Opinión

Reza el artículo noveno constitucional: “…ninguna reunión armada tiene derecho a deliberar. No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto a una autoridad, si no se profieren injurias contra esta, ni se hiciera uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee”.
     Hace décadas que marchas, manifestaciones, plantones y demás han dejado de estar dentro de la ley, piedras y garrotes, que también son armas, así como violencia y amenazas son parte de esta expresión callejera. Quizá las realizadas por los estudiantes del Politécnico Nacional sean la excepción (hasta ahora), y para ello habrá que preguntar a los comercios afectados sin en realidad no se les dañó (aparte de sus  ventas). De lo que nunca se dice o publica es el daño a conductores de automóviles, de vehículos de carga, así como a pasajeros y choferes del servicio público, quienes por lo general no son entrevistados para que expresen su punto de vista ¿o nomás los marchantes tienen derechos en la sociedad y los demás, los que trabajan y pagan impuestos están condenados a quedarse callados siempre?

Es muy común que los reclamantes durante su recorrido ofendan a cualquiera que les interpele u oponga, que fuercen sin palabras a que muchos comerciantes cierren sus aparadores o de plano los negocios, que pintarrajeen las fachadas de comercios y edificios causando un daño del que jamás responden abrogándose derechos que no tienen ¿o alguna ley o reglamento les permite dañar con pintura los bienes ajenos?

Las personas enfermas, el tiempo de los automovilistas, el daño laboral y en productividad, las necesidades orgánicas o fisiológicas de conductores y pasajeros del trasporte público jamás son considerados ni por manifestantes ni por el gobierno ¿creen los reclamantes que los miles de ciudadanos inocentes, ajenos absolutamente a sus reclamos son jolinos, es decir, sin cola?

El caso de los estudiantes de Ayotzinapa no puede limitarse a los estudiantes muertos y desaparecidos. De hecho se habla de seis estudiantes muertos cuando en realidad fueron tres: las otras víctimas uno era futbolista, otro chofer, así como una mujer que iba pasando. Pero esos no valen. Para los medios y los anarquistas de este país nomás sus muertos cuentan. Los ciudadanos trabajadores y pacíficos que sostienen este país, ni cuentan, ni el dolor de sus familias representa nada ¡nada!

Ahora bien, para hacer un juicio equilibrado, se debe recordar que esta Normal ha cobrado fama regional justamente por su escasa preparación magisterial y su sobrada agitación social. Entre sus violentos métodos está la recurrente toma de casetas de cobro y de la autopista a Acapulco (un puerto que vive del turismo, pero que cada que estos “normalistas” hacen eso le dan una puñalada a esta fuente de ingresos).

No se debe olvidar tampoco que el 12 de diciembre de 2012 los anarquistas de esta escuela rural incendiaron con molotov una gasolinera junto a la autopista, causando la muerte del empleado Miguel Rivas Cámara ¿La vida de este hombre no importa, los reclamos de su familia no valen o en México sólo cuenta la vida de revoltosos y anarquistas.

Los padres que ahora reclaman (con derecho) a sus hijos, tuvieron también que considerar a qué institución los inscribían, pues en su decisión que aunque nadie preveía su muerte, la posibilidad de que participaran en alborotos callejeros y mitotes ajenos a su formación educativa era un hecho. Es el sello de la casa.

Nadie lo dice porque ahora el caso “Ayotzinapa” se ha convertido en bandera de muchos, incluso de artistas y de algunos individuos que han patentado el término “intelectual”, pero no se debe olvidar que los matriculados en la Normal rural (no se puede asegurar que realmente estudiaran) acababan de robarse o secuestrar cuatro camiones foráneos cuyo costo por unidad es de alrededor de dos millones de pesos, de manera que blancas palomas no eran. Su muerte es dolorosa y muy lamentable, pero no se debe perder de vista que no andaban tampoco en buenos pasos. No desaparecieron del templo o del aula de clases.

Reclamarle al gobierno en los términos que la ley establece se entiende y es legítimo, aunque siempre será mejor el diálogo y la petición respetuosa pues como dicen las Sagradas Escrituras “La palabra blanda quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor” (Prov 15:1). Pero como lo están haciendo, por medio de manifestaciones condenatorias organizadas en algunos casos por enemigos políticos (con embozo o sin él) que buscan afanosos dañar o tumbar al gobierno federal, son síntoma manifiesto de un libertinaje social que le apuesta al caos.

IPN: ¡YA APARECIERON LOS MONSTRUOS!

     Acerca de la salida tan inesperada como generosa del secretario de gobernación ofreciendo a los manifestantes del Politécnico todo lo que pedían, en el artículo anterior decíamos textualmente que“nunca ha sido bueno inflar egos y menos de mentes en formación. Es probable que en ese templete varios monstruos sociales se gestaron, el tiempo lo dirᔡYa aparecieron! Bastó una semana para que mostraran su horrenda faz. Los nenes piden entre otras cosas el presupuesto, el programa y la dirección del IPN ¿algo más?

Es algo así como si en una familia numerosa algunos de los hijos se organizaran contra los padres y les dijeran que en adelante en esa casa sus reglas ya no eran válidas. Que nomás dieran el dinero y en lo sucesivo ellos tomarían el control de la casa, establecerían nuevas reglas y marcarían el rumbo a seguir. Ni más ni menos.

Ante esta situación, la sociedad que trabaja y sostiene este país, la que paga los impuestos para que los del POLI, los normalistas de Ayotzinapa y demás instituciones educativas existan, tiene que hablar y expresar su postura. De no ser así, el camino para el caos tiene catorce años ya andado y nadie lo podrá detener. Todo tiene su tiempo y es tiempo de que hable la gran sociedad mexicana que hasta ahora se ha mantenido en silencio y es probable que en su exposición los marchistas profesionales vean realmente lo que significan para el pueblo mexicano, que de ser autocríticos en verdad se horrorizarían.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El trabajo de los medios de comunicación no debe limitarse a señalar yerros y deficiencias del gobierno. Como toda actividad profesional el periodismo conlleva responsabilidad social, su poder y la ética le obligan por doble partida a señalar lo negativo en la forma adecuada, como aplaudir también cuando haya acciones que lo merezcan. En México por lo general se sabe señalar, pero no reconocer (a no ser que se trate de un medio de los que saben vivir del chantaje o de la publicidad oficial, que por razones obvias le hacen perder libertad).

Como pueblo tenemos muchos siglos viviendo y padeciendo un maniqueísmo horrendo que nos impide madurar como sociedad. Solo se ven los aciertos en los amigos y seres queridos, pero en los enemigos (y en el gobierno, por supuesto) solo se encuentra maldad y daño. La vida no es así. Las personas maduras saben reconocer los yerros y los aciertos incluso de sus enemigos o de sus contrarios, es parte de su crecimiento interior.

Una sociedad no se puede desarrollar adecuadamente con esta visión reducida y dañina cuyo lente solo puede ver en rosa o en negro, cuando la gama de colores de la vida es inmensa, incluso con matices. Si un gobierno actuara negativamente en todo tiempo no existiría pueblo alguno que lo soportara.

ACIERTO DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA

     La anterior reflexión obedece al anuncio de la Procuraduría General de la República de la detención de una poderosa y dañina banda dedicada al robo de gasolinas y combustibles de Pemex. La investigación duró varios meses hasta llegar al origen del mal. Un trabajo de inteligencia que demuestra que las cosas comienzan a hacerse bien, apoyadas en la ley y en los mecanismos técnicos al alcance. Que las “chiripadas” y “ocurrencias” quedaron atrás, que la capacidad jurídica y la inteligencia de nuevo están en la PGR.

Inexplicablemente la prensa casi ni mencionó la detención de esta banda (pero sí reclama los robos con indignación). Cubrieron marchas, reclamos de ciclistas y cosas que medidas en su importancia y daño social, no merecen el espacio y tiempo dedicados cuando hay un éxito del gobierno que merece ser valorado y aplaudido. Dígalo usted si no. La banda delincuencial comandada por un empresario (dueño de Petrobajío, en Salamanca), robaba 4 millones de litros de hidrocarburos mensualmente a Pemex que luego vendía a empresas tequileras, papeleras y fundidoras en Jalisco, así como a empresas de San Luis Potosí y Guanajuato; parte de los 10 mil barriles que se roban a diario, lo que afecta de manera terrible las finanzas públicas.

¿Dónde estuvieron las voces de los que reclaman el petróleo como suyo, que durante años han visto que se roban su “patrimonio” y han guardado silencio? Ahora que el gobierno recuperó parte de los muchos millones que les estaban robando y que ayudará sin duda a frenar este delito que está lesionando gravemente el patrimonio nacional, ni siquiera han dado las gracias ¡No sean así, cuiden lo suyo!

EL CASO TLATLAYA

     La difusión que han dado al caso Tlatlaya, en el que murieron 22 delincuentes en un enfrentamiento con el Ejército, pero que ahora se dice varios de ellos no murieron realmente en el enfrentamiento ha tomado otro sesgo. El linchamiento mediático (que obviamente busca el social) está lesionando la imagen de las fuerzas armadas de México. El maniqueísmo señalado al principio del comentario ha estado presente en este affaire lo cual además de injusto mancha el trabajo de décadas del Ejército. Ciclones, huracanes, terremotos y demás tragedias han visto a estos hombres trabajar por el bienestar de los mexicanos en desgracia sin pedir nada y ofreciendo mucho, desde alimentos y refugio, hasta salvamentos heroicos. El periodismo obliga ética y si hay ilícito(s) alguno(s) en el caso Tlatlaya que sean las personas las que respondan, no la Institución. A ninguna familia se le juzga por los delitos de alguno de sus miembros ¿o sí?

EL ASUNTO DEL POLITECNICO ¿ACIERTO O ERROR?

     La aparición del secretario de gobernación Osorio Chong en el templete con los muchachos del Politécnico (el martes) tiene varias aristas. Los medios electrónicos le aplaudieron, exaltaron su valor y muchas cosas más, que lo tiene, no se niega. Lo que no se comparte es que su salida y disposición para concederles todo lo que pedían sea cosa plausible.

De entrada se habrá de señalar que sienta un precedente negativo, pues las nuevas generaciones alérgicas al esfuerzo, al trabajo y acostumbradas a recibir todo por medio del berrinche (cuando crecen lo hacen a través de marchas, manifestaciones y demás chantajes propios de la turba); creerán haber encontrado el camino para conseguir lo que se les antoje.

Al rato los estudiantes, bueno, los matriculados a las universidades, normales, preparatorias y demás, saldrán a la calle a fastidiar a los que sostienen este país para exigir algo, lo que sea, como si ser jóvenes y muchos les concediera un status superior a los demás ciudadanos. Lo peor es que el viernes 3 de octubre Osorio Chong subió de nuevo al templete con los muchachos, quienes luego de escuchar que el gobierno les concedía todo ¡todo!, lo desairaron. Nunca ha sido bueno inflar egos y menos de mentes en formación. Es probable que en ese templete varios monstruos sociales se gestaron, el tiempo lo dirá.

En otro tema semejante, el de la turba de anarquistas aparecidos el 2 de octubre que año con año destruyen vitrinas y saquean negocios en la ciudad de México ya hablaremos. El periodismo está obligado a analizar todos estos fenómenos sociales y tener la capacidad de criticarlos con la justeza necesaria conforme a los hechos y tomando en cuenta el estado de derecho. Si no se consideran estos extremos no hay equilibrio, se carece de objetividad y valor en la opinión vertida, agitando más las aguas turbias con el color amarillo en lugar de aportar claridad a los hechos que agobian o alegran a una sociedad.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Los jerarcas del PRI y el gobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval no entendieron, o no han querido entender el mensaje de los votantes en las elecciones del año 2012. El hartazgo ciudadano producto de tres sexenios tan inútiles como onerosos y dañinos (a este historial de incapacidad y mediocridad se debe sumar el nombre de Enrique Alvarez del Castillo) llevó de nueva cuenta al abanderado del Revolucionario Institucional a la titularidad del Ejecutivo Estatal, que por lo que se aprecia amnesia o soberbia han borrado el antecedente.

Para entender mejor este retorno, la cuestión es que quiérase o no, las nocivas prácticas electorales de los panistas contaminaron un proceso por demás importante no solo para Jalisco, incluso para el destino nacional. Así que dejando de lado la capacidad política e intelectual de los posibles candidatos, los partidos escogieron al estilo kermés o reina de la primavera. Popularidad y encuestas llevaron al poder a quien a todas luces ha mostrado no ser la persona idónea y de esto ya estaban cansados los jaliscienses.

Los ciudadanos enterados y preocupados por la vida pública de su Estado, consideraron que la presencia del Senador Arturo Zamora en la secretaría general de gobierno representaba de parte del centro, una voz de sensatez, una figura conciliadora que ayudara en la reconstrucción política tan urgente como necesaria de Jalisco. Sin conocer los detalles que originaron su retorno al Senado, se consideró que con la salida de Zamora el gobernador se quitaba cualquier freno para sentirse como a él le gusta ¡como Virrey!

Al respecto, la historia de la Nueva España nos puede ofrecer una extensa galería de pésimos virreyes y gobernadores de provincia cuyo paso por el poder es conocido por sus muchas acciones negativas (dicho así para no herir susceptibilidades y evitar soponcios inesperados), de saqueos, injusticias y violencias sin fin.

Don Justo Sierra O’Reilly, relata en una de sus novelas la historia del conde Peñalba, a la sazón gobernador de la provincia de Yucatán, un individuo nefasto, ambicioso y violento. El abuelo del gran educador de la época porfirista describe en 1848 la conducta de este mal gobernante:

―”Mas llegó un nuevo virrey, entre su comitiva venía el conde de Peñalba, joven perdido, libertino, osado, emprendedor y que allá en la Corte se había granjeado una reputación equívoca. Su ilustre familia, ruborizada por los excesos de ese mal caballero había hecho lo posible por alejarle de Madrid, teatro de sus desordenes… entre las malas pasiones del conde, dominábale sobre todo la avaricia; y para satisfacerla, nada habría podido detenerle, por indignos y abyectos que fuesen los medios” (obviamente no se refiere a Emilio, cualquier parecido….)

De ninguna manera se sugiere comparación con el actual, sin embargo, y como escribiera Chateaubriand de cierto ministro francés del siglo diecinueve: “Monsieur de Polignac es sin duda muy culpable de ello; su incapacidad es una mala excusa; cuando falta talento la ambición es un crimen“ (Tomo 3, pág. 1853). Así que no basta ser corrupto para ser repudiado. La incapacidad es también una causal grave para quienes pretenden ejercer el poder público; no se diga en sociedades tan complejas como la nuestra, cargadas de problemas de múltiple origen que requieren obligadamente de sabiduría, inteligencia, capacidad, valor y decisión para resolverlos. La popularidad es lo que menos se necesita en estos casos.

OFENDE IMPUNIDAD DE EMILIO

     ¿Por qué razón el gobernador no ha llamado a cuentas a su antecesor, Emilio González Márquez? Es muy probable que en la historia de México no exista un solo caso, excepto Emilio, que un gobernador haya gastado $74 mil millones de pesos de manera discrecional sin que hasta la fecha nadie le haya llamado a rendir cuentas. No puede haber estado de derecho ni democracia cuando se solapan delitos de semejante magnitud. Acciones ajenas incluso a monarcas y propias de vulgares dictadores.

Además de ofendernos mentándonos la madre a los ciudadanos que nunca estuvimos de acuerdo con su manera vulgar y corrupta de actuar, las acusaciones de tantísimo desvíos multimillonarios en tantos renglones (Juegos Panamericanos, Las Villas, los dineros del Fonden destinados para los damnificados del huracán Vilma que gastó en otras cosas, etcétera), los votantes en la elección a gobernador esperábamos que además de un cambio se retornara por fin a la gobernabilidad, al estado de derecho. No ha sido así. La impunidad a favor de Emilio y su corte al estilo Ali-Babá mantiene en ofensa continua a los jaliscienses. Mientras no se llame a cuentas a tanto bribón la credibilidad del gobierno es nula.

CLIMA DE INSEGURIDAD

    La ola de crímenes en Jalisco continúa, no hay diferencia entre el anterior gobierno y el actual. Los ciudadanos esperaban que la situación mejorara y la fauna criminal fuese sometida, no ha sido así. Asesinatos, extorsiones, asaltos, robo a casa habitación y negocios son cosa de todos los días. De hecho la mayoría de los ilícitos ya ni siquiera se denuncian a causa de la inutilidad y poco tacto de las autoridades investigadoras (en pleno siglo XXI no hay opciones para denuncias por internet de robo a casa, cuando menos para que quede el antecedente y no verse en la monserga de acudir ante un burócrata torpe e insolente que le haga perder tiempo, pida testigos, facturas de cosas que se compraron muchos años atrás, etcétera).

El asesinato del diputado federal dolió a toda la sociedad, mostró que un hombre de bien cayó en las fauces de los chacales; la cuestión es que esas bandas de merodeadores criminales tienen muchos años en Jalisco y la vida del diputado y su ayudante no son más valiosas que la del resto de los ciudadanos, y los criminales mantienen en continua angustia a la población cuyo sentido de indefensión es absoluto ¿Tiene gobierno nomás para que le cobren impuestos? Ante esto, el gobierno de Jalisco está obligado a realizar una introspección. Las palabras de Don Alejandro Martí en Palacio Nacional siguen siendo válidas ¿o que considera usted, amigo lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El cinismo y la demagogia de la clase política mexicana no conoce de límites, su farsa supera todo lo inimaginable, Kafka incluso quedaría pasmado. Veamos un ejemplo. Las camarillas de filibusteros que integran la falsa izquierda han orquestado una nueva opereta para engañar su clientela cautiva (con la esperanza de atrapar a otros incautos), apoyándose al efecto con una costosa campaña mediática pagada obviamente por los ciudadanos ¡México, creo en ti!

     El titulo de esta nueva farsa es: “CONSULTA CIUDADANA contra la REFORMA ENERGETICA” ¡Magistral! Y es que ante el peligro de que la Patria quede en manos de los perversos invasores (incluido el petróleo y la generación de electricidad) y los traidores que nos gobiernan se salgan con la suya, los próceres del PRD y MORENA han aparecido dispuestos a perder, no la vida, eso ya está pasado de moda, es asunto decimonónico, Juarista (dijera el “peje”); pero sí algunos desayunos y cómodas reuniones para salir a marchar o juntar firmas, denunciar a los perversos y echar abajo semejante traición ¡Faltaba más!

La cuestión de fondo es que Pemex ya tiene mucho tiempo privatizada, además de que los fieles devotos de Lázaro Cárdenas, o no conocen la historia de México, o su maldad se refina pues conociéndola se atreven a subir al pedestal a  quien sirvió cabalmente al Imperio echando fuera a las petroleras europeas (18 de marzo de 1938) y comprometiendo la producción con el vecino (recordemos que la Segunda Guerra Mundial estaba a la vuelta de la esquina y los yanquis no querían a los europeos cerca de casa).

     Aclarado el asunto del Tata Lázaro (si algún lector desea ampliar y conocer mejor estos hechos, en el libro “MEXICO: ¿ESTADO FALLIDO O PAIS TRAICIONADO? Volumen Dos” el autor le ofrece suficientes datos y elementos de juicio), pasemos sin más rodeos al tema que nos ocupa ¡LA PRIVATIZACIÓN DE PEMEX!

En primer orden no se puede privatizar lo que ya está privatizado ¿o sí? Los dueños son varios. La lista la encabezan los altos funcionarios cuyos sueldos y prestaciones (sin contar los trinquetes, contratos y demás expresiones de corrupción) son envidia de reyes, príncipes y demás.

Le sigue en la lista el sindicato petrolero, cuyos ingresos y chantajes anuales al gobierno en turno harían palidecer de envidia a Al Capone, Lucky Luciano, Frank Costello, John Gotti, Joseph Bonanno y demás mafiosos. Las fortunas y vida lujosa de estos individuos y sus familias, como la impunidad de que gozan, permite que los gangster’s  gringos se miren como meros aprendices.

El gremio petrolero en general puede considerarse poseedor de buena parte de las acciones, las cuales se hacen válidas mediante sus plazas; posición que les concede derechos y estatus del que los mexicanos en general estamos ajenos, desde sueldos y prestaciones, hasta jubilaciones prematuras y demás.

El problema es que se trata de una privatización real, pero no legal, es decir, una expresión de la conocida corrupción del sistema político mexicano, banquete sucio en el que participan también particulares (favoritos de los jeques de la jerarquía petrolera o del gobierno en turno, Oceanografía, por citar un caso, otro sería la Canacar, con la que Calderón hizo convenio en diciembre de 2008 para que transportaran combustibles de Pemex), agrandando los hoyos del enorme queso. Un queso que ya debe más de lo que vale.

Para cerrar el círculo vicioso (no virtuoso), la delincuencia organizada y sin organizar ha privatizado lo que quedaba de la antaño paraestatal. Mientras que por décadas las gasolinas y los combustibles en general llegaban completas a su destino, apenas entró el presidente inútil, parlanchín y mentiroso (de apellido Fox) y los demonios se soltaron (dixit Salinas). Al perder el gobierno federal los hilos del poder y desaparecer el tonto de San Francisco del Rincón el CISEN, los bandidos de fuera y de dentro se desataron. Las consecuencias están a la vista.

     De acuerdo a datos proporcionados por PEMEX en el año 2006 las tomas clandestinas fueron 220, en 2007 aumentaron a 323, creciendo año con año hasta detectar en el 2011 nada menos que 2,421 y en 2012, el último año de Calderón, 1160 y de 2,614 en el año pasado (2013).

Pero como ni Fox ni Calderón hicieran algo para detener este saqueo de  recursos nacionales, los bandidos se engallaron. Mientras que por décadas era casi imposible conseguir un permiso para una gasolinera nueva, durante el docenato panista se dieron por cientos si no es que por miles, encontrando en esta laxitud los socios y distribuidores para la salida “legal” del combustible robado (mientras que el resto pasa en pipas a Estados Unidos o es comprado por empresas a través del mercado negro).

El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval declaró a la prensa local apenas el 30 de julio pasado, “(que) funcionarios públicos de los tres niveles podrían estar involucrados en el robo de combustible a Petróleos Mexicanos en Jalisco”. Se debe agregar que choferes de las pipas de la paraestatal fueron detenidos por graves irregularidades que olían a mega robo, aunque pronto sus abogados y familias pretendieron convertirlos en “victimas” y la acusación comenzó a diluirse ¿Estado de derecho? Eso era antes, cuando había gobiernos de verdad. Hoy es cosa anecdótica para los estudiantes de esa carrera, de algo antaño existente en la sociedad mexicana.

Diga el lector si no está privatizado Pemex, si el negocio del combustible robado alcanza ya la cifra de $65 mil millones de pesos (los ladrones se llevan y comercializan todos los días 10 mil barriles de combustibles).

Es tal el poder de los delincuentes (y la ineficacia del gobierno de Jalisco) que el día 14 de septiembre del presente año 2014, luego de recuperar los empleados de seguridad de Pemex una pipa cargada con combustible robado, kilómetros adelante se las volvieron a quitar (junto con las armas), sin que autoridad alguna haya encontrado a los facinerosos ni a la pipa con la gasolina (nos imaginamos que una pipa se puede esconder en alguna mochila o cosa así).

Lo dicho. ¡Pemex ya está privatizada! En todo caso que el PRD y MORENA hagan una consulta popular si los mexicanos estamos de acuerdo con esos dueños usufructuarios, o si deseamos que nos hagan cuentas y se ponga orden en los veneros malditos que decía el vate López Velarde. Queda pendiente el asunto de la falsa izquierda mexicana, da para mucho.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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