumplir y hacer cumplir; lo cual conlleva responsabilidad.

     Han permitido la toma de casetas y robo a automovilistas en las autopistas, como también lo han hecho con los delincuentes dizque ‘normalistas’ que igual roban autobuses de pasaje, como camiones de reparto con todo y mercancías, culminando sus fechorías con el bloqueo de vías de trenes paralizando la economía nacional y ocasionando con sus delitos miles de millones de pesos en pérdidas.

La 4-T ha pretendido que este clima de violencia e ilegalidad se vea como ‘normal’, cuando lo cierto es que ni es normal ni es legal, y es tan solo una muestra de la permisividad oficial a todo tipo de delitos y delincuentes, que bajo la careta de supuestas luchas sociales, les PERMITEN DELINQUIR CON TODA IMPUNIDAD.

Resulta indignante y motivo de reclamo al gobierno el asesinato de una mujer en Cancún (como matan y desaparecen casi todos los días en todo el país sin que el gobierno haga nada), tenían y tienen todo el derecho a manifestarse y exigir al estado la detención de los culpables y su proceso penal. En una palabra: que se haga justicia.

Lo que sí no tienen ni tendrán nunca, es derecho a ejercer violencia pública y destrucción de bienes muebles e inmuebles. Ver a grupos de mujeres que actúan como endemoniadas pintarrajear y vandalizar edificios y bienes públicos (construidos y sostenidos con los dineros de todos los mexicanos) utilizando bombas molotov, explosivos artesanales y encendedores a manera de sopletes, además de ser delitos, resultan repugnantes y condenables. No se puede vencer el mal con el mal.

Y así como estas hordas de anarquistas dejaron su estela de destrucción, igual ya se habían visto en la ciudad de México en hechos recientes (recordar la toma de la oficina de Derechos Humanos). Su vestimenta a manera de uniforme (negro), cargar mochilas con piedras y martillos para destruir bienes públicos y de particulares —los cuales desde el campo legal se convierten en armas— permite ver que en realidad no se trata de un reclamo de justicia. Mas bien de una expresión política para ocasionar daños, lo que obliga a la investigación de quién se encuentra detrás de estos grupos, a los que el gobierno de López Obrador no los toca ni con el pétalo de una rosa. La ley es dura, pero es la ley.

El artículo 9º constitucional señala con claridad cómo se debe hacer valer este derecho: No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar”.

La prensa que apoya estas expresiones violentas de manifestarse de alguna manera se convierte en cómplice y lo que menos necesita México es más violencia de la que ya padece. Lo que necesitamos es retornar al estado de derecho y el gobierno tiene la obligación y el deber de advertir a féminas vándalas, a roba casetas, a maistros de la CNTE, a dizque ‘normalistas’, a los roba trenes y bloquea vías de Ferrocarril y cuanto delincuente ya se acostumbró a robar y dañar, que la impunidad se ha acabadoQue por encima de los votos que le hayan dado a la 4-T está el imperio de la ley y el futuro de todos los mexicanos. No es un asunto de ideologías, es de legalidad y orden constitucional. Punto.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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En días pasados se reunieron los líderes de los principales partidos políticos, así como algunos empresarios. La razón de la reunión era analizar e intentar presentar un frente común en las elecciones del año próximo; situación que de entrada pareciera un asunto no viable ni recomendable. Ciertamente eso sería en épocas normales. Pero como en el presente casi nada es normal, dichas alianzas deben analizarse detenidamente, con la mirada puesta en todos los mexicanos y el futuro del país.

Para aquellos lectores que no se enteraron, toda vez que los medios no le dieron la importancia merecida, el día 10 del presente mes de noviembre se reunieron los líderes de los partidos PRI, PAN y PRD, Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, así como los líderes empresariales Gustavo de Hoyos y Claudio X. González.

Hecho inusitado es este, sin embargo y dadas las condiciones políticas, sociales, económicas, de salud (y un largo etcétera) que guarda el país, lo cierto es que era por demás necesario. Una urgencia ante el deterioro y la desatención a la población y las instituciones públicas. Un ejercicio necesario en vista a la Nación, de hacer saber y notar que todavía hay liderazgos con vida que pueden rescatar al país del populismo y la dictadura. Y que conste, no estamos hablando de ideologías. La auto llamada 4-T no la tiene, es una simple y vulgar dictadura encabezada por un populista al que no le importa en absoluto el bienestar y futuro de los mexicanos. Un hombre ególatra al que solo le importa su persona, el uso y disfrute del poder, y contar con sus incondicionales para sostenerse. Eso es todo la 4-T.

Como era de esperarse ante este inusitado encuentro, al PRESIDENTE LE ENTRÓ PÁNICO, de hecho al día siguiente y a la manera del dictador Fidel Castro o de su imitador venezolano Hugo Chávez, el tabasqueño tuvo su mitin propagandístico matutino más largo de todos ( 3 horas, 12 minutos), en el que, en lugar de presentar planes y proyectos para sacar adelante al país, se dedicó frenéticamente a acusar a todos los que considera sus enemigos (que no lo son). Aunque muy en particular a todos los actores políticos que se reunieron para tratar de presentar un frente político común que ponga un alto a su incapacidad, abusos, despilfarros e ingobernabilidad. Su terror ante esta alianza no lo pudo disimular.

Ante esta respuesta lo más sabio y adecuado es que los líderes e integrantes del PRI, PAN y PRD, respondan antes al interés nacional y el futuro del país, que a sus propios deseos personales y partidistas. Es la única manera legítima y democrática mediante la cual se puede echar fuera a este remedo de gobierno, a esta dictadura pragmática que no tiene la menor idea de como se conduce un país y cómo se resuelven sus incontables problemas. Incapacidad, intolerancia, escases de inteligencia, ausencia de formación, disciplina y desapego absoluto al estado de derecho, son la carta de presentación de este régimen de improvisados.

Buenos y rápidos para criticar, cuando les tocó el turno de hacer las cosas, resultaron meros habladores, improvisados que no solo han demostrado no saber qué hacer, sino de tomar decisiones sin sentido o de plano no hacer nada. El caso más patético son las actuales inundaciones en Tabasco y Chiapas. Mientras que su actual villano favorito (el expresidente Enrique Peña Nieto) acudía de inmediato a las ciudades o zonas del país afectadas por una desgracia: de hecho, a Baja California Sur les reconstruyó por tres ocasiones toda la infraestructura; López Obrador tardó un mes a acudir al llamado de sus paisanos y ni siquiera se mojó la suela de sus zapatos. Todo desde el helicóptero ¡Así, o más frívolo e indolente!

Y mientras su delfín que cobra como gobernador no sabe qué hacer, aunque hay que reconocerle que lo intenta, las aguas subían día tras día hasta inundar casi en su totalidad a Villahermosa y muchos otros municipios, incluyendo Macuspana. Finalmente, el novato gobernante atinó a señalar al culpable, que no es otro que el director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, quien lejos de tomar en serio la grave acusación, apenas se limitó a burlarse del mandatario tabasqueño (quien debe merecerle respeto, pues su padre, el de Bartlett, fue gobernador de ese Estado); si bien la acusación tiene sustento, aunque la culpa la comparten CFE y CONAGUA, pues no desfogaron las presas a tiempo.

Pero que le vamos a hacer, todo indica que para ser integrante del actual gabinete federal se debe despojar de toda decencia, de toda capacidad, integridad, valor, dignidad, legalidad, respeto, veracidad y compromiso social. Actúan como banda, no como gabinete sometido al imperio de la ley. Cierto, no son igual que los otros: son peor.

Casi 100 mil muertos por la epidemia de coronavirus (más los no contabilizados que cuando menos es una cantidad semejante), de niños con cáncer sin la atención necesaria; como igual ha sucedido con otras enfermedades y cirugías no atendidas a causa de la pandemia que nos ha azotado a causa de una política frívola, indolente, tacaña y miope, capaz de cancelar casi todos los pedidos de medicamentos a los laboratorios mexicanos (acusándolos de corruptos) y entregándose a la OMS y laboratorios hindúes y chinos, cuya honestidad, profesionalismo y estándares de calidad están por verse, son por cierto un recuento breve de sus acciones públicas. Pero eso sí, se dicen de ‘izquierda’ y ‘nacionalistas’ ¿Habrá todavía quién se los crea?

    Han dividido al pueblo mexicano con sus mentiras y engaños; han dejado que la fauna criminal crezca como la hierba mala, corriendo ríos de sangre inocente y dejando casi 70 mil hogares mexicanos con luto, así como otros miles más con la angustia de sus hijos(as) desaparecidos, sin que pongan orden ni impartan justicia a nadie. Para la 4-T nomas existen los maistros de la CNTE, los delincuentes vándalos de las normales rurales, los sindicalistas afines (como el desaparecido SME) y demás grupos amigos y afines a su líder.

    De ahí que la reunión de los líderes partidistas y empresariales provocara pánico al inquilino de Palacio Nacional, ya que su política de divide y vencerás quedaría nula. Los líderes del PRI, PAN, PRD, al igual que los empresariales, no deben tomar esto como un simple amago al dictador en ciernes. Deben actuar con madurez, fortaleza y visión de estado, capaces de someter todo capricho de personas o grupos al interés nacional y su futuro, pues como advirtiera el General Mier y Terán al gobierno de Guadalupe Victoria —respecto a al problema de los colonos en Texas—: “O el gobierno ocupa Texas ahora o lo pierde para siempre, ya que no habrá posibilidad de reconquista cuando nuestra base de operaciones está a 300 leguas, mientras que nuestros enemigos estarían cerca de su base y en posesión del mar”. Estamos a tiempo para recuperar el país tal y como cayó en manos de improvisados e incapaces: ¡por la vía democrática! De lo contrario corremos el peligro de tener un futuro cercano al estilo Venezuela.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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